🥊♡: RING SIX 🥊

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𖥨 × ♡ ×♡

7 años atrás...

Tantos frascos de diferentes tamaños, tantos colores y precios, pero sobre todo, tantos tipos de aromas que tenían a Jungkook totalmente abrumado y confundido.

¿Qué tipo de perfume le podría regalar a su novia?

Pensó en algo dulzón como la chica era, pero lo descartó a los segundos. Desgraciadamente a él ese tipo de aromas le hastisban y le daban nauseas. No querría sentir eso por su dulce Jihyo, claro que no.

Suspiró abatido y volvió a dedicarse a tomar cada frasco y leer las etiquetas con indecisión y constantes muecas de disgusto, regresandolos de inmediato a su lugar con algo de molestia.

Cítrico.

No, para nada eran de su agrado.

Dulces.

Sabía que a ella le gustaría, pero él no querría si quiera abrazarla cuando lo usará.

Definitivamente no.

Terrosos.

Le gustaba ese aroma, pero sabía que no era adecuado para regalarle a una chica.

Descartados.

Florales.

Habían tantos tipos que era imposible y abrumador decidirse solo por uno.

── Dios mio ¿Por qué es tan difícil? ──Murmuró en un quejido bajo. ── Solo es un puto perfume Jungkook, no debería ser tan complicado, ya elije uno ──Resopló.

Escuchó una suave y grave risa a su costado pero decidió no hacerle mucho caso y seguir centrado en su odisea.

Debí aceptar a Yugyeom o Mingyu... me evitaría estas cosas.

Se mordió el labio culpable ante lo que su mente le decía.

Con ellos o cualquier chico, solo tendría que regalarle el qué uso o incluso darle una botella de alcohol en vez de estas cursilerias...

Gruñó en sus adentros ante sus pésimas decisiónes.

Quería a su novia, lo hacía. Llevaban casi tres meses saliendo y estaban siendo meses... bonitos, en compañía de la dulce, guapa y atenta de Jihyo; más sin embargo, extrañaba su vida alocada de antes y en el fondo sabía que no estaba del todo conforme con su desesperada decisión.

La bisexualidad de la que Jungkook se sentía orgulloso de alardear desde que oficialmente "Salió del Closet", era para él ese sinónimo de aventuras de todo tipo en cada oportunidad, con cualquier persona. Pero desde que su madre lo había sermoneado diciéndole que ya se buscará una pareja estable y enderezara su camino, todo aquello había tenido que cambiar repentinamente.

Cuando conoció a Jihyo en medio de una de sus tantas fiestas, se le hizo una chica atractiva e interesante con la cuál podía pasar un par de noches e incluso tener unas cuantas citas, lo acepta. Pero aún no entiende como fue qué sin darse cuenta, en tan solo dos semanas, terminó viéndola todos los días prácticamente.

Y de repente, solo se vio a sí mismo pidiéndole desesperadamente que fuese su novia; y por supuesto, la fémina feliz aceptó.

No sabía exactamente por qué, pero esa decisión extrañamente seguía sintiéndose incorrecta a pesar del tiempo. El vacío en su pecho y la inconformidad que siempre lo atacaban, parecía gritarle mil cosas incorrectas en esa relación, pero su mente se negaba a escuchar.

Volvió a la realidad obligado, cuando en cuestión de segundos por su despiste, sintió como en su mano se deslizaba una de las cuerdas de los inmensos y llamativos globos que había comprado hace un par de horas. El objeto se elevó un par de metros para cuando el castaño reaccionó.

Maldijo en voz baja e intentó alcanzar el globo de corazón antes de que este se elevará más, pero no tuvo ningún éxito.

Entre maldiciones saltó cuál tierno conejo un par de veces, intentando alcanzar el objeto, pero para su sorpresa, alguien tuvo más suerte, o tal vez solo fue más audaz al optar por subirse a una de las estanterías bajas y alcanzar correctamente el bendito globo antes de que este tocará el techo.

Jungkook frunció el ceño molesto consigo mismo, por hacer el ridículo, y sobretodo porque sus 1.77cm y sus botas de combate parecían no ser ventajas suficientes para haberlo alcanzado por su propia cuenta.

Resopló para si mismo.

── Toma ──Murmuró el salvador con un tono divertido en su voz profunda, entregándoselo.

── Gracias... ──Respondió con amargura el menor, ignorando lo hipnótico de aquella voz── Aúnque yo lo tenía todo controlado, no necesitaba ayuda.

── Claro, lo noté ──Comentó el sujeto con sorna. Ese tono de burla molestó al castaño.

Con una expresión dura, Jungkook apartó los irritantes y coloridos globos que obstruian su vista, para así encarar mejor al sujeto y demostrarle mayor convicción y borrarle la gracia.

Se arrepintió de hacerlo al instante, pues quedó sin palabras ante lo qué sus ojos vieron.

Piel caramelo, cabello rubio platinado siendo oculto por una gorra, ojos afilados y negros como la noche, enmarcados por un par de lentes vintage, siendo dos perlas oscuras totalmente atrayentes y risueñas en ese instante. A pesar de qué el hombre llevaba un tapabocas, pudo apreciar también perfectamente las facciones definidas y varoniles que iban totalmente en contra a la juventud que aquel aparentaba

Ropa de abuelo pero apariencia varonil...

Fue lo qué el nívea pensó al reparar el sweater de lana marrón sobre la elegante camisa blanca que contrastaba con el pantalón holgado color beige y los tennis blancos y desgastados.

Nada mal...

Inconcientemente mordió su labio.

Una de las perfectas cejas del moreno se alzaron esperando el reproche que amagó en salir de los labios que él muchacho apresaba justo antes de distraerse escaneandolo descaradamente.

── T-Tiene razón... ──Se aclaró la garganta Jungkook desviando la mirada de aquellos ojos tan atrayentes. ── De nuevo... gracias por la intervención.

