Capítulo 18

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Multimedia: Anyone- Justin Bieber

Narra Evil Liam

En este momento debería estar sobre la boca de Violet desestabilizando sus resoluciones de apartarme, en lugar de estar aquí con la polla en la mano mirando un video de cómo me la cojo.

Suelto un suspiro y entrecierro los ojos, luego miro hacia el video y me maravillo ante lo bien que luce Violet con mi pene entrando y saliendo de su coño mojado. La forma en la que se abrió de piernas para mí y lo fantástica que luce cada vez que sus tetas se bambolean ante cada embestida, hace que el placer me recorra completamente el falo.

Es preciosa.

Una delicia maldita y provocadora.

Aprecio la desnudez de su cuerpo y el adictivo sonido de sus gemidos, mientras tiro de mi polla imaginando que es Violet quien la estira y cabalga sobre ella.

No hay un puto momento el que su recuerdo no me excite, el placer abofetea desde la punta del glande y se extiende por lo largo y ancho de mi pene, recordándome que sólo ella ha provocado tanto caos en mí.

Creí que todo terminaría si me la cogía una vez, pero heme aquí, mirando un jodido video porno protagonizado por nosotros porque estoy tan desesperado por tenerla que ni siquiera puedo dormir.

Paso la lengua por mi boca y respiro entrecortadamente cuando su dulce recuerdo acelera la llegada del orgasmo. Recuerdo lo estrecha que estaba, su maravillosa y bronceada piel contra la mía, el sabor de sus labios y su coño virgen recibiéndome por primera vez. En aquel momento sentí que algo había cambiado y no sé si mi obsesión por matarla es la que hace que me sienta así, pero estoy perdiendo la poca cordura que me queda, mientras tiro de mi propia polla deseando más que nunca que ella acabe con esta espera, se abra de piernas y me permita follarla una vez más.

Fijo la vista en el video y contemplo las curvas que me muero por recorrer una vez más, esas tetas que deberían estar en mi boca en estos momentos llegan a mi mente y fantaseo con masajear sus pezones con mi lengua y disfrutar de la belleza rosácea que estos poseen.

Mi dureza aumenta y echo la cabeza hacia atrás, jadeando y masturbando mi polla, mientras me concentro en una Violet desnuda sobre mi cama, pidiendo que vuelva a follarla como lo hice toda la tarde. Imagino que se pasa la mano por los labios vaginales empapados y luego saborea sus dedos, invitándome a probarla. Lo haría sin pensarlo, sus fluidos son como una ambrosía creada para acrecentar la maldad que de por sí ya habitaba en mí.

Siento que el corazón se me va a detener e hiperventilo, tirando de mi polla con más fuerza.

Otra escena llega a mi mente y esta vez la penetro de golpe, Violet entierra las uñas en mi espalda y me pide que le de más duro. Estoy a punto de correrme y me cuesta creer que, con un par de fantasías y un video de ella, pueda llegar a sentir todo esto.

Me imagino entrando y saliendo de ella, pellizcando sus pezones erectos con una de mis manos y besando su boca perfecta. Me quedo sin aliento, mientras en mi imaginación estrujo sus pechos con mis manos y me relamo de nueva cuenta, antes de besarla.

Recreo en mi mente el sonido de sus gemidos y me encuentro lidiando con la insoportable presión del clímax a punto de estallar. Las pulsaciones en mi miembro son tan intensas como el avance de una locomotora. Daría lo que fuera por sentir a la Violet real en estos momentos, a esa que me odia, pero a la vez me desea.

Aferro los dedos a la polla y la agito hacia arriba, no me basta con mirarla en el video. Imaginarla no es suficiente y maldigo para mis adentros porque nada se le compara, ojalá pudiera encontrar la manera de que se olvide de lo que pasó y se deje penetrar como se debe.

Suelto un jadeo ronco y mi mundo se desordena cuando estoy a punto de llegar a...

—¿Qué mierda estás haciendo? —Oigo una voz enojada que me regresa de golpe al mundo real, sacándome de mis patéticas fantasías.

Volteo hacia ella con mi pene en mano y la miro como si no hubiese hecho nada malo.

Ella se relame la boca al notar que sigue erecto y yo alzo una ceja al notar la expresión necesitada que intenta disfrazar con molestia.

Eres muy obvia, preciosa.

