Los días esperados

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Un jadeo cansado se escapó de sus labios mientras miraba hacia todos lados, atenta de todo su alrededor, si bien no se encontraba sola, no podía bajar la guardia en ningún momento.
Mientras ella centraba toda su atención en el ambiente externo, su amigo de toda la vida miraba atentamente al rubio, buscando cualquier cambio de actitud, cualquier movimiento o palabra agresiva, lo veía dispuesto a atacar en cualquier momento si fuese necesario.

-¿Se encuentran bien? - preguntó la castaña luego de que todos tuviesen que caminar entre algunos escombros para seguir hacia su destino. -Deberíamos buscar algún lugar para parar un momento, míralos… están exhaustos…

Fue una travesía en verdad llegar a ese punto. La ansiedad constante y el miedo de que alguno fuese lastimado por alguna de las trampas les tenían los pelos de punta.

-Tampoco podemos parar por mucho, no podemos perder mucho tiempo… - murmuró el ojigris, desviando su mirada a su mejor amiga, alzando una de sus cejas. -¿Qué tan seguro es que todos nos quedemos dentro?

-¿De qué hablas? necesitamos mantenernos juntos, Gale… - murmuró seria, desviando su mirada hacia el rubio. Sus ojos se veían claramente perdidos, como si el debate en su mente fuese demasiado para él.

-Sé cómo cuidar de mí misma, sé también a quienes puedo mantener a mi lado, gracias… - agregó.

-Por favor, no seas terca. Sabes perfectamente que es una amenaza para tí en estos momentos, el que no desees admitirlo es una cosa totalmente diferente, abre los ojos - dijo el morocho de manera seria, acercándose a ella ante la atenta mirada del rubio.

-Gale, estamos bien así, no estamos a la deriva. Lo están vigilando por si desea hacer algo extraño - le sonrió levemente, intentando calmarlo. -Revisaremos ésta biblioteca para que podamos descansar un par de horas antes de seguir.

Acto seguido, la joven entró al lugar, seguida del resto del grupo. Una vez se cercioran que estaba todo en condiciones decidieron quedarse allí. Todos fueron poniéndose cómodos para descansar un poco, algunos decidieron tomar turnos para tomar una pequeña siesta mientras les fuese posible. Por su parte, ella se sentó contra uno de los grandes estantes, donde se encontraba, podía ver perfectamente al rubio, analizando cada una de sus acciones mientras éste leía tranquilamente un libro, no era la única que tenía su atención él, ya que tenía a dos personas más vigilando. La situación le agobiaba un poco, ya que no había una forma concreta de librarlo de aquel lavado mental del cual sufría.

-¿Por qué no tomas una siesta? - preguntó Gale, sentándose a un lado de la chica mientras suspiraba, no comprendía el hecho de que estuviera tan preocupada por alguien que en cualquier oportunidad que tuviese la atacaría. -Deja ya este asunto, ¿como estas tan segura de que él podrá volver a lo que era antes?

-Claro que lo hará, Gale. Ya está presentando mejoras, dentro de poco serán mejoras significativas. En ningún caso lo dejaré solo - dijo bastante seria, flexionando sus rodillas para posar sus brazos. -Dejemos el tema, no me gusta discutir sobre ésto.

-Katniss, no te gusta porque sabes que es cierto, ¿que te asegura que no se lanzará contra tí de nuevo? - preguntó alzando una ceja mientras negaba ante la mirada preocupada de la chica. -Solo intento cuidar de ti…

-Aunque lo agradezco, no es necesario - mordió su labio inferior mirando fijamente a Peeta, su rostro se veía relajado mientras leía atentamente un libro entre sus manos. -Quiero ir a hablar con él…

-¿Estás loca? no seas suicida - dijo seriamente mientras negaba ante las intenciones de la chica. -No seas tan impaciente, lo agobiarás más de lo que ya está, al punto en que va a perder la cabeza.

