Reich Parte 1

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(1925)

El funeral de Imperio Ruso había concluido el día anterior, Reich se encontraba leyendo en la sala de estar, ignorando por completo la sensación de tristeza que tenía en su pecho, pues a pesar de que ese imperio le había arrebatado a su padre junto a los otros aliados, le había cuidado por dos años enteros a pesar de lo travieso y frio que era ante sus tratos. No quería admitirlo, pero le había agarrado algo de cariño a ese hombre que ahora descansaba tres metros bajo tierra. URSS estaba en su habitación, había estado ahí desde el día anterior, no había querido comer ni dejaba a nadie entrar en su habitación, le preocupaba un poco, aunque tampoco quería admitirlo. Observo por un momento el libro que tenía entre sus manos y la carta ya abierta sobre este, tendría que irse pronto de ese lugar para volver a su nación, pero le inquietaba dejar al ruso solo en esa condición.

Cerró el libro entre sus manos con la carta en medio, la dejo sobre una mesita junta al sofá en el que estaba sentado y se levantó para caminar a las escaleras. Subió hasta la habitación del ruso tocando la puerta un par de veces. No obtuvo respuesta alguna, volvió a tocar y solo escuchó un gruñido molesto junto a unos pasos que se acercaban a la puerta para abrirla.

URSS: ThirdReich -parecía haber olvidado que el alemán vive con él-.

ThirdReich: Urss, ¿Cuándo piensas comer algo? -pregunto con su rostro serio como siempre tenía-

URSS: ¿Qué? Ah es cierto la hora de almuerzo ya pasó No tienes que esperarme para comer -dijo dando un paso hacia atrás para poder cerrar la puerta-.

ThirdReich: -frunció el ceño con molestia antes de poner su mano en el borde de la puerta impidiendo así que la cerrara-. Yo ya comí imbécil, lo decía por ti. -dijo con molestia-.

Urss: -se sorprendió cuando el menor puso su mano deteniendo la puerta-. ThirdReich -parecía sorprendido por sus palabras, Reich nunca demostraba preocupación con él-.

ThirdReich: -se ruborizo de manera imperceptible, terminó por empujar la puerta abriéndola en su totalidad y tomar la muñeca del mayor para arrastrarlo prácticamente fuera de la habitación-.

Urss: Espera, ¿Qué estás haciendo? -dijo con notoria sorpresa cuando vio que el menor le obligaba a caminar escaleras abajo-.

ThirdReich: Le pediré a las sirvientas que calienten la comida para ti. -dijo sin más continuando con la acción de llevar al mayor al comedor-.

Urss no podía caer más en su sorpresa, pensó que el pequeño de verdad se estaba preocupando por él, no pudo evitar sonreír levemente olvidando toda su tristeza por al menos unos minutos. El alemán menor camino hasta el comedor arrastrando al más grande, le obligó a sentarse en donde el mayor siempre habituaba y luego llamo a una de las sirvientas para que calentara la comida. Mientras esperaban el mayor vio a Reich sentarse a su lado.

URSS: ¿También vas a comer? -pregunto cuando minutos después las sirvientas le sirvieran un plato de comida a ambos-.

ThirdReich: No es agradable comer solo -tomó sus cubiertos para comenzar a comer-.

Urss se ruborizó levemente, este lado de Reich no lo veía seguido, quizás esta era la segunda o tercera vez en estos dos años, tomó los cubiertos intentando ignorar ese cálido sentimiento que tenía en su pecho, a pesar de ser muy agradable lo desconocía por eso lo ignoró.

El sonido de los cubiertos chocando con los platos comenzó a escucharse, el alemán volteo su mirada en dirección al ruso, le veía comer con ganas, obviamente se estaba muriendo de hambre encerrado en esa habitación, el menor sonrió satisfecho, no se arrepentía ahora de sus acciones.

Terminaron de comer en escasos minutos, Reich se sentía demasiado satisfecho, pues ese sí era su segundo plato de comida y sentía que su estómago dolía un poco.

