Beautiful Liar (WonTaek)

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Narrado por Ravi

El antro estaba bastante lleno, y aunque no podía terminar de entender la letra de la música que sonaba, su ritmo era pegajoso y con mis pasos de baile pronto había logrado que varias chicas bailaran conmigo.

Era un baile por demás curioso pues aquellas niñas no dejaban de restregarse y frotarse contra mi cuerpo, encendiéndome por completo.

No me malentiendan, no soy de "cosas sucias" como han dicho antes por mis letras, es solo que no estaba acostumbrado a aquel tipo de contacto, mis compatriotas suelen ser más... reservadas en ese sentido.

Venimos a este país para promocionar Beautiful Liar, era un poco extraño viajar solo con Leo y no con el resto de los chicos, más luego de la grabación del último vídeo; no solo por las poses tan cercanas que tuvimos que hacer sino por la cara que él ponía, esa mirada como si se estuviera entregando a algún placer sexual...

¡No, no no! Yo no pensaba en cosas así, yo era un hombre muy varonil... todo eso del vídeo era solo por la disquera, era su idea para atraer más fanáticas, maldito fan service. Bueno, tenía que pensarlo simplemente como un concepto más, como lo fue con los vampiros para On and On.

Además, debía admitir que había funcionado bastante bien, el disco estaba siendo todo un éxito y justo por eso había decidido salir a festejar hoy, aprovechando que la siguiente presentación era hasta dentro de tres días; pero Leo-hyung dijo que no se sentía especialmente bien y, luego de disculparse, me dijo que prefería regresar al hotel a dormir.

Y yo debería hacer lo mismo, pensé, pues los tragos que me habían estado sirviendo eran una mezcla deliciosa pero fuerte que ya me estaba aletargando el cerebro. No solo las mujeres de este país eran intensas, las bebidas también.

Por un momento pensé en llevarme a alguna de aquellas chicas conmigo, pero compartía la habitación con Leo-hyung y sospechaba que, con su humor actual, no le agradaría que yo metiera a alguien más; además de que si me llegaba a ver alguna cámara afectaría la maldita imagen del concepto, así que lo mejor era volver solo al hotel.

Así lo hice, y aún cuando llegué a la habitación los efectos del alcohol no se habían despejado, por el contrario con el aire frío de la noche la borrachera me había pegado más: todo mi cuerpo se sentía torpe al grado de que al entrar tiré varias cosas, gracias al completo desastre que estaba haciendo supuse en cualquier momento Leo asomaría su cara somnolienta para reñirme, pero no ocurrió.

Para ese momento, ya con curiosidad y algo de preocupación, decidí entrar a su cuarto. Leo dormía profundamente en su cama, no había prendido el aire acondicionado así que la temperatura era cálida. Por lo mismo él se había destapado y solo traía el pants de la pijama.

Y de nuevo aquellos pensamientos indeseados llegaron, logrando que me fijara en su pálida piel, en cómo contrastaba con su cabello tan profundamente negro en esos momentos (Ya lo había visto con un sin fin de colores antes); su cuerpo bien torneado por todo el ejercicio que debíamos hacer...

¡Maldita sea, este no soy yo!

Molesto por el rubro que estaban tomando mis pensamientos, desvié la vista alrededor del cuarto para distraerme, fue allí donde me percaté del frasco de medicina abierto sobre el tocador. Con curiosidad me acerqué a ver qué era.

—Clo... Cona... —entre mi vista borrosa y las letras anglosajonas, no podía entender lo que decía, salté esa parte hasta donde sí venía en coreano—. Advertencia, este medicamento puede causar somnolencia, desequilibrio, mareo y pérdida de memoria, no maneje maquinaria pesada...

Dejé el frasco con cierta brusquedad sobre el mismo mueble, por unos momentos una idea horrible cruzó por mi mente, pero el botecito estaba demasiado lleno como para que Leo hubiera hecho alguna tontería... conocía muy bien la depresión de mi Hyung como para temer algo así pero esta no parecía ser la ocasión.

