Capitulo 14: Que comienze la fiesta

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No puede evitar sonreír desde su lugar, viendo como aquel frío ser demostraba una vez mas sus emociones, puede que no le conozca desde el inicio de su cambio, como esa chica ángel lo hacia, pero aun así, el sentimiento de comprensión estaba presente por todo su ser. ¿Desde cuando comenzó a cambiar hacia ellos? No sabe, y le asusta el mal augurio que eso representa. El ver como su hermano le oculta lo que por derecho debería de saber, todos a su alrededor le cuentan una mentira piadosa, creyendo que seria tan estúpida de ignorarla. ¿O quizás el quiere que Alice no lo note? No sabe en verdad.

Las sombras se mueven, lo puede sentir, pero no se deja intimidar, sea quien sea quien le vigila no lograra poner sus manos sobre lo que le importa, porque esa es una parte de su juego.

Aquel ser que se oculta chasquea la lengua con claro desprecio, después de todo el esfuerzo que tuvo que hacer para no dejar rastro de su presencia se volvió nulo al momento en que la chica se dio cuenta de su presencia. Claro que eso solo aceleraba su intervención, lo cual no le era muy factible puesto que el refuerzo que su líder dijo que iba a enviar aun no se había aparecido. Pero si no comenzaba rápido la chica terminaría por atacarle en un momento de clara desventaja, por lo cual se dirige rápidamente a donde esta su compañero y por medio de señas acuerdan comenzar con su plan.

Una explosión resuena en medio de la pista, Elizabeth, que era la mas cercana, termino cayendo a varios metros de distancia de su ubicación, pero mas cerca de donde sus amigos se encontraban, quienes, sin perder mas tiempo, se lanzaron a recogerla.

Ya era el colmo, Alice estaba realmente molesta.

Justo cuando el humo comenzó a dispersarse un par de figuras de morada capucha y amarillos detalles tenían fijos entre sus brazos al joven Trancy, sonriendo cínicamente en dirección a la recién formada pareja y a aquel que hasta hace poco estaba bailando con el chico.

--¡Señoras y señores!--anuncia la voz femenina con fuerte toque burla--¡Es la hora de su fin!--al momento de decir lo último unos agujeros se abren en el suelo, de entre ellos varios ojos que parecieran sonreír les miraban tentativos, mas estos solo se apartaron permitiendo la salida de unas horribles bestias de su interior, cuerpos completamente alargados y llenos de un pelo marrón cenizo, sumado a su espantoso olor, fueron suficiente para provocar que casi todos los estudiantes rompieran en gritos del terror

A diferencia de todos ellos Ciel solo sentía nauseas, no sabia porque, pero aquellos seres no le asustaban en lo absoluto, quizás era la adrenalina del momento, o la mano de Sebastian rodeando su cuerpo, impidiendo el inminente avance de una de esas bestias hacia su persona. De pronto siente como si el tiempo a su alrededor se detuviera por un segundo, mas después continuara, con la ligera diferencia de que ahora su pequeña amiga no parecía ella. A unos pies suyos yacía el cuerpo de uno de aquellos seres, completamente desgarrado, y a su lado, con expresión de pura euforia, estaba una muy sonriente Alice, tan tenebrosa, que casi dudaba que fuera la que alguna vez conoció. La chica solo ríe con infantil voz, sosteniendo con las pequeñas manos cada lado de su blanco vestido, ahora manchado de un liquido verdoso y semi-espeso.

--...que comienza la fiesta...--menciona en un susurro casi demente mientras dirige su atención hacia Ciel y Sebastian, al momento el menor siente un escalofrío recorrer su espina dorsal, la imagen le fue tan perturbadora, que casi llego a creer que serían asesinados ahí mismo

Siente como es elevado a un metro y algo mas del suelo por unos fuertes y cálidos brazos, no hace falta alzar la vista, pues sabe mas que perfectamente quien es el dueño de estos. La risa maniática e infantil de la chica se mantiene cerca mientras ellos corren en dirección hacia la salida, vagamente observa como Alois es llevado en brazos por Claude, así como la parte baja de su vestido esta manchada del carmesí de su propia sangre. Solloza suavemente mientras Alice sigue abriéndoles un camino de salida, tenían que alejarse de esos seres.

Mas pronto que tarde llegan al pasillo, el recorrido que le pareció eterno solo fue de un par de minutos, mas afuera el peligro continuaba, así como la pequeña risa de Alice. A pesar del calor de los brazos que lo envuelven siente como unas filosas garras raspan en su pie, poco antes de escuchar el rugido grotesco de ese ser. De pronto se encuentra solo, sin poder percibir nada, tiene miedo a abrir los ojos y encontrarse con una desagradable escena.

Mas unas manos suaves le toman del rostro, intentado que vea en su dirección. Con algo de miedo cumple la silenciosa petición. A medida que su visión se aclara percibe un par de ojos azules cual lapislázuli que le emanan cariño.

--...--intento hablar pero parecía como si su garganta estuviera en llamas, la dueña de aquellos ojos simplemente le abraza

--No te preocupes...--a medida que va acariciando con excepcional paciencia la espalda de Ciel--Todo esta bien...--deposita un beso en su frente, tan ligero, que parecía una ilusión--Descansa un poco...Ellos estarán bien...--como por arte de magia el pequeño híbrido comienza a sentirse mejor, como cuando se tienen pesadillas por la noche y aparece mamá para cuidarte--Estoy aquí...--

Cierra los ojos con confianza, acurrucandose mas cerca de la chica, rezando porque nada malo ocurra.

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Ya había pasado un par de minutos desde que Ciel había perdido el conocimiento, mas no podían detenerse ahora, parecía que finalmente se estaban acabando porque cada vez eran menos los que les atacaban, Sebastian lo podía notar fácilmente, como las presencias de aquellas cosas comenzaban a desvanecerse. Mas los únicos que aun quedaban en ese lugar eran ellos, con Ciel desmayado y Alois herido, la pequeña Sora se aferraba a la mano de su padre, temblando de miedo. Los únicos capaces de hacer algo en esos momentos eran los gemelos y Emily, pero estos también estaban preocupados, de un momento a otro los encapuchados comienzan a acercarse.

Estaban encerrados.

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