Capitulo 3

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Millones de sensaciones negativas en una sola persona pueden ocurrir por un solo suceso, si se extiende ese malestar por tanto tiempo, viviendo en ese pozo trágico, llega a ser capaz de crear estados depresivos, o ser invadido por mentalidades que detestan el desconocido motivo de la vida, o el simple acto de estar vivo y convivir con otros semejantes. Convertirse en adicto de bebidas alcohólicas buscando algún consuelo, algún abrazo cálido para desahogarse. Pero no, eso no es lo que quieren. Buscan volverse vulnerable en ese momento de ebriedad, y poder sacar sus lágrimas de sufrimientos cuando las otras personas ven mal el llorar, lo ven como debilidad y no saben lo fuerte que uno se debe convertir para mostrar la vulnerabilidad. Similar caso con las drogas aunque, te saca de la realidad odiando la propia. Y otra adicción más, es el sentir una caliente sensación en su cuerpo desnudo, bañando y tiñendo por un tiempo temporal la piel en color carmín.

Eso es lo que teme Lori, si uno de esos caminos de adicciones, que con solo una de ellas; puede arruinar la vida de Lola. Es cierto que es bastante menor para enfocarse en eso, pero al mostrar más madurez que Lynn y Lana juntos, incluso al margen de Lori. La niña puede sufrir por algunos de esos conflictos juveniles, siendo ella consciente del abuso y con clara imagen de ese hombre, el cual por las malas normas y justicia de la policía, nunca se dio la oportunidad de encontrarlo o se puso algún aviso de ese hombre. Habitando en los sueños y mente de la Loud agrietada.

Cuarto de Lori y Leni

Una cálida muestra de afecto invade el cuerpo de Lola, acorralando a ella sin poder escapar del abrazo. La niña pone fuerza en querer tener un contacto físico, además de ser uno de los peores momentos para ella tener algún tacto, queriendo mostrarse fuerte delante de sus hermanas. Con cualquier fuerza de voluntad, no puede mostrarse serena. Sigue siendo una niña de corta edad, y para sus hermanas es más que obvio la necesidad de apoyo de ellas. Aunque las menores no estén enteradas del abuso de Lola, también tienen esa obligación de estar al lado de la princesa. Y todas de ellas, incluso Lisa, están dispuesta a brindarle seguridad aunque sea un abrazo.

Luna junto a Luan abrazan a Lola para consolar y hacer que pueda sacar a impotencia que siente, en brazos de ellas. Pero en este caso, la rockera es el soporte de la cabeza de Lola, mientras que la última nombrada le da la espalda a la bromista. Que aún así le da un abrazo a la espalda de ella, y así se dé cuenta del apoyo incondicional como hermana mayor, dejando de lado la personalidad bromista y vil que tiene en ocasiones, sacando una parte que cada hermana tiene, el apoyo fraternal y sentido maternal. Cada una de las mayores lo experimenta algunas veces, ese deseo de querer ayudar a sus hermanas al ser tan menores y frágiles, sentirlas en los brazos y querer verlas crecer. De Lori a Lynn han sentido eso con las menores, incluyendo a Lincoln. Es por eso la acción de Luna y Luan, al igual que la postura tan firme de Lori, y el dolor del corazón de Leni al ver a su hermana Lola llorando de manera desgarradora.

La rockera le da una mirada fija a Luan, dándole a entender a la joven comediante que rompa el agarre, realizando tal pedido con dudas del porque tal petición, y demostrándolo en su rostro al levantar una ceja y arrugar la otra. Luna baja la cabeza para tenerla junta a la de Lola, estando al costado derecho de la niña, le susurra al oído unas palabras que solo la víctima de abuso entiende. Todas las demás confusas son espectadores sin voz, aunque dos chicas quieren meterse en tal acto y saber las intenciones de las protagonistas, Lori las tienen calladas para seguir viendo el acto, arrebatando sus voces para no interrumpir. Luna baja a Lola de su regazo, la adolescente deja de sentarse en la cama para estar parada junto a Lola al lado, mientras que Luna le ofrece la mano abierta para unirla con ella. La niña mira el gesto de ella, para luego levantar la mirada y ser víctima de unos cálidos y comprensivos ojos, siendo obligada por si misma a darle la mano a la hermana mayor. Luna se ríe en bajo volumen, mirando a Lori por un instante, mientras que la rubia al predecir lo que hará la fanática del rock, asiente con los ojos cerrados, teniendo el ceño fruncido debajo de los ojos

