Capítulo 24🌙

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Dulce tortura
Angelic
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Cuando la noche llego me fui al cuarto de Demian para dejar a Bai descansar tranquila junto a Jade, su fiebre se mantuvo a pesar de los medicamentos, pero mi madre ya se está encargando ahora de ella. Me metí dentro de la cama de Demian lista para descansar junto a Duque que se acostó a los pies de la cama esperando a su dueño. Yo lo extrañaba quería dormir entre sus brazos se siente tan bien dormir en sus brazos había extrañado eso durante estas dos largas semanas.

Lo debería esperar despierta y darle la sorpresa, pero estaba muy cansada quería dormir bien desde hace dos semanas que no lo vengo consiguiendo pensando en cómo estaría pasándolo Demian en el hospital. Deje mi cuerpo tumbado sobre la cama escuchando el sonido de mi respiración sintiendo mi pecho subir y bajar con calma. El único sonido de toda la habitación era mi respirar. Cerré mis ojos concentrándome en mi respiración y en nada mas necesitaba dormir en calma y no teniendo el corazón a mil por hora. Mis parpados comenzaron a ceder ante el cansancio, pero el ruido de algo cayendo en la habitación me puso en alerta y me senté en la cama de un salto. Miré todo el lugar buscando lo que pudo hacer ese ruido y vi la ventana abierta con la cortina jugando con el viento y debajo de esta el balón de rugby de Demian. Respire profundo el viento había tirado el balón tanto estrés me estaba volviendo loca últimamente.

—Solo fue el viento —puse una mano en mi pecho intentando calmar mi corazón que parecía correr a mil por hora. Duque continuaba durmiendo como desde que llego en la habitación me resulto algo extraño que no se sobresaltara con el ruido.

—O tal vez no —la voz de un chico susurro en mi oído haciéndome sentir escalofríos recorrer por mi espina dorsal. Antes de que pueda hacer algo un brazo me sostiene y una mano me tapo la boca con un pañuelo que olía extraño. Intente luchar no dejaba de moverme, pero ese hombre que me retenía apretaba con más fuerza ese pañuelo. Sentí un piquete en mi brazo me habían inyectado alguna droga porque mis fuerzas fueron cada vez más débiles y mi vista se nublo dejando ver todo negro y mi cuerpo colapso.

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Mi cabeza no dejaba de darme vueltas me dolía mucho abrí mis ojos sin lograr enfocar muy bien nada lo que estaba a mi alrededor. Veía borroso levante mi cabeza había un chico parado frente a mí no distinguía quien era. Y volví a desmayarme otra vez.

—Despierta linda —unos golpes en mi cara me hacen abrir los ojos nuevamente y una luz me ciega obligándome a cerrarlos de nuevo —Vamos linda despierta —abrí mis ojos para ver dos ojos verdes mirándome muy fijamente.

—¿Dónde estoy? —mi garganta se sentía seca y mis ojos batallaban por mantenerse despiertos.

—En la casa de alguien que ya está muerto linda —pronuncio el chico que tendrá uno o dos años más que Demian, moví mis manos, pero estaban atadas a la cabecera de una cama.

—¿Quién eres? —pregunte moviéndome inquieta en la cama intentando buscar algún punto flojo en mis ataduras.

—Pensé que jamás preguntarías linda, soy Scott Parker ¿y tú? —corrió el cabello de mi rostro, sus dedos recorrieron mi mentón hasta llegar a mi cuello y pasar cerca de mis pechos.

—¡Enserio me preguntas como me llamo! ¡¿Qué clase de secuestrador eres?! —grite en su cara moviendo mis manos que dolían por las ataduras que comenzaban a apretar más mis muñecas.

—Oye solo me dieron una fotografía de ti y me dijeron que debía raptarte tú sabes un secreto que no deberías linda es una lástima que tengan que asesinarte me gustas —acaricio mi mejilla, sus manos siguieron subiendo por mis brazos desatando las ataduras. Me tomo en sus brazos para que me parara mi cuerpo aún estaba algo adormilado y no respondía a lo que mi cerebro me pedía.

—Me llamo Angelic, Angelic Black —respondo en voz baja viendo la habitación que no parecía ser bien cuidada desde hacía décadas.

