║10 ║ Debes entrar...

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Louis

Después de hablar con Isabela, me siento y me encuentro tranquilo... como por cinco minutos. Así que busco algo para distraerme, me encontraba en un centro comercial; no podía ir a mi casa, para no cruzarme con mi padre. Aunque me cueste admitirlo, agradezco que Ángel me avisara.

Entro a una librería y camino hacia la parte de comics. Logro distraerme, pero lamentablemente solo por unas horas.

Es imposible sacarme la idea de que Isabela está a solas con Ángel demasiado tiempo. No confío en Ángel, así que se me viene una idea loca a mi cabeza: podría ir a buscar a Isabela ¿sería un lindo detalle? ¿No? 

Antes de darme cuenta, estaba en mi auto camino a la casa de Ángel, agradezco que mi auto, estuviera en el taller, así no tuve que ir a mi casa en busca de él. No sé si esto es lo mejor, pero en verdad no estoy pensando con claridad; reacciono cuando toco el timbre, en serio estaba loco, me volteo para irme rápidamente antes que alguien me viera, pero en ese momento.

—¿Louis? —dijo esa voz tan conocida.

—Cielo —expreso mientras me volteo para encontrarme con la madre de Celeste. La cual había sido otra madre para mi.

—¿Cómo estás? —pregunta ella muy emocionada.

—Muy bien ¿y usted? —Le digo abrazándola.

—Muy bien —comenta correspondiendo a mi abrazo con mucho cariño—. Nos has abandonado—dice al separarnos.

—Eso dice mi mamá de Celeste.

—Dile a Laura, que cualquier día de estos, hago que vaya a pasarse un día con ella. Pero que te mande un poco más también por aquí—comenta sonriendo—. Sabes que ella y tú son más que bienvenidos.

—Si lo sabemos —expreso, lamentándome tanto estar aquí.

—Pero dime ¿Qué milagro te trae por aquí?

Mi mente se puso en blanco ¿Qué rayos le iba a decir?

—Celeste me imagino —dice ella salvándome. 

—Si vine...a visitarla.

De la que me salvó. Porque ¿Cómo decirle? Que estoy aquí por una chica, que se encuentra haciendo una tarea con su sobrino, pero como no confío en su sobrino, he venido a ¿protegerla?

En serio hasta parece que la estoy acosando.

—Bueno creo que salió con Bryan, pero no tarda en llegar... ven pasa.

—Gracias —Al entrar, no puedo evitar que me invadieran varios recuerdos.

—Cállate, nos van a descubrir —digo cerrando la puerta.

—Tienes que dejar de retarme —comenta Ángel agarrándose de las paredes para llegar a las escaleras.

Creo que nunca había consumido tanto alcohol en su vida.

—La próxima te retaré a no beber.

—Es buena idea, hazlo —dice soltándose de la pared y así cayendo al suelo.

No puedo evitar reír al escucharlo quejarse.

No permitir que me descubran borracho.

Esa era una regla, que él había agregado al código y por eso, estaba yo aquí, intentando que no descubrieran a este, pero el ruido que estaba haciendo, lo hacía casi imposible.

—¡Ven! vamos a la cocina —Las palabras de Cielo me sacan de mis pensamientos —Hoy compré los malvaviscos, que tanto te gustan —Me dice sonriendo.

Cuando llegamos a la cocina, me busca los malvaviscos y un pedazo de bizcocho de chocolate delicioso, solo ella lo sabía hacer. Mi cara estaba llena de chocolate, en ese momento veo entrar a Isabela y Ángel, así que me limpio la boca con rapidez. Isabela se me queda viendo sorprendida, pero emocionada ¿Eso es buena señal? A diferencia de Ángel, el cual me mira un poco desconcertado. Era de esperar, tenía más de un año sin venir a esta casa.

Pero era justo, invadió mi territorio yendo a la biblioteca, ahora invado el de él.

—Ángel, no sabía que tenías visitas —Escucho decir a Cielo, Ángel no decía ni una palabra—. Pero vengan pasen ¿Cómo te llamas mi niña?

—Isabela.

—¿Isabela Torres? —pregunta Cielo, acercándola a la mesa donde estaba yo.

—Si —responde ella.