—Me masturbo con el recuerdo de tu dulce coño, cariño. Así de jodido me tienes.

Me mira con una efervescente dureza. Aunque supongo que el hecho de que haya admitido en voz alta lo descontrolado que me tiene, fue un punto a mi favor.

Aunque con Violet nunca se sabe, para ella suele ser más fácil pensar que soy el malo. Y aunque lo soy, hay ocasiones en las que exagera las cosas respecto a mí.

—Eres un maldito pervertido.

—Lo admito y no habría llegado a estas si te dejaras coger como se debe. Técnicamente es tu culpa.

Violet endereza la espalda y me mira rabiosa.

—¡Qué bajo has caído y qué cínico eres! —gruñe.

—Si tú lo dices.

—¿No piensas disculparte? —Se cruza de brazos.

El relámpago de un rayo estalla contra la ventana de forma tétrica y Violet da un salto, visiblemente estresada.

—¿Disculparme por? Estoy en la tranquilidad de mi oficina y tú viniste a perturbar mi sana paz.

Me gusta lo bonita que luce su cara amusgada. He llegado a descubrir que todo lo que hace Violet me parece entretenido.

—¿Te parece poco grabarnos follando en el bosque sin mi consentimiento?

—Las cámaras de seguridad estaban allí, no es mi culpa que eso quedara grabado. Yo no lo planee.

—¿Qué clase de psicópatas pone cámaras de seguridad hasta en el bosque?

—Uno que le gusta mantener todo bajo control.

—Por eso me llevaste al bosque. —Me señala con mano acusadora. —Querías grabarnos cogiendo para tus sucias fantasías.

—No, Violet, te llevé al bosque porque deseaba follarme a caperucita, ya que la encuentro extremadamente hermosa y tentadora. ¿Contenta?

Me mira con una falsa dureza. Sé que ese tipo de frases cursis nunca fallan y aunque pudiese llegar a pensar que lo dije para quedar bien, lo que expresé no fue más que un momento de debilidad, una confesión que escapó de mis labios sin que pudiera controlarla.

—Lo del video no fue más que una grata coincidencia.

—Misma que no deseo que siga existiendo, así que me haces el favor de borrar el video.

—¿Qué ofreces a cambio?

Coloca las manos en jarra a ambos lados de su cadera, frunce el ceño y da un paso al frente, inclina un poco la espalda y como si estuviera reuniendo la poca calma que le queda se dispone a hablar.

—¿En serio estás intentando negociar conmigo para borrar un video sexual que no autoricé a que fuese grabado?

—Tengo que aprovechar cada oportunidad, cielito.

—No me digas cielito que tú y yo ya no somos nada.

—Lo has repetido tantas veces que creo que lo haces para convencerte de que ya no estamos juntos, preciosa. Yo ya lo entendí, no somos nada, sé feliz. No te estreses con lo que para mí es evidente.

—Pues parece que no lo has entendido. —Me encara y yo me acomodo la polla en el bóxer. —Porque viniste aquí a ver un video de nosotros dos cogiendo.

—¿Preferías que viniera a ver un video de cómo se cogen a otra? Mejor tú a otra, cariño. Creí que las mujeres eran recelosas respecto a esto. No tenía idea de que fueras tan open mind.

—No puedo creer que seas tan descarado.

—Si sabes cómo soy para qué vienes a buscarme, bonita.

—Creo que no tiene sentido que viniera. —Violet gira sobre sus talones y se enrumba hacia la puerta. Me pongo de pie y corro hacia la puerta, bloqueándola.

Ella vino aquí por algo y yo no voy a quedarme con la duda. Muevo el mano deseoso de tocarla, pero Violet retrocede y evita que pueda conseguirlo. Nunca había ansiado tanto a mujer y es un error que ella lo sepa, pero he estado enfrentando problemas para controlar mis impulsos cuando la tengo cerca.

Aunque no pueda tocarla, una capa de electricidad se pega a mi piel y soy plenamente consciente de que esta no desaparecerá hasta que no pueda besarla, cogérmela o al menos aspirar el aroma de su cabello sin que se oponga.

—Dime a qué viniste, preciosa.

Violet se balancea de un lado al otro.

—No saldrás de aquí hasta que no respondas.

—Te lo diré si borras el video de nosotros dos teniendo sexo.

—¿No quieres que quede evidencia de la forma en la que enciendo tu delicioso cuerpo?

