Capítulo 19

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Multimedia: I did something bad- Taylor Swift

Narra Violet de la otra dimensión

No sé cuántas horas llevo aquí encerrada. El estrés se extiende por cada fibra de mi cuerpo y me incita a querer salir corriendo de aquí. Las alarmas resuenan en mi cabeza y evalúo cada palmo del lugar, sintiéndome en alerta.

La tierra de esta dimensión no se parece en nada a la de la mía. Todo aquí se ve tan sucio, desagradable y barato. Las personas no me tratan con el respeto que me merezco, de hecho me miran como si creyeran que me acabo de escapar de un sanatorio.

Soy una princesa, lo normal es reverenciarme.

Levanto la mirada y miro hacia la pequeña ventanilla metálica de la habitación en la que estoy. No se oye ningún tipo de sonido y eso me intranquiliza más, siento que estoy en una especie de búnker bajo tierra sin oportunidad de poder escapar o comunicarme con nadie.

El cuarto sólo cuenta con una cama, un baño pequeño y un lavamanos de aspecto simple y limpio. No soporto este sitio tan decadente y vacío. La soledad nunca me ha sentado bien.

Un innecesario rugido sacude mis paredes estomacales, muero de hambre y sed, sin embargo no me atrevo a probar el agua de este sitio. Podría estar contaminada y no estoy acostumbrada a consumir algo de baja calidad.

La Rachel de esta dimensión me trajo aquí a la mala y no sé lo que planea, estoy preocupada. Tuve un ataque de histeria antes de que me trasladaran a este sitio, me calmé cuando ella le ordenó a sus guardaespaldas que me dispararan si no me callaba. Vi los cañones señalándome desde distintos puntos y decidí guardar silencio porque valoro demasiado mi vida.

Estoy muy intranquila.

Suelto un suspiro y me limito a mirar mis uñas, están hechas un desastre. Como toda mi vida.

No pensé que Liam se tomaría tan en serio la promesa que me hizo y cometería la locura de venir a esta dimensión. Si él no se hubiera venido, ambos no estaríamos tan jodidos.

Ahora él es un fugitivo buscado por la ley y yo soy una princesa condenada a muerte. Si no consigo llevarlo ante los hombres de mi padre, las leyes machistas del reino acabarán con mi vida.

Se descubrió que estoy embarazada de Liam y si no logro llevarlo ante el consejo del reino para que lo maten, yo seré quien pague por todo. Papá me dio un plazo de seis meses para encontrar a Liam y si no lo hago, el brazalete que llevo en mi brazo explotará y borrará toda la humillación a la que según él he sometido a la familia real, al embarazarme de un plebeyo. El brazalete funciona con batería y tiene una duración promedio de un año.

Liam me encantaba por lo bien que follaba y por lo guapo que era, tal vez llegué a amarlo, pero desde el momento en el que supe que salvar mi vida dependía de su muerte guardé todos esos sentimientos en un cajón que arrojé al mar. Ahora estoy aquí, dispuesta a matar al hombre que amo con tal de sobrevivir.

Muchos podrían juzgarme y decir que soy una mala persona, pero lo cierto es que varios harían lo mismo que yo. Se le llama ser práctica. Su amor no me devolverá a la vida si me matan, así de simple.

Algo punza en mi interior ante la idea de entregarlo, pero debo hacerlo. La vida de mi bebé depende de la muerte de su padre y aunque la parte cursi en mí grita que esto me destrozará, no daré marcha atrás. No puedo hacerlo.

No tengo más remedio que pedirle al hombre que me ama que lo demuestre muriendo en mi lugar aunque eso me arrebate toda la felicidad que alguna vez él mismo me brindó.

Oigo un sonido metálico proveniente de la puerta ubicada al otro extremo de la habitación y veo a Rachel entrando con ese aire de reina todopoderosa que me hace detestarla. No me gusta que alguien brille más que yo.

― ¿Ya estás dispuesta a cooperar? ―dice con una expresión sarcástica flotando en su cara.

