Capítulo 15

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          Conduciendo por la autopista, Jungkook se dirigía de regreso a la estación de policía. La conversación con la profesora Im había sido productiva, pero le había dejado nuevas interrogantes y una gran curiosidad. Miró al portafolio que guardaba el libro, en el asiento del pasajero. En otro momento, más tranquilo, lo leería detenidamente. Tenía que pensar sobre sus nacientes sentimientos por Jimin, pero no eran de lo único que debía encargarse.

          Jimin le había hablado de cosas que necesitaba para enfrentarse a su padre, y Jungkook se había comprometido a conseguirlas. No era demasiado difícil, solo se trataba de herramientas y programas que facilitaran acceder a sus propias cuentas y contactos sin ser rastreado. Si movía un par de contactos, podría conseguirlo pronto.

          El secuestro de Jimin, así como su intento de asesinato, eran temas delicados. Si Park Minhyuk no tenía idea de sus movimientos,  del mismo modo ocurría viceversa. Ellos sabían que era el responsable, pero no tenían cómo probarlo. Jimin nunca había hecho contacto con su padre durante su cautiverio, ni este había mencionado nada que lo relacionara directamente con el hecho. La investigación hecha por Yoongi no mostró nada sospechoso. Era cierto que dio evidencia falsa sobre el paradero de su hijo, pero con una buena coartada y un abogado competente, que seguramente tenía o podía pagar, podía salir limpio. Después de todo, no había forma contundente de incriminarlo.

          Por lo que Jimin le había contado, un par de noches atrás, sospechaba que Minhyuk estaba involucrado en algún tipo de negocio ilegal. Toda la documentación y las transacciones de la empresa estaban en orden y eran totalmente legales, pero «el flujo del presupuesto», como Jimin lo llamó, le daba a entender que algo ilícito se escondía tras la fachada. Por no hablar de que sin ello, su padre no habría podido secuestrarlo e intentar asesinarlo de manera tan eficaz, que terminó engañando incluso a la policía. Si todo estaba relacionado, lo expondría a la vez.

          —Mientras más alto, más fuerte será la caída. Acabaremos con todo de raíz —había dicho Jimin—. La información tiene que estar en algún lugar, solo tengo que acceder a ella. Pero, para lograrlo, primero tengo que garantizar mi seguridad y mi posición. Eso será el inicio de todo.

          A Jungkook se le seguía erizando la piel, solo de recordar las facetas y momentos dominantes y llenos de seguridad de Jimin. ¿Cómo era posible que el cerebro conservador y retrógrado de Minhyuk, no le permitiera ver el talento innato de su hijo? Jeon no estaba en el mundo de los negocios, pero incluso él podía decir que el joven Park era increíble en lo que hacía.

          La melodía de Way Down We Go, de Kaleo, que se escuchaba desde hacía unos minutos desde su lista de reproducción, se vio interrumpida por su tono de llamada. Sin apartar los ojos de la carretera, contestó desde su auricular.

          —Habla Jeon.

          —¿Jungkook? Soy yo, Soyeon.

          —¿Soyeon? ¿Qué pasa? ¿Cómo estás? ¿Nam está bien? —Las preguntas salieron como una avalancha preocupada.

          —Estoy bien. Todo está bien. —La voz de la omega se escuchaba tranquila, con un toque de felicidad—. Llamaba para decirte que Nam ha despertado.

          —¡Por la Luna! ¡Me alegro tanto! ¿Cómo se encuentra?

          —Un poco débil, pero el doctor dice que todo está en orden… Jungkook —sonó un poco más seria—, Namjoon quiere hablar contigo. No me dio detalles. Dice que es importante y debe ser personalmente.

          —Entiendo. Está en la UCI, ¿cierto? ¿Podré pasar?

          —Según me explicaron las enfermeras, solo se me permite estar a mí como su omega, por el lazo, pues ayuda a su recuperación. El resto de los acompañantes están prohibidos.

          —Tocará auxiliarse de la placa y decir un par de mentiras piadosas. Voy en camino, entonces. Mándame un mensaje con el número de habitación y la cama.

          —Está bien.

          Se despidieron y Jungkook aceleró. Si Namjoon quería verlo y hablar en persona, recién despertando, era porque se trataba de algo urgente y que solo podía decirle a él. Si a eso sumaba su sospecha de que alguien estaba tras la vida de su compañero, con más razón. No había tiempo que perder. No era el hospital de Seokjin, así que tendría que usar otros métodos para entrar a las áreas restringidas.

