capítulo siete.

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Advertencias: omegaverse, fluff y angst mezclado. Jennie!Alfa x Rosé!Alfa x Lisa!Omega

~Sálvame, porque no puedo tener control sobre mí

No puedo...

Lisa ni siquiera sabía por qué estaba reaccionando así ante los dos mensajes que le llegaron a su celular.

Oculta bajo las sábanas, pasada la medianoche, sus ojos se enfocaron en los remitentes de los mensajes. ChaeYoung le decía que podían salir a una pista de patinaje, y Lisa la mandó al diablo, obteniendo como respuesta enseguida un emoticón llorando. Mientras, Jennie le invitaba a los bolos, para demostrarle sus habilidades de jugadora, y también la mandó al diablo, teniendo la misma respuesta.

No podía evitarlo, y soltó una risa suave por sus reacciones. Sin embargo, la risa se transformó en un quejido debido a su costado adolorido. Había pasado más de una semana, pero todavía esa zona seguía muy sensible por el golpe que SeungHyun le dio.

El recuerdo provocó que su estómago se contrajera en nervios. Él alfa parecía estar más encima de ella que nunca, así que Lisa debía tener especial cuidado de no responder ningún mensaje a Jennie o ChaeYoung que pudiera incriminarla. Lo que menos quería ahora era provocarlo, porque sabía que iba a acabar mal.

Por eso mismo, Lisa debería ser sensata y alejarse de esas dos alfas. Debería bloquearlas de su móvil y pedirles que no se le acerquen más, que eso debía llegar hasta allí. Lisa debería resignarse a la vida que le tocó tener, y dejar que el destino le llevara hasta su fin.

Pero no puede hacerlo. Una parte de Lisa, esa parte rebelde y que es soñadora, esa parte que no es monocroma, tiene esperanzas de un futuro mejor. Eso lo hacía terrible, ya que sabía que cuando la realidad la golpee, las heridas serían más profundas y dolorosas. Debería evitar el dolor.

Sin embargo, quiere pensar que ChaeYoung y Jennie no le iban a provocar dolor. Su omega, esa omega temblorosa y tierna, quiere el afecto que esas alfas se ofrecían a entregarle. Lisa las odia. Y las quiere un poquito, lo que provoca más problemas. No sólo por quererlas, sino por quererlas a las dos.

Lisa quiere la voz grave de ChaeYoung contra su oído, mientras le acaricia la mejilla con esas manos de firmes dedos. Lisa quiere los labios gruesos de Jennie en su cuello, sobre su glándula de feromonas, con ese pequeño, pero fuerte cuerpo rodeándola. Lisa las desea a las dos, por lo que todo es más grave aún.

Un omega no puede tener dos alfas, era irrisorio y estúpido. Los alfas son posesivos, celosos, así que van a pelearse por la atención del omega, provocando una pelea que podía terminar en resultados desastrosos. Lisa sabía que ellas eran amigas, ¿Cómo iba a meterse en medio? Además, ¿Por qué ellas iban a cortejarla?

Sí, porque sumado a todos esos problemas, estaba otro muy importante: ellas eran de clase alta, mientras que Lisa sobrevivía apenas con lo que su madre y ella ganaban en sus trabajos. SeungHyun, de vez en cuando, aparecía con algún billete, pero no más allá de eso. No es como si los matrimonios entre distintas clases estuvieran prohibidos, podían ocurrir, pero no es normal.

Lo que volvía a la pregunta ¿Por qué la cortejarían? Lisa no les aportaría ninguna posición social buena ni negocios para su familia. Y si llegaban a cortejarla, ¿Qué le iba a asegurar que sería la única de una de ellas? De sólo pensar en compartir a una, a cualquiera de las dos, con otro omega, sentía ganas de estallar en llanto.

Eso no estaba bien. Lisa no sabía cómo, pero se estaba volviendo dependiente de ellas, y eso estaba demasiado, demasiado mal. Eso jamás tuvo que pasar en primer lugar, nunca tuvo que permitirles acercarse tanto a ella, ¿Qué haría ahora?

