VOLKACIO ONE-SHOT

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-N. O.-

Un día común y corriente se vivía en Los Santos.

Atracos, robos de vehículos, asaltos...

Horacio y Gustabo se encontraban haciendo su tarea de agentes de tráfico, deteniendo vehículos robados y teniendo una que otra discusión con los individuos responsables.

Aquel día no habían tenido la necesidad de llevar a nadie hasta comisaría, tan solo les habían dado unas cuantas multas y pa' casa.

El par de chicos decidieron terminar su trabajo del día y con el fin de terminar su servicio fueron directo a comisaría.

Al llegar al lugar, ambos bajaron del coche policía y entraron a comisaría, y como ya era costumbre, el lugar estaba repleto de gente.

Ambos pasaron de largo, mandando a tomar por culo a los civiles que querían reportar alguna denuncia.
Estaban cansados y no tenían tiempo para más papeleo e historias que en algunas ocasiones parecían hasta surrealistas.

Dejaron sus armas en su casillero correspondiente y después de, procedieron a ir a los vestidores para cambiarse el uniforme de policía por su ropa de civil.

Gustabo.- Fue un buen día ¿No?
Horacio.- Sí, sí, nos lo hemos currado hoy, el abuelo debería estar orgulloso, tiene a los dos mejores alumnos aquí y no se entera

Gustabo le dio la razón a su amigo y entre charlas y risas, salieron finalmente de comisaría, despidiendose de sus compañeros.

Gustabo.- Yo me voy a dormir ya, eh, nos vemos mañana
Horacio.- Vale, yo igual iré a dormir creo, a ver si me encuentro a Volkov en el ascensor o algo
Gustabo.- Joder, insisto en que deberías mudarte, vas a quedar en la ruina por rentar ese departamento
Horacio.- Por ver al comisario bombón aunque sea unos minutos extra, lo que sea
Gustabo.- Madre mía... Bueno, nos vemos, guarro
Horacio.- Hasta mañana

Gustabo se fue, dejando a Horacio, quien procedió a dirigirse hacia su departamento.

Se encontraba en el ascensor, subiendo a su piso, no había visto al comisario aún y debía admitir que le entristecía un poco, pues prácticamente sólo le había visto unos minutos por la tarde, cuando comenzó su turno de trabajo.

Suspiró, resignado a no poder verle más durante aquel día.
Llegó a su piso y caminó tranquilamente por el pasillo hacia su departamento.

Al entrar, fue directamente a darse un baño, y después de, a cenar.

Pasaban las doce cuando decidió finalmente dormir, había tenido una buena jornada de trabajo, lo único negativo de aquel día había sido lo poco que convivió con Volkov.

Horacio se levantó temprano por la mañana, pues esta vez tocaba turno matutino junto a su mejor amigo.

Hizo su rutina diaria de las mañanas; levantarse, desayunar, lavarse la cara, lavarse los dientes y poco más, para después salir de casa en dirección a su trabajo.
Se dirigió al elevador y seleccionó el piso de la recepción, mientras bajaba miraba su móvil.

Al detenerse el elevador, el de cresta caminó fuera de éste y levantó la vista.
Una sonrisa se formó en su rostro al ver al ruso.

Horacio.- ¡Comisario Volkov!.- Gritó, para que el ruso le escuchara.

Volkov se giró algo confundido, pero sonrió al ver al más alto dirigiéndose a él.

Volkov.- Horacio, buen día
Horacio.- Buen día... ¿Va a comisaría?
Volkov.- Correcto ¿Vas para allá también?
Horacio.- Sí... ¿Le parece si vamos juntos...?
Volkov.- Eh... Sí, claro, por qué no

Ambos chicos comenzaron a caminar hacia la comisaría, mientras Horacio soltaba indirectas que Volkov no entendía.
El de cresta ahora sabía que el ruso era algo lento para entender sus indirectas.

Una vez llegaron, ambos procedieron a hacer sus cosas.
Colocarse el uniforme correspondiente, tomar sus armas y comenzar con su trabajo.