Luna sale de la habitación junto a Lola, cerrando la puerta detrás de la primera nombrada, realizando un ruido bajo pero audible y reconocible para cualquiera. Pasos pesados junto a otros débiles, se escuchan a los segundos de la marcha del dúo, y nuevamente se escucha otra puerta abrirse y cerrarse casi al instante tiempo.

Cuarto de Luan y Luna

Al cerrar la puerta detrás de ellas, Luna camina a la cama de la hermana bromista. Pensando que no se enojará si se sientan en la cama de ella junto a Lola, puede que en otras ocasiones se comporte como egoísta, y haga una pelea por solo acostarse en las sabanas ámbar. La princesa se acomoda para sentirse bien al estar sentada a la orilla de la cama, estando al lado de ella Luna mirando fijamente a Lola, una mirada de tristeza comparte con la niña, pero en cambio Luna también muestra impotencia por no poder ser de ayuda a su hermanita. En aquel momento cuando llegó a casa junto a su padre con un rostro de horror, estando su hija con el vestido rosa rasgado en diferentes partes, junto a manchas secas impregnadas en la tela brillante, el rostro de Lola con el poco uso de maquillaje desparramados. Con solo ver el estado de la niña, Rita y las demás chicas se hicieron la idea correcta pero temida. Levantando el vestido levemente con temor, para después evitar algún contacto visual con alguien, dio vuelta su cabeza con unas lágrimas de dolor al revelar tal estado asqueante, dejando a luz solo los muslos finos con manchas moradas. La inocencia completa se esfumó ese día para ella, volviéndola como es ahora.

—Lola, necesito que me digas la verdad. ¿Lincoln, nuestro hermano, te intentó abusar hoy? —Luna lanza la pregunta que tan temida respuesta sea afirmativa, dejando el corazón de ella en esa pregunta. Persigue los movimientos de la princesa con la mirada, prestando total atención en ella. Lola con la cabeza llenas de nervios, deja la mirada en el suelo de la habitación, siendo así desde que se acomodó en la cama. No sabe qué decir, si seguir con la mentira o decir la verdad, construyendo un pozo bastante hondo para Lincoln. Sin embargo, esa respuesta ya est decidida para la niña, él se lo busco por haberla golpeado de manera desvergonzada. Y si dice la verdad, ensuciarían su nombre, Lola Loud; no hay otro camino para ella que seguir con la mentira, que sin medir medida todo acabará mal con el joven Lincoln, pero Lola no sabe eso o piensa en la gravedad del asunto, tiñendo la vida de Lincoln en una habitación sin ventanas y sin luz.

—S-sí, Luna —Es la única respuesta de parte de la princesa, es suficiente para que el rostro de la hermana mayor se desfigure, creyendo que estaba equivocada la situación de la habitación, o que sea un broma de mal gusto por parte de Luan, incluso un malentendido pero, ninguna de esas conclusiones alternas es la verdadera. ¿Quién más para confirmar que la víctima del abuso? Luna cae directo a la mentira de su hermana, siendo su reacción un chasquido molesto realizado por su lengua, oscureciendo la mirada que divaga. Por su cabeza pasan millones de insultos dirigidos para su hermano.

«¿Cómo pudo hacer eso el maldito degenerado? Siendo él uno de las hermanos que estaban presentes en ese día siendo él unos de los soportes más fuertes de Lola, siendo él uno de los más sensible sobre ese tema. Debe haber otra explicación ¿No? Lincoln nunca haría eso y menos a Lola. Aunque ella es una de las más mentirosas y chantajistas, nunca jugaría con ese asunto, debe ser verdad».