Su celular volvió a vibrar en nuevos mensajes y ahora no pudo evitarlo: unas lágrimas cayeron cuando los leyó, ambas diciendo lo mismo.

‹‹¿Estás bien, Lili?››.

No, nada estaba bien ni lo iba a estar. Lisa estaba acercándose poco a poco a ese abismo que estuvo evitando tanto tiempo, incapaz de alejarse ahora.

Estaba condenada.

Jennie mordió su labio inferior al revisar otra vez sus mensajes, como esperando que en esos diez minutos que no estuvo pendiente de su celular, de repente llegara un mensaje de Lisa. Sin embargo, la chica le dejó el visto a su último mensaje, y a pesar de todo, no quería molestarla o presionarla más.

Qué raro se le hacía eso, considerando que nunca se había comportado así con otro omega. Si alguna chica o chico le ignoraba los mensajes, Jennie solía mandarlo al diablo para seguir con su vida, ¿Para qué detenerse con alguien que no estaba interesado en ella? Pero ahora, de sólo pensar en hacer eso con Lisa, se sentía culpable e incómoda, y quería hablar con ella. Especialmente, le preocupaba volver a verla y notar algún daño en su rostro.

Al recordar ese ojo morado e hinchado sentía la rabia arder. La omega insistió un montón en que fue un golpe con la ventana, nada más, pero Jennie no le creyó en ningún momento. La cara que tenía ChaeYoung le decía que tampoco le creía nada. A pesar de todo, Jennie seguía muy preocupada de que algo le pasara a Lisa, de que alguien pudiera hacerle daño.

Aun cuando ella y su mejor amiga habían apostado la virginidad de la omega.

El recuerdo de eso provocó que su estómago se apretara. De sólo pensar en lo triste que se sentiría Lisa si llegaba a enterarse de la verdad...

Jennie no debería darle tantas vueltas a ese asunto, por Dios, antes jamás tuvo esos pensamientos, ni la culpabilidad parecía carcomerla por dentro, ¿Qué era distinto ahora? Venía conociendo a Lisa desde hace más de un mes, tampoco era tanto tiempo para encariñarse con ella, ¿O sí? Pero, de alguna forma, lo sabía: su alfa la quería, deseaba a Lisa. La anhelaba. Cuando los ojos de la Tailandesa la veían, esos colores dispares fijos en ella, sentía su mundo dando vueltas y apenas podía desviar la mirada. Y cuando la olió, cuando la tuvo junto a ella en la cama...

No se dio cuenta hasta ese momento, pero Lisa olía a bebé. Su aroma era como de esas cremas de bebé que vendían en las farmacias, un olor suave y tierno. Su piel también era tersa y lisa, hasta el punto de que le provocaba ganas de acariciarle las mejillas. ¿Cómo reaccionaría Lisa si hacía eso? Siempre parecía evitar el contacto.

A su mente regresó el tema de la apuesta, así que la culpabilidad aumentó un poco más.

Pero no tenía por qué saberla, ¿Cierto? Es decir... Es decir... Jennie podría tomarla como omega, ¿No? Sí, eso podía hacer. Su alfa quedaría contenta con eso, podía ofrecérselo y prometerle muchas cosas, como irse a vivir lejos de su padrastro. En una nueva casa o un departamento, donde Lisa quisiera, y le llenaría de regalos para tenerla feliz.

Sin embargo, recordó otro problema importante: su madre. Su madre pegaría el grito al cielo si veía que marcó a una omega de clase baja, peor aún al saber que era una mestiza, incluso su padre podría protestar. Todo sería un caos y ella comenzaría a insistir que marcara a otro omega, un segundo omega. Eso pondría tan triste a Lisa...

Sacudió su cabeza, espantando el hilo de pensamientos que comenzó a golpearla. ¿Qué mierda se le pasaba por la mente? Casi se montó toda una historia, ¿Desde cuándo actuaba de esa forma? ¿No era un poco desquiciado?

—Tienes una mirada molesta, ¿Es que acaso Lisa sigue ignorándote?

