Capítulo 23

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Capítulo dedicado a Jubelianmonterosa  muchas gracias por tu apoyo. 😘💜

          Era el descanso de mediodía en la Estación. Jungkook se encontraba en el comedor, en una de las mesas más alejadas del centro. Frente a él, Jaekyung comía su filete en silencio, observando a su compañero, que todo el día había estado tenso y alerta. Jeon había tratado de disimularlo, pero no había escapado a los ojos de Joo, quien lo había visto cometer errores por falta de concentración en cada documento, algo que nunca sucedía.

          —¿Se puede saber qué te pasa? —ladró Joo, cuando notó el tenedor de Jungkook detenido a medio camino de la boca, durante casi un minuto—. Ayer parecía que te habían roto el culo y no podías sentarte; hoy parece que estás empalado todavía y no puedes moverte.

          —No digas tonterías. —El tono de Jungkook fue desinteresado, su cabeza dando vueltas alrededor de pensamientos persistentes.

          —¿Tonterías? Ni siquiera has prestado atención al trabajo en toda la mañana. ¿Quién crees que tiene que arreglar todos los documentos que has cagado? Tengo suficiente en mi plato como para tener que cargar con tu mierda, también —gruñó, frustrado.

          Jeon miró la expresión tensa de Jaekyung. Su compañero había faltado por problemas personales solo una vez, el resto del tiempo había desempeñado un trabajo más que ejemplar, muchas veces asumiendo incluso la parte de Jungkook. Ciertamente, debido a sus investigaciones extra laborales y los acontecimientos con Jimin, había dejado de lado sus responsabilidades en la oficina. Ya no era como cuando Namjoon estaba, que ambos se cubrían las espaldas. Joo era bastante temperamental. Teniendo en cuenta el inicio competitivo e incómodo entre él y Jungkook, demasiado comprensivo y servicial se había comportado. 

          —Lo siento, hombre. Sé que te he sobrecargado —se disculpó con toda la sinceridad que pudo mostrar, sintiéndose culpable—. Haré todo lo que queda esta tarde, puedes irte antes. Todavía tienes problemas con tu omega, ¿no? ¿Cómo sigue todo?

          —¿Tú cómo sabes de eso? —Bloqueó su postura, de inmediato a la defensiva.

          Las manos de Jungkook se alzaron frente a su torso, mostrando las palmas de las manos para tranquilizarlo.

          —Solo te escuché hablando con Jackson esta mañana, cuando pasaba. No fue intencional. Sea lo que sea, espero se arregle pronto. Yo me quedaré hoy y haré el resto. Ve a casa, lo necesitas.

          En algún momento de los últimos meses, Jungkook había dejado de lado por completo su hostilidad hacia Jaekyung. Ni siquiera sabía por qué había surgido, en primer lugar, solo confió en sus instintos iniciales. Pero todo había acabado por ordenarse en su mente y desestimar los pensamientos territoriales de su lobo. Una parte de él continuaba percibiendo cierta aversión por parte de su compañero, pero también había disminuido. Entre ellos, se había creado un estado de equilibrio, donde ambos reconocían las capacidades del otro. Era un compañerismo inusual.

          —Gracias, tomaré la oferta —aceptó Jaekyung, a regañadientes, poniéndose de pie para retirarse. No era un alfa al que le gustara recibir ayuda. Debía necesitarlo en serio.

          A pesar de afectar sus planes para esa tarde, Jungkook debía asumir. No solo sentía una deuda moral con Jaekyung, sino que debía compensar todas sus ausencias previas, de alguna manera, por muy precaria que fuese.

          En la noche anterior, luego de la confesión de Jimin y su momento de vulnerabilidad, se habían dedicado a mimarse y abrazarse toda la noche. Su pareja había necesitado confort y él estuvo más que gustoso de brindárselo. Justo el pensamiento recurrente de lo confesado por Jimin, era lo que lo había mantenido distraído las últimas horas, pues probablemente había más en la historia, si analizaba la reticencia de su alfa al momento de contarlo. La reunión con todos para debatir sobre el storyboard se pospuso para el día de hoy. Probablemente sería en la noche, teniendo en cuenta el imprevisto vespertino.

