고유 한

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng






[+2K]




Pequeños rayos de luz de luna se colaban por las cortinas blancas de aquella habitación con toques minimalistas. La noche era helada y todo estaba en completo silencio y calma, a excepción de los sollozos casi inaudibles de una persona envuelta en un pesado manto de tristeza.

Alrededor todo se encontraba hecho un desastre; paredes color marfil transformadas en sucios testigos de varios de sus arranques de ira. Los cuadros, de maravillosos fondos rojos, celestes y verdes con exuberantes plantas dibujadas en contraste, ahora se encontraban ligeramente ladeados de su posición original, consecuencia de varios almohadones y vasos siendo estrellados deliberadamente contra sus marcos.

En una de las esquinas se encontraba un escritorio largo de color blanco, que era sostenido por cuatro patas de madera con diseños del siglo XVIII. Arriba de él descansaban varios borradores de canciones, lapiceros medianamente mordidos en su punta y alguna latas de una que otra bebida alcohólica ingerida en noches de soledad y frustración.

En el centro de la habitación se encontraba una cama —con suficiente espacio para dos personas—, la cual contaba con varios almohadones con diferentes colores que variaban del negro al blanco. Muchos cobertores en debido al clima crudamente helado, igualmente de colores blancos y al medio de todo esto se encontraba una persona que miraba el techo en silencio.

No sabía cuánto tiempo llevaba así; con sus audífonos blancos encajados en las orejas, reproduciendo un álbum nuevo que había adquirido hace unos días atrás. Su cuerpo pálido se encontraba entre varios cobertores en una posición cómoda. Su cabello rubio y ligeramente maltratado por la decoración se encontraba desparramado por la almohada y sus ojos entreabiertos no dejaban de soltar lágrimas causadas por el sentimiento de soledad.

Su nombre era Park JiMin, 21 años, integrante de la banda "BTS", originario de Busan, Corea del Sur. Para muchos era una persona adorable, llena de vida y sin preocupaciones. Es que JiMin era una luz para muchos, con su sonrisa genuina que llegaba hasta sus ojos y sus siempre audaces e interminables deseos de ayudar a los demás. Sin embargo, en noches como está, donde la luna y sus audífonos eran sus únicos compañeros, él se permitía llorar en silencio, dejar que la amargura que lo consumía por dentro saliera en forma de lágrimas que duraban hasta altas horas de la madrugada.

Lo odiaba.

Odiaba sentirse así, tan débil, tan triste, tan miserable.

Pero lo que más odiaba era que no sabía el por qué de sus lágrimas.

No era la primera vez que pasaba; se despertaba de forma inusual a altas horas de la noche, se colocaba sus audífonos blancos en sus orejas y empezaba a escuchar música con el fin de que el sueño volviera su sistema. Pero, en medio de las voces de sus cantantes favoritos un sentimientos de ahogo se colaba en su pecho haciendo que varias lágrimas llegarán a sus ojos y fueran derramadas silenciosamente. Un llanto silencioso que prontamente se convertiría en gritos ahogados por sus blancas almohadas y sus sabanas eran las víctimas de apretones que buscaban calmar el ardor de su pecho.

Otras veces esa presión llegaba en momentos menos oportunos. Como una vez que en medio de una práctica empezó a sentirse mal y fue hacia los baños para llorar en silencio. Lamentablemente su compañero SeokJin lo había visto y corrió tras él, para llenarlo de preguntas a las cuales JiMin simplemente respondía "Estoy bien hyung, solamente me doble el tobillo y vine hasta acá para evitar que los chicos se rieran". Luego de esto le haría prometer al más alto que no diría nada y volverían con los demás como si nada hubiera pasado.

JiMin odiaba sentirse así, por que sentía que no tenía justificación para sus lágrimas. Su vida era "perfecta" según muchos. Una carrera exitosa, dinero, fans, compañeros de banda que lo quería y estimaban. ¿Qué había de malo?, ¿Qué era lo que le faltaba?

En estos momentos agradecía enormemente tener una habitación en solitario. Esto se debía a un juego que había realizado con los otros miembros de la banda, donde el que ganaba se llevaría el placer de tener un cuarto para él solo. Curiosa y oportunamente el ganador fue JiMin. Así que podía permitirse soltar uno que otro sollozo con el fin de que su tristeza se disipará más rápido.

Levantó una mano hacia el techo mirándola con detención; era la más pequeña de entre los siete. Sus uñas se encontraban cortas y sus dedos rojos en las puntas debido al frío.

Solía hacer aquello para que su mente se distrajera, se ponía a analizar distintos detalles de su cuerpo o de sus amigos. No es que JiMin los viera desnudos o algo así, simplemente se les quedaba mirando cuando estaban comiendo; analizando sus facciones, movimientos y expresiones.

Tan ensimismado estaba que no notó un par de ojos felinos mirándolo en la oscuridad, al otro lado de la puerta.