Se sobresaltó cuando escuchó la grave voz de su amiga, y en unos segundos ChaeYoung se sentó a su lado, con una cara de sueño. Ya era más de mediodía y la alfa más alta venía saliendo de la cama, como la perezosa que era.

—¿Acaso a ti te ha respondido? —bufó Jennie.

ChaeYoung sonrió, aunque la sonrisa no llegó a sus ojos. Antes de siquiera escuchar su respuesta, ya sabía qué le diría.

—No —suspiró ChaeYoung—. De todas formas, ¿Harás algo para Año Nuevo?

—Pensaba en invitar a Lisa a cenar —admitió Jennie, notando enseguida la forma en que su mejor amiga estrechaba sus ojos—. ¿Qué? Sigo preocupada por lo de su ojo.

—Cuéntame de nuevo acerca de ese alfa.

Era como la tercera vez que ChaeYoung le preguntaba acerca de eso. Jennie suspiró, comenzando a hablar de lo ocurrido el veinticinco de Diciembre. Cada vez que lo recordaba, sentía la ira acumulándose más y más en su interior, especialmente cuando revivía los ojos aterrados de Lisa. No era necesario que la omega se lo dijera, porque ella ya lo sabía: su padrastro la golpeó.

La cara de ChaeYoung expresaba el mismo pensamiento.

—Estoy muy preocupada —admitió ChaeYoung, antes de continuar—, por Lisa y por nosotras.

—¿Nosotras? —Jennie ladeó la cabeza.

Pudo ver la forma en la que tragó saliva, y por primera vez, Jennie no sabía qué esperar de ChaeYoung. Por primera vez, sintió nervios de lo que fuera a decir, como una pequeña gota de pánico caía en su interior y parecía extenderse.

La expresión de ChaeYoung se endureció. Por Dios, conocía tan bien a su mejor amiga, que sabía que ella debía estar experimentando algo parecido.

—¿Qué es Lisa para ti?

Jennie humedeció sus labios ante la pregunta. En ese instante, sintió el loco impulso de reírse histéricamente, lo que además le preocupó bastante, porque ella no era de perder los estribos. De las dos, ChaeYoung solía ser más impulsiva que Jennie. Pero, ¿Por qué quería estallar en carcajadas? ¿Por la estupidez de la pregunta? Jamás ellas llegaron a ese punto, en el que debían consultarse sobre sus sentimientos por un omega, pues jamás hubo alguna necesidad.

—¿Qué es para ti? —replicó, y ChaeYoung ladeó la cabeza.

—A ver si me contestas tú primero. —bufó su amiga, y Jennie sintió sus hombros relajarse al notar la sonrisa juguetona en la boca de ChaeYoung.

No debía preocuparse, ¿Qué estaba pensando?

—Nuestra apuesta, eso es. —mintió, y otra vez, la culpabilidad la golpeó.

La sonrisa de ChaeYoung se hizo un poco más pequeña y la vio asentir, su cabeza viéndose algo rígida.

Jennie no iba a perder los estribos por una omega, no tenía por qué actuar así. Lisa era sólo... Sólo Lisa, nada más.

Absolutamente nada más.

—¡Limariooooooo!

Se giró con una sonrisa al ver a Mina correr hacia ella, agitando su mano, antes de recibir un abrazo que le sacó muchas risas. Sin embargo, la risa pareció cortarse cuando su mejor amiga se echó hacia atrás y le vio el rostro, sus ojos abriéndose con fuerza al notar su ojo moreteado. La hinchazón ya bajó días atrás, pero todavía quedaban restos de morado alrededor. Si hubiera tenido maquillaje, se lo habría cubierto de alguna forma.

—¡No te preocupes! —le dijo de forma inmediata—. Me pase a golpear con la puerta.

Mina abrió la boca para discutirle, pero otra persona atrás de ellas habló. Lisa reconoció la grave voz de NaYeon.

—Mierda, ¡Ya me agoté! —se quejó la alfa, con el rostro colorado—. ¡A ver si dejas de correr a lo loco, Mina! —antes de poder añadir algo más, NaYeon miró a Lisa—. ¿Y a ti qué te pasó?