Mientras se quejaba aprovechó para tomarle suavemente la mano cuando ésta se levantó sin importarle lo que estaba diciendo.

-Sé lo que hago, necesito saber como se encuentra en este momento, no intervengas, por favor… - dijo ella, soltándose de su agarre mientras caminaba directo hasta el rubio.

-¿Entretenida la lectura? - preguntó mientras se sentaba a su lado, mirando de reojo el libro que estaba leyendo.

-¿Que quieres? - preguntó serio, presionando el libro con ambas manos, era como si apenas tuviera a esa chica cerca todo su cuerpo se pusiera en alerta. Le molestaba su voz, su aroma, su sola presencia.

-Peeta, en verdad debes escucharme, las cosas no son como lo piensas, confía en mí - murmuró nerviosa por la situación, no esperaba todavía tanta hostilidad de su parte, de alguna forma eso dolía en su interior. -Mi objetivo nunca sería dañarte de ninguna forma, al contrario… te lo he repetido miles de veces, quiero derrotar a Snow para que todos tengamos una mejor vida, quiero ayudarte, Peeta.

-Puedes hablar todo el día, Katniss, pero no me importa lo que tengas que decir - dijo serio posando su mirada sobre la suya, de alguna forma se sintió cohibido, como si algo en su pecho tuviese efecto al ver aquellos ojos. -Déjame solo, puedes tener las intenciones que quieras, eso debería importarte solo a tí.

-Peeta, por favor… claro que me interesa lo que tengas que pensar - le sonrió suavemente buscando algo de confianza en sus ojos, anhelaba volver a ver aquellos cálidos ojos azules en él, pero solo obtenía frialdad en ellos. Su mano se posó en su muslo, y sin desviar su mirada de la suya se acercó a él.

-Sé que en alguna parte de tí, recuerdas todo, todo antes que te hicieran esto.

-Claro que recuerdo todo, Katniss, ¿por qué insistes tanto con este tema? - preguntó cerrando el libro de golpe para posar su mirada en la chica, bastante receloso con lo que le decía, su mente en ese momento estaba en un debate, no comprendía bien el porque todo parecía una farsa.

-Porque quiero protegerte y que estés bien, Peeta… no me perdonaría si volvieran a lastimarte - su mano se posó en la suya cerrando sus ojos un momento antes de mirarlo a los ojos, le emocionaba el hecho de que no se hubiese alejado todavía, por lo que intentaría progresar con él. -No busco que hagas nada en contra de tu voluntad, lo que quiero explicarte es que… estaré aquí siempre, no importa nada.

-No podría confiar en tí, no con todo lo que sé - frunció el ceño visiblemente molesto mientras negaba suavemente al toque de su mano, más no se separó. -Ese lavado de cerebro del que ustedes hablan, no parece más que una tontería…

-Por favor, Peeta, te necesito de vuelta… sin tí no puedo hacer todo esto - se quejó, queriendo llevar una de sus manos a su mejilla, pero fue apartada repentinamente. -Por favor…

Entonces pudo sentir de repente el cuerpo del rubio contra el suyo, ambos cayeron al suelo al abalanzarse sobre ella.

-P-peeta… - llamó su nombre ahogado al sentir las manos de éste sobre su cuello, no tardó en ver al resto intentando apartarlo de sí misma. A ese punto se sentía ahogada, su garganta quemaba y sus pulmones luchaban por oxígeno.

Entonces cerró los ojos un momento y al abrirlos de nuevo dió un brinco en la cama donde se encontraba actualmente. Su corazón se aceleraba en su pecho y le costó comprender que ocurría a su alrededor, no entendía en qué lugar se encontraba. Conforme se fue calmando su pulso, respiró profundo, todavía ligeramente asustada por su sueño, pero prefirió no pensar en ello, después de todo, eso solo había sido un sueño. La verdad es que, su vida había cambiado mucho a lo que era dos años atrás.