El hombre solo correspondió a la pequeña y tímida sonrisa que apareció en los labios del menor con un asentimiento antes de girarse a continuar examinando los perfumes de marcas ridículamente caras que yacían en los estantes de su lugar.

Sin darse cuenta si quiera, los orbes del menor se quedaron pasmados en aquella imagen.

La elegante forma en la que con una mano en el bolsillo, una mirada centrada y un ceño fruncido leía atentamente cada etiqueta mientras sus largos dedos estilizados por fina joyería golpeteaban suavemente en el material de los estantes.

Jungkook mordió su labio de nuevo e inmediatamente se giró en dirección a su estante, regañandose internamente por la reacción que estaba teniendo.

Solo es otro hombre guapo en la tierra, ya concentrate Jungkook...

Con fastidio tomó uno de los frascos soltando un bufido.

── Acabemos con esto de una buena vez... ──Murmuró sin mucho ánimo en medio de un suspiro pesado. ── Si no le gusta, ya que lo cambie ella ──Resopló fastidiado.

Una exhalación pesada se escuchó a su lado.

── Espero que eso también lo tengas tan controlado como lo del globo.

Una vez más aquella voz se llevó toda la atención del menor, quien le respondió con una mirada confusa.

── Lo siento, sé que no es asunto mío, pero... Llevas hablando solo a mi lado durante diez minutos y es un poco perturbador e imposible de ignorar ──Comentó con un tono divertido nuevamente. ── Y sí mi intuición no falla, la intensión es regalarle algo a tu... novia, ¿Cierto? ──Indagó sin esperar realmente una respuesta. ── Pues, si me permites opinar, no creo que el olor a pino sea lo adecuado, a no ser que ella sea muy fan de navidad y no le importe estar a mediados de Junio para usarlo...

El castaño mordió sus labios para no reír y dejó la fragancia de nuevo en su lugar.

── ¿Así de desastroso me veo? ──Inquirió con burla con la vista en el piso y una sonrisa avergonzada.

Una melodiosa y grave carcajada resonó.

── No quiero sonar cruel pero soy sincero... Si, bastante ──Los ojos se empequeñecieron ante la aparente y misteriosa sonrisa que el tapabocas ocultaba.

── Y entonces, en mi desastroso caso, ¿Que me recomienda un experto en el tema cómo tú? ──Inquirió con más coquetería de la que quisiese. ── Por lo visto...

Otra de esas risas acarició los tímpanos del pálido.

── Algún aroma sutil a flores estaría bien. Y no, no es que sea experto, pero me gustan los aromas suaves ──Explicó. ── Los suelo usar mucho y también sé que a varias chicas les gustan, así qué de ahí mi sugerencia.

El menor asintió embobado al ver al otro acercarse unos cuantos pasos y tomar dos de los frascos.

── Lavanda o rosas, siempre son una gran opción ──Aconsejó olfateando ambas por sobre el empaque.

Jungkook no supó porque aquello se le hizo tan sexy y cautivador.

── Genial... ──Casi que balbuceó el menor. ── Entonces, creo que me llevaré este ──Dijo sin mirar realmente cuál de ambos frascos tomaba, expresando lo poco que realmente le interesaba el tema y aprovechando el pequeño roce de manos que ambos tuvieron ante ese acto, que erizó por completo al más joven.

── Gran elección.

── Fue gracias a su ayuda.

El mayor soltó una risita y sin darse cuenta ambos se quedaron mirándose y dejándose envolver por la intensidad de los ojos ajenos

Jungkook tragó saliva con pesadez.

Para cuando alguno de los dos quisó acabar con el extraño pero intenso momento, un tercero fue mucho más rápido.

── ¡Kim Taehyung! ──Exclamó en un susurro molesto un joven de cabello naranja, dirigiéndose al de estilo Vintage, mientras retiraba sus lentes de sol para expresar su molestia a través del ceño fruncido que se asomaba en su rostro.

Con un suspiro cansado y una mueca incómoda, el aparentemente nombrado se giró hacia el recién llegado.

── ¿Qué pasa?, y ¿Por qué estás susurrando? ──Imitó su tono con burla.

── No quiero fans locos atacandonos.

El rubio rodó los ojos.

── Jimin, aún no soy si quiera famoso, y somos prácticamente los únicos en la tienda.

── Todavía no, pero lo serás y de eso me encargo yo ──Le guiñó un ojo el recien llegado. ── Como sea, toma, estoy harto de que suene cada cinco minutos ──Le estampó un celular en el pecho, que el rubio tomó por pura suerte. ── Ya bloquea al intenso y odioso de tu ex ──Reprochó en un berrinche.

── Bogummy es muy lindo, y quedamos de ser amigos, ya entiendelo mimi.

── Ja, amigo el gato del ratón y a los cinco minutos se lo comió ──Resopló. ── En fin, ya agendé citas para mañana en un par de gimnasios de ──Informó con sus brazos en jarra.

── ¿Gimnasios?, ¿Para qué?

El de cabellos fantasía miró al cielo clamando paciencia.

── Pues para las dos sesiones que tienes en un mes, idiota ──Le recordó ofuscado. ── Son muy importantes Tae, serán con Elle y W Korea, esto te va a lanzar al estrellato ──Susurró con notable emoción──, pero, el requisito más importante es tener una buena figura y mirate, tú pareces un espaguetti.

── ¿Mejor amigo o Hater? ──Reclamó ofendido el rubio.

── Ambas, porqué no me pagas lo suficiente como representante.

── Jimin, ¡Sabes que odió los gimnasios! ──Se quejó cuál niño pequeño el más alto.

── Tú odias todo lo que implique un mínimo esfuerzo, flojo ──Recriminó. ── Y lo sé, pero de verdad es importante esto para tu carrera... ──Suspiró──, ya sé, si quieres buscamos entrenadores personales y no tendrás que moverte de tu casa ¿Qué dices? ──Propuso como otra solución.