—Tu eres la amiga de Celeste —dice Cielo—. Se va a poner contenta, cuando sepa de qué estás aquí.

Isabela, se queda un poco desorientada, ya que no entiende nada.

—Ella es la mamá de Celeste —Le digo para ayudarle a entender un poco.

—¿En serio?

Al decir eso se escucha un auto estacionarse al frente de la casa.

—¿Y tú Ángel te vas a quedar ahí parado? —No se había movido—. Vete dile a Celeste antes que suba, que aquí están Isabela y Louis —Escucho decir a Cielo.

Ángel sin decir nada se voltea y sale de la cocina.

—Entonces Celeste y Ángel son...—dice Isabela.

—Primos...—Termino por ella.

—¿En serio? —dice Isabela algo sorprendida—No se parecen en nada.

—Si, son... muy diferentes —comenta Cielo y todos nos reímos.

En ese momento entra Celeste y va directamente a abrazarme, casi está saltando de la emoción.

—Hola ¿Qué haces aquí? —pregunta mi mejor amiga.

—Vino a visitarte —Le informa su mamá.

—Tu no me visitas —Al decir eso, pongo mi vista en Isabela.

—¡Isaaaa! ¿Tú qué haces aquí?

—Estaba haciendo un trabajo con Ángel, el cual es tu primo y no sabía —dice Isa, uniendo todo en su cabeza.

—Ah ¿a visitarme? —siento como me golpea con su codo.

—Shhh...—Le indico que haga silencio. No necesito que diga nada estúpido.

Su madre les sirve pastel a ambas. Luego de platicar un buen rato, le ofrezco a Isabela llevarla a su casa y esta accede. Nos despedimos de Celeste y de su madre, para después marcharnos.

Estábamos camino a su casa, hay un silencio incómodo y sé que quiere preguntar algo, noto como juega con sus manos.

—Vale, pregunta —expreso y ella toma aire.

—Si Celeste y Ángel son primos, entonces si lo conoces —Asentí confirmando lo que decía—¿Por qué me dijiste que no?

—No sé —comenté sin saber qué decir—. Tal vez porque quisiera no conocerlo —hablo con sinceridad. 

—¿Por qué? —Noté su curiosidad en su voz— Él habla de ti, como si te conociera muy bi...—No la dejo terminar.

—Él no me conoce —expreso algo enojado—. Así que no le creas.

—Está bien —comenta ¿algo triste? —. Es aquí— señala unos departamentos que estaban a mi derecha.

Así que estaciono en frente de ellos. Están pintados de un amarillo pastel y se veían muy acogedores. 

—Espera —dije para que no saliera.

Me bajo del auto, sintiendo la brisa fría de la noche recorrer las pocas partes de mi cuerpo que estaban descubiertas. Me dirijo a su lado del auto y abro la puerta para que ella pueda salir. 

—Gracias por traerme.

—Siempre — dije y ella sonríe—¿Todavía quieres que vaya contigo a jugar Bolos? porque entiendo si tú, ya...—Ella me interrumpe tomando mi mano y juro que siento como mi corazón se detuvo por unos segundos.

—Obvio que quiero—acaricia mi mano—. Tengo curiosidad sobre hoy, pero espero que algún día me las aclares —dice mirándome directamente a los ojos.

—Debes entrar.

Ay Por Dios, estoy entrando en pánico ¿Por qué dijiste eso?

—Si yo debo entrar —dijo aún sonriendo ¿No lo arruiné?

En ese momento pasa algo que no esperaba, ella se acerca y deposita un corto beso en mi mejilla.

—Nos vemos mañana, Louis —añade soltando mi mano y volteándose para dirigirse a la entrada de los departamentos.

No sé ni como, pero entro a mi auto. Llego a mi casa y le aviso a mi madre para luego entrar a mi habitación. Me dejo caer sobre sobre mi cama y escondo mi rostro en mi almohada. Siento vibrar mi celular, así que lo saco de mi pantalón y levanto un poco la cabeza para poder mirar la pantalla. Visualizo el nombre de la persona que me ha enviado el mensaje, Isabela.

Buenas Noches, descansa.

Cuando leí eso, no pude evitar sonreír. Volví a esconder mi rostro en mi almohada. Definitivamente mañana será un gran día.

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Gracias por el apoyo. 

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