          Después de decir al personal de enfermería que estaba allí como escolta, debido al peligro de un segundo intento de asesinato al paciente Kim Namjoon, lo dejaron entrar. Se encontró con Soyeon en la entrada, quien le dijo que aprovecharía para darse un baño y así los dejaría solos para más privacidad.

          Jeon dio un par de toques en la puerta corrediza y entró a la habitación. Era toda en tonos de blanco y azul, llena de olor a antiséptico. Todos los cuartos de hospital parecían estar hechos con el mismo estereotipo. Su mirada se fijó en Namjoon, que lo observaba de vuelta. Su cuerpo estaba conectado a un grupo de máquinas para monitorear signos vitales y un par de tubos seguían conectados a su tórax, de donde todavía salía sangre que llegaba a unos envases herméticos, cuyo funcionamiento no entendía.

          —Luces como la mierda —dijo Namjoon, captando su atención—. ¿Por qué parece que no has dormido?

          —Porque no lo hice. —Se encogió de hombros—. Tú te ves bastante bien, considerando que te sacaron un riñón y casi te mueres.

          —Soy un palo duro de roer... Además, no puedo morir. No cuando tengo una familia que me espera y un segundo cachorro al que conocer. —Una hermosa sonrisa adornó sus labios y sus ojos se llenaron de un brillo emocionado—. Volveré a ser papá. ¡Joder! Estoy tan feliz. —Su rostro se contrajo de dolor.

          —Felicidades, futuro papá. Pero no dejes que la emoción te haga lastimarte, debes recuperarte pronto y volver con Soyeon y Moonbyul. Te necesitan. —Se sentó en el sillón al lado de la cama—. Me alegra que estés vivo, compañero.

          —Me alegra estar vivo, también. —Chocaron sus puños suavemente—. Y estoy feliz de verte bien, me preocupaba que algo te hubiera pasado.

          —Esa debería ser mi línea... Estuve hablando con Jackson. Todo parece planeado, podría haber alguien queriendo deshacerse de ti. Ha puesto a Wonho y Onew a investigar el caso, pronto...

          —No hay nadie queriendo deshacerse de mí —lo interrumpió—. Yo no soy el objetivo, Jungkook. Eres tú.

          —¡¿Qué?! ¿De qué hablas?

          —Por eso quería hablar personalmente contigo. El alfa que me atacó, al momento de apuñalarme, dijo que yo era el alfa equivocado. Había reconocimiento en su voz. Sabe quiénes somos. Si yo no era a quien buscaban, solo queda una opción...

          —¿Por qué yo? ¿Cómo sabían que íbamos a ser nosotros los asignados ahí, y que íbamos a estar en ese lugar? Jackson pudo enviar a cualquiera.

          —Si es alguien que sabía que Underground fue nuestra jurisdicción durante la última operación, y se tomó la molestia de llamar denunciando un posible homicidio, entonces sería obvio que iríamos nosotros.

          —Pero, eso solo lo sabrían... ¿Insinúas que es alguien de dentro? 

          —Alguien dio la información, eso es un hecho. Si hay un traidor, no podemos confiarnos. Ese alfa... Su fuerza, sus movimientos. —Evocó los recuerdos del enfrentamiento—. Es fuerte, JK. Es peligroso. Conozco tu fuerza, sé que puedes defenderte bien. Sin embargo, no deja de preocuparme que trabajes solo, en mi ausencia.

          —El Teniente Coronel me asignará un compañero temporal.

          —Jackson es la persona en la que más confío en la Estación, después de ti y Yoongi. Valdría la pena arriesgarse. Cuéntale esto, que ponga a alguien de su confianza. —Un largo bostezo escapó de Namjoon.

          —Se lo haré saber en cuanto vuelva. Por el momento, vuelve a descansar. Tus heridas son muy recientes, esta ha sido una charla demasiado larga para ti. —Jeon se puso de pie—. Cuídate y recupérate pronto, no es lo mismo sin ti.

          —Estaré de regreso antes de que te des cuenta. —Sonrió, relajado, sus ojos comenzando a cerrarse después de cumplir su cometido.

          Jungkook se despidió y se dispuso a regresar a la estación de policía. Tenía nuevos datos para pensar. ¿Quién lo quería muerto y por qué? ¿Estaba relacionado con la red de tráfico de omegas que destruyeron?

          Atravesando la puerta principal, listo para dirigirse al parqueo, su celular comenzó a sonar. El nombre de Jin se reflejó en la pantalla.

          —¿Hyung?

          —JK, tenemos que vernos. ¡Ahora!

          —¿Está todo bien? —Se alarmó. Otra llamada de alguien queriendo verlo con urgencia, no podía ser nada bueno. Más tratándose de Jin—. ¿Estás en el hospital?