Mina soltó a Lisa, dándole un empujón a su novia.

—¡Pues eso le iba a preguntar, pero vienes tú con esa actitud de mierda y no me dejas hablar! —barboteó la omega.

Lisa se puso a reír al verlas discutir por esa tontería. A pesar de que no quería hablar sobre lo ocurrido con ese golpe, el hecho de que ellas se preocuparan, pero no estuvieran encima de ella, le hacía sentir un poco bien.

—¿Vamos a ver la película? —intervino.

Mina dejó de empujar a NaYeon con su dedo, volviendo a sonreír por la felicidad mientras su novia se quejaba.

—¡Claro! Hace mucho no pasamos un tiempo las dos juntos. —Mina la atrajo, pasando su brazo por los hombros de Lisa, y comenzó a caminar.

—¡¿Y yo qué?! —gritó NaYeon—. ¿Yo me voy ahora?

—¡Te haces de rogar, eh! —Mina arrugó los labios—. Ven aquí, ¡Dame la mano, NaYeon!

La omega menor se rió en voz baja al ver la sonrisa de la alfa, pareciendo una cachorrita a la que acababan de premiar. NaYeon no tardó en alcanzarlas, entrelazando sus dedos con los de Mina. Fue ahí que Lisa notó los anillos que cada una llevaba.

¡Oh! ¿Ya se comprometieron? —preguntó, llamando la atención de la pareja.

Mina enrojeció ante la pregunta, mientras que NaYeon se encogió de hombros. El matrimonio no era una institución tan importante en esa sociedad, especialmente cuando los alfas podían tener varios omegas a su cuidado. Muchas parejas decidían no casarse por eso mismo, pues la marca era suficiente para reclamar a un omega.

No sabía si NaYeon, más adelante, marcaría a otro omega. Por ahora lo dudaba mucho, pues NaYeon era de clase media, así que era difícil que pudiera mantener a otra familia. Pero si entraba a estudiar algo que le generara ingresos...

Es decir, confiaba en NaYeon. Era una muy buena amiga, le cuidaba y se preocupaba por ella. Pero era una alfa. Y Lisa no quería que Mina saliera herida, con lo mucho que amaba a su novia.

—Nos casaremos cuando terminemos la secundaria —comentó NaYeon—. Mi Minari quería una boda, así que yo se la daré.

—¡Pero me refería cuando fuéramos más grandes, Yeon! —protestó Mina, a pesar de que no parecía molesta por sus palabras.

—¿Para qué esperar? Si te amo tanto —la alfa esbozó una sonrisa perezosa al ver que las mejillas de Mina se pusieron mucho más coloradas—. ¿Querrás ser nuestra madrina, Lisa?

La omega menor se rió ante la pregunta, haciendo la fila para comprar las entradas de la película que iban a ver.

—¡Claro! —aseguró, feliz por la clara invitación, y también un poco aliviada de que, al menos, Mina fuera la primera omega de NaYeon. La primera omega siempre era la más afortunada.

Antes de seguir hablando, vaciló un poco. No sabía si decirle o no a sus amigas lo que venía pensando desde hace mucho, le daba algo de vergüenza. Sin embargo, no podía seguir guardándoselo, tenía que hablarlo con alguien.

—Estoy conociendo a alguien. —dijo, y sintió su rostro caliente de forma inmediata.

Tanto NaYeon como Mina se voltearon a verla de golpe, tan fuerte que Lisa temió que pudieran haberse roto el cuello. La pareja se veía completamente atónita y fuera de sí, sorprendida por sus palabras.

—¿Cómo? —farfulló Mina.

—Bueno, no a una persona —tosió, un poco tímida—. Tampoco sé si es algo serio. La verdad es que... Uh...

No sabía cómo explicarse bien, y era un poco peor al notar las miradas curiosas de sus dos amigas. Parecían demasiado fuera de sí, probablemente porque Lisa nunca dio indicio alguno de estar interesado en alfas. Siempre los esquivaba, e incluso NaYeon tuvo que defenderla varias veces de alfas que quisieron propasarse con Lili.

—Se llaman Jennie y ChaeYoung —habló, tratando de no trabarse—, son... Son a-amigas y ellas...

—Espera, espera —le interrumpió Mina—. Woah, mucha información repentina, Lils, ¿Qué tal si comienzas otra vez?

Lisa hizo un puchero, pero no respondió de forma inmediata, porque le tocó comprarse su entrada para el cine. Una vez las tres compraron sus entradas, fueron a sentarse a una de las mesas que estaban al lado de la sección de dulces. Su película comenzaría en media hora.

—¿Cuánto tienen? —preguntó NaYeon.

La mitad Coreana mordió su labio inferior.

—Veintiuno —dijo, recordando que ChaeYoung los cumplía ese mismo día. Más tarde, iba a juntarse con ella para ir a la pista de hielo, a celebrarlo. En su mochila llevaba un pequeño regalito que le compró—. Ellas... Uh... Ellas han sido amables y buenas conmigo, Unnie.

—Lisa, ¿Estás segura? —preguntó Mina, preocupada—. Uh... No quiero sonar pesimista o algo así, ¿Está bien? Pero ellas son mayores, ¿Y si se están aprovechando de ti?

—No estoy diciendo... —vaciló otro momento, antes de continuar—. No sé si ellas... Unnie, no sé si esto vaya para algún lugar, ¿Vale? Es decir... Ellas son de clase alta, son... Son niñitas ricas, probablemente ni siquiera me ven como una omega al que cortejar, pero... Pero me agradan —tragó saliva, con los dos pares de ojos encima de ella—. Me agradan demasiado y me siento a gusto con ellas, ¿Eso es malo, Minari?

NaYeon y Mina se miraron, y de forma inmediata, la expresión de la omega Japonesa se suavizó. Mina terminó asintiendo.

—Cuéntame, ¿Son lindas? —preguntó, y Lisa agradeció que no le hubiera dado alguna lección sobre no confiar en alfas, porque ella no lo necesitaba en ese momento.

Luego de varios minutos hablando, decidieron ir a comprar unas palomitas y bebidas, e ingresar a la sala del cine.

Dos horas después, se despidió de sus amigas. Ya les había contado que se juntaría con ChaeYoung, y a pesar de hablarles de ella, no quería que la conocieran. No todavía.

Se juntarían en el mismo centro comercial, sólo que en otro piso, donde estaban los juegos y la pista de hielo. La vio de forma inmediata, porque ChaeYoung estaba sentada en una banca, con su cabello lila reluciendo por el retoque. Algunos omegas pasaban a su lado, mirándola, y Lisa sintió una pequeña punzada de molestia ante eso.

Sin embargo, se le pasó cuando ChaeYoung levantó la vista y le sonrió, sacudiendo su mano. Lisa no tardó en alcanzarla y, sorprendiendo a las dos, le dio un abrazo.

—¡Fe-Feliz cumpleaños! —tartamudeó, con un poco de vergüenza—. E-Espero que la estés pasando bien, Unnie.

Um... Si voy a estar contigo, de seguro la pasaré bien. —aseguró la alfa.

De alguna extraña forma, luego de lo ocurrido en el café unas semanas atrás, con ChaeYoung defendiéndola de JinWoo, las cosas entre ellas cambiaron. Su omega ahora se sentía muy relajada alrededor de ChaeYoung, ya sin estar muy perspicaz o desconfiada, e incluso la alfa parecía más a gusto a su lado. No le lanzaba esos coqueteos descarados del inicio y su sonrisa no lucía de dobles intenciones.

—Te tengo un regalo —le dijo al alejarse, tratando de que sus mejillas no se ruborizaran—. Es... Es algo pequeño, pero...

—Lili, no era necesario.

—¡Sí lo era! —aseguró Lisa, quitándose la mochila y rebuscando la bolsa de regalo que guardó. Era pequeña, del porte de la palma de su mano—. No es la gran cosa, de todas formas.

ChaeYoung sonrió al recibir el regalo, abriéndolo y sacando del interior un bonito llavero redondo, donde estaba un cuadro. La alfa lo reconoció enseguida: La Noche Estrellada, de Van Gogh.