―Define cooperar.

― ¿Por qué Liam te dejó tirada en el motel y luego apareciste de la nada en su casa?

Sus grandes e inquietantes ojos celestes me miran con fijeza. Me tiene contra la pared y ella lo sabe. No hay forma de cubrir la realidad. Hay dos Violet en esta dimensión. Los científicos de nuestra dimensión me dijeron que era importante que pocas personas supieran mi identidad, porque eso podría exponer nuestra tecnología avanzada y la gente de otras dimensiones nos declararían la guerra para robarla. Lo que pase con mi padre y los demás miembros de la corte me tienen sin cuidado, pero las personas de mi mundo no merecen ser atacadas por mi imprudencia. 

―Liam inventó una máquina tele-transportadora porque me ama mucho y por eso me trasladó del motel a su casa. ―le contesto a la recién llegada.

Rachel frunce el ceño, dándome a entender que es peligroso que siga tratando de tomarle el pelo. Luego pasea la mirada por la simplona habitación y aprieta los labios cuando vuelve a mirarme. Trago en seco y resoplo sin saber qué hacer.

La Rachel de mi dimensión me odiaba, fue ella quien hackeó mi teléfono y encontró los mensajes y fotos calientes que compartía con Liam. Expuso la situación ante el consejo real y las pruebas médicas que me realizaron, certificaron que es imposible que el bebé que espero sea de Mathew, mi esposo, porque los tiempos de concepción no encajan.

― ¿Y bien, vas a decirme todo sobre ti o tendré que torturarte? ―inquiere, aún de pie.

Alguien entra a la habitación con una silla entre sus manos y la coloca al lado de Rachel, cual si fuera una reina a la que están demasiado acostumbrados a rendir pleitesía.

―Aunque te cuente la verdad no la creerías, así que mejor ahorrémonos el trámite.

Rachel toma asiento, cruza una pierna sobre la otra con suma elegancia y junta las manos sobre el bonito conjunto de pantalón y camisa negra que usa. Veo botones dorados ordenados en hileras verticales sobre la parte superior de su atuendo. Me encanta lo bien que la perra se viste.

―Soy de mente abierta, nunca descarto nada de lo que me digan por muy loco que suene.

―Yo no soy la persona que crees que soy. ―Hago saber.

―Llevo sospechándolo desde que te vi en ese motel. No estás actuando como de costumbre.

― ¿Y cómo soy normalmente?

―No hay malicia en tu mirada, sueles ser del tipo que actúa impulsivamente, pero que nunca tiene malas intenciones.

―Parece que me has estudiado mucho Rachel. ¿Le has hablado a tu terapeuta sobre lo obsesionada que estás conmigo? ―Rachel adopta una expresión neutra de labios aplanados. Es como si lo que dije le resultara aburrido.

―Sí, también le hablé al sepulturero sobre ti, le di tus metidas por si se te ocurre seguir con chistecitos en lugar de cooperar.

― ¿No se te ha ocurrido pensar que la gente sería más accesible contigo si dialogaras en lugar de amenazar? ―suelto apretando las mejillas.

Las cejas de Rachel se alzan como si hubiera escuchado algo semejante miles de veces.

―Violet, sé lo que estás haciendo. Deja de darle vueltas a mi pregunta y responde. ¿Cómo es posible que estuvieras en dos lugares a la vez?, ¿Tienes una gemela?

Podría decirle que sí para ganar tiempo.

―Sí, contacté a Liam porque quería que me ayudar a llegar a mi hermana. Él se ofreció a hacerlo y me dejó en aquel motel. ―miento. Espero haber sonado lo suficientemente convincente para que ella me deje en paz.

―No te creo nada. ―exclama con mucha seguridad.

― ¿Por qué no habrías de creerme?, ¿qué otra explicación habría para algo así?, ¿clones?

― ¿Por qué no lo dijiste cuando te confronté en aquel motel? Mi equipo de seguridad te apuntó con pistolas y aún así no confesaste. ¿Por qué hacerlo ahora y no antes?

