4 |Mensajes preocuantes

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—¿Estás bien? —Shawn me mira detenidamente— Pareces algo... ¿Preocupada? —y era cierto; mi mano estaba temblando, mi estómago se empezó a contraer y empecé a sudar.

—Sí, sí, estoy bien— guardé mi celular en el bolsillo trasero de mi pantalón

—Creo que debemos volver con los chicos —asintió. Caminamos de vuelta a la banca con los chicos, estaban adentrados en alguna conversación sin sentido que ni siquiera se dieron cuenta de que ya habíamos llegado a su lado.

—Y entonces Didi, se orinó en los pantalones, justo en la sala del cine.

Todos soltaron una enorme carcajada que se podía escuchar a varios kilómetros. Mi cara se volvió colorada y mis ojos se encontraban abiertos junto con mi boca. No podía creer que se los haya contado. ¡Emilio está muerto!

—Oh, hola, Didi.

—Oh por dios, Teresa— Nash tenía unas cuantas lágrimas de tanto reír en sus ojos azules que ahora resaltaban un poco más— Nunca me contaste sobre eso.

—En primera, tenía diez años, y en segunda, era una película de terror, a cualquiera le pudo pasar— traté de excusarme.

—Sí, sí, como digas, Didi— habló Peter ¿No podía quedarse callado?

—Podemos hablar de otra cosa— traté de cambiar el tema.

—Si, mejor, hablemos de otra cosa.

Me ayudó Shawn, volteé a verlo y me dió una sonrisa amplia

—Bien. ¿Quieren regresar a la casa para ver una película?— Emilio dijo no muy convencido.

—Vamos— agarré de la mano a Shawn y lo arrastré conmigo para que caminara.
Regresamos a la casa, Shawn y yo entramos, aún faltaban los demás por llegar.
Me senté en el sofá a esperar a los chicos para que decidiéramos que ver, Shawn se sentó a mi lado.

Los chicos entraron y decidimos ver "Harry Potter y el Prisionero de Azkaban", al parecer los trillizos tienen una cierta fascinación por la saga.

—Voy por la palomitas— me levanté y fui a la cocina, por suerte teníamos el maíz para prepararlas en microondas; cuando estuvieron listas las coloqué en tres tazones diferentes y a la mitad les puse picante.
Regresé y me senté en donde ya me encontraba hace unos minutos; Shawn pasó su brazo por el respaldo del sillón.
Nash y Emilio compartían palomitas, Ryan y Peter tenían su tazón, y Shawn y yo las compartíamos.

Iba a mitad de la película cuando me llega un mensaje.

Cariño, no vamos a llegar
para la noche. Salió un
imprevisto y tendremos
que quedarnos en un hotel.
Los chicos se quedarán
con ustedes, hay cuartos
de huéspedes, asignales
uno a cada quien.

                                         Ok, mamá, Cuídense.

Era muy extraño que se quedarán en nuestra casa siendo que ellos tienen una mucho mejor, pero supongo que sus padres están de acuerdo.

—Chicos —todos voltearon a verme.

—Nuestros padres no llegarán a dormir, tendrán que quedarse aquí.

—¡Pijamada!— gritó Ryan— ¿Nash puede quedarse?

—Amm... No lo sé. Solo si él quiere. Bajé la mirada para verlo ya que él estaba sentado en el suelo.

—Claro, solo le aviso a mis padres.
Saca su celular y empieza a teclear, después de unos segundos lo guarda

—Dicen que está bien, siempre y cuando sea contigo— alcé una ceja

—Ok, acabo de escucharme y eso se escuchó raro, pero sabes lo que quise decir.

Continuamos viendo la película hasta que les dió hambre y tuve que ordenar una pizza.
—Hawaiana.

—No, de jamón.

—Mejor que sea de champiñones.

—Chorizo.

—Salchicha.

—Cállense todos, yo la pediré de lo que yo quiera, y yo quiero pepperoni.
Todos hicieron una mueca pero no me importó. Después de unos minutos tocaron el timbre, supuse era la pizza.

—Teresa ve a abrir.

—¿Y yo porqué? Ve tú.

—Porque yo soy el mayor y digo que vayas tú. Así que abre porque me estoy muriendo de hambre. Me levanté del sofá

—Solo para que lo sepas eres mayor por 56 segundos. Rodó los ojos.
Abrí la puerta y en ésta se hayaba un chico alto y moreno, llevaba una camisa y gorra con el logotipo de la pizzería.

—Serian 3 con 75— me tendió la pizza

—Gracias— le dí el dinero exacto.

—Si no tienes con quien comerla puedo pasar.

—Lo siento pero ella ya tiene con quién comerla—pasaron un brazo por mis hombros— Así qué... Jack— leyó el nombre del tipo en su camisa

—Mejor vete a hacer tu trabajo y no coquetees con chicas que tienen novio.

Le cerró la puerta en la cara. Volteé a verlo y Peter tenía una sonrisa de autosuficiencia en su rostro. Sacó una rebanada de pizza de la caja, se dió media vuelta y regresó a la sala. ¿Y a este que le pasa?

—Aquí está la cena— alcé la caja cuando entré a la sala.