Aunque le duela a Luna, se cree la declaración falsa de Lola, creando un cambio irreversible en la mente de la chica castaña. Ya no sabe cómo ver a su hermano, ese chico tan maduro que, si las hermanas se pusieran a pensar, es uno de los soportes de la familia. Confiable e indispensable.

Aunque la mente de Luna se convierte en un pozo de insultos y confusiones, al ver a Lola con los ojos azules en el suelo, pareciendo un inevitable colapso emocional apunto de explotar. Decide usar la misma tarjeta que usó ese día.

—Quédate quieta aquí, Lola —es lo que dice Luna antes de brincar en la cama y salir de la habitación.

—¿Esta bien? —afirma Lola en confusión de lo que hará la mayor.

Después de la respuesta dudosa de Lola, la rockera deja el cómodo asiento para ir a uno de los muebles, de propiedad de Luan. El guardarropas de la bromista de color marrón claro opaco, sin tanto brillo en la madera. Luna al estar delante de este, abre las dos puertas con cierta energía que demuestra entusiasmo. Alrededor de dos minutos buscando y arrojando ropa de la bromista, entre ellos uno de payasa con colores de una época antigua, similar al de un bufón, pero no; no lo es. Ya que uno de los atuendos que encuentra es uno de un bufón clásico. Disfraces de mimo, pirata, locutora, atuendos formales y la ropa casual de Luan también caen al piso.

Lola está confundida por la acción que esta haciendo la hermana mayor, mirando como cada ropa de Luan se acumula en una pila, aunque con algunos atuendo fueron arrojados con tanta fuerza que están a una distancia más lejos que la pila de ropa. Además de encontrarse con dudas de qué sucede con Luna, cambia la expresión facial, dejando de tener esa cara de lástima y tristeza, mostrando unos ojos serios junto a un ceño algo fruncido, no tanto para mostrar enojo, si no irritación o una molestia leve.

«¿Qué está haciendo? Parece ridículo, muy ridículo. Aunque la ropa de Luan no sea de mi gusto y le falte clase, es repugnante tirar ropa al suelo. Dejando este tema tan indignante, es mejor preocuparme de lo más importante. Luna y las demás chicas parece que están bajo mi control. Ellas le darán el merecido por haberme golpeado. Puede que esté exagerando pero, nadie toca a una princesa y ¡menos a Lola Loud! Una vez te advertí Lincoln, nadie se mete conmigo; parece que no te quedo del todo claro. No me gusta tocar este tema, y más al recordar lo que hizo ese mal parido conmigo, todos esos días con él, recordar me hace sentir asquerosa, necesito una ducha ahora mismo».

—Lola, ¿te molesta algo?  —la rockera se dirije a la pensativa princesa. Ella sale del trance y mira a la hermana mayor, cambiando toda la expresión a otra confusa, todavía no entendiendo el motivo de la pregunta.

—¿Qué? ¿Por qué lo preguntas, Luna? —dejando la hostilidad, la cual las hermanas saben bien que es muy común en ella el ser tan agresiva. Tomando el papel de antes, el mostrarse frágil y afectada. No quiere perder en este asunto que ella creó y es la única culpable. Aunque Lincoln no se libera de golpear a Lola, siendo el otro culpable.

—No, por nada sister, solo preguntaba —responde con una sonrisa acompañando un tono perfecto para esa sonrisa. Parece feliz aun con todo este tema, eso descoloca mucho a Lola.

«¿Por qué estas tan feliz, Luna? ¿Acaso quieres que te haga lo mismo que le pasara a Lincoln?» dentro de la mente de Lola, piensa para ella misma las palabras que, aunque le den tanta tentación de decírselo a Luna, no puede; debe seguir firme y tragarse cualquier palabra de su faceta hostil.

—Mira lo que tengo, Lola, ¿lo recuerdas? —detrás de la espalda de Luna, ocultando con los brazos detrás de ella, le muestra algo que Lola, en efecto lo recuerda; lo recuerda con gran exactitud. Ese objeto la ayudó tanto en ese momento, cuando estaba llorando por las agujas de demonios que les clavaba y hacían arder el delicado interior de Lola. Luna había sido la heroína esa noche, aunque para la rockera no la ayudó tanto, como en realidad sí fue. Ese objeto le mostró su verdadera belleza.

