Episodio 41 Final T1

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¡Los soldados soviéticos nos tienen rodeados! ¡Debemos salir de aquí! ¡Protejan al señor ThirdReich a toda costa! ¡No dejen que se acerquen! ¡Manténgalos ocupados!

Eran algunas de las frases que Nazi podía oír, varios de los soldados que había conocido ahora estaban muertos en un intento desesperado de detener el avance de los soviéticos hasta su posición, Urss había puesto presión en el ejército rojo de capturarle con vida sin importar el costo, terminando en millones de muertes para su bando. Solo se divertía de la estupidez del bando opuesto, ese sujeto que decía amar tanto a Reich ahora estaba desesperado por derrotarlo y tenerlo para él solo o al menos así es como lo veía él.

Reich: ¿Urss está aquí? -dijo un poco preocupado -.

Nazi: ¿Qué sucede? ¿Vas a rogarle que te deje vivir ahora? -soltó divertido-. ¡No haremos eso! ¡Moriremos justo como querías!

Los soviéticos irrumpieron en el campamento sin previo aviso, todos entraron un momento en pánico al verlos, pero a los segundos comenzaron a devolver el fuego. Nazi se quedó de pie mirando a lo lejos como los soldados peleaban, haciendo lo posible por defenderlo. El bunker más cercano estaba a algunos kilómetros de aquí, escondido. A lo lejos su mirada se encontró con una dorada que conocía muy bien. El soviético abrió los ojos con seriedad al encontrar a quien tanto ansiaba ver y el oscuro color de los ojos contrarios decía que tal vez el contenido de esa carta era real después de todo.

Nazi no perdió tiempo, disparó a los soldados que se le acercaban y corrió hacia uno de los vehículos que usaban para las provisiones para huir, acercándose todo lo que podía al bunker. Urss le persiguió por sí solo, después de todo esto ya era una pelea solo entre los dos.

Intercambiaban tiros de vez en cuando, aunque era complicado mientras ambos conducían sus respectivos vehículos. Una de las balas impacto la rueda del alemán, haciéndole perder el control del vehículo, alcanzó a disminuir un poco la velocidad antes de que las ruedas patinaran debido a la nieve y finalmente chocó con uno de los árboles de frente. Su cabeza golpeo con fuerza el volante provocándole una herida que pronto comenzó a sangrar. Estaba un poco aturdido, pero aún se mantenía consciente, arrastró la mano a la manija de la puerta y la abrió con un poco de dificultad.

Urss detuvo su vehículo a un par de metros del contrario, llevaba en su mano un arma mientras la otra estaba desocupada. Vio al menor que había amado por mucho tiempo salir del vehículo y desplomarse de rodillas en el frio suelo aturdido.

URSS: Estás acabado -dijo agachándose a su altura sin perder la guardia-.

ThirdReich: ¿Urss? -murmuró con voz suave-.

URSS: -dio un pequeño respingo y su mirada se suavizó-. ¿Reich?

Nazi aprovechó a que este bajó la guardia, sacó el cuchillo de su muslo y lo llevó directo a la cara del soviético. Este mismo se movió hacía atrás a duras penas, sintiendo el filo rozar uno de sus ojos, volviendo la vista de su ojo derecho de un intenso color carmín.

Cayó hacia atrás sentado por la sorpresa para seguido llevarse la mano a su ojo herido para comprobar el daño, miró esa misma mano y la vio manchada de rojo, seguido de eso el intenso dolor invadió todos sus sentidos, haciéndole soltar un grito mientras volvía a tapar su ojo en un intento de detener el sangrado. Nazi aprovechó a que le soviético estaba distraído y huyó, corrió todo lo que pudo, aún quedaba un largo camino hasta el bunker y seguramente los aliados ya deberían estar pisando sus tierras. De camino al lugar solo se estaba guiando por instinto, no tenía ningún mapa o una indicación clara de donde podría estar el bunker. Solo se guiaba de una vaga idea de donde estaban el norte y el sur en su cabeza. Continúo corriendo hasta que se agotó y supo que había perdido al soviético.

Se apoyó agotado contra un árbol, el abrigo que estaba usando ahora estaba destrozado, llenó de rasgaduras y raspones tal como un harapo. Hacía mucho frío y estaba comenzando a nevar, se quitó el abrigo y lo arrojó a unos arbustos. Debía retomar el camino antes de que comenzara a nevar más fuerte, sus rastros serian cubiertos a medida que la nieve cayera así que tomó aire y continuó a un paso más lento.

