Capítulo 13

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La puerta de las gemelas se abre, resonando por momentos los primeros pasos pesados dentro de la habitación. La mirada fija del padre observa la situación que se encuentra, recuperando la respiración agitada al llegar casi corriendo. Delante de Lynn padre, las dos hijas de similar imagen, están juntas enfrente de Rita, estando las tres centrándose en Lynn por la reciente llegada.

Lynn padre está con un semblante más calmado a comparación cuando estuvo abajo, dando mandatos a sus hijas y gritando a su hijo, echando de la casa a este último. Delante de Lynn, Rita le da la espalda mientras está en cuclillas, estando enfrente de las dos gemelas que están sentadas a la orilla de la cama de Lana. 

Lana está al lado de su gemela, agarrando la mano de esta como señal de consuelo, mirando con determinación en variadas ocasiones en la charla, dando ánimos a la niña vestida de rosa, hasta que su padre llegó. Rita no deja de darle la espalda a su esposo, manteniendo aferrada el agarre en las pequeñas y finas manos de Lola.

—¿Cómo están, chicas? —pregunta el adulto adentrando al cuarto con suaves pasos, yendo directamente a Lola, con el volumen de su voz baja. Al escuchar esa pregunta, solo se tensan brevemente por la presencia de su padre. Aunque Lana y Lola hayan estado encerradas en su cuarto, no significa que no fueron capaces de escuchar todo el escándalo de abajo. Al igual que las demás ausentes del conflicto, también fueron capaces de escuchar todo.

—Bien —responde la gemela con gustos finos, al igual que su padre, ella contesta con su voz más baja de lo usual. Intimidada con la presencia de Lynn señor, sensación que es compartida por su gemela y madre. Rita desvía su mirada, estando aún adolorida por las acciones de su esposo, como la bofetada que le ha dado. Nunca antes ha sucedido algo similar en su matrimonio, algo bastante inesperado para los dos.

Lynn señor capta con claridad la situación, rascándose la parte trasera de su cabeza, estando avergonzado por las acciones que ha llevado a cabo por su inestable influencia sentimientos del momento.  Mirando a otro lado, aún rascándose la cabeza, Lynn suspira con resentimiento por sus acciones pasadas. Dando otro paso hacia el interior de la habitación, cierra la puerta detrás de él llamando la atención y miradas de las presentes. 

—Chicas… —pronuncia el señor mientras da otros pasos para estar más cerca de sus hijas, Lola y Lana se miran las dos haciendo contacto visual. Aunque las dos se sienten incómodas por la compañía de su padre, Lana le sonríe a su hermana para querer trasmitir algo de seguridad en ella, gesto que no produce mucho en Lola, la cual corresponde a la sonrisa de su hermana con una similar, solo siendo más evidente que es forzada—. Sé que escucharon todo el escándalo de abajo. Y espero que me disculpen por todo eso, no quería que me escucharan de ese modo. Pero, dime Lola ¿qué es lo que te hizo Lincoln, pequeña? 

Adoptando la misma posición de su esposa, estando al lado de ella, pone una de sus manos arriba de las manos que sus hijas juntaron acompañada de Rita, apretando con un poco de presión para no lastimarlas. Dirige sus ojos a los de Lola, pero ella no quiere corresponder lo cual, se queda mirando unos instantes a su madre, estando claramente algo incómoda por estar al lado de Lynn señor, notando como los dedos de ella se sueltan de manera leve, a Lola le parece extraño ese comportamiento. Estando acostumbrada a ver a los dos contesto al lado del otro, nunca los vio con esa distancia el uno al otro. 

—¿Lola? 

La voz de su padre la hace volver a tener que dirigir sus ojos hacia él por instinto, viendo cómo su padre se ve ansioso por las palabras de ella, e incluso indeciso por alguna razón que ni Lola o Lana saben. ¿Puede que se esté cuestionando lo que ha hecho con Lincoln? Es lo más razonable al actuar por impulso, y sentenciar a su hijo sin darle tiempo de aclarar.

—Hija, contesta la pregunta de papá— responde Rita mirando los ojos de  Lola. Esos ojos que, están irritados en el contorno de los párpados inferiores por las lágrimas. Al levantarse sin arreglarse, Rita por toda la situación parece que todas las energías que ha renovado toda la noche, fueron absorbidas por todo el escándalo, siendo evidente por sus parpados arrugados y su rostro sin lavarse. Lola al escuchar a su madre, solo asiente insegura. 

«Esto… Nunca pensé que la mentira llegaría tan lejos. No quiero que Lincoln lo eche de casa, no quería que su castigo sea tan grande. Esto es mucho» pensando con sus ojos en el suelo, vuelve a levantar su mirada para ver a su padre al terminar sus pensamientos. Los ojos de Lynn señor solo logran que Lola no pueda retomar su confianza para hablar, bajando levemente sus ojos nuevamente. La niña siente como si el acto de hablar con su padre, sea un interrogatorio. 

—N-no se… Él solo… M-me… No sé —por un momento tan tenso como el estar delante de su padre, estando frente a una pregunta que será vital para el destino de su hermano mayor, no le permite mentir. Aunque si dice la verdad, o inventa otra mentira, todo caerá en ella. No recibirá un castigo como su hermano pero, perderá toda la confianza en sus hermanas. Incluso el de sus padres. Y no esta dispuesta a perderlos—. É-él me… solo me toco… un poco.