Y allí aquella conversación tomó mucho más interés para el jóven curioso que desde atrás escuchaba toda la conversación atento, mientras fingía con cero sutileza organizar los frascos que había tomado en medio de su indecisión.

Se aclaró la garganta lo más ruidoso posible.

── Lo siento, sé que no es asunto mío pero no pude evitar escuchar lo que hablaban, y... Mucho gusto, Jeon Jungkook, estudiante de Ciencias Deportivas y Coach personal, a sus ordenes ──Hizo una pequeña reverencia.

El mayor de los tres, soltó una risa ante el mini dejá vú que estaban teniendo y se retiró el tapabocas para dedicarle una sonrisa ladeada que a ojos del menor fue la más sexy que vió en su maldita vida.

── Kim Taehyung, modelo, mucho gusto ──Imitó su acto sin borrar su sonrisa y lamiendo sus labios de forma casi hipnotizante.

Jungkook tragó saliva pero no dudó en devolverle el gesto.

── Definitivamente la vida contigo es igual de alcahueta que yo, Kim Taehyung ──Negó con falso desapruebo Jimin, antes de dirigir su mirada con desconfianza hacia el castaño. ── ¿Cuanta experiencia tienes y que tan discreto eres jovensito? ──Entrecerró sus ojos.

── Jimin, eres mi manager, no el de Harry Styles, ya no exageres ──Rodó los ojos el rubio, antes de girarse hacia el menor.

── Si te secuestran no voy a pagar tu rescate ──Advirtió el pelinaranja desde atrás ofendido desviando la mirada.

Taehyung negó divertido y miró al castaño.

── No le hagas caso es un dramático ──Se disculpó. ── Odio todos estos temas de la confidencialidad, los castings y contratos, así que... ──Hizo una pausa para sacar una pequeña libreta de su bolsillo y escribir algo rápidamente, para después extenderselo. ── Mi primo es dueño de un gimnasio a unas cuantas calles de aquí, si estás interesado en... ofrecerme tus servicios ──Hizo una pausa para escanearlo y dedicarle otra de esas sonrisas que hacían temblar las piernas del jóven. ── Te espero mañana al medio día, podemos conversar los términos y tal vez iniciar con una sesión, e incluso puede contarme como te fue con tu novia.

Jungkook rió sutilmente y tomó el papel sin dudarlo.

── Me interesa ──Asintió──, lo del trabajo claro, lo demás... ya lo veremos.

El rubio asintió sin borrar su expresión divertida y le guiñó un ojo.

── Nos vemos entonces... Jungkook.

── Nos vemos, Taehyung.

Y con una última mirada profunda y estremecedora, el rubio asintió y se alejó junto al manager, quien lo miró con reproche e indignación.

── Tú no quieres un entrenador, tú quieres coquetear Kim Taehyung ──Escuchó como este le reprochó y el mayor solo río y le dío un codazo.

── Tiene novia, Jimin.

Y antes de poder escuchar la respuesta del otro, ambos cruzaron el pasillo hacia la caja.

Jungkook miró el papel en su mano, junto a la caja del perfume con olor a rosas y fue cuando supo qué Kim Taehyung había llegado a su vida para ponerlo todo de cabeza... o mejor dicho, en orden.

Un orden que sin saber, deseaba.

Presente...

Sonríe como tonto mientras revuelve con distracción el Ramyeon en sus manos, y los recuerdos se reproducen en su mente como una cursi y bonita película de romance.

Recuerda como después de ir a esa cita, efectivamente se convirtió en el entrenador personal de Taehyung. Desde entonces ambos se veían prácticamente todos los días para sus sesiones ──que orgullosamente dieron sus frutos en el cuerpo del mayor──, y después de entrenar siempre aprovechaban para salír a comer o a tomar algo.

Sin darse cuenta se volvieron muy cercanos, casi que mejores amigos. Uno del que Jimin vivía celoso constantemente porque según él, "había sido vilmente cambiado".

Aúnque para nada era así, y la diferencia estaba en el sentimiento y en las miradas que Taehyung y Jungkook compartían cuando ambos estaban juntos, qué de amistad, tenían poco...

Jungkook no era idiota, captaba muy bien los coqueteos, toques y gestos descarados que el mayor siempre le dedicaba en medio de sus sesiones, en sus salidas, o en cada oportunidad que tenía, más no lo culpaba porque él era conciente que había sido el primero en hacerlo sin descaro desde el inicio, a pesar de tener novia.

Allí radicaba el problema y la constante culpa del menor, sin embargo, eso fue un martirio por poco tiempo; pues semanas después de aquel cumpleaños para el qué Jungkook le estaba comprando un regalo, descubrió a su entonces novia, besando a otro hombre a las afueras de su casa.

No le dolió, pues muy en el fondo sabía que realmente no sentía nada por ella; Se sintió herido y su ego quebrantado. Por eso solo le terminó mediante un seco mensaje de texto que la chica nunca respondió, y así fue cómo esa misma noche terminó frente a la puerta de su amigo, besándolo tan pronto este le abrió, y entre sus sábanas acabando con esa torturante tensión que los envolvió desde el primer instante.

Al principio solo fueron encuentros casuales, y decidieron seguir con su amistad durante un par de meses, hasta que el mayor fue el primero en dar el siguiente paso y le propuso iniciar con una verdadera relación, como una pareja.

Desde entonces solo puede recordar hermosos momentos junto a Taehyung, pues con él, todo se sentía correcto en cada maldito sentido. Y aquel amor estable y verdadero que nunca deseó tener realmente, el mayor se lo había regalado sin siquiera pedírselo.

No puede decir que no habían discusiones o peleas, por que mentiría. Habían muchas. Sobre todo al inicio por sus personalidades tan distintas y a la vez tan parecidas que al principio los hacia chocar, sin embargo, ambos siempre buscaban la forma de solucionar las cosas de la mejor forma, sin herir ni lastimar al otro.