Gustabo.- ¡Horacio!
Horacio.- Gustabo, hombre, qué tal
Gustabo.- Te ves feliz hoy ¿Qué pasó?
Horacio.- Vine con Volkov
Gustabo.- ¿Viniste con Volkov?
Horacio.- Sí, tío, pude hablarle durante más de cinco minutos
Gustabo.- Eso es bueno, me alegro por tí
Horacio.- Gracias... ¿Qué haremos hoy?
Gustabo.- Patrullar y esperar si nos necesitan para algún atraco, persecución o algo.
Horacio.- Mi día ya está completo así que sea lo que sea lo haré con entusiasmo
Gustabo.- Joder, sí que te gusta ¿Eh?

El dúo, una vez estuvieron ambos listos, salieron de comisaría dispuestos a iniciar con sus responsabilidades.

Lo mismo de habitualmente sucedió aquel día, lo único que marcó la diferencia fue la persecución a la que se unieron, en la que se vieron involucrados otros dos coches policiales.

Tras aquella persecución en la que los oficiales resultaron victoriosos, procedieron a volver a patrullar.

Hicieron unas cuantas detenciones por venta de drogas o vehículos robados, y en más de una ocasión los detenidos los habían insultado, provocando que los novatos les pusieran unas cuantas multas más y los llevaran a comisaría.

Una vez más, terminaron orgullosamente su jornada, mientras salían de comisaría, Horacio llamó la atención de su amigo.

Horacio.- Gustabo ¿Debería invitar a Volkov a cenar o algo? Porque no entiende mis indirectas, tío, eso o se hace el tonto pa' no tocar el tema
Gustabo.- Pues una cenita no estaría mal, con un buen vino, velitas... Uy, seguro le gusta, eh
Horacio.- ¿Crees que acepte?
Gustabo.- Ni puta idea, para qué te miento
Horacio.- ¿A dónde podría llevarlo?
Gustabo.- En tu depa, hombre, aprovecha la pasta que dejas ahí y prepara una cena en casa, así también tienen algo de privacidad
Horacio.- Sabes mucho de estas cosas ¿No, Gustabo?
Gustabo.- Es porque soy la puta hostia, tío
Horacio.- Ahí tienes razón, eres el puto amo, Gustabo
Gustabo.- ¿Cuándo lo invitarás?
Horacio.- No sé, tal vez el fin de semana, para preparame mentalmente
Gustabo.- Sé directo, hombre... Dile algo como "Me gustas ¿Te gusto?", Así, directo a lo importante
Horacio.- ¨Me gustas ¿Te gusto?¨
Gustabo.- Eso, justo así, lo demás dependerá de Volkov, venga, una vez más
Horacio.- ¨Me gustas ¿Te gusto?¨
Gustabo.- Así, coño, con seguridad y no dejes que cambie el tema, que Volkov es muy de centrarse en trabajo o ese tipo de cosas, si cambia de tema vuelve a repetir la pregunta... ¿Cuál era la pregunta?
Horacio.- ¨Me gustas ¿Te gusto?¨
Gustabo.- Eso, ya lo tienes
Horacio.- Vale, vale, ahora toca pensar en qué haré
Gustabo.- ¿Sabes cocinar al menos?
Horacio.- Bueno, busco una receta en YouTube y ya'sta, no creo que sea tan difícil
Gustabo.- Igual y deberías practicar antes, eh, digo, sólo por si acaso...
Horacio.- Joder ¿Por qué dudas de mis dotes de cocina?
Gustabo.- ¿Tú tienes confianza?
Horacio.- La verdad es que no mucha, pa' qué te miento
Gustabo.- Pues ve practicando, si no le gustas tú que al menos le guste la comida
Horacio.- Que hijo de puta, tío...- Dice, mientras el de gorra ríe.

Después de tontear por unos minutos, el dúo fue cada quien por su camino.

Horació entró al edificio en el que estaba su departamento y se dirigió a éste, tomando el elevador como habitualmente.

Una vez estuvo en su hogar, decidió buscar por internet algunas ideas acerca de qué preparar para el ruso, en caso de que aceptara su invitación.

El resto de la semana, unos días antes del sábado, que es cuando había decidido organizar la cena, estuvo practicando el platillo que había decidido preparar.

Horacio.- Hoy es el día, Gustabo
Gustabo.- ¿Qué día?
Horacio.- El día en el que invitaré a Volkov a cenar
Gustabo.- Ah, hostia ¿Sí lo harás?
Horacio.- Por supuesto que lo haré, si fuiste tú quien me animó
Gustabo.- Ya pero yo lo decía de joda, hombre
Horacio.- Pero si estuve practicando y todo
Gustabo.- *ríe* Joder tío, pues nada, suerte entonces

Ambos habían terminado su jornada de trabajo hace unos minutos, se encontraban en la entrada principal de comisaría, pues Horacio estaba esperando a Volkov.

Gustabo.- Veo a tu hombre, es tu momento, no te arrepientas ahora

Gustabo le deseó suerte a su amigo y despidiéndose de él se retiró, dejando a un nervioso Horacio en la puerta del lugar.

Horacio.- ¡Comisario Bombón!.- Exclamó, para llamar la atención del susodicho.
Volkov.- Volkov, comisario Volkov, Horacio... ¿Qué necesita?
Horacio.- Yo... Bueno, quería hacerle una propuesta... ¿Está libre ahora para hablar?
Volkov.- Sí, tengo algo de tiempo, dígame de qué se trata

Horacio dudó un poco antes de hablar.
Se sentía nervioso y debía admitirlo.

Horacio.- Nada, sólo quería saber si le apetece acompañarme en la cena el fin de semana, tal vez el Sábado... Podríamos beber algo de vino o vodka, lo que usted prefiera
Volkov.- ¿Una cena? ¿Por qué yo?
Horacio.- Bueno, vivimos en el mismo edificio, no sé, pensé que podríamos convivir un poco más... Y, bueno, hay algo importante que me gustaría decirle en esa cena

El ruso se quedó unos segundos en silencio, haciendo así que el de la cresta casi pudiera escuchar el ¨no¨ de los labios del comisario.

Volkov.- Vale, suena bien.- Respondió, pues para el ruso aquello se veía como una invitación para pasar el rato con un amigo.

Horacio no pudo evitar dejar ver su felicidad, pues una sonrisa se formó en su rostro al escuchar la respuesta positiva del otro.

Horacio.- ¡Perfecto! Le envío la hora y el número de depa y piso luego
Volkov.- Vale, estaré esperando ¿Eso era todo lo que necesitaba?
Horacio.- Sí, sí, gracias por darme su tiempo

Volkov tan sólo asintió y se despidió de Horacio, quien no podía ocultar su felicidad.

El chico procedió a enviarle un mensaje a su mejor amigo, informandole la situación, diciéndole que Volkov había aceptado la invitación, pero sin saber que sería una cita.

Gustabo.- ¡Así se hace, coño!.- Decía por el móvil, animando aún mas a Horacio.
Horacio.- Ahora solo falta que la cena salga bien y que no me mande a tomar por culo
Gustabo.- Que no, ten confianza, hombre, ya verás que ese ruso quedará encantado
Horacio.- Por cierto, necesito que pruebes lo que preparé para Volkov
Gustabo.- Yo paso, to'h pa' Volkov, yo no quiero nada
Horacio.- Que sabe bien, tío, estuve practicando ¿Vale?
Gustabo.- Joder, lo que hago por ti... Venga, vamos a probar lo que harás
Horacio.- Te gustará, lo sé, no puede no hacerlo, estuve practicando bastante, te espero en mi depa ¿Vale?

Ambos se dirigieron al departamento de Horacio, siendo éste el mas animado.
Al llegar Gustabo y ser recibido por Horacio, le siguió a la cocina.