—Black ¿eres hermana de Demian Black? —pregunto Scott caminando conmigo a cuestas hasta la silla que estaba en medio de la habitación.

—Hermanastra, no somos hermanos de sangre —comento viéndolo a la cara cuando él levanta mis pies del suelo.

—Entiendo no eres hija de su padre, pero te diré que tienes un hermoso nombre linda sin dudas eres un ángel —me sentó en la silla y se puso a mis espaldas llevando mis manos hacia atrás para atarlas. Hizo lo mismo con mis piernas que aún permanecían adormiladas por la droga que me suministro cuando estuve en mi casa.

—Lo que pasara esta noche no es nada personal linda, pero quiero seguir con mi vida normal —escuche sus pasos hasta que se paró frente a mí y despejo mi cara para que lo mirara a los ojos.

—Esto es por lo de los lobos ¿cierto? prometí no decir nada —intenté hacer entrar en razón a Scott no podía moverme y lo último que me quedaba es rogar porque mis padres se den cuenta de mi ausencia o Demian.

—Si linda es por el secreto y porque eres la novia de Demian eso no le agrada a mi hermanita Liz —esto no me podía estar pasando. Solo respira Angelic tal vez no sea la misma Liz que estás pensando.

—Dijiste Liz, Liz Parker la hermana gemela de Lara Parker, las locas gemelas Parker —esperaba que me dijera que no que me estaba equivocando. Mi vista se nublo por las lágrimas si esa loca me tenía retenida jamás saldré con vida de este lugar.

—Las mismas —acaricio mi mejilla sentía su mano caliente y sus ojos me miraron con pena.

—¿No te basta con sacarme al amor de mi vida como para también querer robarme a mi hermano? típico de ti Angelic —la voz de Liz me hizo temblar.

—Ya déjala, el tío dijo que la torturaría el mismo Liz no precisa de tu presencia —Scott se apartó de mi para dejarme ver a la pelirroja sonriendo arrogante desde el umbral de la puerta.

—El tío pidió que le hicieras cortes en las muñecas quiere que este débil para cuando empiece —Liz le tiro una navaja a Scott. Este la tomo entre sus manos intercambiaron unas miradas y Liz sonrió saliendo de la habitación dejándome sola con él.

—Te lo dije antes linda, no es nada personal —se posiciono detrás de mi poniendo una venda en mis ojos luego lo sentí tomando mi brazo, el filo de la navaja fría sobre mi piel. Apreté mis labios cerrando mis ojos sentí el corte no pude evitar gritar.

—¿Demian dónde estás? —lágrimas rodaban de mis mejillas.

Demian
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—Tick tack Demian el tiempo se agota —hablo Liz sonriendo con perversidad y soltando su brazo del agarre de mis manos. Ella da un paso hacia atrás, mordiendo su labio mientras me recorre con la mirada.

—¿Qué hiciste? —pregunto con enfado reteniendo las ganas de que mi lobo salga a fuera y ataque a Liz que en este momento es la única que puede darme información.

—Yo no pude hacer nada tú me estabas persiguiendo y sabes que no hice nada —hablo ella enrollando un dedo en su cabello mientras ponía cara de niña buena. Los aullidos provenientes del alfa de la otra manada nos hacen romper nuestra lucha de miradas.

—Si le llegan a hacer algo a Angelic me las pagaras Liz —la pelirroja me miro sin ya un rastro de burla en su rostro y la línea fina que ahora eran sus labios tembló por un segundo. Ella entreabrió sus labios queriendo decir algo, pero luego negó con su cabeza y se giró para correr por el llamado del alfa.

—¡Espero que llegues a tiempo mi lobo y recuerda que las voces en el bosque no siempre son de la luna! —me gritó Liz perdiéndose entre los árboles y a los pocos minutos veo a su hermana seguir por el mismo camino.

Dándome media vuelta corro buscando a Alec para irnos, lo de los campistas era una distracción para que las siguiéramos dejando desprotegidas a Angelic y Bailey. En estos momentos mi padre debe estar en la reunión del ayuntamiento junto a mi madre, las dos chicas están solas en casa y desprotegidas ante cualquier cosa que quieran hacerle.