Ella carraspea. Alcanzo a percibir su aroma a vainilla y fresas, que, a pesar de su esencia dulce, estando impregnados a la piel de Violet actúan como afrodisiaco para mí.

—Liam, hablo en serio, borra el video. Tú eres el hijo del presidente de este país, estás en la mira de todo el mundo, no quiero ni imaginar lo que pasaría si ese video cae en malas manos.

—¿Qué ofreces a cambio de que lo haga?

Hago gala de mi mejor sonrisa lobuna y como era de esperarse, Violet se indigna.

—Si no lo borras, voy a demandarte.

—Uy, si lo pones de esa forma tan temible, lo borraré. —Acoto con sarcasmo.

Igual no pensaba conservarlo en un lugar inseguro, después de que alguien entrara a mi computadora y tuviera acceso a las recetas de los venenos que he diseñado, sería muy idiota de mi parte dejar ese video expuesto.

Ser exhibicionista no es lo mío.

Tampoco me hace gracia la idea de que otros se exciten viendo el coño expuesto de Violet.

Tomo aliento y le echo un largo vistazo, mi corazón se remueve con sólo mirarla y es absurdo. Mi mente nunca está en paz cuando la tengo cerca.

—Liam, hablo en serio, borra ese video.

Mis ojos vuelan hacia su pijama de seda, la forma en la que su piel cremosa resalta es distractora. Tomo una respiración profunda, concentrándome en la negociación que tengo en frente.

—Vuelvo y repito, ¿qué ofreces a cambio de que lo borre?

Mis pulmones se vuelven locos cuando Violet aprieta los labios frustrada. Ella no se da cuenta de lo mucho que su mueca me calienta, porque ansío ser yo quien presione esa boca tan bonita que tiene con mi polla.

—No voy a ofrecerte nada, Liam, si te queda un poco de decencia y caballerosidad borrarás el video y dejarás de acosarme.

Violet se remueve inquieta, fantaseo con someterla y dejarla sin aliento arremetiendo contra su apetitoso coño.

—¿Acosarte? —río y Violet agita la cabeza, mirando hacia la puerta que bloqueo con mi cuerpo. —No tienes idea de lo que pasaría si yo quisiera acosarte.

Sus bonitos ojos se abren sobresaltados y parpadea, como si estuviera intentando decidir si lo que dije fue una amenaza.

—No importa qué papel intentes interpretar no funcionará conmigo, Liam. Me has dejado claro que no eres la persona que creí. Incluso he llegado a pensar que la razón por la que perdí la memoria eres tú y no Josh. Recuerdo perfectamente cuánto desconfiaba de ti, todas las cosas extrañas que había en los lugares donde vivías. Tu biblioteca blindada, la trampilla junto a tu cama y cómo de alguna manera las mujeres que se relacionaban contigo acaban mal. Sé que Abigail desapareció y también recuerdo que desde que regresaste a mi vida todo empeoró.

—¿Y si soy tan malo como dices por qué aceptaste tener una relación conmigo?

Violet mueve dramáticamente la cabeza hacia la derecha.

—Créeme que he estado tratando de descubrirlo desde que desperté con amnesia tras mi encuentro con Josh, y te juro que si descubro que tú eres el responsable de todo lo que he vivido no me quedaré de brazos cruzados.

Me gusta que empiece a sacar las garras y que la Violet dulce e ingenua esté quedando atrás.

—Buena suerte con eso entonces, de mi parte te he mostrado lo que soy. No soy un príncipe de blanca armadura, me va mejor ser el villano de una historia mal contada.

Sus cejas se juntan tras mis palabras.

—¿Eso qué significa?

—Es tu tarea descubrirlo, no la mía.

—Lo haré, créeme.

—Me alegra por ti, lanzaré fuegos artificiales cuando lo hagas y te concederé lo que me pidas en regalo.

—Pues lo único que deseo en este mundo es que dejes de acosarme y borres el video de la cámara de seguridad, deberías concedérmelo desde ya.

Violet amusga la cara, debo decir que para variar su gesto me calienta aún más. Disfruto confundirla, abrumarla y despertar en ella todo tipo de sensaciones que la desestabilicen.

Es tan apetecible mi pequeña presa.