Horacio.- Lo pondré calentar y voy, espera en la mesa
Gustabo.- Vale, no quemes la cocina.- Dice, saliendo de ahí para dirigirse al comedor.

Poco después, el olor de la comida llegó a Gustabo. No podía negar que tenía un buen olor, pero no sabía si sería tan bueno como parecía.

Horacio llegó con dos platos con comida, entregándole uno a su amigo.

Gustabo miró el plato, analizándolo, como tratando de encontrar algo malo en éste.

Gustabo.- Prueba tú primero
Horacio.- Joder, esa confianza

Horacio dio un bocado, siguiéndole Gustabo.

Gustabo.- Pero bueno, nada mal, eh
Horacio.- A que sabe bien
Gustabo.- Lo hace, aunque realmente me sorprende verte tan entusiasmado e interesado en una persona
Horacio.- Es que no sé qué tiene Volkov, tío, no es como lo que sentía con los enfermeros, Volkov es distinto
Gustabo.- Soy tu amigo y eso ¿Vale? Pero yo no sé de estas cosas, no esperes que te aconseje de amor
Horacio.- Vale, me lo guardo entonces
Gustabo.- Lo importante ahora es que te gusta, es bueno saber que parece que has encontrado al indicado

El par de amigos siguieron hablando tras acabar la comida.
La noche había llegado y Gustabo volvió a su hogar, dejando a Horacio.

___________________

El día de la cena había llegado.

Horacio se encontraba en su departamento, hace poco había terminado su trabajo y había vuelto a casa rápido para preparar todo para la cena con el comisario.

Le había mandado ya el número de piso y tan sólo se dedicaba a esperar pacientemente y con nervios a que llegara Volkov.

El timbre sonó, alterando un poco al de cresta.
Suspiró y trató de tranquilizarse antes de abrir la puerta.

Horacio.- Volkov, gracias por venir, pasa

El ruso entró y vio un poco el interior del lugar.

Horacio.- Ven, vamos al comedor, traeré la comida

El ruso obedeció y se dispuso a esperar en el comedor.

Lo que no se esperaba era ver unas velas en la mesa, cubierta con un mantel blanco y un jarrón con rosas.

Le restó importancia a la decoración y tan sólo tomó asiento.

Horacio volvió a la cocina, con una sonrisa en su rostro, estaba nervioso, no podía negarlo, realmente esperaba que el comisario disfrutara de la cena.

El de cresta volvió a donde Volkov, le entregó un plato con comida y el comisario agradeció.

Horacio.- Espero que le guste, Volkov
Volkov.- Gracias

Ambos comenzaron a comer, Horacio sin despegar la vista del chico frente a él, pues necesitaba ver su reacción.

Volkov notó la insistente mirada del contrario, así que dirigió la vista a éste.

Volkov.- ¿Pasa algo?

Horacio sintió vergüenza, sus mejillas incluso tomaron un ligero tono rosado, Horacio desvió la mirada.
¨¡Soy un adulto, joder! ¿Por qué me siento así?¨ pensó.

Volkov.- ¿Todo bien, Horacio?
Horacio.- Sí, sí, sólo quería saber qué le parece la comida
Volkov.- Oh, pues está bastante bien, la verdad

Horacio instintivamente dejó salir una pequeña sonrisa ¿Cómo podía sentirse tan estúpido con algo tan tonto como ese tipo de halagos provenientes del comisario?

Durante la cena, ambos comenzaron a hablar de trabajo y otros cuantos temas.

Al terminar ambos siguieron hablando, hasta que Volkov preguntó algo al contrario.

Volkov.- Por cierto, Horacio, dijiste que había algo de lo que querías hablar conmigo ¿No?

Horacio sintió los nervios volver a él.
Había llegado el momento.

Tomó la copa de vino que había servido durante la cena y se sirvió un poco más, ante la mirada del ruso.

Horacio.- Vamos a la sala ¿Le parece?

El chico se dirigió al lugar dicho, siguiéndole Volkov.

Horacio se posicionó frente al mas bajo, y tomó de un trago del vino de su copa.