Mierda.

Es idéntica a mi hermana de la otra dimensión. Ambas nunca se creen nada de lo que otros les digan, prefieren averiguar las cosas por sí mismas. Su filosofía suele ser: Desconfía y vencerás.

―Estaba nerviosa y no sabía qué hacer. No es normal que una extraña aparezca de repente y te someta a un interrogatorio del cual no tienes cómo responder. Déjame ir, yo no soy la persona que buscas.

Ella me observa con expresión indescifrable. Desearía saber qué rayos pasa por su mente. Dudo que me crea y eso aumenta mi ansiedad, porque veo mucho odio en su cara cada que me mira.

¿Qué le hizo la Violet de esta dimensión para que la odie tanto?

Los ojos de Rachel reflejan tanta frialdad, es como si estuviera vacía por dentro y no hubiera forma alguna de repararlo. Me intimida y me aterra, porque ella parece ser el tipo de persona que no se detiene ante nada con tal de obtener información.

―Ven conmigo. ―ordena y me pongo en pie al instante.

Algo en Rachel me da muy mala espina.

Cuando salimos por la puerta, los guardaespaldas de Rachel la están esperando. Los tipos tienen características similares: rostros serios, trajes oscuros y un aire de letalidad que gana fuerza en cada minuto que transcurre. Son diez, lo que me lleva a preguntarme por qué esta mujer necesita de tanta gente para protegerla.

Camino en silencio y noto que esto se parece a un hospital, el silencioso pasillo se extiende ante mis ojos bordeado por una serie de puertas cerradas. No hay ninguna indicación o anuncio que me dé a entender en dónde rayos estoy. Recuerdo que uno de los guardaespaldas me dio un golpe en la cabeza y caí noqueada, luego desperté en una habitación vacía y el resto es historia.

― ¿En dónde estamos? ―Me aventuro a preguntar.

Rachel ni siquiera se inmuta en responder. Lo único que recibo de ella es el bamboleo de su bonita y peinada melena oscura. La Rachel de mi dimensión siempre fue la favorita de papá, por esa razón la libró de casarse con el príncipe Mathew y me envió a mí en su lugar. Yo era la preferida de mi madre, porque a diferencia de Rachel no le obedezco en todo lo que ordena. Atesoro la libertad, a mi hermana en cambio sólo le gusta quedar bien con quien sea. Por desgracia mi madre murió y desde entonces todo se ha ido a la mierda. 

―Merezco saber si me llevaras a tu cámara de torturas. ―agrego. Nadie me responde, para variar.

Seguimos caminando en silencio por más de quince minutos, hasta que llegamos a una puerta al final. Rachel coloca su mano derecha sobre una especie de panel iluminado y tras el sonido de un clic, la puerta se abre, dejándonos pasar.

― ¿Es tu pasatiempo secuestrar personas cuando te sientes sola? ―pronuncio, un tanto asustada.

Soy del tipo de persona que habla y habla cuando está nerviosa. Es una forma de mitigar mi propia intranquilidad, aunque rara vez funciona.

Rachel es la primera en entrar, yo me quedo de piedra, aterrada de que ella me esté llevando hacia mi propia muerte.

―No, cuando me siento sola no las secuestro, eso es mucho trabajo. Mejor voy y las mato directamente. Ahora date prisa antes de que decida enviarte al más allá.

De pronto, siento un cañón empujando mi espalda y me convenzo de que en verdad será capaz de matarme. Cierro las manos en forma de puño y con el estómago revuelto, la cabeza zumbando y el rostro sudoroso, entro por la puerta.

La vista inicial es completamente aterradora y desconcertante.

Frente a mí, veo una serie de enormes cubículos de vidrio que albergan a un montón de mujeres embarazadas en pésimo estado. La primera de ellas, está excesivamente delgada, su piel tiene un aspecto amarillento y hay enormes manchas verdosas extendiéndose por su pecho y brazos. La pobre se encuentra acostada en una cama con expresión perdida, es como si algo le hubiera robado toda la luz que había en su vida, su vientre sobresale salvajemente. Pareciera que estuviera embarazada de trillizos.