Tiene la sensación de querer alivianar los problemas que le dio a su hermano Lincoln pero, ¿eso sigue siendo posible? Ella ya ha cavado la tumba desde el momento que mintió delante de sus hermanas. En vez de aliviar las cosas, solo altera las emociones de su gemela y las de sus padres. En Rita, esas esperanzas de que su hijo sea inocente de todas las acusaciones de su familia, se ven afectadas, aunque sigue dentro de ella la creencia de que él no hizo nada de lo que su esposo asegura.

—¿Dónde te tocó, Lola? —pregunta el padre, quien aprieta sin consciencia las manos de las gemelas, arrugando y hundiendo el colchón por la presión. Provocando que las chicas arruguen sus rostros por el dolor, pero ninguna dice nada o produce algún quejido. Rita observa de reojo a Lynn, arrugando el ceño viendo como su esposo se acerca aun más a Lola, creando más presión en cada segundo silencioso.

—Cariño —llama Rita agarrando la mano de su esposo, advirtiendo de la presión que está lastimando a sus hijas. Dejando de lastimarlas y de tocarlas, pidiendo disculpas. Las gemelas se sienten más calmadas, pero el dolor aún persiste en sus manos, teniendo que resguardar entre su otra mano, sintiendo como el palpitar es causado por el dolor.

—Lola, dime por favor. ¿Dónde te toco? ¿Te… lastimo ahí abajo? —la pregunta tan temida dicha por el padre, evidenciando su preocupación e insistencia en su voz, solo empeora la frecuencia de sus pensamientos. No sabe qué decir, está acorralada en seguir su mentira sentenciando la vida de su hermano o, decir la verdad perdiendo la confianza de toda su familia y arriesgándose de tener una vida familiar con un trato indiferente hacia ella. ¿Qué decisión va a tomar? Con sus inseguridades y la presión constante de su padre, dando con su mirada penetrante. Solo empeora el tomar una decisión. La mente de la niña se aísla en el torbellino de la incertidumbre, afrontando la mirada suplicante de la verdad.

—No… —la respuesta es dicha bajos niveles auditivos, todos los presentes pueden escuchar por la cercanía y el silencio que permanece en la habitación. Dejando confundida a Lana y Lynn, brindando un corto rayo de esperanza en el pecho de Rita por las palabras de su hija, ilusionando en que solo fue un malentendido o malinterpretación de sus hijas. 

«¿Dejar a Lincoln en la calle valdrá la pena en que no me vuelva un bicho raro en la casa?» piensa la niña, después de todo él cuido a todas las menores como mayores, en parte como una figura de apoyo para las mayores y la figura paterna en caso de las menores. No todo en forma directa pero, su hermano es su fuente de ayuda. Aquella vez cuando la golpeo, Lola se preguntó “¿por qué le levanto la mano?” Ella aún no comprende pero si sabe que su hermano no debe pagar por algo, que nunca cometió, al menos de esa manera.

—Entonces, hija ¿dónde te toco? —pregunta el padre, cambiando las facciones de Lynn señor demostrando aún más preocupación al ser testigo, de las lágrimas que empiezan a salir de los ojos de su hija. Lana y su madre también observan con determinación el rostro de Lola. Los sollozos de una niña pequeña resuenan en la habitación, aunque no son tan fuertes su voz rebota en las paredes. Las lágrimas remueven su delineado de ojos negro, bajando y arruinando otros arreglos en su rostro.

—Y-yo… no quise. Los… por favor, perdónenme —quiere hacer lo correcto, quiere decir y aparcar todo el peso que puso a su hermano al ver las consecuencias, aunque piensa en todo el rechazo que tendrá de su familia, el odio y además su alejamiento. Como cualquier niña menor, le aterra pensar en que es una gran posibilidad. No tiene dudas, ya ha pasado un caso similar cuando excluyeron a Lincoln de las actividades familiares, por el asunto de la mala fortuna de su hermana Lynn. Esa situación fue algo más ligera que el caso de ahora, ¿qué pasará con ella? Ya vio como su familia puede olvidarse de un integrante familiar.

—N-No lo vo-volvere hacer… Por favor, ¡no quiero que me odien! —la voz exaltada de Lola descoloca a los presentes, sus quejidos interrumpen su voz con más frecuencia. Cortando entre palabras, expresando el dolor que siente por arriesgar su vida dentro de la familia. Lola no aguanta, no puede soltar la verdad, es demasiado para ella. Aún está aferrada en no querer decir nada, aunque no quiere vivir con la gran culpa de haber arruinado y poner la vida de su hermano en riesgo de poder haber muerto, al ser expulsado de su casa.

Lynn y Rita no entienden las palabras de su hija, quedándose en silencio sin saber cómo reaccionar, solo teniendo en mente ir y abrazarla. Lo cual hacen, los dos abrazan el pequeño cuerpo de su hija, un gesto correspondido por Lola. Lana también queda observando unos segundos, siendo su mirada captada por Lynn padre, llevándola consigo para que se una al abrazo.

_Dínoslo Lola, nosotros nunca te odiaríamos, siempre te apoyaremos en todo momento. Solo, cuéntanos, ¿qué pasó? —la interrupción de su madre, preguntándole la pregunta que siempre ha rondado en su cabeza. Hablándole al oído con suavidad de no haber sonado agresivo. Lola aferrándose a las espaldas de sus progenitores, contesta con más seguridad al sentir la calidad de los cuerpos de sus padres y su gemela.