ThirdReich: Ugh estaré en mi habitación -dijo mientras se levantaba de su asiento-.

URSS: ¿Por qué? ¿Te sientes mal? -pregunto un poco preocupado-.

ThirdReich: Comí demasiado se me pasará en un rato -comenzó a caminar hasta su habitación-.

El soviético se sintió un poco culpable por lo del menor, pero agradecía desde el fondo de su corazón no haber comido solo en el almuerzo, eso seguramente le deprimiría mucho más de lo que ya estaba y probablemente volvería a encerrarse en su habitación sin salir por varios días.

Se levantó de su asiento, miró por donde se había ido el menor con algo de tristeza y luego a las sirvientas entrar en el comedor para limpiar la mesa y retirar los platos sucios.

Caminó hasta la sala donde se sentó en uno de los sofás para reposar en ese lugar, junto a la chimenea que le bridaba calor a su cuerpo, ese día hacia frio ¿O tal vez él lo sentía más frio al estar deprimido? Se hizo a un lado pasando a chocar la mesita que estaba al lado haciendo que algo se resbalara y cayera al suelo por el empujón que le dio.

URSS: Demonios -susurró mientras se levantaba y se agachaba para recoger lo que parecía ser un libro-.

Tomó el libro, iba a levantarse cuando vio una carta en su sobre ya abierta en el suelo, al parecer estaba dentro del libro, estiró su mano para alcanzarla y finalmente tomarla. El pequeño ruso no se resistió a su curiosidad, abrió el sobre sacando la carta de su interior para luego leerla en voz baja.

"ThirdReich, como Imperio Ruso a fallecido tu custodia ha caído sobre mis hombros, por lo que ya no necesitas quedarte en Moscú por más tiempo, al día siguiente que recibas esta carta iré personalmente a recogerte para volver a Alemania. Tienes que empezar a aprender cómo gobernar un país para cuando yo ya no sea necesario, por lo que recibirás clases intensivas una semana después de que regresemos.

Dale mis condolencias al pequeño Urss, nos vemos mañana.

-Se despide, Dein älterer Bruder Weimarer. (Tú hermano mayor Weimar)"

Urss abrió los ojos con sorpresa, ¿Reich se iría mañana mismo? ¿Porque no le había avisado antes? Apretó el papel en sus manos antes de subir corriendo hasta la habitación del menor, al llegar frente a la puerta comenzó a golpearla con insistencia para que le abriera y obtener sus respuestas, aunque esa carta ya le había dado la mayoría de ellas.

ThirdReich: -abrió la puerta encontrándose con el mayor-. ¿Qué pasa? -preguntó confundido hasta que vió la hoja en su mano que reconoció de inmediato-. Eso es m-

Urss: ¿porque no me dijiste nada? -preguntó interrumpiéndole-. ¿Ibas a irte sin decirme? -volvió a preguntar-.

ThirdReich: -abrió los ojos un poco sorprendido, pero guardó silencio-.

Urss: ThirdReich, respóndeme -pidió casi suplicándole-.

ThirdReich: no quería hacerlo -le arrebata la hoja de las manos-. Estas mal por lo de tu padre y no quería agobiarte con mis asuntos

URSS: pero yo no quiero que te vayas

Sus palabras delataban su tristeza por esa noticia, y es que ese pequeño alemán era lo único que le quedaba para no quedarse solo, la sola idea de que eso llegara a sucederle le hacía sentirse vacío, solitario y triste. Le remarcaría lo solo que estaba ahora que su padre había muerto.

Reich abrió sus ojos con sorpresa, desvió la mirada rápidamente para no sentirse tan afectado y es que él no podía hacer nada para evitar eso, solo tenía 7 años.

ThirdReich: No puedo hacer nada para cambiar eso Urss, lo sabes muy bien -dijo sin intenciones de sonar duro-.

