Dos chicos corrían y corrían, con el temor de ser atrapados y condenados a su peor pesadilla.

¿Por qué ellos? ¿Qué hicieron para merecer esto?

No podían más, no tenían donde esconderse, y estaban agotados de tanto correr.

No habia escapatoria.

—JungKook ¿Qué hacemos?...Estamos jodidos—Afirmó la castaña disminuyendo su paso al punto de detenerse por completo—

El sentimiento de preocupación reinó en los ojos de la chica. Estaba temblando de miedo.

O eso parecía.

¿En dónde había quedado la faceta fuerte de aquella joven?

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—Padre, debe encontrarlos sin importar que, debemos tenerlos, son nuestros—Los ojos engatusadores de aquella caprichosa chica miraban con desdén a su contrario.

Si o si obtendría lo deseado,muera quien muera, viva quien viva, se moleste quien se moleste.

No le importaba, solo le importaba ella misma y nadie más, eso estaba más claro que el agua.

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Una guerra de miradas flameantes habia comenzado, sin intención alguna de parar.

—Son unos insolentes.

¿En realidad lo eran?.

Solo eran un par de chicos en busca de su final feliz, nada más.

No buscaban herir a nadie en el transcurso.

Al contrario, buscaban la manera de luchar por su amor, y todo lo que lleva consigo.

Sin embargo, no le dejaron alguna otra opción más que esta.

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—Te amo y eso es lo que importa—Sus labios se unieron en un suave y delicado beso. Dejando a flor de piel sus sentimientos el uno por el otro.