—Yo los… no les quise me-… Y-yo, solo lo hice por el momento. Lincoln, s-solo m-me- —el nerviosismo que hay en las palabras de Lola, atrapan a los oídos de los presentes, hasta que unos gritos interrumpen la declaración de Lola, proveniente debajo de ellos.

—¡P-papá! ¡L-Lincoln me está tocando!

La voz de su hija que comparte su mismo nombre, es culpable de una preocupación por el bienestar de ella como la ira que siente al escuchar el nombre de su hijo, se vuelven potenciadas, apretando su mandíbula al dirigir su mirada detrás de él, hacia la puerta. Levantándose para correr a la salida, persiguiendo detrás a su esposa.

—•—


—Te apúrate bastante, dime ¿por qué lo hiciste? —pregunta la bromista de los Loud con sus brazos cruzados, elevando levemente su busto sin darse cuenta, Luan observa con seriedad a su hermana con voz talentosa, con quien comparte cuarto.

—¿El motivo no es obvio, hermana? —la respuesta de Luna es otra pregunta, confrontando la mirada de su hermana, ella solo queda rendida a los segundos de tal rivalidad innecesaria para las dos. En la mente de la rockera repite la escena que vio abajo, otro problema solo afectaría su vínculo, las dos están conscientes de eso—. Lori se estaba tardando bastante en decirle a papá. Me di cuenta con ayuda de alguien, que Lincoln podría seguir haciendo cosas desagradables, como las que le hizo a Lola. 

—¿Estás segura que Lola no miente? —al poner duda en ese hecho, Luan eleva las cejas como hábito al usar su voz resaltando algo obvio, se inclina levemente hacia adelante, inclinando su cabeza al costado. Solo provocando que Luna apriete los puños tiñendo de blanco la piel, esa pregunta que para ella, la respuesta es fácil de captar.

—¿Tienes pruebas para que muestre que Lola dijo la verdad? Mis grabaciones desaparecieron sin rastro alguno ayer, a Lisa también les pedí anoche antes de dormir pero me dijo algo de limpieza mensual o algo así. ¿Tienes algo para reforzar las acusaciones de Lola —las refutaciones que plantea la bromista, explica en una extraña posición al comenzar a hablar, Luan vuelve a su postura recta, cruzando sus brazos aún con una ceja levantada.

—¿Te es tan difícil creer en nuestra hermana menor? Lola hace tiempo ha sido abusada por uno de esos jueces de su competencia. ¿Crees que ella mentiría? —la voz de la joven rockera se vuelve tensa, como los puños de ella al responder con agresividad. Ofendiendo a Luna por las inseguridades de su hermana. Luan reacciona opacando esa aura de seguridad en la discusión, sintiéndose mal por las palabras, pero no convencida por su hermana.

—No, pero Lisa y yo, no tenemos grabaciones que sean las pruebas que muestren la verdad de todo este desastre. Voy a decir la verdad, no confío ciegamente como tú en nuestra hermana. Pero aún con toda esa desconfianza, sé que Lola no es capaz de mentir en algo tan serio y que ha tenido que experimentar. Aún así, ¿escuchaste las palabras de Lincoln abajo? Él confesó que no hizo nada, incluso digo que la golpeo únicamente, incluso después de los golpes —responde otra vez mostrando la incertidumbre que le causa toda la situación, frunce sus cejas mientras cierra levemente sus párpados para seguir la discusión.

—¿Y tu le crees? —pregunta Luna dudando el lado de su hermana en toda la situación de Lola y Lincoln, la mayor se cruza de brazos, imitando el levantamiento de cejas anterior de Luan.

—Yo escuché algo más que los utensilios que usa Lola para simular una fiesta de té cuando inicio todo esto, el día que Lola y Lincoln la “toco”. Aunque aparte el tema de que él la golpeo, y todo eso, ¿por qué Lincoln estaba tan lejos de Lola, si ella digo que la estaba manoseando? La ropa de Lola no estaba arrugada ni nada, ¿o si? —la interrogación de Luan, poniendo su perspectiva de ella en la cabeza de la mayor. La mirada de la chica se vuelve fría en el momento de lanzar la pregunta, cambiando su semblante demostrando la seriedad que está tomando al preguntar. 

Luna no había notado tal cosa por algo simple, estaba distraída analizando el entorno de la situación, ignorando involuntariamente a sus hermanas. Además de estar preocupada por su hermano y la mancha de humedad en su traje de mayordomo, siendo incluso por su temperatura expulsando una leve corriente de vapor, preocupación que a los instantes se desvaneció. Luna chasquea su lengua en señal de molestia, no tiene ningún argumento para defender a Lincoln, solo la justificación de creerle a Lola, y la incapacidad que tiene de mentir por en ese tema, pero lejos de eso nada, incluso no pudo hablar mucho con Lola, estando más apegada con Lana. 

—No lo sé, pero como dije, Luan, ¡Ella…! —los labios de Luna se quedan abiertos sin continuar su histeria, opacada porque un sonoro grito atrae toda la atención de las hermanas, postergando la discusión.

—¡P-papá! ¡L-Lincoln me está tocando!

La voz de Lynn es identificada por Luna y Luan, confundidas por el tono de voz como lo que dice. El par se queda congelado en su posición actual, observando sus ojos pero, con un cambio radical en sus semblantes, estando ahora demostrando la confusión que tienen, pero su centro de atención cambia al escuchar los pasos apurados de alguien, mirando la puerta de su habitación compartida. Ni Luan ni Luna quieren decirlo, pero saben lo que vendrá cuando los pesados pasos se detengan en plena escena.