― Pero, ¡qué diablos! ―logro decir, completamente consternada. ― ¿Qué es todo esto?, ¿Por qué tienes a todas esas mujeres encerradas así?

Tengo un horrible presentimiento, uno que me atenaza las entrañas y me paraliza el corazón.

―Camina. ―ordena Rachel y alcanzo a leer el nombre de la mujer que ocupa el primer cubículo. Se llama Abigail Cullen.

Voy pasando cada cubículo y el estado de las mujeres va empeorando. Otra de ellas tiene quemaduras en todo el cuerpo y un vientre más abultado que el de Abigail. Me da la impresión de que lo que sea que lleve en su vientre va a matarla en el parto. Noto a otra mujer con el cuerpo lleno de yagas que sangran, la vista es irrisoria y desagradable, sobre todo por la capa de pus que baña su cuerpo, noto que abre la boca como si estuviera quejándose, pero no logro; por fortuna, escuchar nada. El compartimento que la mantiene encerrada está insonorizado al parecer. Siento náuseas y no puedo seguir mirando, siento que voy a desmayarme del asco si sigo mirando a las pobres mujeres embarazadas.

― ¿Por qué tienes a todas estas mujeres aquí?

―Soy la dirigente de un proyecto que va a mejorar a la raza humana, ellas son voluntarias que se ofrecieron a colaborar. Se les inyectó una sustancia que fortalecerá su ADN, estamos lidiando con los efectos secundarios, sin embargo, este es el primer grupo que logra sobrevivir a un embarazo por más de cinco meses, tras ser inyectadas. Estamos orgullosos del gran avance que estamos logrando.

―Pues para ser voluntarias las tienes muy encerradas, eh. Tu proyecto de mejoramiento a la raza humana se ve más letal que salvador. Si me vas a salvar así, mejor ni lo intentes.

Puedo ser un poco egoísta y caprichosa, pero me gustaría ayudar a estas mujeres a escapar de la psicópata de Rachel.

― ¿Por qué me trajiste aquí?

―Para que veas lo que te sucederá si decides seguir mintiéndome.

― ¿Por qué no me crees que soy la hermana gemela de Violet?

―No hay registro médico de tu nacimiento.

―Unas enfermeras me raptaron cuando era bebé. ―Vuelvo a mentir, pero me da la impresión de que Rachel espera la explicación rocambolesca de que vengo de otra dimensión.

Tal vez ya lo sabe y sólo necesita que se lo confirme.

―Evidentemente no habrá registro porque se trata de un secuestro, genio.

― ¿Te mantuvieron encerrada en una cueva acaso? Porque el encargado del motel me dio a entender que eras una chica rara que no sabía cómo usar el dinero.

―Pues sí, llevaba toda mi vida encerrada. ¿contenta? La enfermera secuestró porque siempre soñó con ser madre y tenía miedo de que descubriera la verdad sobre mi nacimiento.

―No te creo nada.

―Mal por ti. ―murmuro, enojada.

― ¿Por qué no me crees?

―Te hicimos pruebas de ADN cuando quedaste inconsciente y encontramos que la composición de tu sangre es muy distinta a la de una humana común y corriente. A menos que seas una extraterrestre, no tiene sentido que tu sangre sea distinta a la del promedio.

Y bueno, yo sabía que ella tarde o temprano lo descubriría, aunque es inesperado que no notaran mi embarazo en las pruebas.

Parece que después de todo Dios no me ha abandonado.

A juzgar por la enormidad de este lugar, que da la impresión de tener más de cincuenta metros de largo, Rachel debe tener mucho dinero. Hay computadoras al fondo y paneles de vidrio oscuro que probablemente sea blindado en las aberturas rectangulares que hacen las veces de ventana.