Llegó a una zona un poco más abierta, quedaban vestigios de una huida y las barricadas de sacos estaban intactas. Esa era una buena señal, sabía que a unos kilómetros más allá de este pequeño campamento de defensa estarían los bunkers que tanto buscaba, aunque claramente no lo tendría fácil. El grito del soviético llamando su nombre le hizo ocultarse detrás de una de las barricadas y sacar su arma en la medida que se ponía alerta.

URSS: Se que estás por aquí Nazi -dijo mientras caminaba con la guardia en alto-.

El corte en su ojo ya no sangraba, había logrado detener el sangrado con la ayuda de algunos de sus soldados y un poco de fuego, fue hecho rapidamente para que pudiera seguir con la persecución. Ese ojo estaba perdido y solo se veía el corte vertical sobre este a modo de cicatriz, aun rojiza pues era reciente. Continuó con la carrera apenas se detuvo el sangrado.

ThirdReich: ¿Estás seguro de querer matarme? -dijo en voz alta mientras ponía el último cargador que le quedaba en su pistola-.

El soviético supo de inmediato de donde venía la voz y se escondió detrás de una de las barricadas preparando su arma de igual modo.

URSS: Claro que no, te llevaré con vida y haré que me devuelvas a Reich de un modo u otro. -respondió enojado-.

ThirdReich: ¡Heh! ¿Estás muy esperanzado de que siga vivo no? ¡Te haré añicos esa ilusión! -si bien Reich justo ahora estaba dormido y no muerto, no quería dejarle saber-. ¡Te haré añicos esa ilusión!

El alemán asomó levemente su cabeza por uno de los costados de la barricada, pudo ver al soviético unos metros más allá, oculto detrás de otra de las barricadas justo enfrente de su posición. Apuntó con su pistola y abrió fuego, afortunadamente para el soviético, había fallado, más este no quedó quieto, procedió a contraatacar con su pistola desde la protección de la barricada. Hizo lo imposible por no apuntar a zonas vitales, solo quería dejarlo fuera de combate y que se rindiera de una vez. Nazi se acercó un poco más a la orilla y fue ahí cuando una de las balas del soviético rozó su costado izquierdo dejándole un corte que comenzó a sangrar enseguida, era un poco profundo, pero no le impediría moverse. Tuvo que arrancar el cinturón que cruzaba su pecho hasta su cintura, clásico de su uniforme, pues se había cortado con la bala y aparte de eso de la impresión había tirado su pistola. Aprovechó a que el soviético parecía estar recargando o destrabando la pistola, pues estas se trababan a veces cuando el clima era frío, rió suavemente casi inaudible, afirmó su herida sangrante con su mano izquierda y comenzó a correr nuevamente.

Luego de unos minutos, Urss se levantó de la barricada apresurado al oír el inconfundible sonido de la nieve al ser pisada. Se acercó a la barricada pero no había rastros del alemán, solo un ligero rastro de sangre, que, si no se apuraba en seguir, le haría perder de vista a Nazi.

Reich comenzó a recordar sus días con el soviético, incluso cuando a veces venía a su casa cuando estaba realizando una reunión con Italia Fascista y el Imperio Japones. Cuando estos se iban, su sonrisa iluminaba sus días, eliminaba todas sus preocupaciones y dolor. Urss era algo que necesitaba para mantenerse fuerte, ahora tenía a sus hijos y uno de ellos tenía más que claro que compartía sangre con el soviético, pues en su historia familiar jamás hubo alguien de ojos dorados como los de su pequeño Ali.

Ahora esos recuerdos se le presentaban de forma amarga cuando recordó la situación en la que estaban, los susurros de Nazi interrumpiendo sus preciados recuerdos le regresaron a la realidad. Reich abrió los ojos en su consciencia, estaba atado nuevamente a esa silla con grilletes en sus muñecas. Nazi estaba frente a él, con una sonrisa sangrienta, parecía preocupado mientras la sangre caía por la comisura de sus labios. Jamás había visto eso.

Nazi: ¿Por qué sigues resistiéndote? ¿Vamos a morir de una manera tan vergonzosa? Nos estás matando, me estás matando. -recalcó la oración final-.

Reich: ¿y eso qué? ¿no era esto lo que querías? -dijo con la cabeza gacha-. ¡Tú nos metiste en esto! -levanto la mirada y le miró enojado-.