—¿Lincoln? —nombran el nombre de su hermano las dos adolescentes al unísono, carcomiendo una intrigada de si el grito de Lynn, es lo que significa la primera impresión de manera específica.

—•—


Bajando por completo las escaleras, pasando con rapidez el comedor para al fin llegar a la cocina, el señor Lynn al ver la primera impresión que le da la escena, sin previo aviso se acerca con su corazón lleno de éxtasis por la ira que le provoca ver lo que hace su hijo. Al casi alcanzar la ubicación de sus dos hijos, Lynn ya tiene levantado su puño en dirección al rostro de Lincoln, el cual a estar casi enfrente de su padre, recién le es notoria la presencia de él, pero no le da el momento para pensar al ser golpeado nuevamente por su padre. Chocando su puño contra el centro de su rostro, aplastando por solo unos instantes su nariz, Lincoln es impulsado al suelo. Perdiendo su conciencia antes de contactar contra el duro piso.

—¡Lynn! —el grito de Rita, llega a espaldas de los dos con el mismo nombre, con diferencia que uno es el padre y la otra su hija, Rita solo queda petrificada al ver la acción de su esposo, sin importarle a presencia de su hija, la cual solo observa lo que esta pasando a centímetros de ella. Llorando por lo antes sucedido, las lágrimas de Lynn junior siguen su curso pero, queda paralizada al ver la acción de su padre, en ver la poca importancia que Lincoln sea su hijo, aún con ese lazo su padre no le da respiro. 

Lynn padre no para con solo el primer golpe. Él al ver como su hijo cae al suelo, el rostro del albino demuestra lo calmado que está, aunque es malinterpretado por el castaño con ausencia de cabello, estando en realidad Lincoln inconsciente por el primer golpe. Pero para Lynn, es todo lo contrario y con impulsos hostiles, pone sus rodillas a los costados de su hijo para seguir con sus golpes.

El salvajismo que conduce sus golpes, son inaceptables e irreales para las dos mujeres. Los sonidos de los golpes húmedos al contactar con el rostro de Lincoln, son bastantes audibles, acompañado de la dureza del cráneo de él, es rebotado por el impulso de los puños de Lynn, chocando contra el suelo cada vez que su padre le da otro ataque. Teniendo un daño como trasero y posterior en su cabeza.

—¡Lynn, para! ¡Es tu hijo, maldita sea! —incapaz de sus lagrimas y su lenguaje, Rita jala para atrás con desesperación el cuerpo de su marido. Jalando su traje por primer intento, con fuerza retrocede agarrando diferentes zonas de su espalda. Sin embargo aún así no lo mueve, resbalando con el suelo al último intento, agarrando como última opción los hombros del castaño, acompañado de sus gritos y reclamos en todo momento.

A espaldas de los dos, Lynn junior retrocede con su rostro horrorizado por la acción de su padre. El hombre que siempre ha intentado asombrar con sus esfuerzos en deportes diversos, ahora golpea sin piedad a su hermano. Que aunque haya gritado por auxilio, la reacción de Lynn señor es excesiva. La sangre de Lincoln es expulsada por su nariz arruinada, al igual que en sus labios inflados y cortados, la reacción de Lynn junior queda ausente, abriendo con mayor fuerza sus parpados y abriendo sus labios por lo irreal que le parece la escena, que no se detiene en ningún momento.

—¡Para Lynn, por favor! Ya basta, déjalo. A tu propio hijo… Lynn. ¡Vas a matarlo! —los gritos de Rita no concluyen en cada tirón, cargando angustia en cada golpe que machuca el rostro de Lincoln , sintiendo cada vez más terror al escuchar los ruidos de los golpes que da Lynn contra el niño. Cuando los ataques de su esposo se detienen, las lagrimas junto a sus sollozos incrementan, siguen su rumbo expulsando su tristeza de toda la situación como el horror que siente. Cansada por todo el esfuerzo, recuesta su rostro a la espalda de Lynn señor, poniendo cada vez más su cuerpo junto a él.

—Por favor, Lynn, para —las suplicas de la mujer se desploman junto a ella, escuchando los sollozos de Rita acompañado con la respiración agitada de Lynn, la compañía en la cocina aumenta de numero, espectadoras de la escena que de congela como una pintura bañada de emociones.

En cambio Lynn señor cambia su semblante por completo, dándose cuenta de lo que tiene enfrente a él. El rostro de su hijo con su cabello blanco de nacimiento, está empapado por la poca cantidad que ha salido por los golpes que les a dado Lynn padre. Su nariz está doblada y aplastada en dirección hacia dentro, dejando unas protuberancias en los costados de su nariz. Pero, lo que más le impresiona a Lynn señor, es toda la cantidad de sangre que está acumulada a espaldas de su hijo, que aunque no es una cantidad tan grande o preocupante, la sangre está ahí y sigue acumulando en un charco en crecimiento lento.

—¡¿Qué está pasando?! —la pregunta es dicha por una voz femenina, consiguiendo que la atención del padre, doblando su cabeza para ver a la proveniente del grito es Lynn, mirando la llegada de Luan a la escena. La comediante se intriga por la mirada que recibe su hermana deportista pero, al explorar la sala comparte la expresión de Lynn. Atrás de Luan, su compañera de cuarto se aproxima quedando a espaldas de su hermana, cambiando su semblante a un terror e impresión al ver como su padre, se levanta de su posición en cuchillas arriba de Lincoln, apreciando el charco de sangre que incluso a la distancia que tienen ellos, es notable.