Por el contrario otra idea me cruzó por la mente: "Pérdida de memoria" "Somnolencia", si él había tomado esto...

Me acerqué más a su rostro, relajado en aquel sueño profundo en el que estaba, igual de relajado como la mano que descansaba tan cerca de su rostro como yo en ese momento.

—Leo-hyung... hey Taekwoonie, ¿estás muy dormido? —susurré sin obtener mayor respuesta.

Entonces mis hormonas previamente excitadas reaccionaron antes de que mi mente racional pudiera tomar el control. Destruí aquella pequeña distancia que aún nos separaba y junté mis labios con los suyos.

«¿Qué diablos estoy haciendo?» Me pregunté, tan sorprendido que no me di cuenta de que aquellos suaves labios se movían contra los míos, hasta que intenté alejarme y su mano me detuvo por la nuca.

De manera que aquel beso continuó de forma delicada, sólo con nuestros labios moviéndose lentamente los unos contra los otros. No había nada que pudiera hacer, estaba atrapado en la ternura de aquel contacto sin importarme que fuera con Leo.

Al final logré separarme un poco, la mano que me había sujetado cayó igual de inerte que antes, pero ahora sus ojos  estaban abiertos y me miraban fijamente, aunque su mirada parecía algo borrosa seguramente a causa de la medicina.

No me dijo nada, se quedó allí con la respiración agitada y la cara roja.

—¿Leo-hyung? —murmuré.

En lugar de responderme él solo cerró los ojos e inclinó la cabeza de nuevo hacia mí, ¿Qué podía hacer yo ante tal invitación?

«Pérdida de memoria» me repetí varias veces mientras me acercaba para volver a besarle. Esta vez sus brazos me rodearon con cierta fuerza, logrando que cayera sobre él. Mi peso hizo que soltara un pequeño jadeo que pareció recorrerme el cuerpo entero.

Ya para ese momento no me importaba nada más, en mi mente solo había alcohol y excitación. No podía hacer nada contra aquel beso entre suave y posesivo que me estaba dando Leo, sus manos recorriendo mi piel, cobrando valor para tocarme incluso por debajo de la ropa.

Llegó un punto en que me sentía aún más sofocado que en el antro, por lo que me enderecé un poco para quitarme la sudadera y la playera holgada de un solo tirón antes de volver a inclinarme, no quería darle la oportunidad de arrepentirse.

De nuevo sus manos recorrían mi cuerpo, ahora con mayor libertad, yo le imitaba con la misma voracidad, aunque con una sola mano pues la otra la utilizaba para no dejar todo mi peso sobre Leo. Estaba disfrutando bastante, no solo era el contacto entre nuestra piel ahora desnuda, pues dada la posición en la que estábamos podía sentir claramente su entrepierna chocando contra la mía y el movimiento que hacía con la cadera estaba ocasionando un roce que me estaba volviendo loco.

Justo cuando mi mano libre ya estaba bajando el resorte de su pijama un último resquicio de conciencia se coló por entre el alcohol, las hormonas y la excitación que bullía en mí.

—¿Debería detenerme ahora Taekwoon-hyung? —me obligué a murmurar, no podía evitar sentir que me estaba aprovechando de él.

Pude ver como la sangre cubría el rostro de Leo antes de que este hiciera la cabeza hacia un lado; se lamió los labios sonrosados a causa nuestro insistente beso, ese movimiento por poco acaba con mi poco auto control.

—No... No pares... por favor... dongsaeng...—le escuché susurrar con aquella vocecita tan baja que solía ocupar en las entrevistas.

Bien, aquello sí me destruyó por completo, o al menos destruyó todas las barreras que pudieran quedar, después de aquellas dulces palabras solo quedaba vivo el instinto.

Terminé de bajar su pantalón mientras enterraba la cara en su cuello, una para escapar de su mirada y otra porque era algo que a mi me gustaba especialmente así que supuse que él también lo disfrutaría.