          —No sé si decir que lo que pasa está bien. Estoy en el hospital, pero no podemos vernos aquí. Necesito privacidad y anonimato para lo que tenemos que hablar. Te enviaré la ubicación de dónde nos veremos. Te espero allí en treinta minutos. —Colgó.

          Jungkook no tenía idea de lo que podría estar pasando, pero no parecía ser nada bueno. En su historial, cuando hablaba con Seokjin, siempre era él quien localizaba al médico con emergencia, no viceversa.

          El mensaje con la ubicación llegó, unos segundos después. Jeon cambió el rumbo y se dirigió allí, con el corazón agitado y la incertidumbre a flor de piel.

          Jeon entró al local que indicaba el GPS. Era una pequeña cafetería, de diseño tradicional y discreto, ubicada al final de una calle poco transitada. Dijo en recepción que lo esperaban en una de las áreas privadas, y fue guiado a una pequeña habitación al final de un estrecho pasillo. Frente a la puerta, despidió a la empleada y dio un par de toques en la puerta.

          —¿Jin-hyung? —Entró y su mirada se posó en el médico, que lo observaba impaciente.

          —Pasa y siéntate. ¿Estás solo?

          —Sí. —Miró a su alrededor—. ¿Qué querías hablar tan urgente y en secreto? ¿Es seguro aquí?

          —No te preocupes, conozco al dueño. Podemos hablar tranquilos. No es un secreto de Estado, pero no era prudente hablarlo en el hospital.

          —Acaba de decir de qué se trata.

          Seokjin dio un largo suspiro y puso un sobre manila lleno de papeles en la mesa.

          —Los resultados de toxicología de Jimin están listos. No te gustará el resultado.

          Jungkook hizo una «O» silenciosa en sus labios. Había pasado más de una semana. Incluso lo había olvidado. Llegó a pensar que el resultado estuvo listo, pero no aportaba datos útiles y por eso Jin no lo había mencionado. Que lo citara con tanta urgencia por este tema, solo significaba problemas.

          —¿Qué es?

          —Beowulf —dijo el médico, con una mirada seria y consternada por sus propias palabras.

          —¡¿Qué?! —Jeon agarró el sobre y lo abrió tan rápido, que estuvo a punto de rasgarlo—. ¡No puede ser!

          —Eso mismo pensé, pero la persona es de mi total confianza. Demoró tanto, precisamente porque lo comprobó una y otra vez. Es difícil de creerlo, pero...

          —No lo entiendes. No lo digo porque no crea que sea posible que se trate de esa droga. Pero no en Jimin.

          —Explícate —pidió Jin, confuso.

          —Estuvimos trabajando toda esta semana, buscando la posibilidad del uso de esa droga, en relación con la red de tráfico. No hubo pruebas. Todos los exámenes de sangre de los alfas participantes fueron negativos, ¿por qué el de Jimin sería diferente? Es más, no podría serlo. —Comenzó a hojear los papeles en sus manos. Efectivamente, mencionaba el nombre de la droga resaltado en negrita—. Beowulf es un potenciador de habilidad física y sentidos. Es una droga hecha para crear súper soldados. Jimin no ganó ni un solo combate, todo el tiempo estuvo débil. Tampoco tenía el olor característico, lo sabes.

          Era una justificación más que válida. Jin se quedó pensativo.

          —Es una variante que nunca había visto, según me explicó. Pero la esencia de su composición es la misma. Es Beowulf, no hay duda. Teniendo en cuenta lo que me dices, quizás ahí está la diferencia. No miré demasiados detalles, solo vine aquí en cuanto me lo entregó.

          —¿Estás seguro de que no hay posibilidad de error en estos resultados?

          —Completamente.

          —Pues ha llegado la hora de examinar a fondo estos papeles.

          Los documentos eran extensos y explicativos. Jungkook agradecía estar con Seokjin, o no habría entendido ni la mitad de lo que estaba leyendo. Hablaban de un grupo de compuestos, conocidos, pero combinados de una manera no científicamente registrada hasta el momento, girando alrededor de Beowulf como componente central. Sin embargo, por la forma de asociarse a los componentes de la sangre y resto de elementos, así como su complejidad estructural, daba a entender que no se trataba de una administración reciente.

          La droga, a la que ya no sabían si llamar Beowulf o no, luego de haber leído la forma en que estaba organizada, parecía estar estrechamente ligada a la información genética de Jimin, de manera forzosa. En otras palabras, alguien, en algún momento de la vida del joven Park, había puesto esa droga en su cuerpo. Sin embargo, esto solo generaba más dudas. Si Beowulf fue diseñada para un incremento de las capacidades físicas, hasta el punto de llegar a una licantropía, ¿cómo se explicarían la complexión física de Jimin y su condición recesiva?