Horacio.- Joder...
Volkov.- ¿Todo bien?
Horacio.- Sí, sí... Sólo que... Bueno, necesito un poco de esto para tomar valor de soltarlo...

¨Sólo haz la pregunta, Horacio, dí lo que practicaste con Gustabo y ya¨
Suspiró, sintiéndose bastante tonto por su comportamiento de adolescente enamorado.

Horacio.- Comisario Volkov...
Volkov.- ¿Sí, Horacio?
Horacio.- Yo... Bueno... Me gustas ¿Te gusto?
Volkov.- ¿Cómo...?
Horacio.- Eso... Que me gusta ¿Yo le gusto?
Volkov.- ¿Esto va en serio...?
Horacio.- Completamente en serio, yo estoy enamorado de usted...
Volkov.- Yo... Bueno... Es que no se me dan estas cosas del amor
Horacio.- Déjeme enseñarle cómo es, Volkov, por favor, deme una oportunidad

El ruso estaba algo sorprendido por la confesión de Horacio, le miraba confundido, mientras el otro le miraba con ansias y nervios por saber la respuesta del comisario.

Volkov no estaba familiarizado con los romances, de hecho nadie estaba seguro de si había salido con alguien alguna vez.
Aún así, aún sin saber cómo era salir con alguien, el ruso debía admitir que había algo en el de cresta que le atraía.

Horacio siempre estaba al tanto de lo que necesitaba, haciéndole cumplidos y dándole los buenos días o tardes, deseándole una buena jornada de trabajo y dándole las buenas noches cuando se veían por las noches en su trabajo o en el edificio donde vivían, además la personalidad del chico le agradaba, era divertido y se la pasaba haciendo el tonto con Gustabo, pero también tenía ese lado tranquilo que dejaba ver en los momentos serios.

Sí, en definitiva había algo en él que le llamaba la atención, pero no estaba seguro de si era eso a lo que llamaban ¨amor¨.

Horacio.- Volkov... Sé que quizá no esté interesado, pero igual quería decírselo...
Volkov.- ¿Cómo estás tan seguro de que te gusto?
Horacio.- ¿Eh...? B- Bueno... Es... Algo difícil de explicar...
Volkov.- ¿Qué es lo que se siente?
Horacio.- B- Bueno... Depende de cada persona, pero si me pregunta a mí, pues... Se siente como... Feliz al estar con esa persona... Yo soy feliz cuando estoy con usted... Quiero verle todos los días y me entristece no poder verle algunas veces... Me siento mas tonto de lo usual cuando está cerca y... Mi corazón late con fuerza cuando estamos juntos... Como ahora... Me siento nervioso y... A veces comienzo a actuar como un tonto para llamar su atención.

Volkov escuchaba atento al otro, quien seguía mirando a otro sitio.
El ruso dirigió su mano hacia su pecho, mas específicamente a la zona donde se encontraba su corazón, sintiendo los latidos de éste, para después, sin previo aviso, tomar la mano de Horacio y llevarla a la misma zona, sorprendiendolo en el acto, haciendo así que sus mejillas comenzaran a tomar un tono más rojo.

Horacio sintió los latidos del corazón de Volkov, para después mirarlo avergonzado, el comisario parecía querer decirle algo.

Con tan sólo aquella mirada, Horacio comprendió lo que Volkov quería que hiciera.
Con cierto nerviosismo, tomó la mano del ruso y la colocó en donde se encontraba su corazón, haciendo así que éste pudiese sentir los rápidos latidos que daba.

Volkov.- Va muy rápido...
Horacio.- E- Es porque usted... Está muy cerca y... S- Su mano...

Volkov miró a Horacio, quien estaba mas que nervioso y se notaba la vergüenza por el rojo de su rostro.

Horacio podría jurar que su corazón podría salir de su pecho en cualquier momento.
Desvió la mirada nuevamente, cubriendo su rostro con su brazo libre.

Volkov.- Mi corazón... También late rápido...

