Capitulo 10: Shall We Dance

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Pov.Normal

--¡Papá! ¡¡Papá!!--brincaba la niña de cabellos azabache encima de aquel que se volvió su familia, con la única intención de despertarle

--Cinco mas...--susurra entre sueños sin tomar en cuenta la clara decepción de la menor

--¿minutos...?--

--Siglos--

En el departamento Michaelis-Faustus solo se escuchó un estruendo, poco antes del grito que retumbo en todo el edificio. ¿Que ocurrió? Sencillo. La pequeña Sora, molesta cabe aclarar, desquito toda su ira contra el colchón de su padre, resultando en una dolorosa caída del mismo.

Sin muchos ánimos se levanta del suelo solo para atrapar entre sus brazos a la menor...y hacerle cosquillas.

--Pa- jaja...jajaja...pa- papá....jaja...ya basta...jajajajaja--resistia con todas sus fuerzas la azabache mas no lograba librarse de su divertida tortura

--Eso por despertarme--a pesar del tono de reproche con el que le habla a su hija, la sonrisa que aun mantiene, anuncia que esta feliz

--Es que- jaja...es que...jajaja...tenemos que...jaja...vestirnos...--logra decir entre risas

--Un ratito más~--advierte con voz cantarina

--¡Ustedes dos!--el grito de Claude se escucha hasta la habitación--¡Dejen de perder el tiempo y terminen de arreglarse!--

--¡Bien~!--el asentimiento resignado de ambos molesto aun mas al que estaba preparando el almuerzo

Después del regaño de Claude se levantaron a sus respectivas habitaciones para arreglarse para la velada. La pequeña Sora se puso un vestido azul Prusia con volantes de color lila, similar en gran parte al que la mujer de la que su padre le hablo utilizaba en su momento. Por otro lado Sebastian iba a esperar a la noche para ponerse el esmoquin con el cual alguna vez tuvo la ocasión de acompañar a su dama.

Un par de horas antes del comienzo de la fiesta ambos profesores se encontraban ya en el salón para organizarlo todo, no vaya a ser que se les pasara por alto algún detalle. Fueron colocando los blancos manteles y adornando las mesas con arreglos florales, ¿hace cuanto tiempo fue? La ultima vez que Sebastian arreglo de tal forma un lugar, inconscientemente fue recuperando algunos de las pequeñas manías e instintos que tenia cuando cuidaba a su dama. Al poco rato de haber comenzado comenzó a tararear una canción, puede que infantil, puede que no, pero muy conocida para el:

London Bridge is broken down,
Falling down, falling down.
London Bridge is falling down,
My fair lady.

--Hace mucho tiempo--le dice de repente Claude--que no te escuchaba cantar esa canción--

--Que se le va a hacer--recibe como respuesta de Sebastian, quien pulía los cubiertos--Cada vez que la canto recuerdo cuando la tocaba en el violín para My Lady...hay ciertas manías que no se quitan--

--Lo se...por mas tiempo que pase la herida no cierra...--susurra recordando, así como su compañero, las veces en que se reunían para conversar sus amas, la joven a la cual siempre cuido desde la primera vez en que la vio, y la pequeña princesa celosa a la cual servía Sebastian, ellas dos juntas era como ver una bomba de tiempo, esperando el momento idóneo para explotar

Lo peor de todo:

Siempre ellos cargaban con la culpa de lo que sus señoritas hacían, mas las alegres risas nunca faltaban en sus encuentros, ¿Cuando fue que todo se desmoronó? ¿Cuando fue que caer en el amor se volvió un pecado peor que quitar una vida? Siempre supo que llegaría el día en el que inevitablemente se tendrían que separar, pero el final fue el mas doloroso, ya que ni siquiera el adiós les fue permitido.