Allí estaba una de las tantas fortalezas de su relación.

Aún era hasta increíble para Jungkook mismo, que ya se cumplieran 7 años desde que aquel hermoso hombre había aparecido en su vida, pues para él era como si cada día conociera algo nuevo que terminaba enamorandolo aún más de su novio.

Se rió internamente de si mismo, pues en el pasado nunca hubiese pensado así. Nunca se consideró alguien mínimamente romántico, y ahora era el más cursi y atontado por un hombre guapo y a sus ojos perfecto.

Otra cosa más de la qué culparlo...

Sonrió y le dío por fin un bocado a la comida que llevaba revolviendo innecesariamente por casi veinte minutos y centró por fin su vista en el olvidado televisor dónde se reproducía su película favorita por milésima vez en el mes.

Se concentró en la escena que tanto le gustaba de Jack y Rose escabullendose en el estacionamiento de autos del barco para hacerlo dentro de un auto clásico.

Mordió su labio con una sonrisa maliciosa ante la idea que se desbloqueó en su mente.

── ¿Otra vez creando nuevas fantasías, joven Jeon? ──Inquirió un burlona voz desde el marco de la puerta.

El nombrado se exaltó dirigiendo su vista hacia allí para encontrarse con una imágen que casi lo hizo atragantarse con los Noodles: Su novio, vistiendo su traje de Golf que tan bien le sentaba con ese sweater de rombos en tonos terra y ese pantalón blanco ceñido a sus largas piernas.

Jungkook no despegó la vista ni siquiera cuando lo tuvo en frente y este le dió un casto beso entre risas.

── Imposible no hacerlo si tengo un novio tan guapo ──Se mordió el labio con descaro, y suspiró antes de entregarle el bowl de Ramyeon. ── ¿Como te fue, cariño?, no te sentí llegar, ni a Bam o Tanie saludandote ──Lo miró confuso.

── Ellos tampoco me sintieron, están profundos en el sofá ──Contestó con una sonrisa dulce este. ── Y me fue bien, gané el juego con seis hoyos ──Sonrió con expresión orgullosa antes de darle un bocado a los fideos.

── Felicitaciones, mi amor, eres el mejor en Golf ──Alagó dejando un sonoro beso en su mejilla. ── ¿Todavía te duele la cadera? ──Inquirió después en un susurro divertido con una sonrisa maliciosa, acariciando la zona por sobre la tela.

── Cielo, caminar ya fue una tortura, imagínate jugar ──Le dedicó una mirada de reproche, aunque la sonrisa en sus labios la desmentia por completo. ── Tuve que decir que me lesioné entrenando.

El castaño soltó una carcajada.

── No es del todo una mentira... Si entrenamos, bastante diría yo...

Ambos compartieron una mirada complice y se rieron como dos niños traviesos.

El mayor terminó lo que quedaba en el recipiente en tres bocados y dejó el envase vacío a un lado para acercarse al nívea, y sentarlo en sus piernas con toda la libertad para besarlo con cariño durante un buen rato.

── ¿Y tú como estás? ──Murmuró entre sutiles besos en su rostro y caricias en los blanquecinos muslos descubiertos gracias al short deportivo que este llevaba.

── Nada qué no pueda soportar o mejor dicho, que ya no haya soportado ──Sonrió divertido, devolviendole los besos sutiles en el cuello. ── Por suerte no tengo sesiones programadas hasta dentro de tres días, así qué puedo descansar bien.

── Eso es una estupenda noticia, porqué... necesito que te arregles, salimos en media hora ──Informó el mayor dejándolo de nuevo en la cama, con un beso en su frente para ponerse de pié e ir a dejar su bolso en su lugar.

── ¿Qué?, ¿A dónde vamos a esta hora?

── Es una sorpresa, cielo ──Negó con una sonrisa de suficiencia el azabache. ── Y se nos hace tarde, asi qué me voy a duchar rápido para que tu luego puedas hacerlo.

Y dicho esto, el mayor omenzó a desvestirse frente a un desconcertado y confuso Jungkook, quién de inmediato apagó la televisión para centrar mejor su vista en la magnífica escena que le estaba regalando su malvado novio.

── Pues, si tanta prisa hay... ¿Por qué no ahorramos tiempo y nos duchamos juntos? ──Propuso con tono sugerente, levantándose de la cama mientras el pelinegro se despojaba de su camisa, dejando a la vista las incontables marcas rojizas y violáceas que se esparcian por todo su torso y de las cuales él era responsable.

Orgulloso apreció cada una de ellas con una sonrisa altiva y de pura satisfacción.

── Tentadora propuesta cariño ──Murmuró el de rizos acercándose para depositar un sutil beso en el cuello nívea, antes de desviarse a su oído para allí susurrar con sorna ──: Pero, tal y cómo tú me dijiste ayer: si nos duchamos juntos, no saldremos nunca... ──Se alejó con expresión triunfante y le guiñó un ojo. ── Asi qué mentras tanto, busca algo que te haga ver aún más guapo de lo que ya eres, no me tardo.

Lanzándole un último beso, Taehyung se adentró en el baño que ambos compartían, dejando un eco ante el tintineo que indicaba que estaba retirando su cinturón.

El castaño resopló y se dejó caer en la cama con una expresión de pura indignación y rabieta infantil.

Que injusta era la vida a veces...

Resopló por quien sabe cuanta vez en lo que llevaban de viaje. Qué realmente tampoco sabía exactamente eso cuánto tiempo era, ni mucho menos hacía dónde se dirigían, por lo qué su ansiedad ya se encontraba por los cielos.

Cuando intentó levantar su mano para quitarse la venda que Taehyung le había puesto nada más salir del apartamento, un suave manotazo se lo impidió, sacándole un quejido.