          —Hyung —habló Jungkook, sin tener realmente idea de qué iba a decir—. Esto es... No entiendo. Por favor, tú qué sabes más de estas cosas, explícame a qué conclusiones puedes llegar.

          Seokjin continuaba mirando los documentos, sus ojos desplazándose entre los elementos claves que había identificado en su análisis. Tenía una teoría algo loca que plantear, pero necesitaba corroborar unos datos antes de expresar cualquier idea.

          —Déjame comunicarme con Jiwoo. Hay unos datos que necesito. Ella puede revisar en la base de datos y decirnos. —Sacó su celular y marcó el número, poniéndolo en alta voz.

          —Habla la enfermera Jung. ¿Doctor Kim, es usted?

          —Sí, Jiwoo, soy yo. ¿Estás sola?

          —Lo estoy. ¿Ocurre algo?

          —Necesito que accedas a la historia clínica de Park Jimin y me digas cada qué tiempo se realiza exámenes rutinarios de sangre y sus resultados. Cualquier otra cosa de su historial médico que esté fuera de lo normal, también.

          —¿Ocurre algo con Jimin? ¿Está bien? —Su voz se escuchó preocupada. Le había tomado cariño al joven alfa desde que fue su paciente.

          —Todo está en orden, solo necesito los datos para una comprobación de rutina. Que nadie sepa, recuerda que todo lo relacionado con él y su último ingreso sigue siendo un secreto. Supuestamente, no hemos tenido más contacto con él.

          —Entendido. Lo llamaré de vuelta en unos minutos.

          Jin había sido sumamente precavido en lo que a Jimin respectaba. El mismo día que Jungkook se lo llevó, unas horas más tarde, el director lo llamó para preguntarle por el paradero del paciente. Se hizo el desentendido, y pareció funcionar, pues no le hicieron más preguntas. Nunca supo en qué paró el asunto, pero no pareció pasar a mayores y nadie sospechó de él o de Jungkook. No podía arruinar sus coartadas después de tanto esfuerzo y buena suerte.

          La llamada de Jiwoo entró de vuelta, unos minutos después.

          —Doctor, todo parece en orden en cuanto al historial médico. Nada de interés —dijo la omega—. En cuanto a los exámenes rutinarios, todos figuran valores normales, al menos hasta aproximadamente cinco años atrás.

          —¿Qué cambió en los últimos cinco años? —Jin se acercó al teléfono, esta podría ser la pista que necesitaban.

          —Dejan de informar valores numéricos. Se reportan normales al sistema de forma automática, pero los resultados no aparecen. Según las observaciones, dice que el cuidado del paciente pasó a manos de un médico privado al servicio de la familia.

          Jungkook y Seokjin se miraron fijamente y asintieron, podrían trabajar con ello.

          —Gracias, Jiwoo. Has sido de gran ayuda.

          La llamada terminó y, con este nuevo dato, se dispusieron a retomar su análisis.

          —Lo que estoy pensando es una locura, Jungkook. —El médico se pasó las manos por el cabello, despeinándolo.

          —Quiero escucharlo —aseveró.

          —Todo parece indicar que hubo un cambio forzoso en el cuerpo de Jimin, condicionado por esta droga, que lo modificó de forma permanente. Si no hay ninguna condición médica previa a valorar y los registros se volvieron privados en los últimos años, podemos asumir que fue en este período de tiempo.

          —Pero ¿qué tipo de cambios? ¿La vida de Jimin correrá peligro? ¿Será algo progresivo? Tengo que advertirle y...

          —JK —interrumpió Jin—. No creo que Jimin esté ajeno a esto. Podría hasta haber estado de acuerdo.

          —¿Qué quieres decir? —Había advertencia en el tono de Jungkook, su lobo a la defensiva por las insinuaciones.

          —Piénsalo. Es un chico joven, rico, heredero de una posición importante, atado a una condición que lo hace más débil que el resto. Podría haber recurrido a métodos deshonestos para...

          —¡No! —rugió Jeon—. He hablado con él de Beowulf, y detesta esa droga tanto como yo. Sabe de la investigación, de la falta de pruebas. Hasta me ayudó con deducciones y llegamos a la misma conclusión: que no había evidencia. Él no podría haberla usado. No me... mentiría.