El menor se dio la vuelta sin cerrar la puerta de su habitación, se adentró en esta misma dejándole al ruso adentrarse también, el pequeño se acercó a su cama y así guardar esa carta en uno de los bolsillos de su maleta. El mayor de ambos pudo ver como la habitación estaba ordenada, había una maleta cerrada en el suelo y otra sobre la cama, la cual estaba siendo cerrada justo ahora por Reich, se dio cuenta de que nada podía hacer para impedir que ese pequeño se fuese dejándole solo, no tenía el poder para eso aun no.

ThirdReich volteó a mirar al ruso, este se encontraba mirando al suelo con un rostro afligido, obviamente estaba triste de su partida y más cuando era tan repentina, cosa que a él también le había tomado por sorpresa cuando leyó la carta por primera vez.

ThirdReich: -movió su maleta al suelo desocupando la cama-. Urss -le llamó esperando su atención la cual consiguió de inmediato-. Ven aquí -se sentó en la orilla de su cama y dio unas palmadas a su lado-.

El mayor de ambos no dijo nada, a pesar de que le sorprendía ese comportamiento de parte del menor, camino a paso lento para sentarse justo a su lado donde el menor había indicado.

ThirdReich: No tienes que estar triste por mi partida Urss -intento consolarle sorprendiendo un poco al mayor-. No es cómo si nunca más nos fuéramos a ver, cuando sea más grande, vendré a visitar Moscú otra vez -sonrió más ampliamente-.

URSS: -se quedó mirando un tanto embobado esa sincera sonrisa por parte del alemán, sonrió devuelta-. Está bien

El mayor de ambos se sentía un poco mejor, solo debía esperar a que el menor creciera y volvería a verle, todo sería como lo era ahora, con sus pequeñas peleas y discusiones infantiles por tonterías, todo normal ¿No? Tener ese pensamiento le tranquilizaba por momentos.

En ese momento Urss no lo sabía y Reich tampoco, pero habían caído enamorados el uno del otro, justo en ese día donde decidieron ambos mostrar facetas que no solían al otro. Reich su amabilidad y sinceridad, Urss su tristeza y debilidad. Ambos conocían ese lado de su contrario que nadie más había visto, porque no permitían que nadie más las viera, los hacia verse débiles en esa cruel sociedad donde cualquiera podía aprovecharse de eso para su propio beneficio.

El día pasó volando, ya era de mañana y ambos menores estaban en la puerta ahora abierta de la mansión del ruso. ThirdReich se encontraba en el lado de afuera con sus maletas a cada lado mientras veía como su hermano mayor Weimar se acercaba a él con pasos lentos. Urss por su lado observaba desde dentro de la mansión, pensó que si ponía un paso afuera de ese lugar no aguantaría sus ansias de hacer que el menor volviera a entrar y no se fuera de su lado.

Weimar: Guten Tag, ThirdReich -saludó primero a su hermano dándole una pequeña palmada en su cabeza, una suave y hasta cariñosa se podría decir-.

ThirdReich: Guten Tag -saludó en respuesta, sintiéndose un poco incomodo por su muestra de afecto-.

Weimar: -apartó su mano para luego mirar al ruso que seguía observando todo con atención-. Buenos días y disculpa la repentina visita Urss, también, siento mucho lo de tú padre -dijo con notable pesar en sus palabras-.

URSS: -finalmente reaccionó bajando un poco la cabeza-. No se preocupe y gracias por sus palabras -sonrió levemente-.

Weimar: Me encantaría poder quedarme y charlar un poco más, pero tenemos un vuelo que tomar -dijo algo desanimado-.

URSS: Comprendo espero que tengan un buen viaje -sonrió de manera forzada, porque seguía triste por la partida de su amigo-.

Weimar: Espero podamos vernos en otra ocasión -sonrió dándose la vuelta-. Auf Wiedersehen -comenzó a caminar por donde había llegado sin antes tomar las maletas de su hermano menor esperando que este le siguiera con ese acto-.