—Demian tenemos que ir por las chicas —mi amigo frena delante del coche y luego señala con su pulgar el lugar por donde vino. —Lara me dijo que su tío las uso como una cortina de humo para atrapar a Angelic —hablo el castaño sumamente alterado por la situación. Pero estaba seguro de que la información que tenía era verdadera, Lara nunca fue mala solo es un poco obsesiva y siempre le hablo con la verdad a Alec algo que no me hace dudar de sus palabras ahora mismo.

—Vamos a mi casa las chicas están allí solas —abriendo la puerta del auto nos subimos para encenderlo y salir a toda marcha lejos del bosque. El auto de Alec es bueno por lo que en pocos minutos estamos llegando al camino que da con el pueblo. Mi casa esta algo alejada de la ciudad para estar más cerca del bosque tal y como es la casa de Alec. Nuestro bosque es enorme podrían entrar dos pueblos de más o menos tres mil personas cada uno y aun así sobraría espacio, tiene muchos niveles montañosos y lagos recorriendo la zona. Por eso es que podemos convivir dos manadas en un mismo bosque teniendo de limitaciones claras y cruzar al territorio de la otra manada sin un justificativo previo es una clara declaración de guerra.

Freno en la calle dejando el auto encendido con las llaves aun puestas, no me preocupaban que alguien pueda pasar no tenemos muchos vecinos cerca y el pueblo es pequeño nos conocemos entre todos. Ahora lo único que me preocupaba es la seguridad de Angelic, entre en la casa alterado sorprendido de que mis padres estuvieran en la puerta de la entrada sacándose sus abrigos.

—¿Qué pasa hijo? —pregunta mi madre al ver que detrás de mi entro Alec también alterado por toda esta situación.

—Angelic necesito verla ahora mismo —gritó corriendo escaleras arriba dejando a Alec explicar solo lo que estaba pasando.

El corazón me latía muy fuerte casi retumbando en mis oídos, la adrenalina me hacía ir rápido y el miedo recorrer mi espalda en forma de sudor. Abrí la puerta del cuarto de mi pequeña con violencia sin mucho cuidado porque estaba desesperado por saber si ella estaba bien. En la cama tapada hasta la cabeza estaba mi pequeña solté el aire que contenía en mis pulmones y temblando me acerqué a la cama. Con mis manos tome las sabanas levantándolas de un tirón destapando en cuerpo que estaba escondido, no era mi pequeña era Bailey la que estaba durmiendo en su cama. El miedo me volvió al cuerpo y mire a la única que diría saber dónde estaba Angelic esto era cuestión de vida o muerte.

—Bailey despierta —la sacudí hasta que abrió sus ojos mirándome con odio como si quisiera matarme. Ignorando eso fui directo al grano —¿Dónde está Angelic? —le pedía a la diosa luna que ella me respondiera que está en el baño o que estaba en la cocina preparando la cena. Quería que ella estuviera en cualquier lado de la casa pero que estuviera bien a salvo y no con los lunáticos de los lobos de la otra manada.

—Se fue a dormir en tu cama, ya déjame dormir no vez que estoy enferma —la castaña me arrebato las sabanas que aun sostenían mis manos y me tiro la almohada en la cara volteándose para seguir durmiendo. Ni siquiera le devolví el golpe, me fui de la habitación hacia la mía donde esperaba, imploraba y rogaba a la diosa luna ella estuviera durmiendo entre mis sabanas.

Abriendo la puerta de manera lenta escuchando una respiración suave mi cuerpo se relajó, termine de abrir la puerta para entrar en la oscura habitación. Lo primero que vieron mis ojos fue la ventana abierta con las cortinas ondeando por el viento frió de la noche y algunas de mis cosas tiradas en el suelo. Mis ojos fueron a la cama donde el aroma de Angelic estaba, pero no su cuerpo, la respiración que escuchaba era de Duque. Caminé junto a animal tocando su cabeza, pero él no respondió seguía respirando y su corazón latía de manera normal por lo que supe que lo durmieron. Dando un vistazo al suelo encuentro tirada una jeringa usada, unas gotas de sangre junto a esta y un pañuelo blanco que olía a químicos. Escondiendo mi cabeza entre mis manos mis hombros caen sabiendo que mi pequeña fue raptada por la manada de Haider, pero no se volverá a escribir la misma historia que con Payton, rescatare a mi pequeña.

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