── Mantén las manos quietas Jungkook ──Regañó el mayor. ── ¿O de nuevo te las tengo que amarrar? ──El tono sugerente y con doble sentido en esa pregunta, hizo sonreír al nombrado.

── No me quejaría ──Se encogió de hombros sin borrar su sonrisa. ── Como tampoco me voy a quejar o poner resistencia si tu plan es secuestrarme, pero ya díme a dónde vamos, por favor, Tete ──Suplicó.

El mayor rió.

── Ya te dije que no, es una sorpresa, cariño ──Reiteró. ── No te puedo decir.

Otro bufido inconforme salió de los labios del menor, antes de verlo cruzarse de brazos con disgusto.

── Por lo menos dime cuanto falta, ya me duele el trasero, tengo hambre y sueño.

Mentira no era. Calculaba que llevaban aproximadamente dos horas de trayecto y su cuerpo rogaba por estirarse un poco y su estómago pedía comida a gritos, pues el Ramyeon qué había comido antes de salir, no era una porción suficiente para mantenerlo satisfecho.

Ya se estaba desesperando.

Otra risa y una mano apretando suavemente su muslo por sobre la tela de sus ajustados Jeans, lo calmaron un poco.

── Ya vamos a llegar, tranquilo señor impaciencia.

Para cuando Jungkook quiso reprochar de nuevo, el sonido de una notificación lo interrumpió provocando que nuevamente intentará quitarse la venda, sin éxito una vez más, pues el mayor tomó sus muñecas para presionarlas sobre sus propios muslos.

── Quieto ──Regañó de nuevo y con voz grave, erizando al castaño con ese simple acto.

Jungkook suspiró derrotado dejando caer su cabeza contra el asiento, con un puchero rabioso en su rostro.

── Es un mensaje de Namjoon Hyung ──Informó el mayor con tono divertido. ── Dice que ni siquiera nos va a preguntar qué pasó ayer, porque con la explicación del portero diciéndole que no nos llevamos nuestro auto y salimos caminando extraño, le es suficiente ──Dijo entre risas, contagiando al menor.

» También dijo que mandó a desinfectar todo y que en años nos vuelve a dejar solos en su gimnasio.

Ambos estallaron en risas.

── Dile, que yo solo quiero las grabaciones de las cámaras de seguridad, no pido nada más.

Al escuchar aquello Taehyung soltó una nueva carcajada y miró a su novio aunque este no pudiese devolverle el gesto.

── Oh, sin duda se lo pediré ──Se mordió sus labios divertido y extasiado, totalmente dispuesto a hacerlo en cuanto pudiera.

Entre risas y constantes llamados de atención para que Jungkook no se quitara la venda, continuaron su misterioso viaje.

Aproximadamente unos diez minutos de recorrido más tarde, el menor escuchó porfin el motor apagarse y sintió el auto detenerse.

── Llegamos, cielo ──Informó el azabache retirando las llaves del auto y apagando la radio en la que se reproducía Jazz a volumen bajo. ── Espera, voy a ayudarte a bajar.

El contrario solo asintió en medio de un bostezo, estirándose un poco en el asiento, pues estaba a muy poco de quedarse dormido. Taehyung por su parte, rodeó el auto rápidamente, y como si se tratara de un niño, le quitó el cinturón y le ayudó a bajar del auto con cuidado.

── Espérame aquí unos minutos.

El menor solo pudo asintir en medio de su pequeño trance de sueño, y aprovechó esos minutos para desentumecer su cuerpo, moviendo un poco sus piernas y brazos. Frunció el ceño y se estremeció ante la fuerte y helada brisa que lo recibió y el olor fuerte a pasto y árboles que logró captar.

Al cabo de unos minutos, sintió al mayor acercarse, quién de inmediato lo rodeó por su cintura para guiarle el camino.

── Tae, ya me estoy asustando, ¿Dónde estamos? ──Preguntó confuso.

── Calma, solo unos pasos más y te quito la venda.

── Genial, porqué te informo qué en estas circunstancias no está siendo algo para nada divertido ──Refunfuñó.

Solo pudo percibir la carcajada del mayor impactando en su nuca, y el sonido de sus propias botas pisando lo que dedujó era hierba.

Un par de pasos más fueron suficientes para que el mayor detuviera su andar y lo hiciera esperar en ese lugar una vez más.

Escuchó mucho ruido de cosas moviéndose y los pasos apresurados de Taehyung resonando a su alrededor, hasta que en poco tiempo lo tuvo a sus espaldas desatando con habilidad la venda.

── Felíz aniversario Kookie, Te amo ──Susurró el azabache tan pronto la tela dejó de cubrir sus ojos, dejando un pequeño y tierno beso en su mejilla.

El castaño parpadeó unas cuantas veces para acostumbrar mejor su vista, y en cuestión de milisegundos, pudo divisar por completo y con total claridad la preciosa imagen frente a él.

── Se qué te gusta ver el atardecer, y a mi las estrellas en la noche, así que por eso estamos aquí, para celebrar nuestro aniversario ──Explicó con una sonrisa dulce el pelinegro ante la expresión contrariada del menor.

Y es que Jungkook realmente se quedó sin palabras ante tan maravillosa sorpresa.

No sabía exactamente en qué lugar de Seúl estaban. Detrás de él solo veía la carretera a unos metros de distancia, dónde se encontraba orillado el auto de Taehyung, y frente a sus ojos se expandía una vista maravillosa de la ciudad que se percibía diminuta desde allí, siendo totalmente opacada por el hermoso cielo con tintes naranjas y el sol que se escondía al pasar de los minutos.

Dedujó que se encontraban en una montaña o algo parecido a un mirador natural a las afueras de la ciudad, por la altura y la fría brisa. Realmente tampoco le dio mucha importancia; no cuando frente a él también se hayaba todo un picnic armado con prisa pero de la más bonita manera: una canasta repleta de comida, una botella de vino, un ramo de preciosas margaritas y una pequeña bocina.