          Aprovechando la soledad y la tranquilidad en su esquina, teniendo en cuenta que tendría una tarde complicada, Jungkook se dedicó a poner en orden lo pendiente con sus compañeros.

          Llamó a Hoseok, solicitándole algunos datos extras sobre Beowulf, entre ellos, la relación actual del resto de las familias creadoras con la droga. Necesitaba un listado claro de sospechosos, lo más confiable y reducido posible.

          También habló con Yoongi, pero solo para preguntarle cómo se encontraba. El omega había acabado pidiendo una licencia sin sueldo por un par de meses, justificándolo con problemas de salud. Todavía no parecía haber encontrado un modo de confesar su circunstancia a Jackson. Jeon no tenía planeado contarle nada de lo que investigaba ahora a su amigo. Conociéndolo como lo hacía, terminaría en medio del conflicto. No podía permitir a un omega embarazado hacer eso, por más que Min terminara odiándolo por dejarlo fuera.

          Su última llamada había sido a Namjoon. Mientras conversaban, intercambiando detalles someros sobre la confección del storyboard, Nam había comentado algo sobre la tarde en que lo atacaron, que lo había dejado pensando, luego de tanto tiempo:

          «El culpable salió de la nada».

          En la experiencia de Jungkook, era imposible que algo así sucediera. Sus sentidos y los de Namjoon eran lo suficientemente afilados como para notar cualquier acercamiento, por más sigiloso que fuese. Además, Jeon tenía experiencia en la cacería y conocimiento previo de la zona, pues la había visitado en el pasado. La única posibilidad que pasaba por su mente, era justo la que quería comprobar, pero tenía que posponerla.

          Terminaría sus pendientes de la manera más rápida y eficiente posible, y pasaría a comprobar su teoría antes de regresar a casa. Si resultaba tener razón, podrían unir nuevos puntos en su esquema. Eso, sumado a los datos que proporcionaría Hoseok, les daría un paso de avance gigantesco.

          Se levantó, desechó las sobras en la basura y se dirigió de regreso a su oficina, con ánimos renovados para avanzar en su tarea. Al salir, no notó una silueta ubicada detrás de una de las columnas, que había ocultado su presencia, permitiéndole ver y escuchar más de lo necesario. La persona sacó su celular y marcó, esperando a que la llamada se conectara.

          —¿Qué tienes para mí? —dijo la voz al otro lado de la línea.

          —Debemos apresurarnos, está atando cabos demasiado rápido.

          —Parece que tendremos que silenciarlo antes de lo previsto. Mantenme informado. —Colgó.

          Eran poco más de las cinco de la tarde, cuando Jungkook estacionó su auto a la orilla del camino, en el bosque a las afueras de la ciudad, apenas unos kilómetros alejado de Underground. Haciendo uso de su memoria, recorrió el mismo sendero de la vez anterior, llegando al punto donde él y Namjoon habían decidido separarse para cubrir más terreno. Tomó la ruta escogida por su amigo y la siguió, atento a cada detalle, cuidadoso de no dejar pasar nada por alto.

          Analizó las características del suelo, la distribución de árboles y raíces, así como la densidad, degradación y compactación de las hojas secas. En pocos minutos, sus ojos se fijaron en un punto fijo en el suelo. Los cambios eran mínimos, pero estaban ahí. Probablemente siempre estuvieron, pero estuvo muy conmocionado para notarlo.

          —¡Bingo! —susurró triunfal.

