Capítulo 6

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En la entrada de la casa Loud, se encuentra el señor Lynn con su hija gótica a espaldas de él, quien tiene una mano apoyada en el hombro de la pequeña, como una señal de apoyo y muestra de que tenga confianza. Al castaño le parece extraño el nuevo aspecto de su hija, ahora… bastante revelador para una chica que tuvo un fleco gran parte de su infancia, ocultando los ojos de los demás. Los cuales ahora son ocultados por unas gafas de sol, reemplazando el anterior uso del fleco extenso, que ahora le llega hasta arriba de las finas cejas puntiagudas.

La nueva apariencia agarra la atención que sus hermanos y su madre, sorprendidos por tal radical cambio.

Lucy con una de sus manos, se agarra el antebrazo, apretando con fuerza al ser el centro de atención, nunca le gusto sentir tanta atención y tampoco busca tenerla. Debajo de las gafas, con los ojos viendo todo opacado de color negro. Observa a todas sus hermanas, captando la ausencia de sus hermanas Lana y Lynn, algo que sorprende a Lucy, siendo ellas dos las más enérgicas de la familia. Justo cuando abre la boca para preguntar sobre ellas, Lincoln la interrumpe caminando a donde está ella, sorprendiendo a Lucy con un abrazo que aleja el brazo de su padre, exaltando a señor Lynn por la acción brusca de su hijo, pero no recrimina esa actitud que le da una pizca de ternura.

—Te extrañé bastante, Lucy. No sabes como la estuve pasando sin ti, hermanita —el susurro que escucha Lucy a centímetros de ella, es cargado de emoción al tenerla otra vez cerca, ocultando la sonrisa que se construye en el rostro por el fino hombro de Lucy. El abrazo de su hermano hace que sienta su calor corporal, el cual además de ser bien recibido por Lucy, la inseguridad en ella opaca la calidez de él. Una desconfianza que nunca antes ha sentido a sus hermanos, hasta hoy. Ese campamento, construyó una manera de ver a las personas que la perturba.

—¿Eh? —se queja Lincoln tras recibir un empujón por parte de la niña, se aleja dos pasos atrás, viendo como su hermana corre en dirección de la escalera, subiendo con rapidez cada escalón, sonando el ruido de cada pisada hasta que el portazo de su cuarto sonó, dejando a todos confundidos, y a Lincoln, lastimado por el alejamiento de su único soporte. Mostrando en sus ojos celestes claros, la luz que hace un rato estaba iluminando la mirada, cayendo más profundo por el rio que se esta cansando de intentar subir.

—Querido, cuéntame lo que le pasó a Lucy en el campamento —exige con preocupación la madre de la niña que salió corriendo, obteniendo una afirmación por parte de su esposo.

Un fuerte portazo es realizado por la gótica a su espalda. Le dificulta respirar, no solo por el miedo irracional que ahora les causa sus hermanos mayores, también el tener descubierto los ojos, sin tener su confiable fleco negro que, ocultaban sus órbitas con una visión oscura y melancólica del mundo. Un mundo que ahora deja de ser así, y es envuelto por el miedo hacia las personas en el entorno. Calmando la respiración, cierra los ojos ocultos por el cristal de las gafas, dejando que el oxígeno entre y salga de sus pulmones con calma, dejando que su corazón sea envuelto por una reconfortante mentira, insinuando que todo estará bien, mientras que es todo lo contrario para ella.

El sonido del choque de unas telas llama la atención de Lucy, moviendo la cabeza para ver de donde proviene tal ruido, olvidando que no tiene la fortuna de tener privacidad.

Girando la almohada blanca de ella, queriendo disimular el llanto que hace unos segundos detuvo cuando, se dio cuenta de la llegada de su hermana y compañera de cuarto. Lynn creyó que la llegada de Lucy es la oportunidad de sacar todo su estrés acumulado, pero ahora no quiere saber nada de nadie. Lo que le reveló su hermana mayor, hasta ahora le sigue tocando esa información que mantuvieron oculta, y sobre la corrupción de su hermana Lola.

Lucy no presta atención al extraño comportamiento de la castaña, por lo menos ya sabe donde está, aunque le da intriga como esta actuando, sin mostrar ningún interés a su persona. El acto de dar vuelta la almohada le trajo recuerdos de algunas noches melancólicas y llenas de tristeza, siendo el último esfuerzo después de largar todo el dolor por sus ojos. La intriga le picotea la mente, pero ella ya tiene problemas que debe atender.

Deja los calzados desparramados por el suelo, sintiendo la comodidad al sacárselos. La expresión de Lucy no cambia, la indiferencia está presente en todo momento, queriendo convencerse ella misma de que todo está bien, o por lo menos que su familia piense eso. Pero sabe que la huida que hizo al recibir el abrazo de Lincoln, fue un gran descuido de ella para que piensen que todo está bien, y que el motivo de su corte de cabello fue solo para una nueva imagen gótica.

