Flashback  *Megan 5 años*

-Este es el nuevo edificio donde viviremos Megan- dice su madre agachándose a su altura.

La pequeña niña con risos dorados sonríe emocionada.

-Ya quiero ver la casa- murmura.

Su madre toma la mano de Megan y sube con ella las escaleras. Al llegar al piso 2 se para frente a una puerta y saca la llave de su bolsillo, la introduce en la manilla y procrede a abrirla.

Megan entra muy emocionada al departamento el cual se encuentra totalmente vacío. Su madre decide bajar a ayudar a el padre de Megan a subir las cajas y la pequeña se queda sola en el departamento.

Mientras corre y salta por el piso vacío escucha una voz de un niño pequeño, haciendo que se quede estática en el lugar en donde está. Voltea a todos lados intentando hayar el lugar de donde proviene la voz, camina lentamente de puntillas para no hacer nada de ruido.

Sale del departamento y empieza a caminar por el pasillo, llegando a la puerta de madera que se encuentra al lado de la suya. Coloca su pequeña oreja sobre la puerta escuchando la voz del pequeño niño, instantaneamente una sonrisa se forma en su rostro... ¡tendría un amigo!.

-¿Hola?- dice la pequeña sobre la puerta haciendo que la voz del niño se calle y no recibe respuesta- Me llamo Megan, ¿y tú?- insiste pero sigue sin recibir respuesta.

La rubia voltea su cabeza intentando ver por debajo de la puerta, pero lo único que logra observar es sombra.

-Pequeña ¿qué haces allí?- se sobresalta al escuchar la voz de su madre- ven, te daré galletas de chocolate- al escuchar eso Megan se levanta rápidamente y corre hasta su casa, ya que ama las galletas de chocolate.

Su madre saca un paquete de galletas oreo y le da 6 galletas junto con un vaso de leche. Luego ella vuelve a bajar para seguir subiendo cajas de mudanza.

A la pequeña rubia se le ocurre una idea, toma una servilleta, envuelve 3 de sus galletas, sirve en un vaso leche y corre de nuevo al pasillo.

Se para en frente a la puerta de al lado y coloca la leche y las galletas al frente.

-Te dejé galletas y leche, a mi me gustan mucho... y creo que a todos los niños le gustan... ahora me iré- murmura y se devuelve a su apartamento para realizar el plan que creó hace unos minutos.

Ya allí se asoma por la puerta entrecerrada, espera unos minutos pero nadie sale, cuando está apunto de desistir escucha la puerta de al lado abriéndose. Emocionada se asoma y ve una mano de niño que toma la comida, introduce todo y cierra nuevamente.

Muy feliz Megan corre hacia allá y se planta nuevamente en frente.

-¡Así que si te gustan las galletas!- chilla emocionada pero nadie contesta- ok, supongo que no te caigo bien...- se desanima y se levanta para irse.
-Travis- escucha la voz del pequeño y sus ojos brillan, regresa y se vuelve a sentar.
-¿Travis?- pregunta confundida.
-Me llamo Travis-
-Oh, me gusta tu nombre- se forma una sonrisa en el rostro de ella.
-Gracias, a mi me gusta el tuyo-
-Me puedes decir Meg, así me llaman mis papis... aunque también me dicen rubia, pequeña, linda- cuenta y el pequeño suelta una risa.
-Bien Meg-
-¿Te gustan las oreos?- pregunta intrigada.
-Me encantan, son mis galletas preferidas-
-¡Las mías también!-
-Y con leche son la mejor merienda-
-Si, tenemos mucho en común-

Esa tarde Megan y Travis charlaron mucho a traves de la puerta, pero lo que la pequeña no sabía es que este era el comienzo de una gran tormenta. Aunque todo pareciera genial nada es lo que parece, y Travis se convertiría en su mayor pesadilla.

...