Cuarto de Lori y Leni

El sonido de la puerta cerrarse, puede escucharse desde el cuarto de Lori, siendo ella; dispuesta de romper el silencio, todavía le queda un tema para hablar, siendo por ahora el segundo más importante. Se saca las gafas para colgarla en medio del escote de la remera azul con tono gastado, provocando que la gravedad de las gafas revelen más piel del pecho. Da un vistazo al reloj que tiene en la muñeca, escuchando unos susurros entre las hermanas. Transcurrieron 20 minutos, teniendo solo 30 minutos para seguir la charla, y asegurar que no quede ninguna evidencia de la pelea de Lincoln y Lola, además de ocultar el atrevimiento del albino, por el momento. Lori sabe que algunas de sus hermanas se negaran, pero no queda otra opción. La rubia no quiere exponer esto porque además de parecer una equivocación de parte de Lola, una parte de ella que no expresa; se rehúsa a creer que Lincoln, el primer hermano que pudo darle su primer helado, ser la primera en ayudarlo a gatear, escuchar como la primera palabra de él fue su nombre y ser su primer hermano favorito, construyendo un vínculo que aprecia.

—Bueno, ¡faltan menos de 30 minutos chicas! Así que apurémonos el siguiente tema, la posible “depresión” de Lincoln.

Todas se miraron entre sí, no es secreto que su hermano esté deprimido. Todas se dieron cuenta al ver al joven tan apagado, sin hacer planes estúpidos con nombres largo e igual de estúpidos. Ellas opinan así de su única afición, que es algo innecesario y que no obtendría una profesión, o bueno, la mayoría. Ninguna habló con él para ayudarlo, o intentar animarlo más que nada por temas propios de dificultades personales.

—Lana, ve a tu cuarto y limpia todo. No vuelvas hasta que acabes de limpiar —Lori ordena a la aficionada de la naturaleza, teniendo luz verde de parte de Lana. Aunque la rubia menor siga algo enojada con ella, no se rehusa a la orden. Saliendo por la puerta, cerrando detrás de ella, haciendo el mismo ruidos que se escuchó hace unos instantes.

—Lisa, dinos nuevamente el resumen de nuestra anterior reunión de hermanas —la joven científica suspira al tener que repetir tal reunión, le fastidia; pero debe aceptar y buscar una ruta con nula discusión con su hermana, además de ser rápida, para dejar a su hermana Lily en la cuna quien se esta durmiendo.

—Está bien, Lori: La última reunión de las unidades fraternales, fue el 3 de diciembre, dos días después de ser el evento que deprimió a nuestro hermano. En la reunión discutimos la solución de la consecuencia de tal evento, pero decidimos no hacer nada. Siendo yo la que propuso eso, ya que una investigación de experimento social, reveló que es mejor dejar 1 o 2 meses para que se relaje la mente del sujeto y, sea más fácil solucionar la depresión, construyendo una personalidad fuerte y aventurada. No lo digo yo, lo dice la ciencia, y es lo más beneficioso —en la explicación de que un experimento social revele tal cosa, es mentira. Lisa esta llevando ese experimento, ella vio como una oportunidad para investigar la neurología y el manejo de Lincoln, sin abrir el cráneo a una persona y diseccionar el cerebro. Como sus hermanas no saben nada relacionado a eso, le dejaron a Lisa como encargada del tema, y siguiendo las indicaciones de la científica. Lori, Luna y Luan quisieron tener en manos de ellas el caso, siendo ellas víctimas de ese estado. Incluso Leni quiso meterse y consolar a su hermano, sin truco ni nada; solo una noche de abrazos y oídos, junto a palabras de consuelo. Lynn también apoyó la idea de las mayores, pero solo eso; sin decir nada al tema. Pero Lisa pudo poner en contra sus opiniones, haciendo que cedan bajo el plan que creo.