          Agudizó sus sentidos. Olfateó y escuchó lo más que pudo, hasta asegurarse de que no había moros en la costa. Se colocó unos guantes, sacó su arma y retiró el seguro. Con su otra mano buscó a tientas hasta encontrar un punto de agarre, del que tiró una vez lo tuvo asegurado. Ante Jungkook, la entrada a un pasaje subterráneo de un tamaño bastante considerable acababa de abrirse. Comprobó los alrededores una vez más, se asomó y alumbró el interior, comprobando la existencia de una escalerilla, e inició su cauteloso descenso.

          El interior parecía una vieja alcantarilla abandonada, con un diseño similar al de las películas antiguas. Túneles amplios y oscuros se comunicaban en laberínticos corredores, que Jungkook no sabía a dónde se dirigían. No había olor a desechos recientes, solo a humedad, polvo y orina de murciélago. Al alumbrar con su linterna, pudo notar que algunos pasadizos estaban sellados con rejas gruesas y oxidadas, sin puerta, ni indicios de haber sido abiertas en mucho tiempo.

          Todo indicaba que se trataba de una parte abandonada del antiguo sistema de alcantarillado. Tras la urbanización constante, el centro de la ciudad se había trasladado cada vez más y las zonas aledañas quedaron solas y olvidadas. Jeon recordaba que su padre le había contado sobre un antiguo asentamiento de cazadores que visitaba en su infancia, y había sido dejado por sus residentes para irse al norte.

          No había nada en el olor que delatara la presencia de alguna persona, o animal, en un radio bastante amplio, pero eso no evitó al detective estar en guardia. Con esto sus sospechas estaban confirmadas: el culpable tenía que haber salido de aquí abajo. Arriba nunca hubo rastro, Namjoon tenía razón.

          Con pistola y linterna en manos, luego de revisar su GPS, se dirigió por los túneles que parecían tener rastros más recientes de uso. Percatándose poco a poco de que conducían en dirección a Underground. Fue dejando leves marcas de olor a su paso, como medida de orientación de emergencia, e inició su avance. Tal y como esperó, una escalerilla se dirigía hacia arriba, por un agujero enorme, lo suficientemente grande como para medir un par de metros de diámetro. Si su ubicación no le fallaba, estaba detrás de la discoteca, justo debajo del ring de peleas de alfas.

          —Debe haber sido por aquí, entonces —monologó.

          La idea había rondado por su mente, de manera superficial, desde la posibilidad de existencia de un punto de entrada subterráneo. Pero todas las piezas del rompecabezas habían caído en su lugar cuando asoció los túneles con el antiguo alcantarillado y su conexión intrínseca. Solo faltaba abrir la compuerta, para comprobar al cien por ciento su teoría.

          No había candado o cerradura electrónica de por medio. Había un pestillo de su lado, pero le faltaba el cerrojo. En ese momento, solo dos hipótesis se formaron en su cabeza: está a abierto y los culpables tenían la certeza de no ser descubiertos, lo cual era muy poco probable, o era un punto de comunicación usado en un solo sentido, con cerrojo del otro lado. De tratarse de la segunda opción, no podría avanzar más de ahí.

          Parecía ser un túnel para usos específicos e intermitentes, teniendo en cuenta que no había aromas en todo el trayecto. Se podía enmascarar u ocultar los aromas de los alfas hasta cierto punto, pero el hedor de los lobos transformados con Beowulf era imposible de eliminar de un espacio tan grande.

          Tan silenciosamente como el óxido y la falta de grasa de los metales le permitió, empujó hacia arriba, tentando a la suerte. Se abrió una pequeña hendidura de la compuerta. No sabía si estar tranquilo o doblemente preocupado por ello. Tras haber olfateado lo mejor posible los aromas y feromonas alrededor, comprobó que no había moros en la costa, tampoco luz. No obstante, no podía confiarse; el culpable de intentar asesinar a Namjoon no tenía olor, la historia podía repetirse.

          —Tal vez esto no sea una buena idea —susurró—. Ha sido demasiado fácil. —Apagó la linterna, para al menos ocultar su posición.