Pero sobre todo, la vista más increíble e irreal que aceleró su corazón, se encontraba frente a el; De pie junto a todo lo que había preparado, vestido con ese traje totalmente en negro que combinaba perfectamente con esos rizos oscuros que revoloteaban junto a la brisa, brillando con los reflejos naranjas del atardecer a sus espaldas. Con las manos en los bolsillos, viéndolo con esa sonrisa rectangular y preciosa tan única y especial como él, y ese brillo mágico y atrayente de sus dos profundos y cautivadores orbes.

Jungkook se sintió desfallecer allí mismo. Su novio era la perfecta definición de perfecto e irreal.


── Esto es precioso... Taehyungnie ──Murmuró el menor totalmente sorprendido. ── Crei que lo de ayer había sido nuestra única celebración esta vez ──Sonrió levemente sonrojado.

El mayor negó acercándose a él, tomándolo de la cintura para después retirar con cariño los cabellos rebeldes que se colaban en su rostro debido a la brisa, y depositando un suave beso en sus labios.

── Claro que no tonto, tú mereces mucho más que una follada, Jungkook ──Fingió indignación──, lo de ayer fue una celebración... imprevista e improvisada, al menos de mi parte ──Aclaró con una mirada complice a la qué el otro solo respondió con una sonrisa maliciosa, dándole la razón. ── Este era mi plan de celebración hace semanas, así que... solo vamos a disfrutarlo ¿Si?.

── Gracias, cariño, es un plan hermoso ──Dijo con toda sinceridad, abrazandolo por los hombros y divisando la preciosa vista a sus espaldas por un par de segundos, antes de fundirse en un beso lento y lleno de amor con aquel hombre tan especial que por fortuna tenía a su lado.

Después de una pequeña sesión de besos y tiernas caricias, el mayor tomó la mano del castaño para que tomarán asiento y así poder iniciar con la qué Taehyung, esperaba fuera la noche más especial e inolvidable para ambos.

Estuvieron un par de horas entre divertidas anécdotas, multiples coqueteos, besos y conversaciones banales pero cálidas. Bajo la luz de la luna que se había asomado hace poco; disfrutando de su privacidad en aquel alejado sitio, acompañados únicamente del vino, la deliciosa comida que el mayor había preparado y la melodía del R&B, Jazz y Pop que aclimataba tan bien la romántica situación.

Con el cielo despejado y repleto de estrellas, que ambos amantes no se pudieron resistir en apreciar; por eso es qué en ese momento se encontraban recostados sobre la manta. El menor en el pecho del pelinegro, con este rodeándolo para brindarle calor y protección, mientras ambos intentaba encontrar constelaciones inexistentes.

── Esa de allá es la osa mayor, estoy seguro ─Dijo convencido el azabache señalando un lugar en el inmenso y brillante cielo.

El castaño río ante el comentario.

── Cariño, desde acá es imposible verla, dudo mucho que esa sea ──Refutó levantando su rostro para verlo con diversión.

El pelinegro solo le devolvió una risa baja y una mueca inconforme con su respuesta que le duró poco. Acarició su mejilla con cariño y lo vió con amor durante unos segundos que parecieron detenerse solo por y para ellos.

── Me siento intimidado cuando me miras de esa forma ──Confesó en un susurro avergonzado Jungkook.

── ¿Cómo? ──Indagó orgulloso el otro. ── Solo te admiro como lo mereces ──Se encogió de hombros con simpleza. ── Es que me di cuenta que ni esas millones de estrellas encima de nosotros, brillan tanto y tan hermoso como las que hay en tus ojos.

El nívea juró necesitar urgentemente oxígeno, pues sintió el suyo abandonarlo de repente. Kim Taehyung era el ser más romántico del planeta, e ilogicamente hasta para si mismo, aquello a él le encantaba.

── ¿Nos pusimos románticos, señor Kim? ──Murmuró irónico, para intentar evadir el sonrojo en sus mejillas y el palpitar constante y acelerado de su corazón. ── Bien, pues yo también puedo serlo; Ni esa inmensa luna en el cielo brilla tanto como tu sonrisa.

El mayor rió un poco cohibido ante el alago, y simplemente suspiró, atrayendolo para dejar un beso en su frente.

── Definitivamente no me puedes dejar ganar ni una vez ¿No es así?

── No, imposible ──Concordó entre risas el menor.

Ambos rieron y retomaron su posición abrazados con la vista puesta en el cielo.

── Te amo... ──Susurró Jungkook repentinamente y sin atreverse a mirarlo. ── Gracias por siete maravillosos años enseñándome lo que es el amor, Taehyung.

── Gracias a ti por aceptar estar conmigo durante siete años, a pesar de todo...

Jungkook suspiró y negó.

── No agradezcas, no ha sido ningún sacrificio, es más, fue prácticamente un premio el tenerte en mi vida ──Confesó en voz baja. ── Fuiste mi polo a tierra Tae, el mejor que pude tener y te amo, como nunca lo he hecho ──Mordió su labio nervioso, ante tan cruda confesión que jamás se había atrevido a decir en voz alta.

── Cariño, tu fuiste mi lazo de salvación y mi brújula. Contigo yo descubrí que quería y necesitaba en mi vida ──Con delicadeza, el mayor lo obligó a hacer contacto visual. ── No sabes cuanto agradezco haber entrado a esa tienda de perfumes y haberme topado con el desastroso chico de los globos.

Aquello le sacó una risa sincera y calida al nívea.

── Que suerte que un experto en perfumes lo ayudará, ¿No crees?

── Totalmente de acuerdo, que suerte ──Asintió el mayor sonriente, antes de besarlo suavemente. ── Te amo, mi chico desastroso.

── Te amo ──Fue lo único que pudo responder este antes de fundirse en el beso lento y totalmente electrisante que el pelinegro le estaba dando.

