Capítulo 12

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Multimedia: Highway to Hell- AC/DC

Narra Evil Liam

Violet sigue encerrada en la habitación acomodando quién sabe qué, sólo oigo golpes ocasionales y muebles siendo empujados al azar, sospecho que está dándole una paliza a las almohadas mientras imagina que soy yo.

Peter por desgracia sigue aquí, con su sonrisita petulante y su desagradable aspecto de ñoño con dinero.

—Se nota que ella te importa, aunque lo niegues, Liam y es por esa razón que debemos aliarnos. Violet es la única que puede quitarle el liderato de la orden a Rachel y detener todo el caos que ha creado. Si Rachel la encuentra va a matarla, eso lo sabes muy bien.

—Me tiene sin cuidado lo que pienses sobre mí y Violet. Y creo que hace rato quedó claro la importancia que ella tiene en mi vida, no voy a entrar en contienda para defenderla.

No voy a admitir algo que no es cierto, por mucho que Peter insista. Violet para mí es una mujer bonita que disfruté y desfloré, pero hasta allí; no hay nada heroico o sentimental en los instintos carnales que ella despierta en mí.

—Si no te importara, no habrías salido corriendo tras ella apenas viste que se enojó contigo.

Este maldito idiota me tiene harto con sus innecesarias opiniones. Estoy a nada de inyectarle un poquito de la sustancia paralizante que puse en Liam y enviarlo al sótano a hacerle compañía.

—Deja de asumir cosas sobre mí, crees que me conoces pero no es así.

—Está bien, está bien. —Él se recuesta en una encimera. —Cambiemos de tema y regresemos al punto central de todo esto.

—Me estoy aburriendo de ti. —canturreo con ganas de aventar su cuerpo al fondo del lago y que se lo coman los cocodrilos.

—Está muriendo gente por culpa de Rachel.

—Y eso tendría que importarme por...

—¿Crees que no sé que la Orden Negra se encuentra detrás de las desapariciones de personas y las inexplicables muertes que están ocurriendo en el planeta? —debate como si no pudiera creer que no me importa lo que le está ocurriendo al mundo. —Puedes lograr grandes cosas si te pones del lado correcto.

Peter se rasca la cabeza, tratando de encontrar la forma de dialogar conmigo sin que lo eche a patadas.

—¿Y esperas que te nomine al Nóbel por descubrirlo?

— No, espero que colabores para que podamos superarla, ayuda mucho el hecho de que eres única debilidad. —Lo dice como si fuera gran cosa serlo. —Si trabajamos juntos podemos acabar con lo que ella creó, aunque sospecho que tú también participaste al final eso es lo de menos siempre que intentes arreglarlo. Necesito de tu apoyo, Liam y lo digo en serio o Rachel seguirá acabando con este mundo. —Se queda en pausa por un intervalo corto de tiempo.

—¿Qué te hace creer que me importa lo que Rachel le está haciendo al mundo? Yo sólo velo por mis propios intereses, ser un héroe no es mi estilo. Me gusta la vida que llevo, libre de tonterías y peleas sin sentido.

—¿Estar siempre a las sombras te gusta? Porque me da la impresión de que no es así. ¿Te sientes cómodo escondiéndote todo el tiempo?

Suelto una carcajada sarcástica. Este sujeto no sabe nada sobre mí. Actuar con sigilo y calcular cada movimiento es lo que ha hecho que hasta ahora salga limpio de todo lo que he hecho. No me oculto como un cobarde, simplemente analizo bien cuándo aparecer.

—Sé lo que estás haciendo, Peter. Intentas provocarme para que trate de demostrar que no soy un cobarde que se esconde, pero no lamento informarte que al único al que tengo que probarle algo es a mí mismo a nadie más.

Mis palabras se desvanecen un segundo después de que el centelleo de un trueno nos sacuda ambos.

—Analiza mis palabras, no te pido que aceptes colaborar ya mismo, pero te vendría bien estudiar lo mucho que te conviene participar. Tendrás poder y a la chica que te gusta a salvo. ¿Qué de malo hay en eso?

Miro hacia las ventanas, no me había dado cuenta de las ventiscas que azotan el jardín y todo lo que nos rodea. En el exterior el cielo se ha oscurecido como si quisiera anunciar una catástrofe. Una leve, pero perceptible llovizna; crepita contra el techo, el pasto y todo aquello que se mueva sobre el bosque. El golpeteo que se produce es relajante y rítmico, me permite organizar mis ideas y darme cuenta de que tal vez hablar con Peter no sea una completa pérdida de tiempo. El tipo no suele buscar aliados para nada, debe estar demasiado desesperado y a mí me gusta joder a los que se encuentran en su estado.