El pequeño Reich miró por última vez a Urss, antes de también darse la vuelta y comenzar a caminar siguiendo los pasos de su hermano. O al menos es intentó, se detuvo cuando unos brazos le rodearon por la espalda al apenas dar un paso, al principio se sintió desconcertado, hasta pudo voltear un poco su cabeza para ver que se trataba del pequeño ruso, este no pudo aguantar más sus ganas de hacer eso, se sentía tan triste de quedarse solo en esa casa, sin nadie de confianza con quien poder hablar o bromear o incluso pelear. ThirdReich nunca se mostraba triste frente a nadie desde que lo hizo con Imperio Ruso hace dos años, pero se le había contagiado la tristeza del ruso por lo que hizo una mueca de triste. Weimar detuvo sus pasos cuando no escuchó los pasos de su hermanito menor seguirle, al voltearse pudo ver esa tierna escena para los ojos de cualquiera, dos pequeños amigos que no querían separarse, pero debían hacerlo, para poder cuidar cada uno de sus naciones, no quiso interrumpir y solo los observo desde su lugar.

ThirdReich: Urss -dijo con su voz un poco temblorosa-.

URSS: ¿de verdad tienes que irte? -pregunto con tristeza en su voz-. No quiero que te vayas

ThirdReich: Ya hablamos de esto Urss -llevó sus manos a los brazos que lo rodeaban por su pecho para acariciarlos suavemente en forma de confortarlo-.

URSS: Es verdad, pero -apretó un poco más el agarre del abrazo-. No sabemos si eso que propones se podrá hacer realidad ThirdReich

ThirdReich: -se quedó en silencio unos momentos, pensando en que responder-. En el caso de que yo no pueda venir a visitarte, ¿Por qué no lo haces tú? Así será mi turno de acogerte en mi casa, así como tú lo has hecho hasta ahora -le miró de reojo sonriéndole levemente para transmitirle seguridad de lo que decía-.

URSS: -se separó del abrazo liberando finalmente al menor-. Bien entonces es un trato -extendió su mano hasta él-.

ThirdReich: sip, trato -sonrió extendiendo su mano también para finalmente darse un apretón-. Nos vemos Urss -se despidió con una sonrisa, soltó su mano dándose la vuelta y finalmente caminar hasta donde su hermano-.

URSS: Si nos vemos -se encargaría de recordar eso, ahora estaba grabado en su mente-.

Weimar vio a su hermano pequeño acercase a él, por un momento el pequeño sostuvo su sonrisa, pero poco a poco fue convirtiéndose en una mueca, terminó por soltar un pequeño sollozo que ahogo cuando se mordió su labio inferior, una lágrima solitaria cayo por uno de sus ojos y la limpio de inmediato cuando estuvo cerca del adulto. URSS por su parte veía como el pequeño que ahora le daba la espalda se alejaba hasta finalmente perderlo de vista. Se adentro nuevamente en su hogar, se sentía vacío, era demasiado grande para que el viviese solo ahí, cerró las puertas a sus espaldas y se apoyó en estas dejándose caer al suelo sentado, llevó sus dos manos a su rostro en un intento de cubrirse en su momento de debilidad, se mordió el labio inferior que temblaba al aguantarse sus sollozos. Si, se estaba desmoronando, pero lograría recuperarse con el tiempo.

(Alemania - Berlín)

Ambos hermanos se encontraban caminando por las calles de Berlín en dirección al hogar del mayor, habían llegado hace poco a esas tierras así que Weimar propuso caminar para que el más pequeño se familiarizara nuevamente con el ambiente de ese lugar, no era lindo, para nada, Reich por donde sea que mirara veía algunos militares de los aliados vigilando a algunos de sus compatriotas que trabajaban, primero no entendía porque su gente parecía estar muerta de hombre, derrotada, triste y hasta enojada.

ThirdReich: ¿Qué es lo que les pasa? -pregunto finalmente mirando a su hermano mayor, sin detener sus pasos-.

Weimar hizo una pequeña mueca, pues entendió a quienes se refería con esas palabras, tomó unos minutos de silencio para encontrar las mejores palabras y así poder explicarle de una manera que no arruinara la inocencia que aún tenía.

