Episodio 9

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Ya eran las 12 de la noche, URSS y Reich se habían terminado la botella de vodka y bocadillos hace bastante rato. Solo que ahora el ruso escuchaba todas las cosas que el alemán, ya borracho de hace rato, le contaba mientras jugaba con su copa vacía. Cabe destacar que el ruso estaba mucho más sobrio que su contrario, pues no era la primera vez que bebía esta bebida alcohólica.

Reich le contaba a URSS el cómo había odiado el entrenamiento militar que recibió cuando apenas cumplió 10, 3 años (en los que había estudiado sin parar) después de haber llegado a su nación, le contó que le habían obligado a estudiar muchas cosas, artes de guerra, estrategia, literales, de campo, entre otras tantas cosas que le mencionó.

El cómo estuvo al borde de la depresión por el estrés y el recuerdo de su padre que no paraba de aparecer en su mente por esa época. A URSS le pareció algo triste, siendo tan pequeño y ya estaba saturado en cosas que hacer, quitándole su infancia y obligándole a madurar antes de tiempo.

ThirdReich: ¿sabes? Recordando a mi padre... pensé que tal vez él pudo no haber muerto... -habló el alemán con la mirada perdida en la copa con la que jugaba-.

URSS: ¿A qué te refieres? -preguntó el ruso sin entender y sin apartar la mirada del joven frente a él-.

ThirdReich: le echaron la culpa a mi padre de la guerra, según investigue -hizo una pequeña pausa por su mareo-. Eso no fue para nada justo...

URSS: Es verdad... pero nada podemos hacer ahora Reich, eso quedó en el pasado... -dijo de la manera más suave que pudo-.

ThirdReich: ¡Pudo haberse evitado! -elevó la voz con enojo, esto sorprendió un poco al ruso quien solo guardó silencio-. Si tan solo... toda Europa estuviese unida, como un solo imperio, nadie tendría que morir de esa manera otra vez...

URSS: Eso es una locura -dijo el ruso, la conversación había tomado un rumbo extraño para él-. Sería demasiado complicado hacer una cosa así... tomaría años.

ThirdReich: Pero no es imposible -sonrió levemente-. Tú padre y el mío estarían vivos si Europa hubiese estado unida... -rió suavemente-.

URSS: el alcohol te hace decir eso, Reich, eso podría traerte problemas con otras naciones así que no le digas a nadie ¿bien? -esperaba que el alemán olvidará ese pensamiento que podría resultar peligroso si era enserio-.

ThirdReich: Bueno... tal vez si es una completa locura -asintió a la vez, luego apoyó su mentón en la mesa encorvando su espalda en el acto, hubieron unos minutos de silencio antes que el alemán volviera a hablar-. Sabes... últimamente tengo muchos sueños extraños, en algunos esta mi padre y en otros estas tú, esos siempre mezclados con recuerdos de nuestra infancia...

URSS: -sonrió al recordar esos días en los que vivían juntos de pequeños-. En ese tiempo peleábamos por todo, sobre todo por tú espacio personal -dijo divertido-.

ThirdReich: jeje es verdad, estaba en alerta... ustedes eran enemigos de mi padre así que no me gustaba que se me acercaran mucho. -admitió el alemán algo divertido-.

URSS: Tranquilo, yo lo sé más que nadie -rió suavemente al recordar las palizas que se daban entre ellos de pequeños por esa razón-.

ThirdReich: y sobre mi padre... Él siempre está ahí advirtiéndome de algo pero no sé de qué... No he podido dormir bien por eso precisamente -contó el alemán esta vez dejando la copa a un lado-.

URSS: tampoco sé a qué podría estar refiriéndose Reich... -notó que el alemán se había quedado callado mirándole fijamente-. ¿Reich?

ThirdReich: en mis sueños siempre me llamaste así, incluso cuando no tenías mi permiso -refunfuño con el ceño levemente fruncido-.

URSS: -miró confundido al alemán, cambiaba de temas muy rápido al estar borracho, pero no percibía mentiras en su tono-. ¿Y qué hacia yo en tus sueños? -preguntó curioso-.

ThirdReich: -se levantó de su asiento para ponerse de pie delante del ruso-. Tomabas mis mejillas -dice tomando las mejillas del contrario-. Te inclinabas hacia mí hasta mi rostro... -hace la acción mencionada, el ruso se ruborizaba levemente mientras el alemán se acerca-. Y entonces... -dice a centímetros de sus labios-.

URSS: ¿entonces? -preguntó mirando a los ojos del alemán haciendo contacto visual-.

El soviético podía ver las mejillas coloradas del alemán debido al alcohol y percibir un ligero aroma al vodka proveniente de su aliento, cuantas ganas tenía de besarlo y sentir ese sabor mezclado con el suyo. Aunque ahora se contenía esperando las acciones del alemán con toda la paciencia del mundo.

ThirdReich: Y entonces... -volvió a decir algo perdido y mareado por el alcohol-. Me besabas... -dijo finalmente juntando sus labios con los del ruso en un pequeño y suave beso, que fácilmente podría pasar por un simple toque de labios-.

URSS no pudo soportar más, afirmó la cintura del alemán correspondiendo a su beso, aunque subiendo un poco la intensidad al levantarse del asiento y apegar un poco el cuerpo del joven al suyo, sin cortar ese beso intenso. El ruso sentía como el alemán se esforzaba en corresponderle, aunque de una manera torpe pero adorable a su parecer. Poco a poco el ruso fue acorralando al menor contra una de las paredes de la habitación, este al sentir su espalda contra el frío cemento intento separarse del beso con la casi nula sobriedad que le quedaba pues se estaba quedando sin aire.