Nazi: Yo solo quería cumplir tu deseo -dijo mientras le miraba penoso cayendo de rodillas, la sangre no paraba de caer por su boca-.

Reich: ¿Deseo? ¡Jamás desee esta masacre! ¡Solo quería estar en paz! -dijo con seriedad y los grilletes de sus muñecas desaparecieron-.

Nazi: Escucha -se sentía débil mientras extendía una mano hacía él ¿de verdad iba a desaparecer? No podía ser así-.

Reich: Esa masacre fue algo que solo tú deseabas, porque tú eres lo que nunca quise reconocer -su rostro seguía serio mientras frotaba sus muñecas-. Mi maldad y el odio de mi gente

Nazi: Yo quería darte paz ellos no nos iban a dejar, los aliados y Urss no debía alejarte de mí, eres lo único que tengo -se enderezó un poco aún en el suelo-.

Reich: Un vestigio del odio y rencor de mi gente, una bomba de tiempo, ¿de qué sirvió que estuviera presente? Explotaste de todos modos, me encerraste y me hiciste mirar la masacre que cometías y el cómo lastimabas a quienes amo.

Nazi: No moriré, no quiero desaparecer aún no -extendió nuevamente su mano hacía él con debilidad en un momento de desesperación-.

Reich: No creo que desaparezcas, el odio siempre está presente. -sonrió ampliamente al sentirse liberado mientras veía a Nazi desaparecer-.

De vuelta en la realidad, había llegado a una zona boscosa, cerca de una colina visualizó al fin el tan esperado bunker. La entrada estaba rodeada de diferentes hierbas en un intento de ocultarla más. Buscó entre estás misma donde sabía había una llave, la puerta no se veía muy fuerte, pero le ayudaría a ocultarse antes de planear el siguiente movimiento. La herida en su costado dolía y aún sangraba un poco. Encontró la ansiada llave y sin dudarlo abrió la puerta del bunker, seguido cerrándola a sus espaldas. Se encontraba agotado, la perdida de sangre, la larga caminata y sus emociones le hacían sentirse mareado, avanzo por el pasillo con cautela, pateando una caja de cartón bastante ruidosa en su despiste.

¿?: ¡¿Quién está ahí?! -gritó alarmado-.

??: ¿Qué haces? ¡Baja la voz! ¡se supone que debemos escondernos! -respondió el otro claramente preocupado-.

Reich se paralizó, su mente comenzó a procesar bien el lugar en el que se encontraba ahora ¿había llegado a ese bunker? ¿él bunker en el que estaban su más amada familia? Tenía que salir de ahí y rápido, antes de que le vieran o que el soviético le alcanzara, por su mente comenzaron a pasar todas las posibles situaciones en la que se podría ver envuelto si no salía y ahí. Y la peor sería que les arrebataran a sus hijos frente a sus ojos. Debía irse, rápido, no había tiempo. Dio un paso atrás dispuesto a marcharse de ese lugar, estaba por girarse cuando vio por uno de los pasillos como se asomaban dos cabecitas temerosas que se iluminaron al instante al ver a su padre frente a ellos.

Ale: ¡Papá! ¡Viniste! -dijo con el rostro iluminado mientras se asomaba por completo-.

Ali: ¡Pensamos que no vendrías! -dijo corriendo hacia él abrazándolo con emoción-.

ThirdReich: Ugh -soltó un bajo quejido al sentir la presión en su cuerpo, más bien en la zona de su herida-.

Ali: Du bist verletzt?! –(¡¿Estás herido?!) Dijo con preocupación al ver la sangre brotar de la herida y Ale también se acercó-.

ThirdReich: Estoy bien -se agachó con cuidado para estar a la altura de sus dos niños-. ¿Qué paso con los soldados que los escoltaban?

Ale: N-No lo sabemos -dijo preocupado-. En algún momento escuchamos fuertes ruidos en el bosque, nos pidieron que nos adelantáramos y no dejáramos entrar a nadie

Ali: Es verdad, desde entonces no los hemos visto...

ThirdReich: Hicieron de carnada -pensó mientras con su brazo libre acercó a ambos dando un cuidadoso abrazo-.

Ale: ¿Pasa algo malo? -preguntó preocupado-.

ThirdReich: Niños escuchen tenemos que irnos de aquí de inmediato, este viejo bunker no es para nada seguro ahora -explicó con voz calmada-.