-Diablos… - respiró profundamente sentándose en la cama, había tomado una pequeña siesta y era consciente de que eso no fue más que un sueño, pero su cuerpo todavía estaba en estado de alerta. Entonces llevó sus manos a su garganta sintiendo aquella sensación horrible.

-Hey… ¿te encuentras bien? - preguntó una mujer mientras ingresaba a la habitación, curiosa al notarla nerviosa, pero lo atribuía al evento que estaba a punto de ocurrir. -Deberías apresurarte, no falta mucho para que comience la boda…

-Me encuentro bien, Effie, solamente tuve un mal sueño… maldición ¿solo quedan dos horas? creo que dormí un poco de más… - dijo llevando las manos a su rostro mientras se ponía de pie.

-Lo hiciste, pero eso no es lo importante, traeré tu vestido. Por favor comienza a prepararte - pidió mientras caminaba en busca de aquella prenda. Se preocupaba de que la chica se viera más bella que nunca en ese día tan importante. -Hey, lo tengo aquí…

-Gracias, Effie, es hermoso… - murmuró con una pequeña sonrisa en sus labios mirando aquel vestido, era de ensueño aunque no fuese demasiado extravagante. Tenía una mezcla de blanco en su mayoría con toques rojos en la zona superior casi acabando la prenda. -Me siento algo nerviosa.

-Se te nota, necesito que estés relajada, no solo es una fecha muy importante. Éste día será un comienzo nuevo para ambos - le sonrió ampliamente mientras le indicaba que se sentara para poder peinarla. -¿Qué es lo que te preocupa? siento que quieres contarme algo…

-Tuve un sueño horrible, como si mi mundo volviera dos años atrás. Peeta todavía no confiaba en nosotros - suspiró profundamente, mordiendo su labio inferior antes de cerrar los ojos. -Se sintió tan real...

-Pero tú lo has dicho, cariño. Es solo un sueño - dijo frotando suavemente sus hombros, dándole apoyo, el peinado estaba casi completo, le quedaba maquillarla y que se pusiera aquel hermoso vestido. -Él ha cambiado, no es nada de lo que fue en ese momento. Mírate ahora, no creo que ambos estuviesen en este momento si no fuera así, Katniss.

-Effie… - le dió una pequeña sonrisa, mirándose al espejo, admiraba aquel peinado igual al de los primeros juegos, mientras pensaba en las palabras que le dijo. -Tienes razón, es una tontería lo que estoy pensando. No estaríamos hoy aquí si él no hubiera vuelto a la normalidad

Acomodándose en su lugar, le agradeció que ella estuviera a su lado aquel día, no solo porque era la indicada para dejarla hermosa, sino que ella sabía cómo calmarla.

-No debes agradecer, estoy muy orgullosa de ambos - entonces le dió los últimos detalles del maquillaje en el rostro de la chica, dejando que se viera a sí misma.

Le sonrió ampliamente al verla satisfecha antes de ayudarla a colocarse el vestido

-¿Te has reencontrado con alguno de tus amigos? - preguntó curiosa mientras acomodaba el corset del vestido.

-No he vuelto a ver a Gale desde aquel día, hace dos años… - murmuró algo afectada al recordar en particular ese día, a ese momento, aquella tragedia nunca dejó en paz sus pensamientos, siempre le dolería hasta él alma su pérdida. -Lo único que he sabido de él es que tiene un trabajo algo importante, pero no sé bien de que.

-Ten cuidado… - dijo al verla colocarse sus zapatos y asintió suave a sus palabras. -Si, eso es lo que sabía yo también, he ido a visitarlo un par de veces. Está encargado del comercio, reparación y fabricación de artefactos de armamento. Él no se encuentra aquí hoy.

-Oh, comprendo, no es problema - murmuró la castaña, no del todo interesada en ello, no le afectaba de ninguna manera que él no se encontrara en aquel lugar. -Tampoco era demasiado importante.