― ¿Eres la dueña de todo esto?

―Deja de preguntar tonterías, por supuesto que sí.

―Debes tener mucho pinero entonces.

Ella sonríe y me lanza otra mirada de advertencia.

―Cualquiera pensaría que eres tonta, porque ni siquiera puedes recordar algo tan simple como la palabra dinero.

Estúpida arrogante.

Desde que llegué a esta maldita dimensión todo el mundo me trata mal. El otro Liam condujo como loco en su auto mientras me transportaba, y por poco se estrella contra un árbol para demostrar que no le teme a nada. Ahora me secuestra la loca de Rachel y parece obsesionada con una verdad que me niego a revelarle.

―Si no me dices la verdad sobre lo que está pasando, me aseguraré de que te unas a ellas. ―señala hacia las pobres mujeres que prácticamente agonizan y noto en su rostro que no miente.

― ¿Si te digo la verdad vas a dejarme ir?

Necesito negociar, aunque a juzgar por su expresión, lo más bondadoso que ella desea concederme es una muerte rápida.

―Depende de qué tan útil sea lo que vas a decirme.

―Vengo de otra dimensión. ―suelto sin anestesia, cuando veo que una de las mujeres se levanta de la cama y empieza a estrellar su cabeza contra la pared del cubículo, dejando un reguero de sangre y descomposición. ―Liam también, él vino antes. Me enviaron a buscarlo. ―Termino de decir.

Rachel palidece y retrocede algunos centímetros, como si una parte de ella ya lo hubiera adivinado. Como si sólo necesitara que mi voz se lo confirmara. Está impactada, lo noto en su boca entreabierta y en su pecho inflándose rápidamente. Agita la cabeza y suelta un jadeo de incredulidad, como si no pudiera creer que en verdad la respuesta al fin ha llegado a su vida.

―Es por eso que siempre sentí que había dos Liams distintos en mi vida. Por eso era tan cambiante, por eso me trataba bien y luego mal. Esto es increíblemente inaudito. Yo pensaba que se debía a su bipolaridad, pero esto cambia las reglas del juego. Oh, por Dios, hay dos Liams. Esto abre demasiado mis posibilidades de que al fin me a...―Acto seguido se queda callada, como si no quisiera hablar de mal frente a mí.

¿Sus posibilidades de qué?

¿De que Liam la ame?

¿Cuál de los dos?

Si es el mío, que ni lo sueñe.

Noto ilusión en sus palabras y un brillo de fascinación en sus ojos.

¿Qué diablos le pasa?

¿Cree que puede desear a mi hombre así nada más?

― ¿No crees que fui secuestrada por una enfermera loca, pero sí que vengo de otra dimensión? Necesitas ayuda profesional urgente.

Rachel me mira fijamente.

― ¿Esa es toda la información que tienes? Porque presiento que hay más.

Trago duro y asiento con seriedad. No sé cómo me libraré de ella, pero debo hacerlo.

―No lo creo, Violet. ¿Sabes por qué?

Niego.

―Porque hace rato me llamaste Rachel sin que yo te dijera cuál era mi nombre.

Mierda.

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Recordemos que esta historia no sólo es de romance, que hay una trama de dominación mundial en medio.  Yo comprendo que gusta leer a Violet y sus diez mil maridos, pero pues hay que desarrollar la otra parte para que la historia se dispare. <3 

Ahora conocen la razón por la que la Violet de la otra dimensión viajó  ¿Esperaban algo así?

¿Será que sí se nos muere el Liam bueno?

¿Podrá Violet sacrificar al Liam bueno para salvarse?

¿Qué pasará si se encuentra los 2 Liams y las 2 Violets? Estallará el multiverso.

Si te gustó el capítulo por favor, vota y comenta. Ayudas a otros a descubrir la historia y significa un montón para mí. Gracias por leer. Te recomiendo agregar la historia a tu lista de lectura, por si la aplicación falla y la historia se borra de tu biblioteca.

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