Ali: ¿Los tipos malos vendrán aquí? -preguntó con temor-.

ThirdReich: Si -se separó del cálido abrazo que había mantenido con sus hijos lentamente-.

Reich comenzó a pensar rápidamente como podría arreglar esa situación sin involucrar a sus hijos, no podía llevárselos sin pensar, afuera estaba nevando bastante, las temperaturas habían bajado y estaban prácticamente rodeados de enemigos que dispararían a lo que sea que se moviera en su vista. Tal vez debería esconderlos y actuar el mismo como carnada si así podría distraer a los enemigos cercanos, o más bien a Urss y alejarlo del bunker de los niños. Él recuerdo de Nazi cortando el ojo de derecho de Urss atravesó su mente y se aterró, ¿qué pasaba si le guardaba rencor, no solo a él, sino que a sus hijos también? ¿y si lastimaba a sus pequeños niños? No podía dejar eso pasar, tenía que distraerlo, alejarlo de ese bunker de inmediato.

ThirdReich: Escuchen niños, ustedes tendrán que quedarse aquí. -tomó las manos de ambos y los llevó a una de las habitaciones que solo estaba adornada con un closet-. Si alguien entra escóndanse en ese lugar y no hagan ni un solo ruido ¿bien? -dijo apuntando el closet-.

Ale: ¿Qué? ¡No! ¡No te vayas por favor!

Ali: ¡Es peligroso padre! ¡No nos dejes otra vez!

ThirdReich: Lo sé niños, lo sé pero escúchenme, ustedes son lo mejor que me ha pasado en esta tortuosa vida, ustedes y Urss, son lo mejor -sonrió son tristeza-. No sabría que hacer si les sucede algo por mi culpa, no puedo dejar que se lastimen si puedo evitarlo ¿entienden?

Ale: Pero vati -sus ojos se pusieron un poco llorosos-.

ThirdReich: Así que solo esperen aquí volveré cuando sea realmente seguro -se tambaleo un poco, estaba sintiéndose débil con el pasar del tiempo así que debía darse prisa-.

Ali: Vati! ¡No puedes irte en ese estado! -dijo con preocupación-.

ThirdReich: Miren a este pequeño hombrecito regañándome -sonrió mostrando los dientes en lo que acariciaba su cabeza-. Espero que seas igual con tu hermano, ambos tienen que apoyarse entre ustedes ¿bien? -dejó un beso en la frente de ambos y se dio la vuelta decidido-.

Los pequeños se tomaron de las manos mirando la espalda de su padre perderse entre los pasillos, Ale estaba al borde del llanto, pero Ali lograba calmarle con su consuelo, consuelo que ambos necesitaban. Sin embargo, a las afueras del bunker alguien se acercaba con paso firme apenas había avistado la entrada oculta entre los arboles y las diferentes plantas. Observó con detenimiento la puerta y las manchas de sangre que apenas se veían en el suelo gracias a la nieve.

URSS: ¡Sal de ahí Reich! ¡Se que te escondes en este lugar! -grito en voz alta antes de golpear la puerta con una de sus manos-.

El alemán se puso helado mirando la puerta frente a él, se devolvió casi corriendo hacia donde estaban sus hijos, quienes le miraron sorprendidos por su cara agitada. No les dio tiempo de preguntar nada pues fueron empujados con cuidado pero rápidamente hacia donde estaba el closet, el cual abrió tratando de que no se escuchara nada y metió a sus hijos ahí.

ThirdReich: ¿recuerdan los que les dije sobre el closet? -vió a sus hijos asentir asustados-. Tendrán que hacerlo ahora ¿bien? No importa lo que pase, lo que escuchen, a quien vean o lo que vean -miró a ambos tratando de mantener la calma-. No salgan ni hagan ni un solo ruido ¿de acuerdo?

Los tres alcanzaron a escuchar como el soviético pateaba la puerta para tratar entrar y finalmente el sonido de la puerta chocar con fuerza contra una de las paredes seguramente. Reich soltó una maldición en voz baja con el ceño fruncido, miró a sus bebés por ultima vez, viendo como se sostenían de las manos temblando, les sonrió dulcemente antes de cerrar las puertas del clóset. Soltó un suspiro de agotamiento, era una imagen que no les mostraría a sus pequeños, se levantó y se desplomó en el suelo apoyando su espalda en una de las paredes.