—¿Por qué gritan tanto y están abajo, chicas? Papá nos dijo que… —la segunda hija mayor, aunque sea ingenua en muchos conocimientos en general, al ver a su hermano cuando dirige su cabeza al interior del comedor, cambia por completo su curiosidad a una impresión que la deja sin habla. Sus ojos concentrados en el rostro de su hermano, Luan junto a Luna miran a Leni, las dos preocupadas por la reacción que dará ella, aún siendo ingenua, en la escena que está enfrente a ellas no se necesita ser tan inteligente, al tener todos las respuestas a plena vista.

—¿Leni? —comenta Luna sorprendida de la presencia de ella, aún desconcertada por la escena que vio de principio a fin. El rostro de Leni se tiñe de horror al ver la sangre que se esparce por los pies de su padre, creciendo por el cuerpo tirado de su hermano. La mirada que tiene Leni, se transforma como si estuviera viendo una pintura que remueve todo el horror en el interior, pintada con óleo originada por las emociones más humanas, el dolor.

—¿Por qué papá gritó? ¿Qué está pasando? ¿Lynn esta bien? ¿Y Linky? —es la pregunta que rompe el silencio, navegando en el interior de la cocina, mirando la espalda de su madre abrazando la espalda de Lynn, pareciendo un gesto de retención y no de afecto, jalando para que se mueva de lugar.

La llegada de Lana y Lori se hace presente, junto a todas las restantes hermanas faltantes. Lucy y Lola llegan sin decir nada, al igual que Lisa la cual, aunque no apareció anteriormente cuando echaron a Lincoln, la curiosidad y la limitaciones de sus cámaras la obligaron a bajar. Es espectadora cuando Lincoln fue echado por su padre del hogar pero, las cámaras por falta de mantenimiento algunas son útiles por completo, y otras no dan ninguna utilidad. Al ver el cuerpo de Lincoln, como todas, su reacción es casi idéntica, quedando en silencio por la impresión, apartando a las demás hermanas para ver lo que ha pasado.

«¿Esto es mi culpa?» la duda que se siembra en la cabeza de Lola, que sabe la respuesta al ser la originaria de todo, exagerando la situación. El cuerpo tendido de su hermano en el suelo, sin hacer ninguna reacción ante los sollozos de su madre—. ¿Lo… mate? —en un murmullo, algunas hermanas que están cerca, pueden oír el comentario de Lola. Confundiendo a Lana y Lucy  por tales palabras.

—¡Lisa, ayuda a Lincoln! Has que pare de sangrar, por favor —la voz hecha angustia de Rita ordena apenas ve a la nombrada, sin parar de producir sollozos en ella. Dándose cuenta que todas sus hijas, menos Lily aparecieron, se dirige a su hija científica mientras que ella se acerca a tocar a Lincoln, verificando con una mano en el pecho si su corazón sigue brindando vida. La científica al escuchar la orden, sale de su impresión, afirmando con su voz entrecortada por todo el shock.

En la esquina del cuarto, Lynn padre mira sus manos abiertas, temblorosas por lo irreal que le parece a él todo lo que hizo. Sobre echar a Lincoln, se siente idiota por hacer eso y casi lograr que pase pero, esto, golpear a su hijo a tal punto que le habrá dejado alguna herida grave, hace surgir una culpa tan grande y afectarle que sus lagrimas son liberadas sin ninguna restricción. La garganta de él, acumulan un grito que crece sin lograr que se expulse.

—¿Lincoln? ¿Papá te hizo esto? ¿Él está… se va a ir al cielo? —pregunta con las lágrimas a plena luz, llamando la atención a todos la interrogación de Leni menos a Rita y Lisa, las cuales tratan la herida de Lincoln. Leni comienza a llorar, quejándose por ello y queriendo evitarlo al poner sus mangas de su vestimenta en sus parpados para secar sus lágrimas, deseando que nadie la vea así.

En ese momento, todas sueltan sus lagrimas y rompen el silencio con sus sollozos. Lori abraza con fuerza a su hermana, poniendo la cabeza de Leni en su pecho para que no siga mirando el cuerpo de Lincoln. Consolando a la segunda mayor de las hermanas, Lori observa en repetidas ocasiones a su hermano, rompiendo en llanto también, pensando en cómo todo ha acabado de esa manera.

—Yo… yo maté a mi hermano —a espaldas de Leni y Lori, Lola sigue murmurando todo lo que le dicta su mente, observando fijamente como su mamá y Lisa se ocupan de Lincoln, secándose las lágrimas a casa instante, lo que sorprende que la indiferente Lisa esté rompiendo en llanto. A veces la veía llorando por dolor o por impotencia al no poder completar aún ejercicios o ecuaciones demasiado complicadas.

