El espejo se sentía frío y húmedo, no sabía si había hielo o algo, las vendas en sus ojos se sentían un poco apretadas al igual que las ataduras en sus manos, sin embargo la esperanza en él todavía no moría.

—Este tipo de lugares son... callados — El hombre había entrado a la habitación, se acercó a él y deshizo el vendaje —Por ahora puedes moverte, te agradará saber que tengo buenas noticias.

—Buenas noticias — Río de forma amarga —Nada de lo que salga de tu estúpida boca pueden der buenas noticias.

—Puede ser, pero lo importante es que tu amado Yoongi ya está en el espejo.

Jimin se puso pálido, a pesar de que todo estaba oscuro además de sentir su pulso ir más rápido de lo habitual. Era malo admitirlo, pero Yoongi estaba en total desventaja contra el hombre de la máscara.

—¿Si sabes que puedo darle pistas usando el espejo verdad? — Jimin había estado pensando en algunas formas de hacerle saber a Yoongi donde estaba, pero al oír eso, el hombre de la máscara sólo se echó a reír.

—Oh, pequeño Jimin, adelante, acércate al espejo y dale pistas — Se acercó hasta quedar cerca del oído de Jimin —Pero ni siquiera tu sabes en qué dimensión del espejo estás.

Eso último hizo erizar la piel de Jimin por completo, ¿Acaso el espejo tenía varias dimensiones? ¿A qué se refería con eso? ¿Cómo pudo tan siquiera fragmentar la dimensión espejo? Hasta donde Jimin tenía entendido eso no era posible, porque para hacer eso, se debía fragmentar la mente de Yoongi también.

—No va a caer... — Fue todo lo que Jimin logró murmurar antes de ser amordazado y llevado a la silla de nuevo. Yoongi no caería en su trampa ¿o si?

...

El actual problema de Yoongi no solo se reducía a encontrar a Jimin, que si bien era la única razón por la cual volvería a un lugar tan tortuoso como lo era el sueño, también estaba el hecho de que, en esta nueva realidad había muchos obstáculos que los retrasaban en la búsqueda, y siendo esta una marcha contra reloj, le impedía hacer muchas cosas. Sin embargo, no podía eliminar simplemente todo lo que había construído en su mente, bueno, para ser más claros, si podía, pero era algo que él no sabía. 

—¿Cómo se supone que iremos a Daegu si no estamos nosotros solos ahora?  — Era un gran punto dado que en el sueño existían sus padres y más gente que los rodeaba, traidores o no, debían estar pendientes de que cada movimiento representaba el riesgo de poder ser descubiertos —No podemos desaparecer así de la nada, sabrán que tenemos algo entre manos.

—Pues si, pero debemos arriesgarnos o vamos a morir si no lo hacemos, el fantasma fue muy claro con eso. — Yoongi era muy consciente de que actuar de manera presuntuosa representaba una alta posibilidad de muerte, y esto no solo por la atenta vigilancia que tenía el fantasma, sino por el hecho de saber que hay alguien sujetando un arma listo para cuando uno cometa un error.  

—Todos sabíamos los riesgos que implicaban venir aquí, no podemos simplemente actuar como gallinas — Hoseok tenía un gran punto, pero no solo se trataba de eso. 

—No solo se trata de eso, el problema no es arriesgarse, todos sabemos que llegado el momento esto iba a pasar, el problema real aquí es que estamos a ciegas — Nam los miró a todos —Solo tenemos unas pocas pistas, realmente no sabemos a quien nos enfrentamos, así que mientras buscamos a Jimin estamos siendo cazados. 

Había tantas cosas que debían considerar antes de empezar una búsqueda que podía terminar muy mal para todos, tanto en el sueño como el vida real. 

—Yo sé que ir por el libro representa un riesgo mucho mayor que el de entrar al sueño, pero es la única pista certera que tenemos ahora, estoy seguro de que el fantasma sabe bien que eso es lo que íbamos a hacer desde un principio, si encontramos lo que estamos buscando, vamos a estar un paso más cerca de encontrar a ambos. 

Aunque Nam y Jin estaban escépticos al respecto, no podían negar el hecho de que, de alguna u otra forma van a terminar arriesgándose, pero ellos tenían claro algo que, probablemente todos los demás ignoraban: Tarde o temprano alguien iba a terminar por sacrificarse. ¿Quién sería? No había forma de saberlo, pero eso era lo único que tenían claro. 

... 

—Señor, han tomado una decisión — El hombre miró la pantalla y sonrió.

—Supongo que tendremos al primer caído pronto. 

Luego de eso rió y se puso la máscara. Entraría a la dimensión de la mente de Yoongi y mataría a uno de ellos, tal cuál lo prometió, no sin antes traer a su pequeño cómplice con él, claro que trataría de ser discreto.

...

Hicieron sus maletas, habían puesto de pretexto a su abuela en Daegu para regresar. Si le preguntaban a Yoongi, él no sentía ninguna clase de arrepentimiento por mentir y engañar a sus padres en el sueño, de hecho él lo consideraba como la mejor opción, no era lo ideal claramente, pero sus prioridades eran otras claramente. 

Lo que sí sentía era un poco de nostalgia por ese espacio, aunque no se lo había dicho a nadie, el sueño le había ayudado a descubrirse de una forma más personal, sus debilidades y fortalezas, de alguna forma le ayudó a conectar más con él mismo, por eso es que deseaba tanto encontrar a Jimin, pues no quería que todas esas buenas experiencias y aprendizaje que obtuvo, fuera opacado por algo tan malo como el secuestro de Jimin. No obstante, estaba confiado en que, de vuelta a Daegu encontrarían las respuestas que necesita, todo para saber por donde debería comenzar, aunque no podía negar que seguía asustado por la presencia de un traidor que no conocía, y le aterraba pensar que todo podía salir mal.

—Te ves asustado — Seokjin lo estaba mirando desde el umbral de la puerta.

—Lo estoy — Suspiró —No quiero que algo malo pase, no sabría como seguir si alguno de ustedes resulta dañado por todo esto. 

Jin lo entendía perfectamente, se acercó a él y apretó su hombro.

—Sé que esto parece ser un camino sin rumbo, pero no podemos darnos el lujo de retroceder o dudar, hay muchas personas que dependen de esto, principalmente Jimin.

Yoon asintió, eso lo sabía perfectamente, por eso es que le daba más miedo, porque no quería que Jimin saliera lastimado, pero debía intentar y darse por vencido era lo último que haría.