«Suspiro» dejando salir aire de sus labios descoloridos, sincronizando su pensamiento con su acción, deja que su cuerpo caiga en la cama con forma de ataúd con las sabanas oliendo a lavanda. Sintiendo la comodidad de ella y la calidez de lo familiar abrazando su alma. Las cabañas de aquel campamento, no iguala lo reconfortante que es estar en su hogar, y menos los colchones duros en los cuales debía dormir.

El campamento, un lugar que al principio parecía buena idea. Podría encontrar una musa para ella, la anterior se había ido, sucumbiendo en un bloqueo de escritor muy largo. Las noches y las tardes que intentaba escribir, la frustraba más al no poder liberar sus sentimientos en el papel. Teniendo que reprimir sus emociones al no poder ser liberadas en los poemas de ella, le fue difícil mostrarse serena esos días.

Pero, no encontró ninguna inspiración. Solo que su dolor aumente y experimentar por primera vez, una discriminación tan indiferente que puso en riesgo su vida. La oscuridad ya no le habla, solo la ignora. La naturaleza en la noche, no la abraza. Los sustos ya no los da ella, ahora ella teme. Los mortales ya no son inferiores, ella es ahora la insignificante en este mundo.

Aquellas noches, encontró a los verdaderos monstruos de la oscuridad, los humanos. Ya no puede sentirse cómoda, vio lo que pudieron hacer unas simples mortales  contra ella, y aprendió a no creerse superior.

Quitándose las gafas de sol, sus ojos están cerrados al separarse de los vidrios oscuros. Lanzando al suelo, el ruido del marco negro al contactar al suelo, es débil, pero llama la atención de Lynn, quien mueve su cuerpo para ver de espaldas que fue eso. Mirando a su hermana Lucy sabiendo que llegó, pero no quiere hacer nada, solo tiene en su cabeza lo que Luna le relato. En los ojos de Lynn, los brillos de sus húmedos ojos son más cristalinos, los párpados cansados de ser abiertos arropan sus órbitas, decorado por un tinte rojo donde la piel esta irritada.

Sin importarle más, da nuevamente la vuelta y sin aviso acuesta su cabeza en la almohada, el cuello de ella por alguna razón también se siente cansado, junto a todo su cuerpo. Una pereza que creyó extinta en su cuerpo, ahora recorre en ella.

En la cama de al lado, Lucy abre uno de sus ojos al escuchar como la cabeza de su hermana colapsa en la almohada. Su brillante ojo celeste, siendo un tono más oscuro que el celeste claro. Alrededor de su iris, una capa de muchos triángulos de un azul oscuro lo rodea. Un color hermoso y envidiable dirían muchos, incluso sus hermanas mayores aman los ojos de Lucy, pero para ella no es hermoso, cree que le dijeron así solo por pena y lástima. Sabe muy bien eso, por eso se toma la molestia de dejarse crecer su flequillo a tal volumen.

«El cielo oscuro y azulado me brillará en el bosque de los lamentos, alrededor de troncos marrones como telarañas que ciegan a los mortales en el camino a su casa» la poetisa relata su corto comentario mental, pasando por un instante un escenario que encaja en esa descripción. El párpado izquierdo revela el ojo, un reluciente pero a la vez oscuro marrón.

En la cama de su compañera de cuarto, sigue pensando en Lola. Aquellos dichos de la hermana mayor, producen aun más llamas en todo el cuerpo de Lynn. Solo se enfoca en romperle por lo menos un hueso de su brazo, dejando las pequeñas posibilidades de una charla sociable esfumada. Si se encontrara a su hermano solo, la tentación de golpearlo serán imparable, dejaría que su estado emocional la maneje, sin pensar en las consecuencias.

Intentando que su mente deje de bombear una y otra vez las descripciones que Luna dijo, agita la cabeza por un instante, pero saber que Lincoln sabiendo lo que vivió Lola, él se atrevió a revivir el trauma.

«No me imagino lo que habrá sufrido Lola, ese desagradable maestro deberían hacerle lo mismo, es la única manera que comprenda el daño que hizo. A Lincoln no, eso no hará que comprenda ese dolor. La única opción es que yo me encargue. No entiendo como Lori toma todo este tema con calma. ¡Lincoln la manoseó! ¡Eso ya es motivo suficiente para mis golpes»

Aferrando con fuerza la tela de las sabanas con pelotas de deporte tejidas, el semblante de Lynn cambia nuevamente,  arrugando el rostro sintiendo como su pecho se llena de un deseo de represalia. El amor de hermano y el lazo de confianza que tiene con Lincoln, se quema sin dejar ni una posibilidad de unirse otra vez.

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