Weimar: Esto es obra de un tratado Reich, uno que no podemos desobedecer, aunque queramos, ellos están enojado y tristes, porque están siendo obligados a eso. -dijo con notoria tristeza, espero haberse explicado bien con esas pocas palabras-.

ThirdReich: ¿Están siendo obligados? -el menor miro nuevamente al grupo de trabajadores, se veían tan cansados que le hacía sentir de igual manera-. Eso no está bien

Weimar: -sonrió levemente con tristeza-. Lo sé pero no tenemos opción, tenemos mucho que pagar y reparar -acercó su mano a la cabeza del menor para acariciarla suavemente-. Apresurémonos, se hace tarde con cada minuto que pasa

ThirdReich no dijo nada más a pesar de las preguntas que se asomaban en su cabeza mientras avanzaban por esas devastadas calles. Sintió algo extraño en su pecho al ver todo eso, no sabía cómo definirlo ¿molestia? ¿enojo? No ira, eso era lo que sentía, mucha ira que poco a poco iba creciendo más y más. El menor sin darse cuenta había detenido sus pasos y llevado ambas manos a su cabeza, oía un murmullo molesto que le causaba dolor de cabeza. Weimar notó eso, por lo que se acercó para ver que tenía con preocupación, ¿Por qué ese cambio tan repentino?

Weimar: ¿te encuentras bien? -se agachó a su altura mirándole con notable preocupación-.

ThirdReich: Hay una voz, muy molesta ¿puedes decirle que se calle? -pregunto mirando a su hermano menor con una expresión de dolor, su cabeza dolía mucho-.

Weimar miró a todos lados, no había absolutamente nadie cerca de ellos dos justo ahora, así que era imposible que el menor escuchará una voz tan cerca como suponía era. El pequeño no quitó su rostro de dolor, se sorprendió cuando sintió unos brazos rodearle, bajo sus manos de su cabeza para dejarlas caer a sus costados, la voz de había callado apenas sintió ese cariñoso contacto que le transmitía seguridad y protección. El mayor de ambos estuvo así unos minutos, ya podía escuchar la respiración de su hermano menor más calmada así que decidió separarse un poco.

Weimar: ¿Te sientes mejor? -preguntó aun con preocupación-.

ThirdReich: -asintió con la cabeza de manera tímida, pues nunca había tenido ese tipo de acercamiento con su hermano mayor, es más, era la primera vez que pasaban tanto tiempo juntos-.

Weimar: -sonrió levemente aliviado, volvió a acariciar la cabeza de su hermano pequeño, notó que ya no se veía tan incómodo por eso-. Eres un chico fuerte Reich serás un gran hombre cuando seas mayor -se reincorporo para volver a tomar las maletas-. Sigamos nuestro camino, ¿sí?

ThirdReich: -miró a su hermano antes de sonreírle levemente y asentir-.

El mayor de ambos sonrió contento, se estaba ganando la confianza de ese pequeño que su padre le había pedido cuidar si algo le llegaba a pasar, no pudo cumplir esa tarea hasta ahora, estuvo ocupado encargándose del desastre que ahora era Alemania, la haría levantarse, aunque eso le costara su dignidad y orgullo, porque eso era lo primordial para él, aunque ahora, también lo era el enseñarle todo lo necesario a su pequeño hermano menor para algún día tomar su lugar.

(1928)

El joven de ahora 9 años volvía a la pequeña casa que compartía con su hermano mayor, que le cuidaba ya desde hace 3 años, estaba finalmente con estudios intensivos, los cuales como su hermano le había acordado, empezaron 1 semana después de que el volviese a Berlín. Fueron años bastante duros, agotadores mentalmente, para alguien que debía aprender prácticamente de todo, cosas que un joven de su edad no debería porque estar estudiando. De todas formas, lo hizo, porque era su deber y deseaba ayudar a su hermano en lo más que pudiera con los asuntos del país. Él estudiaba en una residencia cerca de su hogar, tenía profesores particulares que se encargaron de enseñarle todo paso a paso y Weimar mismo se había encargado de elegir a los mejores, ignorando por completo la mala situación en la que estaba, no solo financiera, sino emocional.