Desabrochó su chaquetilla metiendo su mano derecha dentro y finalmente sacando el arma que una vez perteneció a su padre, la misma que solía usar para bromear y asustar a la gente. Escuchó los pasos acercarse desenfrenados mientras, suponía, revisaba cualquier habitación que tuviera por delante hasta que finalmente lo vió asomarse por la entrada a esa habitación apuntando su arma, cosa que hizo que Reich también apuntara la suya hacia Urss y este ultimo estaba tan centrado en el alemán que ni siquiera se detuvo a observar el arma que sostenía.

URSS: Se acabó Nazi -dijo con el ceño fruncido mientras apuntaba su arma-.

ThirdReich: ¿Qué es lo que se acabó? Aún tengo un arma apuntándote, ¿crees que saldrás ileso de esto? -dijo con el ceño fruncido-.

URSS: Claramente ileso no saldré -dijo haciendo referencia a su ojo perdido-.

Reich titubeo un momento, sus cejas se fruncieron un poco ante la inevitable preocupación que sintió al ver esa marca aún rojiza que ahora adornaba el rostro de su amado. Pero cerró los ojos dispuestos a terminar esto, ya le había engañado lo suficiente como para pensar que el soviético le perdonaría.

Apunto rápidamente su arma hacia la cabeza del soviético apretando el gatillo, quién a consecuencia hizo lo mismo para igualar el intercambio de tiros, con la sola diferencia que solo uno de los disparos sonó. Los niños dentro del closet se tuvieron que cubrir la boca para no soltar un grito por el miedo de ese fuerte sonido, aunque ambos reconocieron la voz del soviético, ninguno abrió la puerta o hizo ruido justo como su padre les había pedido.

La bala impacto en algún lugar del torso de Reich, quien soltó un pequeño quejido, si bien ya estaba débil, esa nueva herida, solo y sangrante, estaba haciendo que sus ojos se nublaran. Soltó una pequeña carcajada ante la mirada incrédula del soviético, que se extrañaba de no poder sentir algún dolor en su cuerpo.

ThirdReich: No esta cargada -alcanzó a decir dejando caer el brazo que sostenía la preciada arma de su padre-.

URSS: No -lágrimas de inmediato se asomaron por sus ojos al darse cuenta de su error-. ¡NO! -tiró el arma y se acercó corriendo hacia el alemán-. ¡¿Por qué hiciste eso?! ¡Porque no me lo dijiste! -empezó a entrar en pánico-.

Reich apenas estaba consciente y su rostro se ponía cada vez más pálido. Los niños estaban tan asustados por la seguridad de su padre que desobedecieron y abrieron solo un poco la puerta del clóset para observar con horror a su padre abatido con el soviético arrodillado frente a él. Ambos aguantaron la respiración, pero las lágrimas no tardaron el salir, sollozaron en silencio, observando al soviético acercar sus brazos a los hombros de Reich para mantener un poco recto.

URSS: ¿por qué hiciste eso? Dime -dijo buscando con lágrimas la mirada de su amado-.

ThirdReich: Estaba cansado -admitió con voz agotada-. Del control

URSS: ¿Por qué? ¿Por qué no buscaste mi ayuda? -levanto su rostro con cuidado-.

ThirdReich: No podía -lagrimas comenzaron a caer-. Él estaba usándome oh mein gott Soviet toda esa gente por mi debilidad -las lagrimas no paraban de caer-.

URSS: No fuiste tú -limpió sus lágrimas-. Tú no lo hiciste -intentó consolarle-.

ThirdReich: ¡ERA YO! -dijo en voz alta e inmediatamente se puso a toser escupiendo un poco de sangre-. Yo estaba en control pero él estaba moviéndome lo vi todo y aún así no hice nada -dijo con la voz quebrada-.

URSS: Espera, no hables más -dijo al ver sus heridas sangrantes y el mismo liquido rojizo que caía por su boca-. T-tengo que sacarte de aquí a-a a que te traten, entonces todo estará bien, si -dijo con claro pánico en su voz, sintiendo como las débiles manos de Reich alejaban las suyas-.

ThirdReich: Eso no va a pasar -dijo mirándole con seriedad-. Prefiero morir con todo lo que hice no merezco estar vivo -cada vez se sentía más débil y sus ojos se entrecerraban, estaba luchando por mantenerse consciente un poco más-.

URSS: No no no no -dijo repetidas veces en pánico al verle cerrar los ojos lentamente-. No no me dejes por favor Reich -dijo con los ojos llenos de lágrimas, su ojo herido dolía por esto, pero ya no le importaba-.