—Entonces ¿qué haremos?, si tenemos el problema de Lola ahora —Luan lanza la pregunta al aire que algunas de las chicas tienen en la cabeza, ¿cómo llevaran el plan a cabo ahora?

—Fácil, querida unidad fraternal, solo debemos solucionar primero el problema de Lola, y luego nos preocupamos cómo afecto el evento a Lincoln. Para después investigar que podemos hacer para ayudarlo, aunque dudo que quieran hacerlo si es verdad lo de Lola, ¿no?

Todas las chicas quedan en silencio, dudando las palabras de Lisa creando una balanza de sentimientos, formulando la situación más filosófica como cruda. Si fuese cierto, ¿realmente ayudarían a Lincoln? No, incluso el vivir bajo el mismo techo de un abusador les da asco pensarlo

—Entendido, ahora salgan de mi cuarto, la reunión termina ahora – Lori golpea con su zapatillas el suelo, cortando las dudas que tienen las hermanas, incluso las dudas de ella misma—. Lisa, saca tus aparatos del cuarto del enano, o apágalos.

La científica asiente con Lily en brazos, estando tranquila; pero el rostro adormilado muestra tristeza al ver todo lo que sucedió, sin comprender mucho, sintiendo a las hermanas enojadas y tristes. Llorando a Lisa para que pudiera estar en brazos de Lola para abrazarla, diciendo el nombre de ella. Pero Lisa negó eso, disculpándose con la niña por no haber hecho realidad tal petición.

40 minutos después.

Los padres de la casa llegan más tarde de lo planeado, disculpándose con sus hijas por la tardanza, para que después el cocinero Lynn Loud; empezara a cocinar la cena para la familia. Todo transcurre de manera normal, las hermanas ocultan cada detalles para no hacer levantar dudas, y tener que revelar el asunto. Lola está radiante, como siempre igual de egocéntrica y chantajista. Gran sorpresa de las chicas al verla así, y la primera aparición de esa forma, fue cuando al terminar la reunión Lori fue a buscarla. Saliendo del cuarto de Luna como la Lola Loud de siempre. Junto a la rockera con una sonrisa, y gotas de sudor en la frente deslizándosa. Lola no reveló nada, ni un detalle; mandando al demonio con sus insultos a las hermanas que, se comportaron pesado con las preguntas consecutivas, además de ser la misma pregunta.

—¡Listo! —se dice para si mismo el cocinero Loud, al ver con orgullo y algo de cansancio, la comida lista para ser presentada a sus hijas. Lynn, un hombre con una gran pasión a la cocina desde su niñez, teniendo el sueño de ser un gran y famoso cocinero, aunque por ahora al saber que; no le falta la comida a la numerosa familia, esta más que satisfecho. Esa noche tuvo problemas con su jefe, siendo Lynn, el que tuvo que presentarse con una pareja joven junto a una niña de nomás 7 años, confirmando más adelante, ser la hija de la pareja. El hombre se quejó con el señor al casi meterse en la boca una pluma, sí, una pluma; en una salsa roja, condimentada con variadas hojas y verduras, encima de una pasta cálida, largando líneas de vapor.  diminuto tamaño fue suficiente para no ser notada para el hombre, pero sí para su hija. Ocasionando un espectáculo por la falla del cocinero, aunque la verdad no fue culpa de Lynn, si no del camarero. Un joven aprendiz novato, siendo él; el portador de la pluma por tener otro trabajo como controlador de plagas. El chico al llegar tarde y apurado, sin darse cuenta del pequeño adorno en el cabello marrón. Aunque nadie se percató de eso, ni el mismo joven, un espectador más del restaurante.

No fue la mejor noche de trabajo para Lynn, pero logro salvarse de una demanda y el posible último día de su trabajo. Ni el mismo Loud sabe como logro salvarse de la demanda, irritado de haber perdido dignidad ante la familia egocéntrica, o esa vista tiene Lynn al ver la reacción de los padres, recordando vagamente a su hija Lola. Se ríe al recordar eso.