          Si bien no le había dicho a nadie de su sospecha sobre un túnel, o su idea de venir al bosque, dudaba no tener ningún tipo de mirada sobre sí. Con la posibilidad de un traidor en la escena, era raro.

          «Si esto es una trampa, estoy jodido», pensó.

          —Pero no puedo irme hasta que lo compruebe, ya he llegado muy lejos. —Levantó un poco más el pesado hierro, ascendiendo hasta que su cabeza y su pecho quedaron fuera, inspeccionando la zona.

          Todo continuaba oscuro, pero lograba distinguir algo similar a un compartimento sin puertas, de un par de metros de altura y más que eso de diámetro. Parecía ser un espacio hexagonal, por lo que mostraban las pequeñas líneas de luz que se filtraban a su alrededor, desde los esquineros del techo. Entonces, definitivamente sí estaba debajo del ring.

          Cuando estuvo a punto de terminar de salir, sintió una presencia por detrás. Sus ojos se habían adaptado parcialmente a la oscuridad, por lo que pudo distinguir una silueta corriendo hacia él a toda velocidad, con lo que parecía ser un bate en las manos.

          Ocurrió en cuestión de segundos. Sus reflejos le permitieron esquivar un impacto de lleno y probablemente mortal en su sien, pero aun así el extremo distal del bate alcanzó su cabeza. En una ágil maniobra, conseguida solo por el acto reflejo y la experiencia, pudo agarrar al hombre, propinarle un puñetazo en el hígado y hacerlo perder el equilibrio hasta caer hacia el túnel a sus pies, haciendo un sonido bastante incompatible con la vida al golpear el suelo subterráneo.

          Jeon pensó rápido, hasta donde el mareo, los puntos brillantes desfilando en su campo visual y las náuseas le permitieron. El alfa que lo atacó probablemente no estaba solo, y su emboscada no había sido precisamente silenciosa. Llevaba su arma, pero no podía disparar a alguien sin ser investigado por balística, por estar en un sitio no autorizado ni vinculado a casos abiertos. No podía permitirse una suspensión.

          Apretando la mandíbula y controlado el temblor en sus piernas, cerró la compuerta con velocidad e improvisó un amarre para la cerradura con su cinturón, en un intento de lograr mayor distancia entre él y posibles perseguidores. Casi deslizándose escaleras abajo, aterrizó al lado del cadáver, que parecía tener todos los órganos reventados y varios huesos rotos, por la posición anómala de las extremidades.

          El reconocimiento impregnó las facciones de Jungkook, al identificar el cadáver. Se trataba de aquel guardia de seguridad que los había guiado por Underground, hasta el ring de peleas, el día siguiente a la redada. «Mierda, y más mierda». Lo fotografió con su celular y siguió de largo, sin tiempo para pensarlo demasiado.

          En una lucha constante con los síntomas y aprovechando la explosión de adrenalina, Jungkook corrió, su olor orientándolo hacia la salida. Cuando llegó al punto por el que había entrado, subió lo más firmemente que pudo la escalera. Comprobó que no hubiera otra emboscada y retomó su carrera.

          ¿Su auto siempre había estado tan lejos? ¿Desde cuándo sus piernas se sentían tan pesadas? ¿Por qué todo daba cada vez más vueltas? Un pitido agudo lo ensordeció, robándole el equilibrio casi estando al lado del vehículo. Se agarró con fuerza de la puerta y devolvió su almuerzo allí mismo, las arcadas finales sacándole sus últimas fuerzas y haciéndolo estallar en sudores fríos.

          —¡Mierda! —gruñó.

          Seguramente tenía una conmoción cerebral. Sin embargo, sus síntomas ahora parecían ser más acentuados por el bajón de adrenalina, que por el propio golpe inicial. No estaba en condiciones de conducir, pero tampoco podía quedarse allí. Tenía que al menos lograr salir del bosque.