ThirdReich: A mis hijos protégelos -dijo en un susurro que solo fue audible para el soviético-. Ich liebe dich Soviet -dijo en otro susurro y finalmente cerró los ojos dejando todo su cuerpo relajado-.

URSS: ¡No! ¡No! -gritó mientras abrazaba el cuerpo que tenía delante entre lágrimas-.

Los niños estaban llorando igualmente, pero a un volumen muy bajo para no ser escuchados, Ale estaba siendo consolado nuevamente por Ali, quien, aunque aún lloraba miraba al soviético con odio, lo veían como el causante de la muerte de su padre, pues si bien eran pequeños (8 años) ambos habían sido muy bien educados desde que tenían sentido de la razón.

Urss continúo abrazando ese cuerpo que iba helándose poco a poco mientras lloraba en su hombro, ¿cómo pudo ser tan estúpido? ¿cómo pudo dejarse llevar por tontas provocaciones? ¿porqué no lo pensó antes? Que su amado estaba sufriendo y por eso se lanzó a un ataque suicida en su contra. Logró calmarse luego de unos minutos, su ojo estaba completamente rojo, no había llorado de esa manera desde que era un niño Pero ahora no tenía tiempo que perder, debía poner a los hijos de Reich en un lugar seguro, luego volvería por su cuerpo para velarle como correspondía. Los niños dieron un pequeño salto cuando vieron al soviético mirar en dirección al closet, al parecer sus sollozos no habían pasado del todo desapercibidos. El euro-asiático soltó una especie de suspiro mientras sonreía levemente, se levantó y se acercó al closet para abrir una de las puertas, específicamente la que ya estaba abierta.

Pudo ver entonces, a Ali mirándole con esos ojos dorados llenos de furia y tristeza, aún tenía lágrimas en sus ojos, pero protegía con sus brazos a Ale, quien tenía su rostro escondido en el pecho de su hermano sollozando y se aferraba a él. Urss estaba devastado, ahora esos dos pequeños seguramente le odiaban al haber presenciado todo y eso era algo que la mirada de Ali, de quien sospechaba era su propia sangre, le confirmaba más que claro.

URSS: Tenemos que irnos no es seguro aquí -dijo con voz calmada agachándose a la altura de los niños quienes se hicieron hacia atrás cuando este intentó alcanzarlos con su mano-. Si se quedan aquí estarán en peligro.

Titubeo un momento, pero finalmente estiro sus manos para tomar a Ale y alejarlo de Ali, si lo que creía era correcto, entonces el de ojos dorados le seguiría para proteger a su hermano indefenso en manos de un asesino.

Ali: ¡Déjalo ir! -dijo agarrando el abrigo el soviético y jalándolo con fuerza, aunque el adulto ni se movió de su lugar-.

URSS: Será mejor que me sigas si no quieres dejar a tu hermano solo. -no tenía más opción que ser duro en esta situación-.

Ali: Böser Mann... –(Hombre malvado) murmuró con furia viendo como Ale intentaba calmarse por si solo para no preocuparlo de más-. Está bien

El soviético parecía un poco más aliviado, iba a tomar la mano de Ali, pero este se negó rotundamente evitándolo, solo le siguió por detrás apenas comenzó a caminar mirando de reojo hacia atrás para ver a su padre sintiendo un nudo en la garganta que se aguantó con todas sus fuerzas. Finalmente llegaron a una zona segura, campamento soviético que miraban a los niños como pequeñas abominaciones, el mismo Urss tuvo que encargarse de advertir que cualquiera que tocara a los niños sería eliminado de inmediato, no tuvieron de otra más que obedecer si querían conservar sus vidas.

Mientras tanto en las cercanías, alguien completamente cubierto con una capa larga se acercaba al bunker ahora abandonado con cautela y en silencio. Entro en el bunker acompañado de un soldado encontrándose con lo que más temía, apretó los puños con ira mientras estaba de pie a los pies del cuerpo sentado ahí. Sin embargo, observó algo algo que le devolvió la esperanza de inmediato.

Soldado: Señor, tenemos que irnos rápidamente antes de que los aliados lleguen -dijo mientras miraba a todos lados completamente alerta-.

¿?: Tienes razón, tenemos que irnos y no dejar ningún rastro -se acercó al cuerpo y lo tomó en brazos con cuidado-. Rápido.

