Capítulo 10

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—Bien Karma. Esto no puede seguir así —¿qué quería decir?—.
Te inscribiré a una escuela.

—... —no obtuvo respuesta.

¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que escribió en un cuaderno o hizo una ecuación? Solo sabíamos que había sido lo suficiente como para que olvidara alguna de esas cosas.

—Está bien, no te imscribire, por que ya lo hice —¿por qué no lo dijo desde el principio y ya?— ¡Sorpresa! —fingió estar emocionada. Quería animar a su hijo, pero agh, ¿cómo animarse así?

—Gracias por planear mi vida —habló finalmente Karma. Sarcástico.

—De nada, querido —Tami vio una foto hermosamente enmarcada en un lugar de la habitación que llamo su atención—. Empezarás mañana —tomó la foto entre sus manos—, mandaré a alguien para que compre tu uniforme en estos días.

En la foto salía Karma junto a Nagisa. Odio y asco es lo que sintió Tami al ver a ese chico en esa foto junto a su hijo.

Sin siquiera pensarlo, Tami arrojó la foto enmarcada al suelo y la pisó varias veces hasta romper el vidrio. Aquel ruido hizo que Karma prestara atención a la escena. Encaró a su madre.

—Ahora no solo destruyes mi felicidad, también mis recuerdos —quería llorar, pero no le daría placer a esa mujer.

—Quiero que olvides completamente a ese mocoso.

—Prefiero olvidarte a ti. Es mejor convivir con un delincuente —opinó. Esta pequeña familia se deterioraba lentamente.

—Bien.

•••

—¡Karma, el desayuno está servido! —gritó su madre desde la primera planta de la vivienda.

Sería el primer día —como nuevo— de escuela para Karma.

Bajó del segundo piso y desayunó sin hablarle a su madre. Ella se veía molesta, pero no parecía que fuera por eso.

—Escucha Karma —el nombrado puso un poco de atención a lo que la pelirroja estaría por decir—. Mis guardias no podrán acompañarte ni respaldarte hoy de ida y venida a la escuela —¿significa qué puede huir de su hogar?—. Pero si huyes de la escuela y no regresas aquí, tu noviecito pagará las consecuencias MUY caro —amenazó.

Bien, no podría huir.

Luego de desayunar, sin anunciar, Karma salió de su casa y caminó hacia su nueva escuela, solo. Por su bien sería mejor ir el primer día, tal vez en unos días comenzaría a saltarse las clases. Ya no habría razón para estudiar.

•••

—Estudiantes, tenemos un alumno nuevo —anunció el docente que en aquel momento hacía su clase—. Pasa —le ordenó el maestro a Karma. Este entró al aula.

—Buenos días, mi nombre es Karma Akabane. Espero llevarme bien con ustedes —Se presentó tratando de sonar agradable, el primer día no quería dar problemas.

—Toma asiento —le indicó el docente.

Se sentó en un asiento vacío y le irritaban varias miradas de chicas. Siempre lo observaban así por su físico, pero no dejaría que nadie más tuviera su corazón, solo era de Nagisa.

Mientras las chicas del aula lo observaban embobadas, los chicos lo observaban con envidia.

El primer día era claro que no hizo ningún amigo. Cuando alguien trataba de hacerse su amigo, lo ignoraba. Suena mal ¿no? Pero no estaba allí para hacer amigos.

Sobre las clases, obviamente eran aburridas, y ya sabía casi todo lo que enseñaban. Ya no le serviría aquí de nada estudiar si ya sabía prácticamente todo. Lo confirmó, mañana se saltaría las clases.

•••

Toda esa presión se fue cuando la campana de salida sonó. Karma —ignorando a todos— salió del aula. Agradecía que su madre no estuviera en casa.

Solo continuó su recorrido hacia casa, observaba el suelo y como ahora era de costumbre, pensaba en lo horrible que se había vuelto su vida hasta el momento.

Llegó a un parque —uno que le traía muchos recuerdos—, pero no estaba de ánimo como para observarlo todo. Aún continuaba observando el suelo, pero su caminata fue interrumpida porque chocó con alguien.

—¡Auch! —se quejó Karma en el suelo, el dolor desapareció y observó a la persona con la que chocó—. ¿Nagisa?

—¿Karma? —ambos se levantaron del suelo.

—¡Nagi! —sin pensarlo, lo abrazó llorando y el peli-celeste correspondió también llorando.

—Karma, te extrañé tanto —mencionó entre sollozos Nagisa.

—Y yo a ti, Nagi —también sollozaba.

—Te amo, te amo, te amo —repitió en llanto.

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