—Yo... Uh... Me... Me acordé de que te gusta mucho ese pintor, así que...

ChaeYoung se movió, agarrándola de la barbilla e inclinándose a darle un beso en la mejilla a la omega. Las feromonas de la chica se dispararon ante ese gesto, incapaz de controlarlas, y la alfa sonrió al sentir el aroma a bebé inundando sus fosas nasales. Quería tanto hundir su nariz en su glándula y olerla mejor, pero decidió que sería muy arriesgado. No quería asustar a Lisa.

—Está muy bonito, Lils —le aseguró, buscando sus llaves para colgar el llavero—. Es el mejor regalo que recibí hoy.

—¡Que exagerada eres! —se rió Lisa, todavía un poco avergonzada, aunque sintiéndose bien por las palabras de ChaeYoung.

De ahí fueron hacia la pista de hielo, con la alfa pagando ambas entradas. Lisa insistió en que no era necesario, pero al final terminó cediendo ante ChaeYoung, y fueron a buscar los patines. Una vez listas, fueron hacia la pista y entraron.

—¿Harás algo hoy? —le preguntó Lisa, comenzando a patinar.

—No, no soy de fiestas —le respondió ChaeYoung—, es decir, iré con mi mamá. Tal vez mi padre esté allí, no sé —se encogió de hombros, indiferente.

—¿Ella...?

—Es la segunda omega —terminó de decir la alfa—, así que ya te puedes imaginar. No es que sea muy importante para mí, Lili, a estas alturas me he acostumbrado —la omega asintió, con carita triste, y ChaeYoung mordió su labio inferior antes de estirarse a agarrarle la mano. La omega se sobresaltó—. ¿Y tu mamá?

Ah —Lisa observó la forma en la que ChaeYoung entrelazaba sus manos, recordando a NaYeon haciendo lo mismo con Mina—, no, mi mamá... Um... Es un poco complicado.

—No tienes que hablarlo si no quieres.

Pero quería hablarlo. Lisa no era mucho de contar sobre su vida familiar, pero otra vez, su omega parecía muy contenta con ChaeYoung. Era tan extraño, porque cuando algún alfa actuaba tan interesada en ella, retrocedía enseguida. ¿No se comportó groseramente con ChaeYoung cuando la vio por primera vez? Su omega desconfiaba con facilidad de cualquier alfa.

Sin embargo, ChaeYoung no era cualquier alfa.

Tragó saliva.

—Mi padre nos abandonó —suspiró Lisa, observando la expresión concentrada de la alfa junto a ella, sin soltarla un poco—. Fue... Fue una época difícil, mamá estaba desesperada por eso, por haber sido abandonada. Para muchos omegas es como... Como una condena, más si tienen un hijo. Pero al final encontró otro alfa que la marcó y ahora... Eh... Ellos están juntos ahora.

—Tu padrastro. —completó ChaeYoung, sabiéndolo por lo que le contó Jennie debido al golpe de Lisa.

La alfa sintió la ira arder cuando su mirada se posó en el ojo herido de Lisa. Estaba mucho mejor, pero eso no quitaba la rabia que sentía en el fondo.

—Mamá quiere que yo tenga una mejor vida —suspiró Lisa—, ella insiste en que debería dejarme morder por algún alfa que me ofrezca una buena vida.

Yo podría ser ese alfa, pensó ChaeYoung, y el deseo hizo aparición. Lo venía pensando desde hace varios días, y cada vez que recordaba los ojitos desamparados de Lisa, el pensamiento cobraba más fuerza. Sí, podría ofrecérselo: ChaeYoung la marcaría y la convertiría en su bonita omega, que mimaría y llenaría de regalos. Le compraría una casa y le daría cachorros. ¿Qué mejor vida que eso?

Ese hilo de pensamientos se cortaba cuando recordaba la apuesta. ¿Y si Jennie se la llevaba a la cama primero? O peor, ¿Y si le contaba?

