Cuando uno lee mi historia y ve que tiene tantos conflictos, algunos frenéticos, cambios de estilos y se preguntan de donde provienen mis personajes.

Les diré que Mathilde nació como una voz, es un personaje irónico y distante, que me fue ganando confianza porque esta ligada a mi misma voz narrativa, con cierto argumento libre que siempre me caracterizó. Sin embargo, en el caso de Demetrius este asumió otra voz narrativa más varonil, que es como una suerte de personaje indeciso y neutral, que me dió la posibilidad de que emerjan cosas de mi lado masculino. Es decir, el discurso de Demetrius se alimenta de sí mismo.

En el caso de Matheus, este es un personaje muy peculiar, creo que de él salen cosas que yo no pude realizar en la realidad, entonces el rubio se alimenta de mis ambiciones frustradas y eso es lo que me fascina al escribir.

Así mismo, como pseudo escritora tengo la satisfacción de ver como mis propios personajes sacan cosas de mi interior, que nunca hubiesen emergido sin ayuda de estos. Demetrius, Matheus, Lalo, Patty, Monique, Mathilde y Rubí, son una troupe de saltimbanquis que fueron emergiendo como estrellas o satélites, bordeando mi infantilismo, remitiéndome a mis recuerdos de infancia de una forma peculiar, transformándolos en mi delirio a la hora de escribir.