          Tomó su último puñado de voluntad y arrancó el motor, sintiéndose débil a pesar de estar sentado y agarrándose al volante. Aceleró y se dirigió de regreso a la ciudad, conectando la llamada con la primera y única persona en la que podía pensar, en medio de todo el caos.

          —Jungkookie —contestó Jimin al otro lado—. Ya es algo tarde, ¿todavía no sales de la estación? Pensé que nos reuniríamos con tus compañeros hoy.

          —Jimin. —Solo pudo pronunciar un jadeo adolorido.

          —¿Qué te pasa? ¿Estás bien? —se alarmó.

          —No... Ayúdame, por favor.

          —No te preocupes, aquí estoy. Contigo, siempre. ¿Dime qué necesitas?

─━━━⊱✿⊰━━━─

          Cuando Jungkook abrió los ojos, fue recibido por un techo blanco, olor a hospital, una intravenosa y el sonido de la máquina que chequeaba sus signos vitales. Antes de siquiera poder decir nada, un fuerte dolor estalló en su cabeza, haciéndolo gruñir.

          —¡Lunas! Mi cabeza va a explotar.

          Miró a su alrededor, buscando orientarse. Lo primero que vio fue a Jimin, que se había quedado dormido en el sillón a su lado, sosteniendo su mano. Su alfa se veía agotado, pero aun así hermoso. Del otro lado de la ventana, se notaban los colores del crepúsculo en el cielo. El reloj mostraba también la fecha, era el mismo día aún. Debía llevar apenas un par de horas inconsciente. Recordaba haberle dado a Jimin un punto de encuentro, después de explicarle someramente lo ocurrido. No tenía muy claro hasta qué punto había estado del todo consciente cuando llegó al lugar, pero apenas tenía recuerdos de ello. Luego, todo se volvió negro.

          El detective giró su mano y entrelazó sus dedos con los de Jimin, acariciándole el dorso con el pulgar. Se sentía culpable. Si una persecución se hubiera desatado, habría estado llamando a Jimin al peligro. Sin embargo, ninguna idea le dio más seguridad en ese instante, que la de confiarle su vida a él, por sobre todas las personas.

          Su novio abrió los ojos lentamente, notándolo despierto.

          —¡Jungkook! —exclamó, tocando el botón para llamar a la enfermera antes de lanzarse a abrazarlo—. Por la Luna, ¡no vuelvas a darme esos sustos!

          —Tranquilo, estoy bien. Gracias por recogerme. —Le acarició el cabello con su mano libre e inhaló profundo su aroma, el oporto y la lavanda se habían convertido en su fragancia favorita, un calmante natural.

          —No tienes idea de lo que sentí cuando te vi inconsciente y ensangrentado, tirado a la orilla de la carretera. —Se aferró más fuerte a su cuello—. No puedo perderte. Te quiero demasiado.

          —También te quiero, más de lo que las palabras pueden explicar.

          Se separaron hasta quedar frente a frente, sus narices rozándose y sus miradas fijas en el otro, perdiéndose en las feromonas y aromas tranquilizadores de ambos. Compartieron un beso corto, muy en contra de su voluntad, que ansiaba devorarse con deseo y a profundidad.

          —Lamento haberte preocupado y casi ponerte en peligro. —Jungkook le acarició la mejilla—. Pero no fue en vano, te lo garantizo. Mis descubrimientos de hoy nos harán avanzar un paso gigantesco. —Sus ojos brillaron con orgullo.

¡Holiwis! Re tarde por mil inconvenientes, pero aquí está el capítulo de la semana. Algo calmado, creo, pero lo necesitaba para terminar de poner las cosas en su lugar, hasta donde me fuera posible. Se viene mucha acción, de todo tipo, espero poder narrarla al menos decentemente jjjj. 💜

Chao chan 😘

Hasta el próximo viernes.

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