          Los ojos de Jungkook eran suplicantes y tormentosos. No quería, ni podía, creer lo que Seokjin estaba insinuando. Jimin no haría eso. No el chico honesto, divertido y responsable que había llegado a conocer. No el alfa con el que compartía el lazo más inusual, pero especial, que había establecido alguna vez. No el hombre en el que había depositado su confianza y por el que estaba empezando a sentir tanto, que no podía controlarlo o negarlo.

          —Jungkook. —Seokjin se escuchaba comprensivo—. No sé qué podría estar pasando por tu mente, pero cálmate. Lamento haber dicho lo primero que me vino a la mente, sin pensar demasiado. No podemos asumir cosas y darlas por sentadas, sin saber la realidad del asunto. —Sus miradas se encontraron—. ¿Confías en él? ¿Crees que es sincero contigo?

          —Sí.

          —Pues, olvida lo que dije. Pregúntale. Obtén las respuestas de primera mano.

          Después de un rato más comparando y analizando datos, Seokjin se despidió, debía regresar al hospital pronto. Jungkook se quedó unos minutos más, meditando y leyendo una vez más los documentos. Las palabras de Jin seguían repitiéndose en su mente, una y otra vez. Se había enojado y refutado, pero ¿y si...?

          Su lobo gruñó enojado en su interior, inquieto y ansioso. Su alfa se había acoplado al lazo y sentía confianza en Jimin, la irritabilidad y negación inicial habían desaparecido por completo. Tal vez, esta aceptación y compenetración a nivel tan profundo, fue en parte responsable de la fuerza con que crecieron toda clase de sentimientos hacia Jimin. Y, probablemente, era también la causa de la fuerza con que la inquietud lo estaba sacudiendo.

          Jungkook salió del pequeño café, minutos después, desesperado por regresar a casa. Necesitaba tranquilizarse, y a su lobo, que no dejaba de gruñir y arañar en su pecho, tirando del lazo en busca de respuestas para no sentirse traicionado y humillado, luego de haberse sometido, confiado y bajado la guardia. Un aullido interno, casi como un llamado telepático, hizo a todo su cuerpo erizarse. Su alfa había empezado a tirar del lazo, en busca de una respuesta del otro lado, que no llegaría. Por más estrecho que fuera su vínculo con Jimin, no era como el de un alfa y un omega, o como el de los Destinados que hablaban las historias que les contaban en la infancia a los cachorros.

          El dolor comenzó a quemar a nivel de la marca y los fuertes tirones hacían tensarse el lazo, hasta el punto de casi romperse. El aire no le llegaba a los pulmones y comenzaba a hiperventilar. Sentía como si alguien estuviera apretando su corazón en un puño hasta aplastarlo. Su mente era una locura, su cerebro estaba siendo partido en dos y una parte de él estaba siendo arrancada. Jimin estaba siendo arrancado.

          —¡No! Por favor, todavía no —suplicó en un susurro, recostándose en la pared de uno de los edificios de la acera, comprendiendo lo que estaba sucediendo. Apretaba el sitio de su cuello donde estaba la marca, como si con eso fuese a evitar perderla.

          Se suponía que todavía quedaba tiempo antes de que se rompiera el lazo. Sabía que con la fortaleza natural de su lobo, el tiempo de duración sería menor, ¡pero no tan corto! Comenzó a intentar regular su respiración. Si su lobo continuaba en ese estado, terminaría por causar una ruptura forzosa del lazo y todas las consecuencias se reflejarían en Jimin. No podía permitirlo. No comprendía cómo Jimin había sido capaz de soportar la ruptura de tantos lazos durante su cautiverio, cada vez que un nuevo alfa lo marcaba. No permitiría que lo sufriera de nuevo. ¡No por su culpa!

          —No lo hagas... Detente —imploró a su lobo, en un susurro, sintiendo las últimas fibras de la unión desgarrarse y la presencia de Jimin desaparecer totalmente.

¡Holiwis! Capítulo con más detalles que sumar a este montón de cosas por aclarar. ¿Será Beowulf la droga en Jimin, realmente? ¿Jimin sabe lo que pasa con su cuerpo? ¿Cómo le sucedió? En alto enredo me estoy metiendo 🤣🤣🤣, espero poder desenredarlo en su momento.

Sorry por actualizar tan tarde. Hace rato ya quería venir, pero alguien por ahí me distrajo en chisme en WhatsApp 🤣. Eso es más fuerte que yo.

He estado un poco mal anímicamente, y la cosa no parece mejorar. Aunque he tratado de que no se me note. Voy a tratar de seguir actualizándoles sin falta. Espero mis traumas no impidan que salga algo coherente cuando escriba. Nos estaremos leyendo. 💜

Chao chan 😘

Hasta el próximo viernes.

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