—Bueno, si no quieres arreglar las cosas; al menos podrías controlar la Orden a través de Violet, ella sería un peón más de tu larga lista. —Me hace saber, captando de golpe toda mi honorable atención.

Ahora sí hablamos mi idioma. Utilizar, manipular y ejecutar es mi zona de confort. Muevo mi boca en una sonrisa de medio lado y me dispongo a hablar.

—¿Por qué quieres ir en contra de La Orden Negra si perteneces a ella?

Él suspira, sus hombros caen y su semblante se contrae como si estuviera intentando explicar lo estúpido que fue al querer formar parte del proyecto de Rachel.

—Cuando me hablaron de un proyecto para perfeccionar la raza humana y evitar que la gente muriera, me interesé por obvias razones. Años atrás mi esposo murió y experimenté un dolor inimaginable, la idea de evitar que algo así le suceda a otras personas me sedujo al instante.

—Viste fondos ilimitados, un cuento de hadas sobre la inmortalidad y dijiste: estoy dentro. —Me burlo un poco y él pone los ojos en blanco. —Pero cuando te diste cuenta de que los experimentos para llevar a cabo lo que se quería, implicaban la muerte de mucha gente, te retractaste. Debiste ver las letras pequeñas antes de firmar.

Peter no se ríe ante mi chiste, creo que no le hizo ni pizca de gracia.

—Fui estúpido, lo admito, me dejé llevar por el sentimentalismo y ahora no sé cómo revertir el daño que la orden le ha hecho al planeta. Millones de muertes, cientos de personas desaparecidas y quién sabe cuántos horrores más Rachel planee para llevar a cabo su objetivo—Peter pasa la mano por su cabello y aprieta el entrecejo con la mano derecha, visiblemente estresado.

—Necesitamos a Violet y a ti también, con ustedes dos de nuestro lado quitarle poder a Rachel no será tan difícil. Sé que puedes convencerla de apoyarnos.

—Ahorita me odia gracias a ti—Alzo una ceja indignado y él suelta una irritante risita que debería borrarle con un puñetazo.

—Te odia porque fuiste desconsiderado al referirte a ella, no me culpes a mí cuando fuiste tú el que habló de más.

Imbécil, quién se cree para hablarme así.

—¡Lárgate! —Señalo hacia la puerta y tenso la mandíbula rabioso, si él no hubiera llegado sin que lo invitara nada raro habría pasado.

—Está bien, reina del drama ya me voy, pero piensa en lo que te dije. Tendrías el control de la Orden a través de Violet y podrías hacer una buena acción por una vez en toda tu vida, deteniendo toda esta ola de muerte y destrucción que ayudaste a crear.

—Ser bueno no me interesa.

—Pero mantener a Violet a salvo sí.

No sé por qué este idiota piensa que la alumna me importa más que nada en este mundo.

Iluso.

Yo sólo muevo fichas, le hago creer a las piezas en mi tablero de ajedrez que me importan para después cambiarlas por algo mejor o en todo caso, divertirme aniquilándolas. En mi juego, jamás he perdido y siempre seré el amo y señor de mi realidad.

—Bueno, ya me retiro. Pronosticaron que en 1 hora empezaría un huracán y yo no debería estar en la calle por demasiado tiempo

—¿Huracán?

—Sí, los meteorólogos lo detectaron hace unas horas, apareció de la nada, por eso se tuvo que crear una alerta masiva en todo el territorio ya que afectará de cabo a rabo a Estados Unidos y Canadá, se dice que también podría llegar a México. El cambio climático en verdad está afectando a la tierra, como si no tuviéramos suficiente con Rachel y contigo ya, ahora vienen ciclones, huracanes y quién sabe qué otras cosas más. Desde la semana pasada ha estado nevando en el desierto del Sahara, en el polo Norte la temperatura promedio del agua ha aumentado a 77 grados centígrados y en el Polo Sur el aguaje se encuentra entre los 80-85 grados. Es un fenómeno que nadie ha podido explicar.

—Es como si el clima del Sahara y de los Polos hubiese sido intercambiado.

—Exacto. —concede y agita la cara, creo que Peter en el fondo intenta convencerse de que ni la Orden Negra, ni Rachel, ni yo, tenemos que ver con todo lo que está pasando.