Lana al ver a su gemela liberar sus lagrimas, reprimiendo su voz, ella abraza su costado, ocultando el rostro al apoyar su frente contra el hombro de Lola. Con solo ese abrazo, Lola frunce todo su rostro queriendo evitar eso, el mostrar lo que siente de verdad y ser el centro de atención. Soltando sus sollozos, su voz es la que más abunda en el lugar, llegando a los oídos de todos pero, ninguno da vuelta para verla. Están todos en lo suyo, menos Luna que da vuelta para abrazarla a las gemelas, teniendo que arrodillarse para consolarlas. Luan también hace lo mismo que su hermana. Provocando que todo, quede en una escena que, muchos se culpan de la situación, aunque no sea evidente. Incluso, los rencores de Lynn son olvidados por la precaución del estado de Lincoln, también la acusación de Lola, deseando nunca haber dicho tales palabras y haber provocado todo esto. El cuerpo del chico no tiene rigidez, descansa su cabello teñido en rojo en el regazo de su madre, mientras Lisa intenta hacer todo lo posible.

—•—


Los minutos después de lo sucedido, pasan con lentitud a todos los Loud. La preocupación por Lincoln es perceptible y contagiosa para todos, incluso el arrepentimiento por las decisiones de algunos personajes también está presente. Las personas sienten la presión en todo el asunto, aun más Lisa junto a su madre; Rita. La pequeña aspirante a científica con una extensa variedad de conocimientos, es la encargada de hacer que las heridas de su hermano dejen de ser graves, para conservar su vida, desechando la idea de ir al hospital al estar apurados y el hecho de la lejanía, o al menos eso insinuó el padre.

—Hija, ¿mi bebé estará bien? —pregunta la madre sentada en una silla, a una distancia discreta de la mesa de metal en la cual Lincoln está recostado, manchada de la sangre que se ha escapado del cuerpo del chico por la herida, goteando y tiñendo en la gaza que tiene en la nariz, la parte trasera de la cabeza y un ojo. La madre está preocupada, es bastante evidente por su rostro sufriendo las consecuencias de haber llorado por tanto tiempo. 

—No lo sé. Tenemos suerte de que haya tenido todo lo necesario para haber tratado las heridas de su cabeza. No sé cuánto tendremos que esperar para que sane por completo su herida, tengo solo algunas muestras curativas hechas por mi pero, son aún experimentales. Y no quiero que mi hermano tenga que sufrir algo hecho por mi, ya es suficiente —la declaración de Lisa está infectada de culpa aunque no lo admita, ya que la mayoría de todo el asunto, fue planeado todo por Lisa, concluyendo de una manera que no predijo. Aunque ella no creía y quería que termine todo así, para ella también es desconocido la anterior violación de Lola. Incluso le impacto, pero aún así, se arriesgó para probar las reacciones que darían a su familia. Solo por curiosidad para ampliar su conocimiento social, a cambio de un final irreversible—. Todo por la ciencia… pero que ridícula fui. El conocimiento tiene un precio que uno debe aceptar —susurrando, Lisa acaricia la cabeza de su hermano, enmascarada en telas que están manchadas de rojo, al igual que su nariz, dejando expuesto sus orificios nasales.

—¿Cuándo se va a despertar? ¿P-por lo menos despertará? —la pregunta de Rita no puede parar de temblar mientras es pronunciada. Levantando de su asiento, se acerca a la espalda de su hija menor, con gran nerviosismo y estrés en su cabeza, incapaz de encontrarse tranquila en una situación así.

—No lo sé, mamá, en serio no lo sé, mi incapacidad cognitiva es escasa en esta situación. Es que… los golpes de papá le hicieron algunos hematomas, eso es lo menos por lo que me debo preocupar. Cuando despierte, tengo que estar alerta de su conducta y deducir lo grave de sus lecciones, no tengo herramientas para deducir los daños internos, no creo en Dios, pero deberás rezar para que no sufra una hemorragia interna, aunque no muestre síntomas de hacer así. Solo espero que, algún milagro llegue a esta casa. Si es que existen, para que eviten o disminuyan las posibilidades de que mi hermano tenga que afrontar consecuencias irreversibles, o peor.

—¿Qué? ¿Q-qué tan grave está Lincoln? —pregunta la madre, aunque sea algo difícil creer, Rita aún conserva poca cantidad de lágrimas en su sistema, arrimándose por los costados de sus parpados.

—Tiene una fractura craneal, no sé a cuánta gravedad sea y a qué niveles lo afectara pero, tenemos la suerte de que no es tan profunda la fractura y que no haya desgarrado su piel. Aunque como he dicho, desconozco cuáles serán las consecuencias o si hay daño cerebral. Solo queda, esperar a que despierte —informa Lisa aun dándole la espalda a su madre, deja de acariciar la cabeza de su hermano con cautela, convirtiéndose en la única testigo de ese gesto ella misma, ya que Rita no se da cuenta y tampoco pudo verla hacer eso.

La madre se acerca a espaldas de su hija, quedándose parada al costado de la castaña para imitar la acción de ella, observando el cuerpo de Lincoln. Ver como el rostro de su hijo está vendando en su mayoría, con algunos restos restantes de su sangre en la mesa de metal que anteriormente fue usado para poner sus químicos y demás trivialidades en la vida de Lisa. Es para Rita, algo horrible de ver, aunque no tanto cuando vio el rostro de su hijo sin sangre, dejando expuesta al público las heridas y la desviación de su nariz. 