«¿Cómo puedo comparar a mi hija, con esos arrogantes? » es lo que piensa Lynn, sacudiendo la cabeza al solo pensar eso. Terminando de pensar, llama en un grito a los hijos para que bajen y acomoden la mesa.

—¡Hijas, acomoden la mesa! Y ¡Lincoln ayuda a tus hermanas!

Desde el cuarto del joven, logra escuchar el llamado del padre, sintiendo un escalofrío en la espalda, congelando al chico en la cama. Puede que esté empezando a sentir miedo a sus hermanas, o solo esta nervioso por la situación. Estar deprimido no significa que todo le importe nada, los primeros días fueron así. Sin entusiasmo de nada, todo se volvió pesimista por el momento. Al pasar las semanas, se desvanecía todo eso tan deplorable de la faceta que saco lo peor de él. Pero no solo fue el pasar del tiempo, también fue la única ayuda de una de sus hermanas, Lucy. Consolando el espíritu agobiante que está encerrado en el dolor de la tragedia de una persona infortunada. En palabras más exactas de la gótica que se expresó así al escuchar los sentimientos de Lincoln, dirigiendo un poema hacía él, con un final un poco alegre por sorpresa al ser la autora Lucy.

Las manos temblorosas de Lincoln dejan el comic al lado de la cama, levantándose para ponerse el pantalón que está en el suelo. Siguiendo con la remera naranja, que al igual que el pantalón esta en el suelo. Estando listo para salir, pero no para ver a las demás hermanas, los pies del joven se quedan pegados al suelo delante de la puerta, capaz de no comer hoy y no ver a Lola. El rostro de Lincoln se torna serio, planteándose si enfrentar la situación y dar lugar a la verdad de él, u ocultarse en la habitación.

Los minutos pasan, y el albino queda en un debate con argumentos validos para él, de si ir o no ir, enfrentarse al problema o refugiarse como cobarde. Cada partes de el cerebro siguen en guerra, dando razones para elegir una opción o la otra. La mirada queda fija en la puerta de manera seria, olvidando el hecho de parpadear, sumergido en la charla que hay en su cabeza. Hasta que un golpe de la puerta lo saca del transe, como resultado Lincoln reacciona con un salto para atrás, poniendo una mano en el pecho y otra en la boca, ahogando el grito que cas sale. Ese susto ocasiona que Lincoln recuerde a los sustos de su hermana menor Lucy, esos sustos que ya ni le pasa al estar cerca de ella. Algo que sorprendió a la gótica, pero también le llenó de felicidad al poder empezar una charla sin tener el inicio de siempre, un susto y reclamo de sus hermanos. La puerta es golpeada de nuevo, junto a la voz de su madre reclamando el porque no baja y no contestó las llamadas de su padre. Lincoln confundido abre la puerta, encontrándose con su madre mostrando un leve ceño fruncido. Después de un corto regaño por parte de Rita, los dos bajan las escaleras, estando adelante Lincoln y después la rubia. El joven no quiere ver a las hermanas, temiendo sobre las señales de odio que pueden llegar a demostrar, o que Lola confiese delante de sus padres la agresión. Sorprendido que Rita no le haya nombrado nada del golpe, o la acusación que dijo su hermana.

«Quizá eso se aclaro y ya no es problema, pero ¿por qué no dijeron sobre el golpe?»

El miedo hace que las piernas pierdan un poco de equilibrio, por el temblor del temor al tener a sus hermanas adelante suyo. Nunca tuvo ese miedo tan grande a ellas, nunca. Los últimos escalones le dificultan la respiración, cada vez más cerca y tener todas las miradas de odio encima. Puede que parezca paranoico, pero la falta de confianza estando en una situación en contra suyo, la falta de Lucy y la frialdad de Lisa en la corta charla que tuvieron. Ya no sabe qué esperar.

—Vamos hijo, no te quedes ahí —Ordena Rita, encontrándose a la vuelta del comedor. Obedeciendo sin pelear, Lincoln deja caer el pie al suelo, dando vuelta llegando al umbral del comedor, todas las miradas están encima del albino. La mirada ardiente de Lola mantiene el fervor del odio.

—Lincoln.

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