Luck in the Dice: 34

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Las cartas se habían disminuido en las manos de 12 a 7, los corazones por su parte aún no habían sido jugados. Nadie podía contar con llevar la ventaja, solo el conocimiento de que cada uno tenía los tréboles y diamantes suficientes para continuar. En aquel momento era turno del Director, la mano no le alcanzó a temblar tras tirar su última picas sin puntos. Pudiste imaginarlo, puesto que su sonrisa no dejó escapar ningún atisbo de preocupación, era como si él mismo pudiera percatarse de la treta que le tenían preparada y la última carta que dejó en la pila que se llevó era el inicio del verdadero juego.

No podías consentir al gesto pretencioso del tipo, ¿Tal vez considerabas hablar de ello de forma cautelosa para no alzar sospecha por parte de ambos? Incluso, tenías la leve intuición de que el director podría tener conocimiento de las cartas de su crupier. Nada impedia pensar en que su asistente le haría de apoyo para crear una estrategia, sin embargo estaba tan borracho y encimismado en mirar a las bailarinas, que la idea se esfumó tan pronto vino a tí.

-Un gran espectáculo, sin duda -Comentó Dice dejando la tercera carta, un ocho de tréboles junto a un 6 de diamantes del asistente y un seis de tréboles que habías depositado.

-Que tal si en esta ronda nos tomamos la libertad de hacer una pequeña apuesta, independiente que el puntaje final es lo que cuenta -Comentó el director depositando una reina de picas.

Dice no apartó la vista de la carta mientras se le llevaba, era obvio que si ningno de los dos poseía a la gran dama, la tendría uno de los dos que quedaba. Si quería ganar la ronda, debía quedarse ahora con todos los corazones.

-Bien jugado, señor -Dijo el asistente a su jefe.

-Bah, es algo de novatos -Prosiguió rápido en responder.

-Hablando de apuestas, quería empezar con algo insignificante.

-¿Qué tan insignificante?

-Una pequeña cantidad de fichas, nada más.

-¿De cuánto hablamos? -Se acercó a ti.

-Solo unas cuantas fichas-Le sonreíste.

-Oh, ¿Quieres comenzar con la emoción ya? -Rió exhalando una nubes de tabaco por su hombro, evitando que te llegase en el rostro.

-¿Listos? -Interrumpió Dice dando un golpe seco con el mazo de cartas vuelto a mezclar-. Por favor si van a hacer apuestas, pongan sus fichas ahora.

El mayor domo llegó con una enorme bandeja donde sostenían un enorme bolso de fichas. Este abrió la cremallera de uno e introdujo su mano, sacando una pila. Sustrajo al rededor de siete pilas de diez de color amarillo. Los ojos del Director se abrieron de par en par al levantarse las gafas al exponer su sorpresa.

-¿De dónde has sacado todo eso?

-Oh, solo un préstamo -Fingiste una risa tras la mano- Nada que no pueda devolver.

-¡Ya veo...! -Rió creyendo que era una especie de broma- En tal caso yo pondré la misma cantidad.

Colocando la misma cantidad de fichas amarillas, Dice llamó a otro de los mayordomos para que colocara lo mismo pero en fichas rojas, este traía con sigo otra bandeja plateada con un bolso más grande. El director negó con la cabeza como si todo fuese demasiado fácil.

-¿También apostarás algo? -Miró a su compañero con seriedad. No iba a esperar un no por respuesta.

-S-Si señor... -Abriendo una perqueña cartera, sacó unas cuantas fichas amarillas, colocándolas frente a él. No parecía muy gustoso de tener que apostar por mandatos  de su jefe, de seguro lo estaba reservando para otro juego.

Miraste a Dice, él alzó una ceja. Con el dedo meñique tocaste la primera fila de tus fichas amarillas dos veces, percatándote de que el director no viera el pequeño gesto. Dice ordenó las cartas de su mano y vió por el rabillo del ojo las apuestas del director. Y sonrió levemente, las pupilas se estrecharon para dejar ver su arrebatador y peligroso color verde.

-Es la partida más desordenada que he precensiado -comentó Dice.

Con una sonrisa, depositaste la primera carta, un siete de corazones. El asistente miró un momento su mano y dejó un dos de corazones. Dice se detuvo a pensar un poco, rascándose la barbilla con cuatro dedos. Dejó entonces, un nueve de corazones. El director sonrió dejando un ocho de corazones.

Dice tomo las cartas del montón separando los corazones de la carta de diamantes anterior. Poco a poco las posibilidades de que tuviera todos los corazones de la partida eran mas cercanas, lo que comenzó a preocuparte. No por el hecho de que Dice pudiera ganar, si no por que le sería más complicado levantarse del alto puntaje si le llegase a faltar tan solo uno. En cualquier caso, quién debía tener la ventaja ahora era el director y si tu compañero salía aireoso de esta primera parte, levantaría sospechas de algún truco para ganar, después de todo, era afamado por el nombre del Rey de las trampas. Y no podían darse aquel lujo, no por ahora.

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Ufff dos episodios más y llegamos al límite que tenía, me tendré que dar el tiempo para terminarlo~
Nos vemos la próxima semana!
Gracias por leer TvT~

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