Le tenía aprecio por todos los momentos a su lado, pero de alguna manera no podía evitar sentirse algo rencorosa con respecto a la muerte de su hermana y aquel ataque.

Las horas pasaron hasta llegar al momento de la boda, a los novios se los notaba claramente ansiosos por lo que ocurriría, sería el momento de sellar sus vidas en matrimonio. Era un día para celebrar, aun con el pequeño grupo de gente que estaba reunida, era la madre de Katniss, Effie, y por supuesto Haymitch, y solo eso necesitaban, además de tenerse entre ellos.

Ambos se encontraban tomados de las manos, sintiendo como el otro temblaba emocionado, mientras escuchaban las palabras del que había tomado el lugar de cura en esa ceremonia.

-Queridos hermanos… - comenzó a hablar el rubio, haciendo que todos soltaran una risi divertida negando ante sus palabras. -Nos encontramos aquí para acompañar a estos chicos, que se unirán en matrimonio. Que a pesar de las malas lenguas, no es por ningún embarazo. Bueno, basta de chistes. Creo que ambos quieren decir sus votos ¿no?

Entre lágrimas y sollozos suaves del rubio y de la castaña pudieron decir sus votos matrimoniales, se permitieron entregar su corazón completo el uno al otro, y sabían que desde ese momento ninguno volvería a estar solo nunca más.

-Bien, muy emotivos - dijo soltando una risi baja mientras los miraba, estaba orgulloso de verlos en aquel momento, agradecido de alguna forma con la vida, pues todos se encontraban allí. -Los declaro marido y mujer. Peeta, puedes besar a la novia.

-Te amo, Katniss - murmuró tomando con delicadeza su mejilla para acercar su rostro al suyo, dejó un pequeño beso entre sus labios, su mano libre se posó en su cintura y la acercó más a él. -Estas preciosa…

-Te amo, Peeta - susurró contra sus labios mientras posaba su frente sobre la suya, una gran sonrisa se posó en sus labios y se acercó más a él, sosteniendo el ramo con firmeza.

-Bueno, tienen toda la vida para hacer ese tipo de tonterías. Vamos a comer, he traído bebidas, así que disfruten - dijo Haymitch sin preocupación, caminando hasta la mesa donde se encontraban aquellas botellas de las que había hablado, y se sirvió sin pensarlo dos veces, obviamente haciendo lo mismo para todos los demás.

-Esperen, bueno… si vamos a ser tradicionales, quiero hacer algo… - anunció Katniss, mirando sonriente hacia sus invitados. -Es una mera formalidad, pero debes aprovechar, Effie.

Entonces se dió vuelta para darle la espalda a los invitados y de repente arrojó el ramo por los aires.

-¡Es mío! - dijo entre risas mientras tomaba el ramo entre sus manos mirando a todos, un ligero sonrojo se posó en sus mejillas al notar la mirada del ex-mentor de los tributos.

Fue la boda más reducida en cuanto a invitados, pero cada uno procuró disfrutar al máximo cada momento. Todos gozaron de la comida, de las bebidas, hablaron de todo lo del pasado, procurando recordar los mejores momentos que pasaron juntos. Claramente no era un día para recordar lo malo que hubieran vivido, era tiempo de mirar hacia el futuro y no pensar en lo que pudiese salir mal.

El atardecer llegó al lugar, y mientras todos lo disfrutaban, fueron acabando la fiesta poco a poco, ya se encontraban sentados charlando luego de tanto bailar, simplemente esperando a que los novios se despidieran. No tardó en llegar ese momento, cada uno de los invitados felicitaron a los novios con un gran abrazo y se despidieron para darles privacidad.