Pero eso no era momento de pensar en cosas deprimentes, no cuando la celebración por el aniversario de la academia estaba por comenzar. Una vez mas, fue devuelto a la feliz realidad, algo que le hace sentir vivo pero culpable, cuando toma del brazo de Alois. No supo si era por el parecido físico del chico, o su facilidad de sacarle de quicio, si era por su sonrisa o su hermosa voz, si era por como siempre se esforzaba en secreto por hacer feliz a su familia, pero a pesar de todo no pudo evitar recaer en el amor.

Es consciente de que él no es ella, es mas que consciente de que Alois, por mas que se le parezca, no es Alma Trancy, pero aun así no le interesa, ya que no lo quiere por un amor pasado, sino que lo ama para un futuro compartido.

Por eso se siente culpable, ser feliz, rehacer su vida, cuando su amigo no consigue avanzar por su cuenta.

--¿En que piensas Claude?--pregunta el chico--Desde que comenzó la celebración no has dicho nada de mi ropa--

Para hacerle conjunto a su amado profesor, quien se había vestido como mayordomo, una vez mas, tenia un hermoso traje de sirvienta, con falda larga y peluca, haciéndole parecer una chica.

--Te queda muy bien--contesta sonriendo--pero me gustas mas como un chico--esa frase logro teñir de rosado las mejillas del menor quien ronroneaba a la vez que apretaba el agarre contra el cuerpo del adulto

--Por estos pequeños detalles es que te amo--susurra en su pecho, ocultando ahí su rostro, evitando que alguien mas notara la felicidad que reinaba en su mente--Hey, Claude...--

--¿Que ocurre?--baja la cabeza para ver al chico quien se había detenido de pronto

--Quiero pedirte un pequeño favor...--

Aquella petición de parte de su pequeño novio lo alegro, si todo salia tal y como lo planeaba el chico no tendría que seguir viendo a Sebastian con un aura oscura a su alrededor, podría devolverle la felicidad que con su dama se fue.

--Creo que podemos...¡Sebastian!--grita al ver al pelinegro con una copa en la mano, tomándola con calma y en silencio, apartado de todos los demás, la pequeña Sora al parecer se encontraba jugando con Alice y David cerca de la fuente de chocolate

--¿Que ocurre?--pregunta extrañado de ver a su amigo acercarse sonriente, por un momento se queda paralizado al ver a Alma a su lado pero pronto se da cuenta de que en realidad es Alois

--Necesito que me ayudes con Ciel...--le dice el chico una vez estan a su lado--Vinimos juntos pero no ha querido moverse de la entrada, ¿crees que podrías sacarlo a bailar? Es un poco torpe pero estoy seguro de que si le ayudas todo estará bien...--no podía negarse, ni aunque hubiera pensado en hacerlo lo hubiera logrado, los ojos de suplica que recibió de Alois tenian el mismo efecto que los de Alma en su momento, sin mas remedio les pidió que le indicaran donde estaba Ciel

Dejo a un lado la copa para ir donde su alumno, mas la visión que obtuvo cuando llego fue suficiente para hacerle perder la respiración de una vez.

Ajena a todo a su alrededor, pero mas que nada consciente de que resalta, con sus ojos azules iluminados de inocencia, una pequeña chispa de temor, pero intentando parecer madura, lo que vio no fue mas que su joven dama, la señorita Cilicia. Pero la burbuja exploto, ya que debajo de ese disfraz de princesa, pudo ver claramente que estaba equivocado, quien allí se encontraba no era una ilusión de su mente, pero tampoco un milagro tenebroso, se le acerco a paso lento y antes de que su acompañante pudiera decir algo le hablo con voz tranquila.

--Deberíamos bailar, dulce princesa Ciel--

Notas del capitulo:

¡NO ESTOY MUERTA!

O eso creo, con tanto enrredo en mi escuela ni yo misma lo se...

¡Tenia este capítulo en mente desde que comencé a escribir esta historia y al fin pude plasmarlo!

Me hubiera gustado publicar mas rápido pero con la escuela no pude... Es algo triste...

En consideración publicare otro capitulo mas en una semana, o puede que dos capítulos...

Sin mas que decir...

¡Bye-Bee!

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