Sin darse cuenta, el encuentro fue volviéndose más frenético y apasionado. Sus lenguas se encontraron en cuestión de minutos, erizando sus cuerpos y acelerando sus sentidos. Sus manos tomando voluntad propia cuando se escabulleron entre la ropa del otro.

El mayor terminó encima del cuerpo del castaño, besando su cuello, con sus manos marcando por milésima vez su cintura y las del contrario luchando por quitar del camino la estorboza tela de su saco.

Sin embargo, antes de poder llegar más lejos, el mayor se detuvo alejándose un poco del castaño, al mismo tiempo que intentaba regular su respiración y calmar sus emociones, para así evitar que el cosquilleo entre sus piernas terminará convirtiéndose en una inevitable ereccion.

── ¿El exhibiciónismo es uno de tus nuevos fetiches, cariño?

── N-No...──Negó el contrario, lamiendo sus labios, totalmente agitado. ── Pero, para serte sincero... en este momento no me importaría probarlo ──Tentó acariciando el pecho del pelinegro por sobre la tela de su sweater de lana con cuello de tortuga que para su desgracia, cubría demasiado.

El acanelado mordió su labio, respirando profundo como método de control y negando para después sentarse sobre sus rodillas frente a su agitado y frustrado novio.

── A mi tampoco sinceramente... pero, aunque estamos en un lugar bastante alejado, puede pasar una patrulla y vernos, así que lo mejor será esperar a llegar a casa ──Hizo una mueca de disgusto. ── No quisiera escandalos, no ahora...

Jungkook suspiró en su sitio, tomándose unos segundos para recuperarse y después sentarse, asintiendo de acuerdo con lo dicho por el mayor.

── Tienes razón, sería terrible y más ahora que estás en la cima de tu carrera.

El moreno asintió, acariciando su rostro en modo de disculpa.

── Ya suficiente tenemos con que hablen de lo inadecuada que es nuestra relación ──Resopló molesto tan solo de recordarlo.

Y es que desgraciadamente la increíble fama que Taehyung por fortuna había logrado hace ya casi cinco años atrás, había traído consigo todo aquello malo que el éxito y popularidad arrastraba para alguien público. Sobretodo los malditos chismes y los medios, revistas, y farándula, hablando u opinando de ellos como si fueran sus más íntimos amigos.

La más grande queja siempre era su relación, y no realmente porque se tratara de una relación homosexual o los típicos comentarios homofobicos y discriminativos que ambos esperaban, si no que terminó siendo por algo tan ridículo y superficial que hasta resultaba chistoso; el dinero y las clases sociales.

Aunque Jungkook había ganado gran reputación entre celebridades y personas muy influyentes del medio, como entrenador personal; eso al parecer no bastaba para ser merecedor del título de pareja del gran modelo Kim Taehyung. Según los medios amarillistas.

Era irritante para Jungkook leer y escuchar siempre ese tipo de cosas, o soportar como emparejanan a su novio con grandes modelos, celebridades o incluso con su ex novio y superestrella, Park Bogum en cada maldita oportunidad que tenían.

Y si bien el mayor siempre lo defendía, presumía e intentaba quitar ese peso de su vida, a veces resultaba agotador lidiar con esa situación.

Al ver que el castaño se quedó pensativo y con una mueca de molestia; Taehyung dedujó que estaba pasando por su mente, así que lo besó castamente y tomó su rostro para que lo mirará a los ojos.

── Eres la persona correcta para mi porqué eres a quien elegí y a quién yo amo Jungkook, y no me importa a que te dedicas o cuanto ganas, ni mucho menos lo que los demás piensen sobre nosotros. Ellos se pueden ir al carajo con su superficialidad, porque yo elegí estar contigo y así seguirá siendo ──Dijo con toda la convicción, seguridad y seriedad que pudo transmitir a través de su mirada. ── Y por eso creo que llegó el momento de darte esto... ──Tragó saliva, y suspiró con fuerza antes de alejarse un poco para rebuscar algo dentro de la canasta.

Jungkook frunció el ceño sin entender a que se refería, olvidando por completo su respuesta cuando lo vió sacar de allí una caja mediana, color negro, con un lazo plateado.

Con un nerviosismo poco habitual, el mayor se la entregó, antes de beber lo que quedaba en su copa de un solo trago y suspirar con pesadez.

── Ábrela... ──Pidió en un murmuro ansioso.

Jungkook fue quién esta vez tragó saliva y lo miró consternado, pero cumplió con lo pedido. Rápidamente deshizo el elegante nudo que la caja tenía, y con manos temblorosas quitó la tapa.

Mordió su labio ansioso cuando lo primero que vió fue un montón de papel crepe color blanco. Lo quitó rápidamente y al ver el contenido de la caja sus ojos se abrieron con total impresión.

── Tae...

El nombrado solo pudo sonreír levemente, algo casi forzado que confundió al menor. Era raro verlo de esa manera.

── Sé cuanto querías algo así... por eso cuando encontré una tienda que los personalizaba hace unos meses, no dudé en pedir unos.

El corazón de Jungkook estaba a punto de escaparse de su caja torácica. Era cierto, él deseaba tener sus propios guantes desde que empezó a boxear hace un par de años, pero Taehyung había superado sus deseos por mucho.

En la caja se hallaba un par de guantes de box color morado y con sus iniciales "JK" bordadas en sus costados en color blanco. Eran increíbles.

── Wow... Taehyungnie, esto es... me encantan... son perfectos, muchas gracias, cielo ──Balbuceó aún impactado, tomando el guante izquierdo para apreciarlo mejor.

Al levantarlo, algo pequeño que se encontraba dentro del guante, se resbaló y terminó entre sus piernas.

Ante aquello el mayor apretó los ojos y respiro profundo jugueteando con sus dedos de forma ansiosa sobre su regazo.

El menor tomó el objeto en sus manos, logrando acelerar y encender cada uno de sus sentidos al verlo mejor y dedicandole una mirada confusa al contrario.