Aquella persona se había despertado con un sentimiento de mal estar en su pecho. Tenía un mal presentimiento, aquel que te decía "Deberías estar en otro lugar" y se había levantado con toda la pereza del mundo a ver si cada uno de sus compañeros estaban bien.

Primero se cercioró que SeokJin —su compañero de habitación— estuviera dormido y lo comprobó rápidamente al notar que su celular estaba conectado en la mesita de noche color marrón oscuro y su respiración era bastante lenta y tranquila.

Posó sus pies en la madera del suelo, casi arrepintiéndose de lo que iba a hacer por el frío que calaba sus huesos. Sin embargo, el sentimiento era fuerte, alguien más estaba despierto y estaba mal. YoonGi lo sentía.

Con mucho esfuerzo se levantó de su cómoda cama y a paso silencioso salió de su cuarto para caminar al que compartía NamJoon y TaeHyung. Abrió la puerta sintiendo como los cabellos de su nuca se erizaban al sentir como la madera bajo sus pies crujía sonoramente.

No abrió del todo la puerta, simplemente pasó su cabeza por el pequeño espacio que había dejado y miró con detención al líder y su amigo. Nada, se veían profundamente dormidos. Y es que NamJoon descansaba con la boca abierta, así que no era difícil adivinar que ya se encontraba en el tercer mundo de los sueños.

Por su parte, TaeHyung tenía el hábito de dormir como si fuera una momia, completamente enrollado en las sabanas, con su cabeza anaranjada fuera de estas y los brazos firmemente a los lados.

YoonGi sonrió levemente al ver como su líder abría cada vez más su boca, dejando salir un hilo de saliva de la comisura de sus labios. Como le gustaría dormir tan pacíficamente como él.

Cerró la puerta siendo lo más cuidadoso posible, trabándola y dando vuelta sobre su propio eje para ver la siguiente habitación. Al momento de dar un paso para ver a JungKook y Hoseok pudo oír un leve sollozo proveniente de la puerta de al final del pasillo.

El pálido contuvo la respiración y agudizó su oído para cerciorarse que aquel lamento no era producto de su imaginación.

No, no lo era. Otro sollozo fue audible para YoonGi y las alertas en su mente se activaron.

JiMin estaba llorando.

Era él la otra persona que se encontraba despierta y necesitaba su ayuda.

Su corazón se estrujo en su pecho. Él lo sabía. YoonGi hace bastante tiempo tenía la sensación de que a JiMin le sucedía algo.

Podía pasar desapercibido para los demás, pero para él no. Había notado las ojeras bajo sus finos ojos y en los entrenamientos se le veía absorto en sus pensamientos, aparte que solía agotarse más rápido. Lo cual era curioso proveniente del menor, el cual era uno de los que poseían mejor resistencia de entre los siete.

Sintio un malestar muy grande, JiMin lo necesitaba. El mismo Park JiMin que siempre estaba ahí para él. El mismo chico que cuando estaba a punto de tirar todo por la borda él aparecia con su precioso eye smile y le hacia olvidar toda sus preocupaciones.

¿Cómo pudo ser así? Park siempre sabia cuando estaba mal y corria a sus brazos para consolarlo. Sin embargo él no hizo nada cuando empezo a sospechar que su querido Mochi estaba mal.

Caminó lento pero decidido, más despierto que nunca y con el sueño totalmente despedido de su cuerpo. Ya no le importa mucho que la madera rechinara, sólo quería llegar con su querido dongsaeng.

Al estar frente a la puerta se debatió internamente si tocar antes de entrar. Pero vamos, ¿ahora estaríamos con las formalidades? Se reprimió y dispuso a intervenir.

Por una pequeña rendija pudo apreciar el cuerpo del mejor desparramado por su cama. Se le veía tan apagado, tan miserable, casi parecía otra persona. Con la pequeña luz que se colaba por las cortinas pudo apreciar su rostro; sus mejillas se veía brillantes por las lágrimas, bajo sus ojos habían marcas violetas consecuencia del desvelo. Sus labios esponjosos estaban secos y ligeramente entreabiertos, dejando salir uno que otro sollozo.

Estuvo alrededor de tres minutos mirando a aquel muchacho que parecía portar con una nube negra sobre él. Le encantaba; su sonrisa, sus ojos chocolate, su cabello suave a pesar de la decoloración, su nariz fina y delicada, los lunares que adornaban su piel ligeramente bronceada. Piel que siempre olía bien, siempre estaba radiante, igual que aquel ser que la portaba.

No pudo más, necesitaba estar con él. Una necesidad que brotaba de lo mas profundo de su ser. Esa noche no necesitaba aclarar sus sentimientos hacia el menor, ni mucho menos confesarlos, solamente debía estar a su lado, apoyándolo como él siempre lo había hecho.

Abrió la puerta lentamente sin querer exaltar al pequeño. Este parecía tan ensimismado en la música y lágrimas que parecía hacer caso omiso a su presencia.

—JiMin.— Llamó una vez, intentando que su voz sonara firme pero con un toque de delicadeza que el menor requería.