El soldado no entendía las acciones de su señor, pero obedeció, le guío fuera del bunker hasta una zona oculta entre el bosque donde los esperaba un vehículo que los sacaría de ahí hasta una zona fuera del conflicto donde los esperaría un avión para sacarlos del continente.

Con los días la noticia de la muerte del Tercer Reich se esparció rápidamente gracias a los soldados victoriosos de esa guerra. Urss se encontró una desagradable sorpresa al regresar al bunker luego de unos días para recuperar el cuerpo de su amado y no hallar mas que manchas de sangre donde antes estaba, pensó que alguien más pudo haberlo descubierto y tomado su cuerpo como venganza. Sospecha que le dijeron era cierta, al oír rumores de que habían quemado el cuerpo de ThirdReich a modo de venganza por todos los caídos y heridos de la guerra. Había demorado demasiado y eso nuevamente devastó su corazón, aunque tuvo que mantenerse sereno y fuerte tras el interrogatorio de Reino Unido sobre lo ocurrido, sobre todo por la procedencia de los niños que estaban en su campamento cuando se reunieron.

30 de abril de 1945

Se confirma la muerte de ThirdReich.

Lo único que tenían era el testimonio del soviético y de unos asustados niños, pero no parecía que ninguno de ellos estuviera mintiendo, les preocupó el echo de no encontrar un cuerpo y los aliados sospechaban que tal vez el soviético mentía demasiado bien y en realidad tenía escondido al alemán, cosa que hasta él deseaba que fuera cierta.

7 de mayo de 1945

Alemania se rinde ante los Aliados occidentales.

9 de mayo de 1945

Alemania se rinde ante los soviéticos.

6 de agosto de 1945

Estados Unidos lanza una bomba atómica en Hiroshima.

Ahora la guerra continuaba entre el Imperio Japones y Estados Unidos. El Imperio había recibido mucho daño en un solo ataque por la bomba, esto fue un poco extraño porque se vio reflejado en su cuerpo físico, poco menos de la mitad de su cara había sido quemada y por ende desfigurada por la bomba.

8 de agosto de 1945

La Unión Soviética le declara la guerra a Japón e invade Manchuria.

9 de agosto de 1945

Estados Unidos lanza una bomba atómica en Nagasaki.

Ahora parte de su pecho fue quemado, se mantuvo firme, no debía mostrar debilidad, esto solo hacía que odiara más al americano. Tenía muchas cosas de cuidar así que no dejaría que le mataran tan fácilmente, aunque su pequeño niño le veía siendo constantemente tratado por las quemaduras y con preocupación. Este no quería rendirse, su hijo aún era pequeño.

Unas cuantas semanas pasaron y el Imperio ya no se veía capaz de continuar con los ataques, todos estaba sufriendo demasiado. Incluso si llegaba a morir sabia que su hijo continuaría su legado y mantendría a todos a salvo.

2 de septiembre de 1945

Japón, habiendo acordado en principio la rendición incondicional el 14 de agosto de 1945, se rinde formalmente y finaliza la Segunda Guerra Mundial.

Los gemelos fueron separados y educados de manera diferente. Alemania tuvo la extraña oportunidad de ser educado por su tío que se decía estaba muerto desde hace años. En cambio, Ali fue educado por alguien a quien detestaba, su consuelo era que los hijos de ese hombre no eran del todo como él.

Años pasaron, contra todo pronóstico el Imperio japones había sido capaz de sobrevivir, pero quien manejaba el país ahora era su hijo, estaba orgulloso de él, pero no podía evitar sentirse extraño ante algunos de sus nuevos gustos. Ahora solo tenía tiempo para relajarse en casa, de vez en cuando ayudaba con cosas del país, pero solo si su hijo pedía ayuda. Se encontraba leyendo, en su oficina personal cuando una alarma le hizo soltar el libro y correr rápidamente a cierta habitación equipada con la mejor tecnología médica en la que entró sin chistar, se mantuvo de pie junto a la camilla, agitado y expectante de lo que tenía frente a él. Vio movimiento y finalmente una mirada que se perdía en el techo con ojos apagados confundidos.

El Imperio sonrió ampliamente al ver su mayor anhelo realizado.

//4920 palabras//

S

egunda temporada: "Rasgando el destino" disponible y en emisión en mi perfil.

Todos los dibujos incluido el video final de este libro me pertenecen. (ʘᴗʘ✿)

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