—¿Cómo pude ser tan mala madre? —la pregunta de Rita es dirigida al aire, buscando una respuesta instantánea en qué se ha equivocado. Sintiendo de nuevo la impotencia que sintió, al ser solo una espectadora viendo como su marido golpeaba a su hijo, limitándose a solo gritarle—. Si hubiese detenido a Lynn a la fuerza, ¿Lincoln tendría más probabilidades de estar vivo? ¿Tendríamos más esperanzas de que no este mal? —pregunta otra vez al aire, en lo que pudo haber pasado si ella hubiese intervenido físicamente, la molesta y afecta su poca tolerancia en todo el asunto—. Estoy segura que Lincoln no hizo nada de lo que dicen, estoy segura, Lola no dijo eso, esto nunca tuvo que pasar…  ¿Podrías ver como esta cuidando Luna a Lily?

Lisa asiente al escuchar el pedido de su madre, sabiendo y captando en lo que quiere hacer al tener la falta de su presencia. Sin contestar o decir alguna palabra, la científica sale de su cuarto, dándole una mirada más a sus parientes antes de cerrar la puerta detrás de ella, mirando con dolor la escena desoladora que dan su madre y hermano, careciendo de vida pero acompañados.

Tan solo unos segundos después, la madre del joven albino se acerca aun más, acariciando su rostro vendado con cuidado de no provocarle ningún dolor al tocar sus heridas, pero para Rita no es lo mismo, aunque sea algo obvio ella quiso probar, y querer poder trasmitir su maternidad con sus manos. 

—Mi niño —llama la madre mirando los párpados enrojecidos de su hijo, ocultando los celestes ojos que posee, son vistos directamente por su madre. ¿Cómo es que salió tan herido en todo el asunto? Rita cree, y siempre va a creer que Lincoln no hizo tal acción, aún si tiene que estar en contra de su esposo. Y si alguna de su hija también está al lado de él, Rita tendrá que erradicar tales pensamientos porque confía en él.

—¿Qué clase de madre deja que su hijo sufra tal golpiza? ¿En qué falle? —los ojos cansados de llorar de Rita, deja que los quejidos derramen el dolor. Termina su dialogo, sintiendo nuevamente la gran frustración de no haber podido hacer nada para ayudar a su hijo.

—Solo queda una cosa que hacer. Y es rezar por tu salud, hijo —Rita le habla al cuerpo tendido, tal como dice, se arrodilla para luego poner sus codos en la mesa de metal, estando a centímetros de la sangre de su hijo, juntando sus manos sin mover sus codos del lugar, la rubia madre de un gran número de hijos, empieza a orar para la salvación de Lincoln.

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Un caso casi similar al de Rita, en la mesa de los grandes, el padre de la familia y culpable del escándalo que ocurrió en la mañana, esta enfrente de un envase de vidrio pasando toda la tarde en esa misma posición, remando en la culpabilidad con olas de alcohol. La faceta de él, con un aliento que hace evidente la cantidad de alcohol que ha bebido, el recorrido de sus lagrimas secas bajadas por su mejillas, es otra señal de haber estado llorando juntos a su parpados enrojecidos e irritados de Lynn.

—¿Cómo mierda pude levantarle la mano a mi hijo? Además de tal manera. ¿Y si lo mate? —los arrepentimientos de Lynn son confesados al aire. Una carcajada sin gracia alguna. Puede ser malentendido por cualquiera su acción, y ofender a bastantes personas pero nadie además de Lynn señor está presente. No solo esta solo por decisión propia y por haber ordenado a sus hijas que no bajen, también es por la hora que es. Pasando unas horas después de la atención médica que le dio Lisa a Lincoln, y la petición de Rita en querer estar sola con su hijo, recibiendo una mirada desconocida para Lynn hacía él.

—Soy un maldito fracaso de hombre —comenta Lynn, para luego estirar su mano para agarrar su botella de vidrio de color marrón opaco, y comenzar a darles unos tragos del líquido de su interior desde el orificio del envase con apuro, aguantando el calor que arde en la garganta. Como ha hecho en la mayoría de la tarde y parte de la noche, Lynn ha bebido más de una botella de alcohol. Para el infortunio de sus hijas, ellas lo vieron en ese estado, balanceándose y estando mareado por todo lo que consumió, recibiendo la mirada desilusionada de ellas.

—Si Albert llega a enterarse, estoy seguro que cumplirá su palabra de castrarme. No sé cómo pudo soportar que me haya llevado a su hija once veces a la cama. No creo que yo pueda soportar pensar que algún chico tenga relaciones con Lori, y mucho menos con Leni —hablando con la lengua floja, raspando en más de una palabra, se levanta de la mesa,  se apoya rápidamente del borde del mueble por su inestable equilibrio. Junto a unos mareos, al hombre le viene la incertidumbre del estado de su hijo. Ya que después de todo, no le dio ni una visita por la interrupción de su esposa, quien es ella la que ahora no le deja otra opción a Lynn, tomando la decisión que él no le dé ninguna visita hasta que él despierte.

—No me importa lo que diga Rita, yo veré a mi hijo cueste lo que cueste —comentando con mayor volumen, Lynn sin más vacilar con su estado, camina con algo de tambaleó al dar los primeros pasos sin el apoyo del mueble. Sintiendo algo de frustración al ni siquiera poder estar parado sin el apoyo de algo, pero no se rinde y queda como última opción, pidiendo ayuda a la pared para llegar hasta la escalera, subiendo hasta que queda enfrente de la puerta del cuarto de su hija. 

Entrar al cuarto le es imposible, si es que no quiere provocar algún ruido pero, con su estado es complicado, haciendo al fin y al cabo unos chillidos al entrar.

