Capitulo 14

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Me encantaba, porque como mi padre estaba mayormente fuera de casa, yo podía vivir como si viviera sola. Y esa sensación fue tan linda, que comenzaba a arreglar la casa como a mi me gustaba. Lavaba, barría, limpiaba y ordenaba. Y al terminar, ponía sonidos ambientales, de lluvias y ríos para poder meditar y relajarme. Había descubierto que los ruidos blancos, como la estática, ruido de secador de pelo, ventilador, nebulisadora lluvia, flauta, piano y ríos. Eran sonidos que no lastimaba mis oídos. También noté que había ciertas voces que provocaban la misma calma, y otras que me dolían. Así que también me inclinaba por escuchar podcas de personas que tuvieran las voces o graves o calmadas. Y las estridentes y chillones las descartaba, incluso las voces muy agudas podían dolerme.

También, en su momento. Descubrí que había algunos acentos que también provocaban esa calma en mi, lo que causó que eventualmente hablara neutro. Y a veces pudiera copiar acentos de la gente, creando algo que resultaba muy divertido ante mís ojos. Y era que siempre creían que era extranjera, incluso hoy en día creen que soy extranjera. Y que realmente no viví en Buenos Aires.

No había algo más chistoso para mí que descubrir que creían que era de otro pais. Incluso un médico me preguntó de dónde venía, y tuve que explicar que era de aquí. Y que irónicamente había nacido en ése hospital. Obviamente le extrañó, y a mi no hizo más que divertirme.

Desde entonces, comencé a dejarme llevar por las sensaciones que me causaban las cosas y lugares. Encontrando que amaba más los barrios tranquilos, y que los prados me daban felicidad. Ver las nubes era otra de las cosas que callaban mi ansiedad. Y así fui viviendo.

Aunque a veces sentía pena, porque me la pasaba estudiando todo el tiempo. No iba a fiestas, no bebía, no fumaba y tampoco salía de noche. Ante la gente tenían la imagen de que no vivía, y estaba desperdiciando mi vida. Más de uno se sorprendió que no hiciera ninguna de esas cosas.

Así que vino una sensación de vacío que me recordaba a una herida de antes "ser diferente". La idea de que yo no hiciera ninguna de esas cosas me carcomida. Y saber que tampoco me gustaban me hacía pensar si había algo malo en mí, obviamente lo hablé con mi padre está duda. Y con mi fiel amiga Melanie, mostrandome que en realidad no había nada malo. Que al contrario, había muchísimas personas que vivian así. Y luego se lamentaban porque creían que habían desperdiciado sus vidas. Al contrario de mi, que a tan corta edad. Sentía que lo mejor que podía hacer era aprender absolutamente todo lo que cayera en mis mano. Sin importar qué fuese, y así lo hice. Aprendiendo de psicología y sus ramas, de filosofía, política, historia y geografía. Dándome cuenta que habían circunstancias donde todo se unía. Cosa que luego me resultó muy curioso, así que investigaba más. Descubriendo que cada cierto tiempo, todo se repetía. Desde descubrimientos, hasta aprendisajes, moda, vida, cultura, social. Incluso la religión.

Fue tanta información que vi, que comenzaba a notarlo en las personas de manera individual. Comencé a notar patrones y secciones de personas, comencé a darme cuenta que decir y como actuar. Que gusto tenía la gente y la diferencia de grupos, llegué incluso a saber lo que iban a decir.

Y desde entonces, descubrí que ante mis ojos. Los humanos no somos impredecibles, somos muy predecibles. Al contrario, incluso podía dictaminarlos en grupos, marcando pequeñas variantes entre ellos. Había visto un mundo nuevo, del cual eventualmente me aburriría.

Si todo se repetía, si todo ya estaba, y la gente incluso era predecible ¿que quedaba? ¿Dónde estaba el misterio, la sorpresa?

De un comienzo de emociones desbordantes por aprender, comencé a notar que saber tanto podría ser un arma de doble filo. Donde gracias a saberlo todo, nada resultaba emocionante o inesperado... comenzaba a ver absolutamente todo de todos, podía leer sus expresiones. Lo que decían y no decían, sus ropas, su comportamiento corporal, su belleza, sus ojos...

Sus ojos... algo que marcó aún más mi realidad fue verlos a los ojos, podía ver sus vidas. Tanto su pasado, como su presente y sus futuros con sólo verlos a los ojos, podía decir absolutamente todo de ellos sin miedo a equivocarme. Desde entonces no quería ver a los ojos a la gente, porque solo reafirmaba una teoría que ya tenía. "Los ciclos se repiten". Podía notar como lo único que cambiaba era la Forma de llamarlo, pero el resto era todo igual.

Quema de libros, bibliotecas y pergaminos, destrucción de edificios, santuarios y estatuas, persecuciones del pueblo, religión y etnias, esclavitud, ego y divisiones sociales.

Nunca habían cambiado, desde la edad de piedra hasta la actualidad. Aún se mantenían en pie ante nuestros ojos.

No todo era malo, porque gracias a esa información, también pude saber en mí y evolucionar aun más, creando alguien completamente diferente al día anterior, y al día anterior a ése.

La espiritualidad fue un avance muy grande, y cuando me di cuenta que lo que aprendía espiritualmente podíamos hacerlo en el mundo material, y que la única razón por la que no lo hacíamos era por nuestros egos y divisiones. Me di cuenta que si nada de las guerras y persecuciones que hubo  hubieran existido. En estos momentos tendríamos un conocimiento infinito de nuestras realidades. Y fue entonces, cuando me dí cuenta de lo valioso de la información que yo mantenía en mi poder. Y de la que aún hoy en día soy testigo que descubren muy lentamente.

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