Horacio trató de tranquilizarse y se centró en los latidos del contrario... Era cierto, latía con rapidez, no tanto como el suyo pero sí un poco más de lo normal.

Horacio.- Volkov... ¿Usted cómo se siente conmigo?.- Se animó a preguntar y es que el comisario parecía ser un completo novato en eso y tenía que ser directo.

El nombrado le miró... No lo veía como un simple alumno, eso seguro, le tenía mas cariño que a los demás.
Tampoco era el mismo cariño de hermano como el que le tenía a Ivanov, o de amigo como a Torrente o a Conway.
Se preocupaba por él, también se sentía feliz cuando le veía, y sentía que faltaba algo cuando no le daba los buenos días o noches.

Le gustaba verlo reír haciendo el tonto con Gustabo y no podía negar que si algún día dejaba de verle, le faltaría algo...

Horacio.- Comisario Volkov...
Volkov.- Puede que también me gustes...

Horacio sintió que podría desmayarse ahí mismo, no había dicho que le gustaba como tal, pero tomando en cuenta la poca experiencia del ruso, aquello era mas que suficiente.

Horacio.- ¿E- En serio...?
Volkov.- B- Bueno... Quiero decir... Realmente no tengo idea de estas cosas pero...

El comisario no pudo terminar la frase, pues Horacio le interrumpió con un abrazo.

Horacio.- Gracias, es suficiente con saber que tengo una oportunidad.

Volkov pudo sentir nuevamente el latir del corazón del contrario, y por alguna razón sintió sus mejillas arder... Joder, a final de cuentas sí que le tenía un cariño especial.

Horacio se separó del ruso y le miró con una sonrisa avergonzada.

Nuevamente Volkov se sintió extraño al verle... Le había parecido bastante lindo.

El ruso había escuchado las historias de amor de algunos de sus compañeros, y había leído unos cuantos libros del mismo tema, y ahora mismo se sentía como el protagonista de una de esas historias.

Horacio.- Entonces... Volkov... ¿Podría usted... Darme una oportunidad?
Volkov.- ¿Cuál había sido la primera pregunta que hiciste?
Horacio.- ¿Eh...? M- Me gustas... ¿Te gusto?
Volkov.- Sí... Creo que sí me gustas

Horacio sonrió ampliamente.
Él se encargaría de enseñarle al ruso lo que era el amor.
Ahora que tenía la oportunidad él sería el encargado de hacerlo feliz y mostrarle lo lindo que era tener a alguien a quien amar.

Volkov, por su parte, estaba seguro de que lo que sentía por Horacio era amor.

Pues anteriormente, más bien hace algunos días, su compañera Paola también se le había declarado... La diferencia había sido que a ella la había rechazado al instante.
No dudó en decirle que no estaba interesado en tener una relación y sin embargo, a Horacio no pudo decirle lo mismo.

No estaba familiarizado con esas cosas, sin embargo, sabía que no se estaba equivocando.

El par de chicos seguían de pie, uno frente al otro.
Volkov le miró y el más alto tan sólo desvió la mirada, al ruso siempre le había parecido ciertamente tierna esa reacción de Horacio.

Una extraña sensación llegó a Volkov, la necesidad de probar los labios del chico frente a él.

Se le acababa de declarar y él le había aceptado, según los libros que había leído, después de aquello venía el beso.

Volkov dio un paso al frente, quedando más cerca del contrario, quien por inercia le volteó a ver nuevamente.

¨Demasiado cerca¨, pensó Horacio.

Volkov y Horacio se miraron nuevamente, el ruso le sonrió y el de cresta podría jurar que aquello le había hecho sentirse en el cielo mismo.

Sin poder evitarlo más, Horacio comenzó a disminuir la distancia, acercando su rostro al contrario.

Volkov dirigió su mano a la mejilla del mas alto, acariciándole con suavidad.
Aquello era como el paraíso para Horacio y eso que aún no lo besaba.

Horacio.- Me gustas ¿Te gusto?.- Susurró, pensando ahora en lo tonta que sonaba aquella pregunta.
Volkov.- Sí, también me gustas.- Respondió con seguridad.