—Ya era hora— los chicos se acercaron y agarraron rebanadas dejándome solo una para mí. Ni que estuviera a dieta.
Ni siquiera tomaron refresco, agua o algo, solo se la comieron y siguieron viendo la televisión.

Ya se había hecho de noche, habíamos terminado de ver la película y ahora quería dormir.
Les asigné una recámara a cada quien como mi madre me lo había pedido. Fui a mi alcoba, tomé una ducha rápida y refrescantes y con eso salí para vestirme con mi pijama azul cielo y acostarme a dormir.
Mis ojos se estaban cerrando cuando mi celular vibra sobre la mesita que tengo a mi lado. Lo agarro y lo desbloqueo.
Otra vez un mensaje de un número desconocido.

¿Dormir en una casa
donde solo hay chicos?
Eso no es de señoritas.

                   
Un escalofrío recorrió por toda mi espalda. ¿Señorita? ¿Quién sería tan formal y aterrador a la vez como para mandarme estos mensajes misteriosos?

Aventé mi celular ya apagado a la cama y salí de mi habitación.
¿Ir al cuarto de mi hermano y decirle que no puedo dormir para que me empiece a interrogar? O...

Opté por la segunda opción y me dirigí a la puerta final del corredor y golpee repetidas veces hasta que me abrieron.

—No puedo dormir ¿Puedo pasar?
Se hizo a un lado para que pudiera entrar y cuando lo hice cerró la puerta

—¿Porqué no puedes dormir?— me senté en la cama haciendo que me hundiera un poco por lo suave que está, en ella solo tenía su celular que parecía lo hubiera usado hace unos segundos y a la orilla estaban sus tenis.

—Se me fue el sueño— me rasqué la punta de la nariz, siempre que miento me da comezón en ella y se me pone roja.

—Ya somos dos— se sentó a mi lado, volteé a verlo y me estaba mirando fijamente como buscando algo en mis ojos

—¿Tú porqué no puedes dormir?— desvíe la mirada. Soltó una risa pesada.

—Le estaba texteando a alguien pero ahora ya no tengo sueño.

—¿Quierés hacer algo mientras logramos dormirnos?— le pregunté viéndolo a la cara.

—Claro ¿Qué se te ocurre?— me dijo Shawn con una sonrisa mostrando sus blancos y perfectos dientes; su sonrisa es igual a la de Ryan pero hay algo que lo hace un poco diferente, no sé que es pero es agradable.

—Mmm... Pues no pensé que hacer— puse mi mano en mi barbilla y cruce mis piernas la una sobre la otra

—Ya sé— me sacó de mi pensamientos— Puedes ser mi modelo— se levantó de la cama.

—¿Tu modelo?— me levanté junto a él y levanté mi ceja derecha.

—Sí, es la única ocasión donde podré tomarle fotos a alguien y que mejor que tú seas mi modelo— me hizo puchero y no pude resistirme— ¿Qué dices?

Aunque no le pregunté a Shawn si le molestaba mi presencia y supuse que ya eramos amigos, sentí que podría ser buena compañía.

—Está bien, tengo una cámara en mi cuarto,voy por ella— asintió, abrí la puerta y fuí a mi cuarto por la cámara. Entré y la puerta hizo un rechinido, deberé pedir que reparen eso; fuí a mi escritorio y abrí uno de los cajones que es donde había colocado la cámara. Cuando ya la tenía entre mis manos iba hacia la puerta pero una luz brillante me hizo voltear.
Solo era mi celular con una notificación, iba a irme y leerla después pero otra notificación de mensajes llegó.
Caminé hasta la cama y con la mano libre lo agarré y lo desbloqueé.

¿Ir a la habitación de un
chico en la oscuridad de
noche y estar solos? tampoco
es de señoritas.

¿Y las fotos...
las haras con ropa?
😉🤤😏

¿Cómo demonios es que sabe eso?
Mi boca se comenzó a quedar seca y un dolor de estomagi más fuerte que el de la tarde me invadió.
Eliminé los mensajes, bloqueé el número y apagué el celular.
Volví a retomar mi camino hacia la habitación de Shawn; al abrir la puerta él estaba hechado sobre la cama mirando su celular con el ceño fruncido. Al darse cuenta de mi presencia lo dejó a un lado y se sentó.

—Ya la tengo— levanté la cámara agitándola suavemente

—Genial— frotó sus manos— Hora de modelar. Podrías acercarte a la ventana y mirara por ella aplazando un poco la cortina.

—Claro— hice lo que me indicó. Cuando la tomó me acerqué para ver cómo había quedado; estaba sonriendo con mi vista pérdida y la luz de la luna reflejaba en mi frente

—Me gusta

—A mi también— seguía viendo la foto pero cuando alcé la vista él me estaba viendo a mí. Se estaba acercando lentamente, yo solo tenía los ojos muy abiertos y pasó lo que no creí que pasaría... Me tropecé con la alfombra aterciopelada del suelo provocando que los dos terminaríamos sobré ella, yo abajo y él sobre mí.
Me veía directo a los ojos y sonrió; se escuchó el pomo de la puerta siendo girará.

—¿Interrumpo algo?— volteamos la vista los dos al mismo tiempo y ahí estaba él con una sonrisa en su rostro.





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