ThirdReich: esp-espera -pidió entre pequeños jadeos cuando el ruso al fin se separó-.

URSS: ¿qué pasa...? -preguntó en un susurro mirando al menor entre sus brazos, queriendo besarlo otra vez-.

ThirdReich: esto no está bien... -habló casi en un susurro-. Debe ser otro de esos sueños...

URSS: -sonrió un poco divertido por lo que escuchaba-. Reich, no es un sueño...

ThirdReich: pero -se iba a quejar, pero el ruso se abrió paso a su cuello para morderlo con algo de fuerza, logrando que soltara un quejido por el leve dolor-. Ugh~

URSS: ¿lo ves? -susurró aún cerca de su cuello repartiendo algunos besos y láminas por la extensión de la marca de mordida que ahora tenía el alemán-.

Le vio asentir y separó su cara de su cuello para poder volver a besar los labios suaves del joven, este nuevamente correspondió, URSS afirmó con una de sus manos la cintura y con la otra la espalda de su contrario para luego guiarlo hasta el sofá que había ahí, el ruso se sentó primero y luego a su contrario en sus piernas, ahora el alemán abrazaba por el cuello al soviético con sus piernas a cada lado de su cuerpo manteniendo sus labios unidos en un beso que se transformaba en uno cada vez más fogoso e intenso, donde el ruso mantenía el control.

Reich solo podía dejar que el mayor se hiciera paso en su boca con la lengua, explorando cada rincón de esta hasta que finalmente ambas se juntaron en una pequeña danza o más bien batalla que el ruso ganó con facilidad, cosa que al alemán no le importó. Volvieron a separarse, esta vez solo un pequeño hilo de saliva los mantenía unidos, hilo que se cortó cuando el ruso se alejó un poco apoyándose en el respaldo del sofá y así tener espacio para quitarle el saco de su traje militar al más joven, el cual dejó a un lado en el mismo sofá.

Reich por su parte sentía su mente nublada por las sensaciones y el alcohol mezclados, solo veía como el soviético le quitaba su saco, para seguido jalar un poco su corbata aflojándola y así tener acceso a los botones de su camisa. URSS volvió a juntar sus labios con los del más joven en un intento de distraerlo para así desabrochar cada botón de la camisa que cubría la piel del alemán, una vez logrado su cometido, volvió a separarse del beso y así poder admirar el torso descubierto del alemán, donde a pesar de resaltar unos pocos músculos (supuso obtenidos por su entrenamiento) se podía ver que su cuerpo tenía curvas, no tan marcadas como una mujer, pero las tenía.

URSS no podía esperar, quería marcar ese cuerpo cuanto antes, no perdió más tiempo y empezó por besar el cuello del alemán sin dejar marcas (quería dejar eso para el final) para así en un camino de los mismo ir bajando hasta su pecho ahora descubierto, (el joven seguía con la camisa puesta, solo que abierta y bajada hasta sus codos) podía sentir al alemán estremecerse con cada beso que dejaba en su piel, en el trayecto notó algunas cicatrices, nuevamente se le vino a la cabeza el entrenamiento del que antes se quejaba su contrario, beso estas escuchando pequeños jadeos por parte del más joven de ambos.

ThirdReich: U-Urss... es-espera... -logró decir entre jadeos-.

URSS: -el ruso no detuvo los besos que repartía por su piel descubierta, cuello, hombros, pecho incluso sus pezones fueron besados logrando pequeños gemidos por parte de quien los recibía-.

ThirdReich: ¡U-Urss! -apoyó su frente en el hombro del ruso logrando detener los actos de este, intentaba regular su respiración-.

URSS: ¿Reich? -preguntó extrañado, no recibió respuesta, cosa que le preocupó un poco-. Reich... -volvió a llamarle, pero de nuevo nada, solo oía la ahora tranquila respiración del joven-.

El soviético tomó mejor al menor dándolo media vuelta y sentarlo de costado en sus piernas, ahora podía ver claramente lo que pasaba, el pequeño alemán que mantenía su cabeza ahora apoyada en su pecho, se encontraba plácidamente dormido, ignorando por completo la presencia del mayor. Este soltó un suspiro algo decepcionado, pero luego sonrió, al parecer él no soportaba para nada bien el alcohol cosa que había comprobado hace más de 2 horas.

Urss acomodó bien al menor en sus brazos, cubriéndolo con el saco del mismo que antes había dejado en el sofá para así levantarse y cargarlo hasta el segundo piso de la mansión donde estaban los dormitorios de ambos. Con cuidado pudo abrir la puerta del cuarto del joven sin despertarlo, entró al lugar sonriendo de inmediato por lo bien decorado que estaba cada rincón de esa habitación, sin detenerse mucho a contemplar el lugar, se acercó a la cama y recostó al menor con cuidado, buscó su pijama, aunque al encontrarlo se quedó pensando si sería buena idea cambiarle a este o no.

Se decidió por hacerlo, siempre con el cuidado de no despertarlo y de controlarse a sí mismo por tener el cuerpo del joven delante de él y completamente indefenso. Urss sacudió la cabeza para quitarse esos pensamientos de su mente, una vez logró cambiar al alemán a su pijama, lo acomodo mejor en la cama y lo cubrió con las mantas arropándolo bien. Dobló su uniforme militar con cuidado dejándolo en una esquina a los pies de la cama, se acercó a Reich depositando un suave y corto beso en sus labios para acto seguido salir de la habitación hacia la suya, dándose una ducha para relajar su cuerpo y finalmente acostarse a dormir, mañana podría ser un día interesante para ambos.

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