Sin esperar más, Horacio terminó con la distancia que había, uniendo finalmente sus labios con los de el ruso.

Horacio sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo entero.
No se terminaba de creer que estaba besando al comisario Volkov.

Volkov, por su parte, disfrutaba de aquella sensación.
Sí, sin dudas Horacio era el indicado.

Sus labios se separaron y se miraron a los ojos una vez mas.

Volkov.- Horacio... ¿Serías mi novio?

Volkov lo tenía claro, aquél chico era el indicado y ya que le gustaba, tenía que asegurarse de hacerlo oficial y dejar las cosas claras.

Horacio se sorprendió ante la inesperada pregunta de su superior, pero evidentemente no negaría que le gustaba lo directo e inocente que era con el tema.

Horacio.- Sí, por supuesto que quiero

Nuevamente Horacio besó al comisario, abrazándole en el acto.

Aquello daría inicio a una nueva etapa para ambos oficiales.

Horacio estaba mas que feliz por que su amor fuera correspondido y Volkov cada día aprendía mas acerca del romance.

Cada día junto a Horacio le hacía sentirse feliz, cada acto romántico que hacía el contrario para él le hacía sonreír y cada beso que le daba le alegraba el día.

Ambos estaban felices con la compañía del otro.
El novato ahora no tenía por qué soportar las ganas de besar al comisario, claro que no lo haría ante la mirada de tantas personas, porque sería bastante incómodo, pero sí que podrían hacerlo cuando estuvieran a solas, y eso era suficiente.

Comisario y alumno tenían una relación bastante linda, de la cual tanto Gustabo como los amigos y compañeros cercanos de Volkov, tales como Conway, Ivanov, Torrente y Leonidas no tardaron en descubrir.

Apoyaron aquella relación sin problemas, aunque por supuesto que disfrutaban molestarles de vez en cuando, Conway mas que los otros.

Horacio le reclamó a su amigo por la tonta frase que le había hecho decir, obteniendo como respuesta una carcajada de Gustabo.

Gustabo.- ¿De verdad te le declaraste así?
Horacio.- ¡Fue lo que me dijiste que dijera!
Gustabo.- ¿Y tú crees que yo sé cómo declararsele a alguien?
Horacio.- Yo confío en tí, Gustabo
Gustabo.- Deberías dejar de confiar en todo lo que digo, al menos debiste pensar en algo más, me sorprende que no notaras lo absurda que suena esa declaración
Horacio.- Funcionó, que es lo que importa
Gustabo.- En serio debes gustarle a Volkov para haber aceptado esa mierda de declaración
Horacio.- No sé cómo sentirme al respecto...
Gustabo.- Te estoy jodiendo nada más, estoy feliz de que haya resultado bien
Horacio.- Te juro que por un momento pensé que me mandaría a tomar por culo...
Gustabo.- Pero no lo hizo, enhorabuena

Se encontraban en los vestuarios, pues recién comenzarían con su trabajo. La puerta siendo abierta llamó la atención de ambos.

Volkov.- Buen día, Gustabo
Gustabo.- Volkov, buen día... Los dejo a solas.- Dice, guiñando un ojo y saliendo del lugar
Volkov.- Horacio, suerte hoy
Horacio.- Lo mismo para ti

Volkov se acercó a su pareja y le besó, acción que el mas alto correspondió al instante, ahora mismo no le importaba en lo mas mínimo las reglas de ¨No hacer escenas durante el trabajo¨.

Y así serían sus días habitualmente.

Dándose los buenos días y las buenas noches, deseándose suerte en su trabajo, yendo juntos a patrullar algunas veces y volviendo juntos a su hogar, pero esta vez, estos actos serían acompañadas de besos y cariños.

Ahora eran una pareja, y ambos estaban felices por eso.

-FIN-

Muchísimas gracias al artista que se ofreció para hacer las ilustraciones.

Aquí dejos los créditos correspondientes;

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