── Jeon Jungkook... lo que hiciste ayer fue lo qué me terminó de convencer de qué... no me estoy equivocando al tomar esta decisión ──Respiró profundo, en busca de valor. ── Te amo Kook, eres lo mejor que me pudo pasar en la vida, y ayer... confirmé que todo lo que haga contigo se siente y es perfecto y maravilloso porque simplemente se trata de ti...

── ¿D-Donde está mi mochila? ──Preguntó abrupta y repentinamente el menor interrumpiendo de forma apresurada las temblorosas palabras del pelinegro.

Taehyung frunció el ceño.

── ¿Q-Qué? ──Balbuceó nervioso. ── Jungkook, de verdad es algo importante porfav...

── L-lo sé, lo sé... ──Asintió el nívea apurado. ── P-or eso necesito mi mochila rápido... ¿D-Dónde está?──Tragó saliva ansioso jugando con el objeto en su mano.

El azabache suspiró derrotado y un poco decaído.

── Está... en el auto ──Murmuró desviando la mirada y peinando su cabello con notable frustración.

De inmediato y sin esperar más, Jungkook se puso de pie y corrió hacia donde estaba el auto. Importandole poco lo alejado que este estaba y el encontrarse descalzo, ya qué había decidido quitarse sus pesadas botas, minutos atrás.

Taehyung solo pudo quedarse en su sitio totalmente confundido y frustrado durante un par de minutos. Se sirvió otra copa de vino que tardó lo mismo en vaciarse en su garganta y con desánimo se puso también sus zapatos.

Para cuando planeaba levantarse a recoger todo y acabar con la velada sin el final que realmente esperaba, una caja rectangular grande, color beige, apareció frente a sus ojos junto a la respiración agitada e irregular de su novio chocando en su cuello desde atrás.

── Es... muy injusto que te adelantes y también me quieras ganar en esto, cuando... yo lo he planeado por meses ──Se quejó con una mueca de falso enfado en su oído antes de dejar un beso en su cuello y retomar su lugar frente a él para recuperarse después de su corta pero pesada maratón. ── Ábrelo.

El mayor fue quién ahora lo miró desconcertado. Frunció el ceño y frente a la sonrisa ansiosa del pálido, cumplió su pedido destapando rápidamente la caja; Dentro de esta se encontraba un violín tintado de verde oscuro, con una gran "TH" en cursivas doradas resaltando en uno de sus costados.

── Sé que hace bastante no tocas... pero, quería que cuándo lo hicieras de nuevo, te acordaras de mí con esto ──Explicó en un murmuro tímido el menor.

── Cielo, gracias, esto es.... maravilloso y me encanta ──Dijo con una sonrisa agradecida, tocando la madera con aprecio. ── Gracias de verdad, pero...

── Saca el arco ──Pidió el castaño con severidad, sin permitirle continuar.

El pelinegro lo miró sin entender.

── Vamos, Taehyung, sacalo ──Se removió ansioso y resoplando ante la duda del mayor.

El nombrado a regañadientes hizo lo dicho. Tomó el arco que se hallaba debajo del papel decorativo y al hacerlo algo se resbaló por este cayendo en su mano.

Compartieron una mirada, junto a una sonrisa nerviosa. Ambos levantando los objetos en sus manos.

── Yo también siento que todo es perfecto contigo, por eso, aúnque nunca me imaginé en estas circunstancias.... te quiero pedir que pasemos el resto de nuestros días juntos, sin importar nada más.

Taehyung sonrió mirando el anillo entre sus dedos, con la vista nublada de lágrimas que estaba reteniendo desde que tomó esa decisión hace ya seis meses atrás...

Pasaron un par de minutos en silencio solo mirándose a los ojos con sonrisas nerviosas, jugando con los objetos en sus manos, y con la voz de Elvis Presley ambientando la situación.

Jungkook respiraba com rapidez y mordía su labio ansioso, jugando con el metal en su labio para calmar las ganas desesperadas que tenía de gritarle al mayor por una respuesta.

── ¿De verdad, no podías dejarme ganarme ni siquiera esta vez? ──Inquirió en tono burlón el pelinegro, analizando con sorna el anillo.

El castaño resopló frustrado y rodó sus ojos, ansioso.

── Cállate y ya dime una maldita respuesta...

Una risa fue su respuesta, antes de un pesado suspiro y un leve asentimiento.

── Por supuesto que quiero pasar el resto de mi vida a tu lado, Jungkook ──Aceptó, poniéndose el anillo de inmediato. ── ¿Y tú, quieres?

No necesitó una afirmación verbal, pues ver al menor ponerse también su anillo de inmediato y sin dudarlo, con una sonrisa y lágrimas corriendo por sus mejillas, fueron la mejor respuesta y cura para su incertidumbre.

── Acepto ser tu esposo, Kim Taehyung.

Y sin más, Jungkook fue quién se acercó a su ahora prometido, para sellar su promesa con un beso lleno de sentimientos, primando por encima de todos, ese amor verdadero e incondicional que ambos compartían.

── Te amo ──Murmuró encima de los labios ajenos.

── Te amo con todo y tus trampas ──Regañó en broma el otro, volviendo a unir sus labios y acallando sus quejas.

El castaño sonrió, pues a pesar de todo y gracias a sus trampas, aquel plan que inició siendo solo un método desesperado para cumplir sus fantasías, terminó dándole más de lo que esperaba...

Por eso es qué nunca se arrepentiría de haberle dado aquella clase de boxeo a su novio, que se terminó convirtiendo en el mejor y más preciado: entrenamiento amoroso.

♥️🥊 F I N.

Mil gracias a mi soulmate NoahhDark por siempre ayudarme con ideas y consejos para esta historia. Te amo bella y sin ti esta historia no sería la mitad de lo que es ♡

- VanTTGirl.

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