—Debo fijarme en el estado de las puertas mañana —anota mentalmente el padre, Lynn observa el interior del cuarto que esta iluminado. Teniendo solo la compañía de su esposa, y la de su hijo que al ver sus vendas, se horroriza al solo pensar en cómo estaría si no estuviese cubierta por tales vendajes. 

—¿Rita? —llama con un poco de temor a su esposa, da unos pasos con lentitud para no hacer ningún ruido, Lynn confirma una de sus dudas al ver la espalda de Rita. Ella al no responder, y estar erguida apoyando su cabeza contra la mesa de metal, sentada en una mesa enfrente del mueble, Lynn toma como realidad el pensar que ella esta dormida.

Sin hacer ruido con sus pasos lentos, Lynn llega a la mesa en donde su hijo esta descansado. Quitando por completo las preocupaciones suyas de haber matado a su hijo, ya que después de todo Lynn uso toda su fuerza en darle los golpes, aunque él no es tan fuerte para alguien de su edad, está seguro que sus golpes si le habrán hecho algún daño grave. Lynn espera que no sea así. 

Poniendo sus dedos en las vendas que están en su cabeza, sus yemas rasposas la acarician. Mirando todo el rostro de su hijo, enfocándose más en la zona que esta su nariz, ver en tal estado a su hijo, y más que nada sabiendo que él provoco todo a decir verdad. Llena toda su cabeza con un pesado arrepentimiento y una tristeza de gran magnitud, aunque lo que más invade, es el temor al ver la mancha coagulada de sangre que escapó de su herida a la mañana. Cuando se detuvo de golpearlo, ver la sangre del albino, hizo que Lynn sintiera un temor que pocas veces ha experimentado en su adultez, con una presión y hormigueo en su zona del pecho. La paranoica y su miedo, eran las mayores sensaciones que le abundaban en aquel momento. 

—Soy un asco de padre —insultándose a él mismo y sus responsabilidades que conlleva tener hijos, Lynn baja su mano sin separar el tacto con el niño, tocando el rostro de Lincoln desplazándose hasta su mejilla. 

—Estoy seguro que, sentiré lo desastroso que es sentir el odio de un hijo hacia su padre —comenta Lynn sintiendo sus rojizos párpados mojados por sus lágrimas que recientemente expulsan sus ojos. Solo pensar en que pase eso, es lo más probable sin importar que su hijo ame tanto a su familia, empeora sus precauciones. Potenciando su ansiedad en todo el asunto, y también fuera de la situación. Hace unas horas atrás, Lynn recibió una llamada de su jefe, suspendiendo su trabajo pero, él no le dio detalles ni nada, solo que suspendió su presencia en el trabajo. El tiempo no es tanto pero, la situación de su casa hace que su mente quiera alejarse un poco de la compañía hogareña, para pensar mejor en las acciones que hará y las cuales ya hizo.

—Me lo merezco. Nunca tuve que golpearte —arrepentido de todo, Lynn agarra una mano de su hijo, acariciando con su pulgar las zonas de los dedos de Lincoln, visualizando también los daños que él tiene en los nudillos, culpables de las heridas del niño. Sin levantar su vista de la mano del albino, el señor Loud no se da cuenta del repentino abrir de los ojos que hace Lincoln, observando de reojo una silueta borrosa, aturdiendo su visión por la luz tan radiante del cuarto.

Al aclarar su visión el joven, reconoce la imagen de su padre al lado de él. Sintiendo como Lynn acaricia su mano, al igual que percibe el aroma de alcohol que desprende, Lincoln abre sus labios resecos y agrietados, estando unidos por una zonas que se pegaron de labio a labio. Lo más molesto para el albino, es la sed que siente y otras necesidades pero, lo fundamental es aclarar toda la escena donde es ingenuo en lo que sucedió.

—Papá, ¿qué sucedió? —la voz repentina, profunda por la resequedad que siente en la garganta, pronunciada con claridad pero escuchada como un susurro. El rostro demacrado de Lincoln se gira para ver a su padre, sintiendo un dolor punzante como si de un clavo traspasara su cabeza de punta a punta.

Lynn padre levanta el rostro, quedando atónito por la inesperada llamada de su hijo. Observando como él no mueve ningún músculo, limitándose a solo observar a su padre con los ojos entrecerrados.

El par de Loud queda en una paralizante unión visual, los dos invadidos por dudas y muchas incógnitas de diferentes temas. Lynn padre quiere saber que piensa de él o como lo ve ahora pero, no se atreve a hablar. La mirada que le trasmite a su padre es para Lynn, petrificante. El temor que ronda por su mente en ser odiado por Lincoln, es potenciado por la forma que esos ojos celestes lo miran, sin ningún cuidado o con gentileza pero, con la voz sin mostrar hostilidad. Por todo lo contrario, es la misma tonalidad de voz que siempre ha usado para hablar con su familia.

En ese justo momento, en la sala de la casa, el reloj que cuelga de muro comienza un silbido de sonido, corto y poco alarmante, indicando la llegada de la media noche, y el comienzo del 23 de diciembre. Mientras que afuera, las nubes se juntan en la noche, ocultando la negra manta del espacio con un tono grisáceo opaco junto a sus estrellas, detrás de un lienzo gris que enfría aún más la noche. Junto a la aparición de ráfagas que provocan el movimiento de las ramas, al igual que sus hojas que chocan entre si, comienza el día donde el hogar Loud pierde el honorífico nombre de la casa más ruidosa de la ciudad.

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