La castaña decidió tomarse un momento para quitarse el vestido, si bien era hermoso y lo adoraba, se sentía algo cansada, por lo que deseaba sentirse más cómoda. Ambos decidieron colocarse sus pijamas normales, deseaban ir lentamente en su relación a pesar de estar casados. Todo desde ese momento ocurriría porque ambos estuviesen seguros de ello.

-Hola… - murmuró ella con una pequeña sonrisa al entrar en la habitación que ambos compartirían por el resto de sus días juntos. Notó que tenía un libro entre manos, lo cual despertó un poco su curiosidad. -¿Qué lees? si se puede saber.

Sin aguardar por una respuesta, se recostó al lado de su ahora esposo, ya era una costumbre verlo hacer eso en cada ocasión que pudiera. Al parecer le gustaba mucho la lectura.

-Nada importante, quería terminar algo pendiente… - dijo colocando con cuidado un señalador en el libro antes de cerrarlo y colocarlo al costado opuesto de su esposa. -Ven aquí...

Abrió sus brazos hacia ella, y la castaña no tardó en abrazarlo mientras posaba su cabeza en el pecho contrario, cerrando sus ojos.

-¿Cómo te sientes? - preguntó curioso, acariciando con delicadeza su cabello.

-Bien, en verdad muy bien… - le dijo con una sonrisa en sus labios, su mano posada en el pecho del joven le permitía sentir sus latidos. -¿Tú como te sientes?

-Muy feliz, no puedo mentirte, parece un sueño… - dijo dejando un beso suave en la sien de su esposa mientras comenzaba a acariciar su espalda. -¿Tienes sueño? debes estar cansada.

-La verdad, no… la fiesta me levantó mucho el ánimo - respondió la muchacha, aún manteniendo los ojos cerrados, totalmente relajada por el momento que estaba viviendo. -Peeta, ¿puedes leer para mí? por favor…

-Claro, lo que tú quieras, Kat - el rubio volvió a abrir el libro para colocarlo a la altura de su pecho, aunque obviamente por la situación actual, debió colocarlo un poco más al costado. Enseguida comenzó a leer cuidadosamente, tal como la castaña le había pedido. Su esposa permanecía en su pecho escuchando cada una de sus palabras. Creyó que en algún punto la vería dormirse, pero podía sentir su mano deslizarse un poco pero sin alejarse de la zona original.

-Peeta… nunca conversamos esto... - murmuró en una de sus pausas, aprovechó ese momento para hablar sobre todas las dudas que tenía desde hace un tiempo. -¿Qué te parece tener dos hijos? a futuro, claramente…

-¿Dos hijos? - preguntó algo sorprendido por la repentina pregunta, claramente aquello le emocionó y de alguna manera también lo cohibió al punto de sonrojarse un poco. -Creo que… creo que dos hijos es un buen número, ¿sabes? también había pensado en esto, pero hace ya varios meses, y nunca me atreví a sacar el tema.

-¿En serio? - preguntó divertida mientras se acomodaba aún sobre su pecho, pero ésta vez para poder mirarlo a los ojos. -Creo que dos es la cantidad justa, me encantaría, la verdad.

-No creo que importe la cantidad, el momento… mientras tú estés cómoda y contenta, en verdad yo seré muy feliz - la miró hipnotizado por aquellos ojos tan hermosos de su esposa, mientras suspiraba suavemente. -Creo que sería precioso tener hijos… es algo que me parece hermoso.

-Puede llegar a ser complicado, pero... creo que serías un padre increíble, de eso no tengo ninguna duda - susurró suave sin dejar de mirarlo a los ojos.

-¿Lo crees? - preguntó divertido ante tal afirmación, jamás en su vida se imaginó teniendo hijos, tampoco se imaginó una vida diferente a la que estaba viviendo hace mucho tiempo ya.

-Yo estoy seguro que tu serías una madre estupenda, amor - le susurró suavemente cerca del oído antes de acomodarse, dejando el libro sobre el velador.