—¿Cuándo vas a admitir que por mucho que dudes de mí me he convertido en tu placer culposo? —arrojo sobre ella y me mira con mala cara. —¿Cuándo dejarás de ser tan testaruda y me abrirás las piernas para que te quite el malhumor con mi polla?

De pronto, sus ojos se concentran en mi camisa entreabierta. No hago ningún tipo de movimiento, permitiendo que pueda detallarme. Le regalo una sonrisa de medio lado y ella jadea visiblemente alterada. Su pecho asciende y desciende rápidamente, es como si no pudiera controlar el torrente volcánico que le quema las entrañas al verme.

—¿Quieres que me quite la camisa para que puedas mirar mejor?

—Yo...—trastabilla. —No estaba mirándote directamente, sólo estaba buscando un hueco entre tú y la puerta para poder escapar por allí.

—¿Y creíste que ese hueco se encontraba entre mis pectorales?

—No puedo creer que seas tan arrogante.

—Y yo no puedo creer que me gustes tanto a pesar de que la mayor parte del tiempo no te soporto.

No pierdo de vista lo contrariada que luce cada vez que le hago una confesión de este tipo, es como si los muros que ha construido entre ambos se convirtieran en cenizas que se levantan y la abofetean directamente.

—El sentimiento es mutuo.

—No lo creo, me deseas tanto como yo a ti. Ansías que me pierda en tu interior y bese tus labios mientras te hago mía hasta el amanecer y puedas quedarte dormida y feliz, sabiendo que una vez más te pertenecí.

Su pecho empuja contra el satén blanco de su camisón, mientras respira profundamente, luego se balancea sobre sus pies un tanto sobrepasada. Noto cómo la piel en su garganta se tensa, como si estuviera incitándome a depositar mi lengua en dicha zona.

—El recuerdo de la primera vez que te hice mía es más delicioso que la ambrosía de los dioses. Eres éxtasis puro, Violet y necesito de tu sabor una vez más.

Doy pasos tentativos hacia ella, Violet no retrocede y noto que sus manos están temblando. Agarro su pequeña cintura y la atraigo hacia mí, entramos en un duelo de miradas. La de ella es dura y necesitada, la mía ni siquiera yo puedo describirla. Mi cuerpo está en llamas, mi polla la necesita y su rostro está clavado en mi mente. La avalancha de sensaciones que me sacude al tenerla cerca es salvaje. Ella altera al inestable monstruo que hay en mí y puedo sentir cómo este le sonríe, cómo la halaga y se convence de que no hay un puto caos más hermoso que Violet en mi vida.

Qué maldito y maravilloso desastre eres, Violet.

― ¿Puedo disfrutarte una vez más?

― ¿Si me acuesto contigo dejarás de perseguirme?

Eso nunca pasará.

―Sí. ―miento.

Tendrán que matarme para que la deje en paz.

― ¿Y borrarás el video de nosotros dos teniendo sexo?

¿Y perder para siempre ese pequeño tesoro?

La aprieto entre mis brazos y noto la frialdad de su dulce piel. La lluvia sigue cayendo con su eco desordenado.

―Con tal de tenerte soy capaz de convertirme en el mismísimo rey del infierno.

Mientras la caliento con mi piel, noto que se tensa más y eso me calienta, porque sé que la pongo nerviosa y que cualquier intento de apartarme se disipará apenas aparezca en su mente. Violet continúa sosteniendo mi mirada y sé que me estoy aferrando a ella, que me niego a dejarla ir por razones que no tienen que ver con mi plan y es abrumador. Dejé que mi obsesión por ella escalara al punto en el que me volví adicto a sus labios.

―Fóllame como si me amaras. ―pide al fin.

―Está bien, finjamos que mi corazón te pertenece, Violet. Haz de cuenta que cada parte de mi se enamoró de ti.

―También podemos pretender que eres mi obsesión más platónica, dios nórdico.

―Mejor finjamos que soy el villano de tus fantasías más oscuras. Ese papel puedo interpretarlo mejor.

Ella asiente y siento que hay una trampa, porque me está poniendo las cosas muy fáciles y ese no es su estilo.

―Cógeme como si fueras capaz de matar por mí.

―¿Y qué te garantiza que no lo he hecho ya?

Perdón la demora chicas, estuve un poco enferma y por eso tardé. De verdad lamento no poder actualizar más seguido. Haré mi mayor esfuerzo para actualizar la próxima semana <3 

Las quiero, gracias por la paciencia.

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