Pero yo sé quién sí podría estar implicado en todo esto: El profesor.

—En Barbados ha estado granizando, en México hubo una lluvia de meteoritos ayer en los estados de Chihuahua, Sonora, Coahuila y Durango, hay millones de muertos. Y como si no hubiéramos tenido suficiente, los volcanes más peligrosos del mundo han estado mostrando actividad que evidencia posibles erupciones futuras. —La venida del profesor desató el apocalipsis en la tierra, por lo que escucho—Y así la lista de fenómenos naturales inexplicables sigue y sigue. ¿En verdad no estás enterado?

Su voz se queda a medio camino entre la preocupación y el desconcierto. Admito que me siento intrigado por la forma en la que todo se está desarrollando, pero necesito pensar bien qué hacer. Lo que Peter plantea no es del todo malo, pero con él nunca se sabe.

—Que pases buenas tardes y yo que tú, voy reuniendo provisiones, se pronostica que el huracán sea fuerte.

—Sí claro, seguramente tomaré mi canasta para el súper y me iré a comprar bolas de hilo para tejer, tal y como haces tú cuando estás aburrido.

—Tan sarcástico como siempre.

—Sé que ahora mantienes un romance con el mejor amigo de Violet, Peter, tal vez ella no te haya reconocido, pero yo sé que algo tramas al respecto y más te vale que no pretendas usarlo para llegar a ella; porque te irá mal.

No sé de dónde salió esa amenaza, pero quiero dejarle claro que no es el único aquí que sabe cosas sobre el otro.

—Descuida, Olivier no tiene nada que ver con esto. Él quería venir a ver a su amiga, pero por cuestiones de seguridad preferí venir yo. Violet no contesta su celular y eso lo tiene preocupado.

—Cambió de número.

—Naturalmente, contigo todo tiene que ser controlado.

Él se dirige hacia la puerta, gira la perilla y se va un par de segundos después.

Subo hacia la habitación en la que Violet sigue realizando una sesión de boxeo quién sabe con qué. En estas condiciones ella no puede irse y si tengo que amarrarla para que se quede, lo haré.

Me convenzo de que lo hago para que nada más aparte de mí la dañe. Ella no tiene a dónde ir y dudo que encuentre un buen hotel en las condiciones que se pronostican, si el imbécil de Peter no miente.

Cuando estoy a punto de abrir la puerta, Violet se adelanta y aparece tras el umbral con un bonito vestido blanco y una capucha roja que realza su aura de presa rebelde. Veo su sedosa cabellera caer a ambos lados de su carita afilada y recuerdo lo placentero que fue tirar de ella, mientras le follaba el culo y le besaba su espalda arqueada. Le echo otro vistazo de arriba abajo, tiene cualidades que enloquecen a cualquier hombre. Supongo que dentro de todo comprendo por qué el profesor se obsesionó con ella, tiene un cuerpo curvilíneo, una mirada encantadora y unos labios gruesos y perfectos. Es preciosa en más de un sentido y no es para nada aburrido estar a su lado. Al fondo escucho la televisión encendida.

—¿Ya terminaste el control de calidad o debo darme la vuelta para que analices mi retaguardia también?

—Ya que insistes.

Me aproximo a ella con la alegre intención de girarla y alzarle la falda para terminar el cateo, pero ella me da un manotazo apenas me siente cerca.

—No entiendo por qué te enojas si la propuesta salió de ti.

—Evidentemente no hablaba en serio, Liam, no te hagas el inocente. —Se cruza de brazos y en lo único que puedo pensar es en todo el tiempo que estamos desperdiciando en pelear, cuando podríamos estar follando y todos felices.

—Escucha, no puedes irte... anunciaron que habría huracán y por obvias razones marcharte no es una opción.

—¿Eso fue lo mejor que se te ocurrió para retener a la chica a la que sólo follas?

—No lo estoy inventando—Hago una mueca de víctima indignada y ella se reacomoda la manigueta de su cartera en el hombro. —Si quieres, puedes encender la televisión para darte cuenta de que no miento.

—Como sea, no pienso quedarme aquí contigo. —reniega, dando un paso al frente.

—¿Y dónde te vas a quedar? ¿En el parque a disfrutar de los truenos, rayos y centellas?

—Todo eso suena mejor que quedarme aquí contigo.