Abrió la puerta de aquella casa, le extraño no escuchar ningún ruido en el lugar, pues su hermano mayor solía volver antes que él a casa. Caminó hasta la sala dejando su bolso sobre el sofá para luego suspirar, tenía hambre por lo que fue a la cocina, aunque de camino escuchó un ruido extraño proveniente del pasillo, era una casa de un solo piso por lo que era fácil escuchar cualquier cosa extraña. Reich caminó por el pasillo, inspeccionó si el ruido provenía de alguna de las habitaciones, pero lo descartó por completo cuando llegó a la puerta de la oficina de su hermano, esta estaba entreabierta, decidió asomarse, mala idea.

Dentro de la oficina estaba su hermano con otro hombre más, este le tenía acorralado contra el escritorio, Weimar se sostenía con una sola mano del escritorio sino caería por completo encima de este y eso era algo que quería impedir, su otra mano se encargaba de ejercer presión en el pecho del otro sujeto en un esfuerzo en vano de alejarle. El contrario también tenía su pierna derecha entre las del alemán mayor, ejerciendo una pequeña ficción que le hacía ahogar pequeños jadeos al otro en medio de ese beso desesperado, una de sus manos estaba en la espalda de Weimar, buscando más contacto entre sus cuerpos y la otra se encargaba de sostenerle de la nuca para que le fuera imposible escaparse de ese beso.

Reich abrió la boca en sorpresa, no entendía nada a pesar de lo obvio de la situación, ¿Quién era ese sujeto en primer lugar? ¿Por qué su hermano se estaba besando con él? Decidió no entrar para preguntar, pues el ambiente sería muy incómodo para los tres involucrados, más para el par de hermano. Se alejó de ese lugar, o al menos eso quería pues en un mal movimiento paso a empujar la puerta con su mano y casi caer de lado al suelo, suerte que alcanzo a afirmarse del marco de la puerta, aunque esa misma se le acabó cuando noto la mirada de ambos adultos sobre él, un más sorprendida que la otra, creo que no hace falta especificar quien de los dos adultos era el más sorprendido y apenado.

Weimar: Reich -logró decir luego de un incómodo intercambio de miradas-.

ThirdReich: Yo no vi nada, lo que sea que estaban haciendo fue completamente borrado de mi mente -dijo con notorio nerviosismos-. ¡Auf wiedersehen! -se despidió antes de salir corriendo a su habitación y encerrarse ahí para escapar de la situación-.

Ambos mayores miraban la situación con sorpresa, Weimar tenía tantas cosas en la cabeza y su pequeño hermano se fue tan rápido que ni tiempo le dio a darle alguna explicación de la situación, aunque no es como si tuviera un formulada claramente en su mente.

¿?: Well shit, that was weird -(Bueno mierda, eso fue raro) dijo con incredulidad el norteamericano-.

Weimar le miró unos segundos antes de fruncir el ceño y empujarle, logrando que al fin se alejara de él, tenía que ver a su hermano y se encontraba de camino a ese lugar cuando fue detenido por un suave jalón en su mano.

¿?: Aw common honey, leave him alone and lets continue were we was -(Aw vamos cariño, déjalo solo y continuemos donde estábamos) habló en tono seductor llevando una mano hacia la mejilla del alemán en un intento de acariciarla-.

Weimar: Dont call me like that! -(¡No me llames así!) apartó su mano de un manotazo-. You know perfectly well that this is nothing more than a business. -(Sabes perfectamente bien que esto no es nada más que un negocio) frunció el ceño-. And that kiss, wasnt in the contract USA -(Y ese beso, no estaba en el contrato USA) mantuvo su ceño fruncido mientras su voz expresaba molestia-.

Weimar no podía dejarse caer ante los encantos del estadounidense, mucho menos ahora de que la repentina intrusión de su hermano menor le había hecho recobrar la compostura de la situación, no podía dejarse llevar, USA podía ser una buena nación, pero siempre con una cara oculta, sabía que relacionarse con él le traería problemas a futuro, pero no tenía opción, estaba desesperado, su gente lo estaba y las deudas de guerra parecían no disminuir en ni un solo peso.

USA: Okey Im sorry... -se disculpó rascándose la nuca algo apenado-.

Weimar: -suspiro ya más calmado-. Its okey, just lets leave this reunion for another day, can we? -(Esta bien, solo dejemos esta reunión para otro día ¿podemos?)-.

El estadounidense asintió con la cabeza regalándole una pequeña sonrisa, Weimar le acompaño hasta la puerta y se despidió de él ahí con un simple apretón de manos. El alemán mayor volvió a entrar a esa casa para ir a la habitación de su hermano, mientras que el americano se alejaba cada vez más de esa casa a paso lento, mostró una sonrisa divertida y tal vez maliciosa que nadie pudo ver.

Weimar: Reich ¿Puedes abrir? -preguntó luego de golpear la puerta, esperando a que su hermano le abriera, al menos tenía que explicarle la situación y que no se armaran malentendidos-.

ThirdReich: -dudó si abrirle o no, pero al final lo hizo, le dejo entrar mientras el volvía a sentarse en la orilla de su cama-.

Weimar: Reich

ThirdReich: No tienes que explícame nada, yo no soy quién para decirte que hacer con tú vida o tus romances -desvió un poco la mirada evitando ver a su hermano-.

Weimar: -soltó un pequeño suspiro antes de acercarse al menor y sentarse a su lado en la cama-. Reich ¿puedes mirarme y prestarme atención adecuadamente? -pidió con voz suplicante-.

ThirdReich: -bajo un poco la cabeza nuevamente dudoso, la levantó para finalmente mirar a su hermano que estaba a su lado-. Bien, bien, te escucho

Weimar: USA, es quien nos está ayudando a pagar las deudas de guerra y reparaciones a través de préstamos -comenzó a explicar-. Le dije que viniera hoy para hablar precisamente sobre eso, él estaba por irse, pero me acorraló y pues pasó lo que viste en la oficina -dijo un poco avergonzado de su poca fuerza-. Obviamente no quería eso solo le invité para hablar de negocios, tratos, trabajo, como quieras llamarle, lo siento si te dejé una mala imagen en tu cabeza -se disculpó de manera sincera-.

ThirdReich: Tranquilo hermano, comprendo, aparte si se notaba que querías alejarle -admitió-. Solo pensé que había interrumpido algo y por eso me había ido rápidamente de ahí

Weimar: -sonrió levemente-. Creo que con eso me salvaste de una buena jaja -rió divertido contagiándole la risa al menor-.

Ambos tenían esos dientes puntiagudos por lo que a Reich no le daba vergüenza enseñárselos o tener ese miedo de asustar a alguien con ellos, así que reía con ganas. Luego de unos cortos minutos las risas ya se habían calmado y la atmosfera incomoda entre ellos había desaparecido por completo.

Weimar: Bien, hoy terminaste tus clases ¿verdad? Déjame ver esas notas. -volvió a sonreír-.

ThirdReich asintió con entusiasmo, fue a por su bolso con rapidez y volvió donde su hermano sacando un informe que le pasó cuando lo tuvo cerca. El mayor ojeo todas las calificaciones de su hermano menor con detenimiento y luego asintió con una sonrisa satisfecha, Reich sonrió orgulloso de sus logros.

Weimar: Muy bien Reich, pasaremos a la siguiente etapa cuanto antes y te ganaste tu pastel de chocolate -dijo mientras se levantaba de la cama y veía los ojos de Reich brillar en emoción, sabía que su hermano pequeño amaba esos pasteles que le hacía-.

ThirdReich: ¡Ja! -asintió y se fue corriendo a la cocina para preparar los materiales-.

El mayor solo sonrió divertido y con algo de ternura, aunque en su interior estaba preocupado, sabía que la siguiente etapa no era nada comparada a la de ahora, tendría un estricto entrenamiento por quien sabe cuántos años, solo esperaba que su hermano fuese lo suficientemente fuerte como para soportar todo eso.

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