No, ChaeYoung no sabía qué estaba pensando, ¿Cómo la haría su omega? Eso sería muy estúpido, comenzando porque Lisa no venía de una posición privilegiada a la que sacarle provecho, así que sus padres no estarían contentos con eso. El primer omega, para las familias acomodadas, era el más importante, con los que se llevaban a cabo matrimonios económicos o políticos. El segundo o tercer omega era menos importante.

Cuando su madre se dejó marcar por su padre, por ejemplo, ella venía de una familia que ascendió sorpresivamente a la clase alta. Para afianzar su lugar dentro, la ofrecieron a su padre, por eso también ella buscaba llamar la atención del alfa. En cuanto a su tercer omega, ChaeYoung sabía que era un chico corriente, con el que su padre probablemente se encaprichó, pero nada más.

Trató de mantener la sonrisa en su rostro, a pesar de que la culpabilidad empezó a hacer estragos en su interior.

—¿Y qué quieres tú, Lili? —preguntó ChaeYoung.

Ahí, otra vez: los ojos de Lisa parecieron destellar en dolor, tan rápido como una estrella fugaz. La culpabilidad aumentó.

—¿Yo? —Lisa se rió con tristeza—. ¿Desde cuándo es importante lo que una omega quiere?

ChaeYoung quería abrazarla y protegerla. Ahora, sólo le dio un suave apretón, tratando de espantar de alguna forma esa devoradora culpabilidad que empezó a crecer en todo su cuerpo.

Lisa se sentía como en una montaña rusa de emociones.

Mordió el interior de su mejilla, con sus dedos negros por el carboncillo que sostenía entre ellos, antes de inclinarse y ver mejor el dibujo que estaba acabando. Cada vez que el estrés parecía superarla, decidía que dibujar era una buena forma de quitarse esas emociones negativas. A veces, ni siquiera se daba cuenta de lo que estaba haciendo, como ahora.

Arrugó el ceño levemente al notar la cafetería en la que trabajaba, con una mesa en el centro y dos figuras sentadas a un extremo de ella. ChaeYoung sonreía de lado, mientras que Jennie sostenía su taza de café, soplándola para poder beberla sin problemas.

Qué desgracia más grande. Lisa suspiró, dejando el carboncillo y frotando su mejilla, sin importarle si quedaba manchado con el negro. Cerró su block de dibujos, que se compró tanto tiempo atrás, y sacudió su cabeza con algo de desánimo. Era una fortuna que SeungHyun no se fijara en ese cuadernito, si viera lo que acababa de hacer, de seguro le daría otro golpe que le haría caer a la dura realidad.

A veces, Lisa dejaba que su imaginación flotara, volara lejos de esa casa destartalada, de ese barrio de mala muerte, y empezara a soñar sobre otro futuro. Un futuro más bonito, mejor y perfecto para ella. En ese futuro, Lisa vivía en una bonita casa en medio de una pradera, lejos de la ciudad, con dos lindos cachorritos y con un alfa que no desaparecía por días. A veces, ese alfa tenía el rostro de ChaeYoung, y en otras ocasiones, la cara de Jennie. Esfumaba esos sueños antes de ilusionarse un poco más de lo que ya estaba, porque no estaba bien, ¿Cómo se le ocurría?

Escuchó el grito de su mamá, diciéndole que la cena de Año Nuevo estaba lista. Lisa fue hacia el baño, limpiándose las manos y mirando su reflejo en el espejo. Observó las manchas de carboncillo en sus mejillas, así que se limpió allí también, antes de volver a mirarse con ojo crítico. No era fea, Lisa era una omega bonita: ese cabello negro y desordenado, esos bonitos ojos dispares y grandes, como un ciervo. Cuando sonreía, sus dientes se asomaban como dos paletitas de conejo, que le daban un aire mucho más dulce y tierno. Para nada feo, ¿Acaso tenía alguna oportunidad con Jennie y ChaeYoung?

Otra vez se obligó a desaparecer esa idea, ¡Cómo se le ocurría! No había forma en que ellas la quisieran. Y, aunque fuera así, ¿Qué le aseguraba que sería la única omega de ellas? Escuchar lo que le contó ChaeYoung de su padre le hizo saber que fue criada de la misma manera.