El menor levantó su rostro pensando que aquel llamado había sido obra de su imaginación. Pero cuando notó que su hyung favorito estaba frente a él, sintió como el corazón quería salírsele del pecho.

Se levanto tan rápido que sintió como un leve mareo se apoderaba de él, haciendo que trastabillara un poco a lo cual el mayor reacciono a caminar hacia JiMin para sujetarlo entre sus brazos. Cuando el menor se incorporo y notó las manos sobre sus hombros se alejo como si su tacto quemara, acción que molesto al rapero.

Con rapidez tallo con su puño sus ojos en un intento de disipar las lagrimas que parecían ansiosas de salir en presencia de su hyung. Esto solo logro una irritación en sus parpados haciendo que las lagrimas aumentaran y ya no pudiera retenerlas.

Se sintió débil y ridículo, no quería que nadie lo viera en ese estado, mucho menos YoonGi.

  —Hyung, estoy bien, por favor vaya a dormir.— Dijo intentando sonar lo mas firme posible, lo cual fue captado por el mayor.— Perdón si lo desperté, solamente me golpee un dedo con el soporte de la cama.

  —JiMin.— Le llamo nuevamente.

No era tonto, YoonGi sabia que el menor estaba luchando internamente contra si mismo. Podía notarlo por el movimiento continuo de su pie y sus manos temblorosas. Pequeños detalles que solamente un hombre enamorado podría percibir.

  —Ah~ Soy muy torpe hyung siempre golpeándome con todo— Lamió sus carnosos labios y continuo— Perdón si suelo ser algo molesto.

  —JiMin...

—Sé que puedo ser cansador de vez en cuando. Pero siempre intento dar lo mejor de mi, ¿Sabe? Me he esforzado mucho en mejorar, por ustedes y ARMY. ¿Y sabe? Siento que lo he logrado, siento que he podido estar a la altura de usted y los otros miembros.— La voz del menor temblaba y las lagrimas sobre sus ojos salían sin ser limpiadas. Al fin se estaba liberando.

  —JiMin basta.

—Pero siempre siento que me falta algo. Soy bastante egoísta, ustedes me lo han dado todo y tengo el apoyo de mi familia y yo aquí llorando por pequeñeces. Soy sólo un estor...

  —¡JiMin cállate!— El menor dejo de hablar ante la reprimenda de su mayor y se le quedo mirando estático.

Tal vez estuvo mal gritarle en este estado, pero JiMin no necesitaba darle explicaciones. Sabia que debía desahogarse pero podía percibir que el menor simplemente quería ahorrarse las preguntas. Era fácil de leer.

  —...Tan sólo cállate... — Y lo hizo. Se atrevió a rodear su pequeña cintura con sus brazos y a traerlo hacia su cuerpo intentando darle consuelo.

Sintió como el pequeño entre sus brazos se tensaba ante su tacto, así que intento susurrarle pequeños "tranquilo", "Respira", "Estoy aquí". Y cuando le dijo "No estas solo, yo te acompañaré" el mas bajo lloro.

Lloro y se libero de toda la presión que sentía en su corazón.

JiMin rodeo el cuello de su hyung con sus pequeñas manitas y enterró su rostro en la curvatura del cuello del mas pálido, sintiendo como su aroma a lavanda le tranquilizaba. Pero no se contuvo, no necesitaba hacerlo mas, no cuando tenia a alguien que entendía perfectamente lo que pasaba.

Cuando era aprendiz recibió demasiadas criticas sobre su peso, su carácter, canto y baile. Casi destruyen sus ilusiones ante lo que mas amaba y todo esto tuvo que enfrentarlo solo, por que no quería ser la molestia de nadie mas.

JiMin solo quería a alguien que lo sostuviera, que le permitiera llorar en su hombro sin hacer preguntas que no podría responder. Por que Park quería a alguien que lo quisiese por lo que era; no al idol de la banda BTS, si no al chico de veintiún años que amaba lo que hacia. La persona dulce, un poco orgullosa y totalmente apasionada.

YoonGi de aseguraría de sanar su corazón, de besar sus parpados, de limpiar sus lagrimas y cantarle —Aunque no se le diera bien— hasta que este se calmara y nunca mas se sintiera solo. Por que no debía enfrentar al mundo ni las criticas en solitario. Lo haría, los enfrentaría, pero con un chico de piel lechosa y ojos felinos sosteniendo su mano.

Esa noche YoonGi no aclaro sus sentimientos, ni mucho menos los confeso, pero sano un corazón herido que buscaba consuelo. Esa misma noche Park JiMin no durmió con lagrimas secas en sus mejillas, ni con sus audífonos en sus orejas. Descanso entre los brazos de la persona que quería y admiraba, la persona que le brindo una mano que jamas soltaría.

Ninguno de los dos debía enfrentar al mundo solo, no cuando se tenia el uno para el otro.



[❤️]
Parte única, muchas gracias por leer.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro