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Cuando el terror llama a tu puerta
Primera Parte

Los monstruos no duermen bajo tu cama, ellos viven dentro de tu cabeza.

Phillipe Genovés Conte.

...

Majo

Sentí una inconmensurable alegría al ver a mi hermano frente a mi, no es porque fueramos gemelos pero sin él yo no era la misma, juntos éramos como dinamita, el explosivo que Agustina y Augusto Cifuentes habían creado pero que nunca habían tenido el valor de detonar, ¿por miedo quizá?, no lo sabía, lo que si sabía es que este era nuestro momento, y no lo desaprovecharíamos por nada.

─¡Bambina!─ me gritó Phillipe y corrió hacia mi envolviéndome en sus brazos tras separarse de mamá que al parecer quería ahorcarlo de tanto apretarlo.

─Ragazzo─ respondí y una sonrisa se extendió por mi rostro.

─Perdón por demorar tanto.

─No te preocupes─. Moría de ganas por preguntarle donde había estado.

─Phillipe...─ dijo el señor Cifuentes, al que teníamos prohibido llamar padre, lo dijo expectante, como si esperara algo de él, algo que jamás llegó pues él para mi hermano era una plasta de mierda, no significaba nada.

Mi hermano siempre había sido más extrovertido que yo, era nuestro mal desde niños, a fin de cuentas, ¿quien dice que los gemelos tienen que ser iguales en todo?.

La corta reunión familiar, obviando a Fabián ─que era un estorbo─ duró poco, pues escuchamos los gritos de terror y desesperación provenientes de donde se encontraban los chicos.

Corrimos hacia allá, todos se habían escondido tras unas rocas, mientras múltiples flechas afiladas arremataban contra ellos. Afortunadamente no habían herido a nadie.

Dri nos vió e intentó correr hacia nosotros, tomó de la mano a Alma.

─¡Vamos!─ gritó.

Pero no pudo esquivar una flecha, que impactó brutalmente atravesando su brazo.

─¡Dri!─ chilló Alma tratando de jalarla de vuelta.

─¡Estás muerto hijo de puta!─ gritó Gui y comenzó a correr en dirección en dirección a la fuente de las flechas. Mi hermano. Nuestro fratello

─¡¿Gui estás loco?!─ dijo Samuel tratando de detenerlo pero fue inútil. Omar si lo siguió.

.

Sergio

─¿Pero tu que haces?─ inquirí esquivando una flecha. Omar estaba detrás de mi. Definitivamente se había vuelto más loco de lo que ya estaba.

─¿Qué esperabas?, quiero conocer a mi ídolo─ me dijo sonriendo a pesar de la situación

Llegamos a lo alto de la colina y reparamos en la figura del imponente hombre armado de un arco y al lado la motosierra.

─¿Qué?, ¿ahora no eres tan valiente eh?─ reí como loco, en verdad ese tío me ponía de los nervios. El vengador me apuntó.

─Es un placer conocerte Omar, he oído que eres mi fan─ dijo y distinguí que sonrió ladinamente a través del pasamontañas.

─No te imaginas─ comenzó a acercarsele y lo miré desconcertado.

¿Qué coño pasaba con este tipo?

─¿Tío pero te volviste loco o qué?─ cuestioné, tensando la mandíbula.

Omar hizo caso omiso y siguió adelante. Yo me quedé mirando, analizando la situación. Era mi oportunidad perfecta. Agarré una roca y como una fiera que acecha a su presa comencé a moverme lento pero seguramente, acercándome más a ese asesino.

Entonces pensé: ¿por qué no acabar con la plaga de Omar también?.

El cielo anunciaba tragedia, cuando me acerqué lo suficiente y traté de golpear al vengador por detrás. Pero Omar fue más rápido, y me lanzó un certero golpe en el estómago que me dejó si aire.

Mierda, estos dos están del mismo lado, ¿como fui tan imbécil?.

Pero no me iba a dar por vencido, sonreí ladinamente en señal de burla.

─¿Sabes por qué soy el mejor?─ le pregunté a Omar y el me miró igual de divertido. No respondió y miré al vengador que seguía observándome retador, peligroso─. Porque nunca me conformo─ desde el suelo le lancé una patada directa a los testículos de el vengador.

─¡Mierda!─ gritó y por un momento sentí tan familiar esa voz.

Esa voz, ¡Esa voz!.

Golpe. Omar propició un duro y certero golpe en mi mandíbula lanzándome al suelo nuevamente.

─¿Chicos?.

Alma, siempre tan oportuna, eso me encantaba de ella.

─Alma, ¡no te acerques!─ le grité pero ella se acercó de todas formas.

─¡Dios!, ¿que pasa?, ¡Gui!, ¡Omar!

Eso me dió la oportunidad de ponerme de pie nuevamente, si estaba en lo cierto, Omar no mostraría su verdadero rostro a Alma, era mi oportunidad.

.

Alma

Ver a el vengador a escasos centímetros de mi revivió los días anteriores, cuando se colaba en mis pensamientos, cuando me tuvo prisionera, a Viki, a Rey, cuando por su maldita culpa maté a papá.

─¿Eres tú cabrón?─ le pregunté enarcando una ceja y el me miró divertido.

─Nos volvemos a ver─ sus ojos azules penetraron en mi mirada.

─¿No estás contento con todo lo que has hecho?, ¿a cuántos más necesitas matar?.

De repente mi visión se volvió borrosa, sentí como se acercaba a mi, en cambio yo no podía moverme, recordé ese momento cuando encontramos el cadáver de Pablo, para ese entonces nuestra pesadilla recién comenzaba.

Igual traté de pedir ayuda pero mi boca no reaccionaba, ni siquiera se abría.

¿Recuerdan la peli de la ouija?, pues así me sentía yo.

A mi mente vinieron varios recuerdos del pasado, cuando supuestamente despertamos al espíritu de Slenderman, causante de las muertes de Camille, Eloise y aquel extraño hombre, causante de nuestro accidente, donde murió mamá, donde mi vida cambió para siempre, vinieron a mi mente los recuerdos de Majo y yo, de Ana, de...la familia del bosque.

¡¡La familia del bosque!!

─Vaya, al parecer estás volviendo a ser la misma.

─¿Como te volviste a meter en mi mente?.

─Yo te controlo Alma, estás unida a mi.

─Descubriré quien eres y te juro que te vas a arrepentir, te vas a arrepentir de haber provocado la muerte de mi padre─ rió.

─A tu padre lo mataste tú.

─Por tu causa─ rebatí, con asco, con toda la repulsión del mundo.

─No, es porque eres una maldita asesina al igual que yo, al igual que Valeria, al igual que Omar.

─¡Cállate!, solo me quieres confundir pero no te dejaré.

─Solo te quiero abrir los ojos─ me extendió una mano─.ven conmigo.

─No─ pude retroceder un poco─ aléjate de mi─. Sonrió.

─Muy pronto todo se sabrá, muy pronto descubrirás quien soy y por qué hago todo esto.

.

Salí del shock, el vengador aún me miraba divertido, no entendía como tenía esa capacidad de entrar en mi mente, ¿por qué coño pasaba esto?, ¿por qué a mi?.

Una luz de esperanza se encendió dentro de mi. La guarida del cancerbero. Mamá estuvo ahí, allí escondió el huevo de Fabregé, tal vez...

No lo pensé dos veces y comencé a correr.

─¡Alma!─ gritó Omar─ ¿a donde vas?.

No respondí, si mis sospechas eran ciertas, si esa visión no había sido errada encontraría la forma de avisar a alguien.

.

20/03/2006

Emily no supo como pero llegó hasta una cueva.

¿Qué es este lugar?─ pensó.

Era una cueva pero estaba llena de cosas extrañas, había vitrinas de cristal, cámaras de seguridad en la entrada aunque no tenía rejas, millones de estantes y cajones con cerraduras.

De seguro Valeria está detrás de esto. Debo encontrar una forma de salir de aquí, por Eloise, por...¡Dios!, mis hijas.

Con todo el pánico y lo rápido que había sido todo se había olvidado de las pequeñas que seguían en el campamento rodeadas de esos monstruos. Necesitaba avisar a la prensa, esos malditos no se podían salir con la suya.

Pero entonces pensó:

Si me atrapan debo dejar una constancia, un testimonio de lo que pasa aquí, si yo no logro desmantelar esta organización criminal alguien lo hará, estoy segura.

Observó con cautela las vitrinas, los cajones abiertos y encontró algo espectacular.

Varios documentos con la verdadera identidad de Teresa, la cual, ¿tenía dos hijos?, ¡con Augusto!. También halló un huevo de Fabregé, a su padre le encantaban, pero en toda su vida solo logró coleccionar 1 y a duras penas, aunque se había perdido, después de su muerte ella no lo había vuelto a ver.

Lo tomó y al comprobar que estaba hueco pensó algo rápido. Tomó un boli de un escritorio y comenzó a escribir una carta, la dobló y colocó dentro del huevo, en ella contaba todo lo ocurrido en el campamento, denunciaba a Valeria y los crímenes cometidos por esta.

Escondió el huevo dentro de una vidriera, pero la alarma sonó.

─Hola, Emily.

Se giró sobre su eje solo para ver a Augusto observándola divertida.

─Bu.

Emily se sobresaltó.

─¿Que-que haces aquí?─ balbuceó aterrada.

─¿Creíste que te escaparías?, eres una idiota─. La agarró por el cabello.

─¡Suéltame!─ exigió.

─Acabaré contigo igual que lo hice con Eloise.

─¡Eres un monstruo!.

─¿De verdad confiaste en la palabra de ese idiota?, te traicionó.

─Mentira, eres un maldito homicida asqueroso al igual que todos.

─Y tú una zorra histérica.

─¿Qué le hiciste a T.

─¿T?─ rió, lo estaba disfrutando─ está muerto, él y toda su familia.

─¡¿Qué?!, ¿mataste a sus hijos?.

─No, pero me acabas de confirmar que hay más, gracias─. La arrastró, ella gritaba pero fue inútil, nadie la socorrió.

Así fue hasta llegar al campamemto, Emily tenía las piernas destrozadas, Augusto la había arrastrado por todo el camino lleno de piedras, espinas e inmumdicias.

─¿Pero que has hecho?─.inquirió Evandro arrodillándose ante Emily que se encontraba desmayada.

─Tenemos que encargarnos de los Cortázar, son un peligros─.dijo Augusto, luego mataremos a esta perra.

Todos asintieron.

.

Presente 20/06/2019

Alma entró a la guarida del cancerbero, el mismo lugar donde presenció la muerte de Daniel.

Buscó rápido entre los cajones y ¡bingo!, ahí estaba el teléfono satelital de Samara. Tenía años de estar ahí, pero funcionaba perfectamente. Eran de esos que se recargaban con la luz solar, así que salió fuera y lo colocó encima de una roca a esperar unos 10 minutos. Se sentó a su lado, siempre mirando alrededor y agarró una roca.

─¿Alma?.

Se giró asustada.

Continúa
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