Se obligó a componer una expresión tranquila y casi indiferente, porque no quería atraer las miradas de SeungHyun sobre ella. Ya suficiente tenía con lo ocurrido la semana pasada.

Sonrió al ver la cena de esa noche. A su mamá le tocó libre ese día, así que decidió preparar una comida contundente para celebrar el nuevo año que llegaba. Con mucha probabilidad lo hizo con su propio dinero, pero Lisa estaba un poco más feliz de verla algo animada. Parecía haber olvidado por completo a Jennie.

Se sentó en la mesa, sirviéndose la ensalada mientras HyoYeon le entregaba el plato a SeungHyun lleno de comida. Lisa decidió pasarlo por alto, no tenía las fuerzas para sentirse enojada por ese acto servicial de su madre hacia él hombre.

—El año que viene será mucho mejor —dijo HyoYeon, sentándose junto a su hija—. Ya te queda poquísimo para terminar el colegio, Lalisa, así que espero que pronto vengas con algún alfa aquí.

Ah. Quería comenzar con eso.

Bajó la vista, evitando la mirada de SeungHyun. Lisa sentía la tentación de decirle a su mamá lo que pretendía ese hombre, pero ¿Y si le rompía el corazón? O peor aún, ¿Qué tal si a ella no le importaba eso, que SeungHyun la marcara? ¿Qué tal si lo apoyaba? Lisa se moriría si era así.

—Quiero seguir estudiando. —dijo, con voz débil.

SeungHyun se rió ante sus palabras mientras que su mamá frunció el ceño, en señal de clara molestia. Lisa ni siquiera tenía buenas notas, y todos allí lo sabían.

—¿Y en qué? —se burló SeungHyun.

—Dibujo. Artes —aclaró, bajoneado—. Tal vez allí...

—Quizás sea bueno —comentó HyoYeon—, en la universidad podrías conocer alfas de mejor categoría, como esa amiga tuya, Jennie —ella estrechó sus ojos—. No te ha ofrecido ser tu alfa, ¿Cierto? Porque si es así...

—¡No, mamá! —saltó, nerviosa—. Yo no le intereso de esa forma.

—Mejor, tal vez sólo quiere aprovecharse de ti —SeungHyun sonrió—. No eres una gran cosa para ese tipo de alfas, Lisa.

A pesar de que se prometió que no dejaría que SeungHyun la atacara, sus palabras sí le hicieron daño en el fondo de su corazón. Una parte suya le dio la razón al alfa, ¿Cómo ella podría estar a la altura de omegas de mejor clase? Pero eso no quitaba que doliera.

Asintió con la cabeza y su mamá se quedó callada. La cena inició en ese silencio extraño, hasta que su mamá lo interrumpió con esa risita de niña que a veces soltaba. Esa risita que no avecinaba nada bueno.

Oh, Lisa, aprovechando este momento, ¡Debo decirte algo! —dijo ella.

Lisa levantó la cabeza, observando en silencio. Su mamá tuvo que haber sido guapa cuando más joven, pensó, con ese cabello oscuro y ojos café. Muy guapa, porque cuando sonreía, se veían esos vestigios de su juventud. Sin embargo, ahora, se veía mucho más flaca y agotada, con ojeras bajo sus ojos y el cabello un poco seco. Tenía más arrugas en su pálida piel, y esa sonrisa juvenil parecía haber sido reemplazada por una mueca de estrés.

Lisa sabía que su mamá se esforzaba mucho en verse bonita, en verse como una omega deseable, para que SeungHyun no la abandonara. La dejara por un o una omega más atrayente.

—¿Qué ocurre, mamá? —le preguntó.

HyoYeon sonrió, y Lisa reconoció la ilusión en esos ojos.

—¡Estoy embarazada! —celebró ella—. Vas a tener un hermanito, Lili.

Lisa sintió su mundo desmoronándose poco a poco.

pueden creer q tengo este capitulo editado desde hace semanas y había olvidado subirlo ? jsjsjsjsn't *QUEMEN AL ADAPTADOR POR GEI*

¡Gracias por leer!

—🌷

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