Otra vez tuvo un sueño de ese tipo.

Le dolía el cuerpo, esa zona. Tenía chupetones y algunos rasguños en el cuello, el sudor le caía por todo el cuerpo, las sábanas estaban mojadas, posiblemente de sudor y vaya a saber de que más cosas.

Tomó las sábanas y se dirigió a la cocina para meterlas a la lavadora. Él también debía lavarse, además de aliviar aquel bulto dentro de su bóxer oscuro.

Entró a esa pequeña parte del departamento, giró la canilla del agua fría dejandole caer por todo su cuerpo, con suerte le aliviaba el sudor.

Mientras gastaba el recurso las precioso del mundo, se masturbaba rápidamente,  debía llegar temprano a la universidad pero no quería ir con un bulto entre las piernas. Si bien era algo que lo hacía sentir orgulloso en la cama, en la calle lo molestaba, sentir todas esas miradas sobre sus hombros era algo horrible.

Hombres y mujeres, todos mirando de forma directa e indirecta a esa zona.

Cuanto más lo pensaba, más que le dificulta bajar esa dolorosa erección.

Tocaba usar la famosa "artillería liviana" ubicada en lo más profundo de su computadora, había prometido no entrar a esa carpeta pero las circunstancias no le dejaban otra opción.

Movió el museo pata muchos lados diferentes de la pantalla, ¡la maldita carpeta no estaba!

Dejo salir un pequeño grito de su boca, necesitaba ayuda, si él mismo no podía bajarla. Le tocaba llamar a su mejor amigo y que sea él, por sexta vez en la semana, quién lo baje.