Es orgullosa y altanera, pero entiendo que su postura indignada es un poco entendible, sin embargo no pienso dejarla ir.

—Aceptaré cada palabra dura aunque no lo merezca, siempre y cuando te quedes aquí.

—Aceptar lo que te diga, no borra la forma en la que te expresaste sobre mí. —concreta de mala gana. —Pero estuve viendo algo de eso en la tele mientras arreglaba la ropa, sin embargo, no pienso quedarme un minuto más a tu lado.

Usaré lo que sea para que se quede. Sé que le gustan los perros y que desarrolló un apego especial a la mascota de Liam, así que

—¡Romeo! —digo, haciendo alusión al perro de Liam. —Si te vas, te prohíbo volver a verlo.

Su cara se convierte en un poema rabioso e indignado. Si pudiera aventarme cincuenta granadas a punto de explotar lo haría. Disfruto ver cómo infla sus mejillas y me incinera con la mirada. Es gracioso y tierno a la vez.

—¿En serio piensas usar a Romeo para retenerme aquí?

—Por supuesto. —resuelvo, sin una pizca de estrés en la garganta.

—El viejo Liam no usaría una jugada tan sucia.

—Pero ese Liam ya no existe y te tocará acostumbrarte al actual que por obvias razones es más carismático y encantador. —Me encojo de hombros y eso la irrita más.

—No sabía que ser un manipulador tramposo, insoportable y calculador pudiera considerarse una cualidad encantadora.

—No decías lo mismo cuando te enterré la polla hace rato, así que en el fondo no te resulto tan insoportable después de todo.

—Estás omitiendo la parte en la que también dije que eres manipulador y tramposo.

—Palabras más, palabras menos. —añado—La cuestión aquí es que puedes marcharte, pero si te acercas a mi perro haré que te arresten.

—No existe orden de alejamiento para perros, así que tus amenazas carecen de sentido. —Creo que está a punto de agarrarme a patadas, y por alguna razón desconcertante su agresividad me excita.

Resopla y veo cómo su expresión se aprieta, mientras aprieta los puños hasta que los nudillos se le emblanquecen. Si ella tuviese un arma de fuego en su mochila, yo no seguiría con vida en estos momentos.

—Olvidas que mi padre es el presidente y puedo pedirle que haga las gestiones para que la ley sea creada. Si te vas, Romeo estará fuera de tu radar.

—Cuando creí que no podías ser más decepcionante, utilizas a un pobre perrito inocente para tus sucios planes.

—Está bien, soy malo, oscuro, brutal y cualquier sinónimo asociado, pero eso no cambiará la realidad. Si sales por esa puerta en medio de un huracán, no sólo la pasarás mal pues no tendrás a dónde dormir, sino que no volverás a ver a mi perro.

—Obligarme a quedarme aquí no hará que te perdone—refunfuña y me da la espalda para meter la enorme maleta en la habitación.

—¿Llevabas algún muerto allí?

—Sí, llevo el cadáver de tu hombría y dignidad.

—Uy, qué ruda. ¿Eso es lo mejor que tienes?

—No puedo creer que me haya acostado contigo, debí estar loca.

—Loca de placer te dejé, no te vi quejándote en aquel entonces. Así que no veo la necesidad de mentir respecto a algo que disfrutaste. Los gemidos desenfrenados que soltaban eso me demostraron.

Sus ojos cafés me taladran, antes de adentrarse completamente en la habitación. Se ha convertido en una criatura gruñona y malgeniada.

Intento seguirla como el buen cazador que soy, pero ella me bloquea el paso.

—Si vamos a seguir juntos hasta que el huracán termine, lo haremos bajo mis condiciones. No te vas a acercar a mí. —acota tajante. —E iremos a buscar a Romeo antes de que todo se vaya a la mierda.

—¡Por supuesto que no! Ya está lloviendo, ¿quieres que tengamos un accidente?

—¿Vas a dejarlo sólo en medio de un huracán?

—Sí.

—Entonces iré yo a buscarlo.

—¡Ni siquiera sabes conducir! —contraataco en esta conversación sin sentido.

—Tomaré un taxi.

—No lo dejaré entrar a mi propiedad. —canturreo divertido, me gusta dejarla sin opciones.

—¡Agh, eres tan desesperante! —Mueve la mano para cerrar la puerta, pero evito que lo haga y en lugar de eso la empujo hacia mí. Nuestros labios quedan a escasos centímetros, su corazón retumba contra mi pecho y un sonrojo de lo más llamativo cubre parte de su cara.

