Capitulo 15: Hora de la verdad #1

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En el capitulo anterior:

Ya había pasado un par de minutos desde que Ciel había perdido el conocimiento, mas no podían detenerse ahora, parecía que finalmente se estaban acabando porque cada vez eran menos los que les atacaban, Sebastian lo podía notar fácilmente, como las presencias de aquellas cosas comenzaban a desvanecerse. Mas los únicos que aun quedaban en ese lugar eran ellos, con Ciel desmayado y Alois herido, la pequeña Sora se aferraba a la mano de su padre, temblando de miedo. Los únicos capaces de hacer algo en esos momentos eran los gemelos y Emily, pero estos también estaban preocupados, de un momento a otro los encapuchados comienzan a acercarse.

Estaban encerrados.

Continuación:

"¿Que deseas?"

Esas palabras se repetían en la mente de David, esas palabras dichas con voz infantil, mas de forma calmada, como un arrullo. El día en que su destino quedo sellado por la eternidad, el día en que por primera vez, su mundo se vio completo.

"Mis deseos no son importantes"

Esa fue la respuesta que les dio, simple y concisa, buscando acallar algún posible sermón que el pequeño par le pudieran dar.

"Eso no es cierto"

Habla el menor de los hermanos, una sonrisa tan radiante como el sol que brilla en lo alto del cielo.

"Dime tu deseo"

Esta vez casi ordena la mayor de los hermanos, el tono dulce de su voz no consigue mostrar mas autoridad que su adorable expresión.

"Lo que ustedes tienen...Alguien que siempre estará a mi lado..."

Las miradas bicolores se posaron incrédulas sobre su infantil cuerpo, unos segundos, que bien podrían haber sido horas, la mayor se ríe.

"Eso esta hecho~"

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¿Porque recuerda aquella escena en estos momentos? No lo sabe, su mente le jugó una mala pasada mientras todavía intenta exterminar las amorfas criaturas. Una mirada de reojo a su hermana le hace saber que el tiempo se le esta acabando, y aun no lograron su cometido. El bajo gemido de Ciel entre sueños solo logra que su estómago se remueva, quiere poner sus manos sobre los encapuchados de una vez y extrangularles por lastimar a su amigo, mas no puede, puesto que al tan solo intentar atacar a alguno el otro tendría la oportunidad de hacer mas daño.

El primero de los encapuchados saca una mano, a simple vista humana, armada con cuchillas, al momento se pone en guardia. En el momento en que se lanza a atacarles ya Alice había limpiado el terreno de criaturas, solo quedaban los restos, aun mas desfigurados, de aquellas bestias sin nombre.

Hubieran tenido la ventaja de no ser porque el olor que quedo esparcido de la sangre empezaba a marearlos, y las pequeñas, pero múltiples, heridas, por alguna extraña razón no comenzaban a sanar. Claramente no tenían forma de defenderse por mucho mas, hasta que aquel que los atacaba cometió un ligero fallo, recibiendo de lleno un gran arañazo en la capa, que revelo la imagen que mas Sora temía encontrarse.

Aquel encapuchado retrocedió rápidamente, a pesar de que por el impacto su brazo quedo rasgado muestra por debajo de la tela una sonrisa retorcida. Finalmente su compañero había terminado de recitar un hechizo.

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Eran ya las siete de la mañana, en el cuarto del hijo menor de los Michaelis, se encontraba medio dormido un chico de cabelleras azul oscuro y tez pálida, a su lado la joven dama de los Phantomhive.

Cilicia Phantomhive acariciaba con suavidad los cabellos del chico dormido a la vez que le cantaba una canción de cuna. La chica solamente sonreía con nostalgia, pasando su mano por la pálida mejilla, tibia, pero no mucho.

Quiere llorar. Pero no puede. No cuando todavía queda esperanza, por mas mínima que sea, una lágrima declararía el fin, por eso no debe llorar.

--Hiciste bien en traerlo--habla una voz a su lado, Cilicia no tiene que girarse para saber quien es la dueña de aquella voz--Nosotros no podemos interferir--comenta la voz con tristeza

--Son el todo, pero les esta prohibido hacer nada...me pregunto...¿quien les cortó las alas?--se ríe de su propia broma aun sabiendo que no dio gracia--No te lo tomes literal--

--¡Muy tarde~!--anuncia la infantil voz acercando su rostro al de Ciel, los rubios cabellos esparciéndose por toda la cama--Que lindo~--

--Fui una tonta al pensar que podrías tomarte algo en serio--a pesar del tono de reproche una ligera sonrisa demostraba que en realidad estaba de acuerdo, hablar con ella siempre le ponía de buen humor

--¿Cuando no hemos sido serios?--pregunta otra voz, idéntica a la de la chica que ahora jugaba con el cabello del chico dormido

--Casi nunca Rii--reprocha la rubia con una amplia sonrisa, la situación le parecía de lo mas divertida ahora que aquel a quien decidieron proteger estaba a su lado, ahí tumbado, descansando--Por lo general actuamos muy infantiles~--

--Es que así somos~~--las risas al unisono probaban que las palabras de la rubia eran verdad, ese par podría ser peor que el más travieso de los niños, a veces ser igual de perceptivos que una madre, pero si amenazadas con dañar lo que aprecian no esperes salir intacto, porque no importa a que le temas, ellos superan todo--Un par de desastres capaces de lo que sea--

--Un par de seres sin definición alguna--la chica pasa la mano una vez mas por el rostro del joven dormido antes de alejarse

--Somos todo--se sienta junto a la que, obviamente, es su hermana

--Y la nada--con un suspiro y una mirada complacida se apoya en el pecho de aquel que es su familiar

--Somos tus mejores sueños--envuelve sus brazos en la chica de rubios cabellos, sintiéndose en ese momento como si el mundo fueran los dos nada mas

--A la vez que tus peores pesadillas--desliza sus brazos por detrás del cuello de su hermano, mientras que acomoda su cabeza más cerca

--Eso es lo que somos--susurra de forma complacida, aun cuando cualquiera les pudo haber escuchado

--Con ustedes no se puede--les dice Cilicia riendo suavemente, el chico dormido comienza a removerse en el lugar, seña de que el momento de las explicaciones llegó--Alice, Ciel se esta despertando...--

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