Y es que, en realidad, no tenía la menor idea de qué estaba haciendo, ni siquiera había leído alguno de aquellos mangas yaoi, mucho menos las historias que algunas de nuestras fans llegaban a escribir sobre nosotros; pero como dije antes, para ese punto sólo eran mis instintos los que funcionaban.

Ni siquiera me di cuenta en qué momento Leo había logrado también desabrochar mi propio pantalón, estaba demasiado perdido en aquellas deliciosas sensaciones, disfrutando de la piel salada en su cuello, cuando de pronto la sensación de nuestras hombrías pegadas me paralizó.

Jadeé con fuerza, la sensación era demasiado intensa como para ignorarla, y los suaves quejidos que exhalaba Leo solo ayudaban a acrecentar más mi pasión.

Se me ocurrió entonces una idea, bajé mi mano como si me fuera a dar placer yo mismo, pero con nuestra posición logré tomar ambos miembros. Leo inhaló con fuerza, cerró los ojos y se aferró a mi cintura; yo mismo permanecí inmóvil por unos momentos, temiendo que si me movía, si la intensidad de aquel momento crecía, yo iba a explotar en mil pedazos.

Pero nuestro Hyung no pensaba igual. Rodeó mi mano con la suya para ejercer un poco más de presión, además de que comenzó a ondular el cuerpo, muy parecido a lo que hacíamos en Eternity.

Perdí por completo el control, mi mano y mi cadera se movían exactamente al ritmo que él marcaba, me tenía por completo a su merced. Mi respiración a duras penas lograba salir en graves gruñidos, Leo parecía tener el mismo problema aunque en su caso eran los mismos gemidos agudos que seguía soltando casi desde el inicio, para ese momento con mucho más frecuencia.

Todo mi cuerpo se tensó y un último grito salió de mi garganta mientras por fin la represa se rompía y el placer explotaba con increíble fuerza en mi interior. Y por las palpitaciones supe que él estaba sufriendo el mismo éxtasis que yo.

No sé cuánto tiempo pasó así, el placer parecía expandirse en lugar de acabar, todo mi cuerpo temblaba sobrecogido por el éxtasis que experimentaba hasta que, lentamente y por fin, comenzó a remitir.

Giré un poco para dejarme caer de espaldas al lado de Leo, intentando recuperar el aliento luego de la que fuera, quizá, la experiencia más intensa de mi vida. Lo sentí moverse a mi lado pero yo aun no estaba listo para hacerlo, aunque una ligera preocupación se coló por entre mi aletargamiento ¿Y si Leo-hyung se iba por lo que habíamos hecho?

Antes de que la preocupación llegara por completo él volvió a acostarse y sentí algunos pañuelos caer sobre mi torso desnudo.

Algunos minutos después ya estaba limpio y al menos con el pantalón de nuevo en su lugar, seguía recostado en la cama sin saber exactamente qué decir o hacer cuando sentí la mano de Leo sobre mi hombro.

—Hyung... —comencé, pero sentí como me empujó.

Mi corazón se detuvo un momento, pensé que me estaba literalmente echando de la cama, pero en cuanto levante el hombro sentí como su cuerpo se acercó hasta quedar pegado a mi espalda. Su mano entonces se corrió hasta que todo su brazo me rodeaba.

—Cállate, es hora de dormir —murmuró contra la piel de mi nuca.

No sabía que pensar al respecto, aunque sí era mucho mejor a la posibilidad de que me hubiera echado cruelmente así que me relajé. Incluso tomé la mano con la que me abrazaba.

Quedé acostado de tal manera que el frasco con la medicina de Leo había quedado justo frente a mi.

—Solo espero que esa medicina en verdad funcione... —susurré adormilado.

El cuerpo de Leo se tensó ligeramente detrás de mí.

—¡Oh! Tienes razón, lo olvidaba...

Su brazo se estiró para tomar una de las pequeñas pastillas, giré un poco la cabeza para poder ver cómo se la echaba en la boca y la tragaba sin mayor dificultad.

La sorpresa me impidió decir nada mientras él volvía a abrazarme y acurrucarse contra mí hasta que nos quedamos profundamente dormidos.

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