Ella carraspea y yo adopto una pose autoritaria. Pensé que me apartaría al primer contacto, pero en su lugar, me estudia con ese enorme par de ojos brillantes que suele desarmarme la mayor parte del tiempo.

—Iré yo sólo a buscar a Romeo, tú te quedas aquí. —Muestro mi autoridad, ella decolora sus ojos y hace una mueca de: Sí, como no.

—Te acompañaré.

—¡Claro que no!

—¿Quién decidió que estabas a cargo de esto?

—Yo—respondo y ella frunce el entrecejo.

—¿Y por qué debería apoyar tus desconsideradas decisiones?

—Si no se hace a mi manera, no se hará.

—Eso lo veremos. —concluye, liberándose de mi agarre.

—Mi auto, mis decisiones.

***

Siempre he estado acostumbrado a llevar el poder en una relación, las mujeres suelen ser sumisas y complacientes conmigo. No es raro que me salga con la mía, es lo que acostumbro y nadie se atreve a oponérseme porque...

—¡Fíjate por dónde vas, Liam! Hace rato casi atropellas a una anciana.

No sé en qué momento permití que las cosas llegaran a este punto. Uno piensa que tiene poder hasta que se encuentra con una latina gruñona y mandona que se impone cuando no debería. Vamos rumbo al departamento y ella no ha dejado de cuestionar mis habilidades como chofer, ni de darme órdenes.

—¡Casi la atropello porque no has dejado de gritarme en todo el camino!

Llueve a cántaros, a duras penas consigo seguir la carretera y si no fuera por el Waze ya habríamos ido a parar quién sabe a dónde. Todo lo que veo es un montón de agua corretear por la calle, o lo que parece ser esta. El parabrisas está librando una batalla campal contra el vendaval, y sinceramente me está costando bastante mantener el control del auto, por eso tuve que reducir la velocidad.

—Casi matas a esa pobre señora indefensa porque conduces como loco. ¿A quién se le ocurre ir a 100 kilómetros por hora en medio de la lluvia?

Giro el volante hacia la derecha y sigo las instrucciones que la aplicación de conducción me indica.

—Pudiste haberte quedado en casa, así no habrías entorpecido mi labor de conducción con tus gritos histéricos.

—No es mi culpa que no sepas conducir como se debe, y manejes como si estuviésemos a pleno sol por la autopista.

—Si sigues así nos vamos a estrellar contra un muro y ambos nos veremos en el infierno. Un conductor necesita paz, no una gritona con complejo de instructor de manejo.

—Al infierno te irás tú, no yo.

—Con tu actitud, me temo que hasta seríamos vecinos.

Llevamos media hora manejando hacia el departamento, pero si Violet sigue a este ritmo insoportable, me voy a bajar del auto e iré a buscar al perro a pie.

Me pregunto qué haría Violet si se entera que el profesorcete se encuentra encerrado en el sótano del departamento al que vamos.

—¡A la izquierda, debías girar a la izquierda!

—La aplicación dijo derecha, ¿ahora resulta que sabes más sobre direcciones que una puta aplicación creada para eso?

—Cuida el tono grosero en el que me hablas.

—Entonces deja de comportarte como una loca. —reniego.

Dios mío, uno piensa que ha vivido un infierno hasta que hace enojar a una latina. Son criaturas más rencorosas que cualquier demonio del averno.

Si Dios hubiera amenazado a Lucifer con que una latina lo ajusticiaría si armaba una rebelión, tal vez este no lo hubiera traicionado. Estoy más que seguro.

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Este capítulo fue muy divertido de escribir y el que viene igual, el próximo tendrá más tensión porque pasarán cositas :3 

¿Qué les parecieron las peleas de Violet y Evil Liam? 

¿Descubrirá Violet a dónde tienen encerrado a Liam?

¿Se unirá Evil Liam a Peter?

En el próximo capítulo veremos un lado no visto de Evil Liam, ¿listas?

Recuerden que "Más que su Alumna" está en físico y sería de gran ayuda, si alguna de ustedes escribe alguna reseña en Goodreads sobre el libro. <3  Gracias de antemano. Nos vemos la próxima semana.

Si te gustó el capítulo por favor, vota y comenta. Ayudas a otros a descubrir la historia y significa un montón para mí. Gracias por leer. Te recomiendo agregar la historia a tu lista de lectura, por si la aplicación falla y la historia se borra de tu biblioteca.

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