-Espero serla, solo sé que los protegeré con mi vida… - susurró suave antes de acomodarse para cambiar de posición y quedar recostada sobre el cuerpo del rubio, quedando con sus rostros enfrentados, de esa manera se miraban aún más intensamente que antes.

-Peeta… - susurró el nombre de su esposo mientras juntaba sus labios con los de él en un beso, el cual comenzó delicado, y poco a poco se fue intensificando, sus bocas conociéndose por completo, disfrutando aquel momento íntimo entre ambos. Las manos de ambos todavía estaban algo confundidas de donde posarse, pero se mantenían en el cuerpo contrario.

El rubio mantenía sus manos en la espalda ajena, dejando pequeñas caricias sobre su ropa. Mientras que la castaña posaba sus manos en los hombros de su esposo, aferrándose allí mientras lo besaba una vez más.

Su cuerpo comenzó a sentirse más calido desde el momento en que sintió las manos del joven sobre sus muslos, la forma en que acariciaba esa zona le hacía sentirse jadeante y ligeramente avergonzada.

-¿Ya tenías en mente tener hijos? - preguntó luego de aquel beso intenso, sus manos seguían acariciando los muslos de su esposa y no apartaba su mirada de la suya. -Digo… antes de nosotros, de todo esto.

-Bueno… - susurró sin responder, aprovechando para volver a besarlo, ésta vez con más intensidad, aunque fue un poco más corto. -Lo he pensado el último mes… en verdad lo he pensando demasiado.

Su frente se posó en la de su esposo mientras le respondía, mirándolo a los ojos.

-Tenía miedo de hacer que nacieran en un mundo como lo era éste hace dos años, imaginar traer al mundo a alguien que en algún momento de su vida pudiera ser tributo… de alguna forma, lo veo cruel - suspiró a la vez que se mantenía pensativa. -Pero ahora todo eso acabó y… estamos en paz por fin, en verdad no tengo ninguna duda de tener hijos contigo, absolutamente ninguna, siempre y cuando tú también quieras.

-Eso es tan dulce, cariño… - susurró antes de volver a besarla, ésta vez siendo él quién reanudó el momento de pasión. Mientras lo hacían, Peeta llevó sus manos hasta el trasero de su esposa, presionando suavemente. En ese momento se pudo escuchar un pequeño gemido escaparse de los labios de la castaña.

-Peeta... en verdad te amo, mucho. No me imagino una vida con otra persona. Siempre hubiera querido permanecer a tu lado, y siempre lo haré - tras pronunciar la última palabra, volvió a besarlo, ésta vez ella, mientras que el rubio seguía tocandola en la última zona.

-Katniss… - susurró él al romper el beso, con una gran sonrisa en sus labios. Sus manos se dirigieron a las mejillas ajenas sin dejar de mirarla, sus pulgares acariciaban con delicadeza su piel. -Llevo tantos años imaginando una vida a tu lado y… en verdad no sé cómo llegué a éste momento, pero no lo cambiaría por nada. Soy tan afortunado de tenerte a mi lado. Ya no debes preocuparte por nada del pasado, eso ya no existe, los Juegos del Hambre no volverán a atormentar a nadie más. Ahora de lo único que debemos preocuparnos es de nuestra vida juntos.

-Nuestra vida juntos… - repitió ella, con una gran sonrisa en sus labios, aquello le pareció precioso de escuchar y decir. - Eso es lo que quiero… preocuparnos de nosotros y nada más…

Entonces lo besó una última vez antes de volver a la posición inicial, de modo que se acurrucó en su pecho, permitiendose dormir tranquila de esa manera.

Mentiría si dijera que había descansado increíblemente los últimos días. Todavía aquellos sueños malos atormentaban su mente, tanto que despertó nerviosa un par de veces esa misma noche, pero solo se aferró aún más a su esposo para volver a dormir. La sola imagen de tenerlo a su lado siempre sería lo que necesitaba para volver a dormir.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro