║18║ Lo sé, soy el mejor

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Celeste

Louis continua toda la clase buscando la forma de establecer una conversación conmigo, pero no se lo permito, uso la excusa de que debemos concentrarnos en la asignación que la maestra ha colocado y agradezco que esto funcione.

De todas las personas en las que confío, solo él es capaz de hacerme hablar sin siquiera pedírmelo con palabras, una simple mirada es suficiente. Por eso a toda costa he evitado mirarlo. Es ridículo, pero este chico me conoce más de lo que me gusta aceptar.

Lo único que quiero es llegar a casa y encerrarme en mi habitación para poder escribir, esta es mi forma favorita de expresarme. Crear mis propios mundos es algo que en realidad me apasiona. Prefiero perderme en las palabras que hablar. No necesito agobiar a nadie con mis tonterías, estar enojada con Ángel no es algo importante si lo comparamos con los problemas verdaderos que tienen las personas en su día a día.

La clase termina y no dudo en tomar mis cosas para salir a toda prisa del salón. Solo quiero estar sola con mis pensamientos. Solo quiero entender a Ángel, pero por más que trato no lo consigo. No entiendo su actitud inmadura ante su situación con Louis. Quiero que deje de comportarse con un idiota y que le permita a Louis acercarse.

Quisiera decir que quiero que vuelvan a hacer amigos solo porque extraño como eran las cosas entre los tres en el pasado. Decir eso sería una mentira, quiero que vuelvan a retomar su amistad. Porque necesitan uno del otro más de los que les gustaría aceptar a ambos. Es que no hay duda de que son polos opuestos, pero eso los vuelve un buen equipo, algo que a Ángel le falta a Louis le sobra y por eso se complementan.

Conocí el significado de la amistad gracias a ellos. Aprendí que la sangre no siempre pesa más porque hay ocasiones que aquella familia que puedes escoger puede llegar a marcar más tu vida. Tu lealtad no tiene que estar digerida a aquellos con los que compartes genes, sino aquellos que deciden sentarse junto a ti cuando estás en tu peor momento.

Ángel y Louis se han crecido como hermanos, pero por una razón que desconozco un día simplemente dejaron de hablarse. Es un tema que ninguno de los dos ha querido tocar, no importa lo que he intentado hacerlo a hablar sobre eso.

Odio la estúpida barrera que ha creado Ángel para mantener a todos alejados y no permitir que nadie se acerque a él. Me siento inútil por no ser capaz de romperla. La única persona que la puede romper es Louis y Ángel no lo deja volver a su vida. Sé que es por miedo, miedo de ser vulnerable ante alguien.

Soy consciente que guardarse las cosas es algo que solo hace que acumules el dolor en tu corazón, ese dolor en algún momento querrá salir y la única forma es explotando. Todo mi cuerpo es recorrido por un escalofrío, sé que Ángel es impredecible y que buscaría la peor forma para liberar su sufrimiento. Siento mis ojos llenarse de lágrimas y aunque quiero evitar que salgan, es inevitable las siento caer por mis mejillas, tengo miedo de perderlo.

—¡CELESTE! —grita Louis a mis espaldas.

Me volteo tratando de calmarme. Él comienza a correr al notar mi estado.

—¿Qué pasa? —pregunta al llegar a mi.

No lo pienso dos veces y rodeo mis brazos en su cintura, lo necesito ahora como él no se imagina, quiero escucharlo decir "Todo estará bien, Pequeña" pero no pasará.

—¿Qué te pasa pequeña? —Mi corazón se rompe ante sus palabras.

"Pequeña" así solo me llaman Ángel y él. Lo abrazo con todas mis fuerzas, quiero quedarme entre sus brazos y sentirme segura solo un poco más.

—Cele —Escucho la voz de Bryan.

Me separo de Louis y seco mis lágrimas con intención de irme, pero Louis me sujeta de mi antebrazo.

—Suéltame —Le digo con la voz quebrada.

Él lo hace y logro salir de ahí antes que llegue Bryan a nosotros.

∞∞∞∞∞

No sé cómo lo consigo, pero evito a todos hasta que finalizan las clases. Camino con movimientos rápidos para poder salir de la escuela. Como Ángel tiene practica hoy, mi padre debe estar afuera esperando por mí. Cuando salgo no logro encontrar su auto en el estacionamiento. De repente siento que alguien me toma del brazo y me hace caminar.

—¿Qué te pasa? —digo al notar que es Bryan.

—Tendremos una cita —expresa sin quitar la vista del frente.

—No quiero Bryan—Intento soltarme de su agarre.

—No te estoy preguntando —comenta y en un movimiento me sube en su hombro. Comienzo a patalear y a gritar como una loca.

Todos a mi alrededor se quedan como si no estuviera pasando nada, porque nadie se atrevería a ponerle un dedo a este estúpido. Me termina subiendo a su auto y me coloca el cinturón de seguridad para luego entrar el auto en un hábil movimiento ni siquiera me ha dado tiempo de intentar salir.

—Bryan, no entiendes, que no puedo, no he pedido permiso.

—No te preocupes lo he pedido por ti —Enciende el auto y lo coloca en marcha —Así que, aunque no quieras, vamos a tener una cita.

—¿No tienes práctica? —El enojo se nota en mi voz. No me gusta que me obliguen hacer cosas que no quiero ¿Por qué no entiende que lo único que necesito es estar sola?

—Tu eres más importante, que cualquier cosa —comenta él sin dejar de mirar hacia él camino—Y ni creas que voy a dejar que te cierres como Ángel— Todo mi enojo desaparece—. Nunca voy a dejar que tu construyas esa estúpida barrera, que él ha creado. Porqué eso nunca me lo perdonaría.

Mi vista se cristaliza y él lo nota al instante así que se estaciona a un lado del camino, siento como me atrae a él para abrazarme.

—Tranquila princesa, jamás te dejaré sola —Escondo mi rostro en su pecho.

Al separarnos, siento sus labios húmedos sobre los míos, siento todo su amor y preocupación en ese beso.

—Te amo — Sus manos acunan mi rostro.

—Yo...también —digo con la voz toda quebrada.

A él escucharme así vuelve a abrazarme. Ahora mis brazos están alrededor de su cuello y los suyos sobre mi cintura. No sé cuánto duramos así solo sé que trato de disfrutar de su cercanía y de su olor, el cual siempre me ha encantado.

—Ahora si tendremos esa cita y vas a disfrutarla—dice al volver al camino.

—Está bien —digo intentado sonreír— Pero a ¿Dónde vamos?

—Ya verás.

Al transcurrir un tiempo él me pide que cubra mis ojos con una venda. Lo cual dudo hacer un segundo, pero termino complaciéndolo. En minutos siento que el auto se y ahí comienza mis nervios.

—¿Ya llegamos? —pregunto y no obtengo respuesta— Brys.

Escucho que la puerta del auto cerrarse y sé que se ha bajado ¿Por qué no me avisa?

—Brys —Repito. ¿Dónde rayos va?—Bryan— En ese momento se abre la puerta de mi lado.

Siento su mano tomar la mía para ayudarme a bajar.

—Debemos trabajar en tu paciencia, porque quiero mínimo siete hijos— Me dice al oído y no puedo evitar reír.

Su mano sigue unida a la mía, caminamos un poco y entonces me suelta.

—Ya puedes quitártelo.

La emoción en mi cuerpo me dificulta quitarme la venda y él tiene que ayudarme. No puedo creer lo que mis ojos están viendo, es que en serio lo amo.

—¿Vamos a pasear en helicóptero? —digo como una niña de cinco años.

—Mmm....si —dice él, me abalanzo sobre él, para así poder abrazarlo— Lo sé, los sé, tienes él mejor novio del mundo.

—No, del mundo, del universo —comento y los dos nos reímos.

Ambos nos acercamos al helicóptero. Él me ayuda a subir para luego hacerlo después de mí, no lo puedo creer, voy a pasear en helicóptero es algo que querido hacer hace tiempo, pero no había podido tener la oportunidad. Al colocarnos los cinturones de seguridad las hélices comenzaron a girar, lo cual provoca mucho ruido, pero no importa, esto es increíble.

Mi corazón quiso salir de mi cuerpo al sentir que nos elevamos, tomo su mano lo más fuerte que puedo. Siento su mirada sobre mí y estoy segura de que está sonriendo.

La vista es espectacular, los colores que decoran el cielo parecen sacado de un sueño. No se puede negar la creación de Dios es perfecta, es como si él hubiera cogido un pincel y había creado estos magníficos paisajes.

—Ahora sí ¿Me vas a contar lo que te pasa? —su tono de voz es bajo—Solo si quieres y si crees que estás lista, porque no quiero arruinar la cita—Habla tan rápido que a pena lo logro entender.

Mis ojos se posan en los suyos y no puedo evitar sonreír al ver el brillo que estos poseen. Un brillo que apareció el primer día que nos vimos y que para mi sorpresa no ha desparecido al pasar del tiempo. Bryan es una de las personas más increíbles que he conocido en mi corta vida, no es perfecto porque ¿Quién lo es? Pero sus defectos y sus virtudes lo hacen ser único, aún no conozco las razones por la cual me ha elegido a mí. Sé que no soy su primera novia, pero mi corazón anhela ser la última.

—Eres el mejor del mundo —mi mano se posa en su mejilla— ¿Lo sabías?

—Mmm... Si, pero me encanta que me lo digan.

—¿Qué te lo digan? ¿Quiénes?

—Todas las chicas que tienen el placer de conocerme —dice él, con una sonrisa de lado.

—Oh, mira que bien.

Acaba de arruinar el momento, con ese comentario. Así que quito mi mano de su mejilla.

—Sabes que no es mentira —dice él acunando mi rostro—. Pero la única persona que me importa que me lo diga... Eres tú.

—Ujum —Quito sus manos.

—En serio ¿Te vas a poner celosa?

—Yo no estoy celosa —No tengo ninguna expresión en mi rostro.

—No, yo sé que no—Sé que se burla de mí por la forma que alarga sus palabras.

—Joven Cadet, vamos a descender —Nos informa el piloto.

—Debes colocártelo de nuevo—Me pasa la venda.

—¿De nuevo?

— Sí, sí —dice él y me lo pone con entuciasmo.

Siento como el helicóptero comienza a descender. Cuando llegamos por fin al suelo, escucho las hélices decelerar, hasta quedar totalmente quietas.

—Ven — me toma de las manos para ayudarme a bajar.

—¿Ya puedo quitármelo? —pregunto llena de curiosidad.

—Tranquila, yo te aviso —responde —Mmm tengo una idea.

—¿Cuál?

En un movimiento estoy entre sus brazos. Me está cargando en forma princesa.

—¿Qué haces? —expreso y él comienza a caminar.

—Cargando a mi Princesa —dice y después me da un corto beso en los labios y eso provoca que me sonroje—¡Ay sé sonrojó!

—Cállate —Golpeo su pecho.

—Eso dolió—exagera —. Sabes que te tengo cargada y ¿si te caes? ¿Qué pasaría?

—No te atreverías.

—¿Me estás retando?

Él comienza a moverse, como si me va a dejar caer lo cual provoca que em aferre a su cuello con fuerza.

—Amor no juegues así —pido sobre su cuello.

—No lo haré solo porque me llamaste amor —dejo varios besos sobre su cuello y parte de su mandíbula— No hagas eso, que sabes que provocas conejita.

—Yo no sé nada —río un poco mientras el me deja con delicadeza sobre el suelo.

Me lo quito la venda lo más rápido que puedo. Es simplemente precioso lo que mis ojos ven. Tengo que llevar mi mano a mi pecho para asegurar que no sufra un infarto. Ha preparado una cena para los dos, todo el lugar está decorado con luces, justo detrás hay un lago precioso donde se puede apreciar los colores que decoran el atardecer.

—¿Vamos? —Su mano se entrelaza a la mía.

Una palabra no ha sido capaz de salir de mi boca. Él me ayuda a sentarme y luego se coloca frente a mí. Una sonrisa ilumina su rostro y lo hace ver más apuesto de que lo que ya es.

—¿Lista para comer? —Apena logro asentir.

En ese instante aparecen unos camareros depositan una botella de vino y dos plastos con pasta sobre la mesa. AMO LA PASTA, en serio, no exagero, puedo vivir solo comiéndola.

Después de cenar, nos trajeron otra botella de vino, ya que la anterior se había terminado, hablamos de todo un poco, en verdad teníamos un tiempo sin compartir un momento así. Se me es fácil perderme en sus cautivadores ojos mirando sus hermosos ojos. De repente saca una bolsa de abajo de la mesa, hace cuánto eso esta ¿ahí? Él me la entrega y me pide que la abra.

Saco el objeto de la bolsa y no puedo creer lo que mis ojos están viendo, es el libro de Orgullo y Prejuicio segunda edición, esto es demasiado para mi pobre corazón.

Amo los libros.

Amo leer.

Lo amo a él.

—Lo sé, soy él mejor —comenta él, lo cual provoca que lo mire— ¿Qué esperas para venir abrazarme?

No lo pienso dos veces, dejo el libro encima de la mesa y voy a abrazarlo. Hasta que quedo sentada en sus piernas. Dejo cortos besos por todo su rostro, desde su barbilla hasta su frente.

—Te amo, te amo, te amo...—repito varias veces sin poder encontrar otra palabra en este momento que pueda expresar lo que siento por él.

—Yo te amo más —dijo sobre mis labios y luego los unió en un beso.

Es un beso tierno y suave, de eso que te hacen sentir amada y segura. Pero de un momento a otro, todo se vuelve más intenso y apasionado. Mis manos rodean su cuello, siento como sus dedos detallan mi espalda llenando esta de caricias que me hacen querer más de su tacto.

Nos separamos para tomar aire y no pude evitar sonreír sobre sus labios. Todo es perfecto a su lado. Su celular suena arruinando el momento.

—No contestes —hago puchero con mi labio inferior.

—Si me lo pedís así, entonces no lo haré.

Él acaricia mis mejillas y así me acerca nuevamente a él. Pero cuando estamos a punto de rozar nuestros labios vuelve y suena su estúpido celular.

—¿Quién rayos te llama?

—Vamos a averiguarlo —Saca su celular de su bolsillo.

¿Hola? —toma la llamada—¿Para qué me llamas? —pregunta, su ceño está un poco fruncido—Si, estoy ocupado—Sus ojos se posan en mí —Pues cuéntalo rápido—Blanquea sus ojos, noto que quiere terminar esta llamada—¿Qué? ¿Es una broma? —Noto la preocupación en su voz, lo cual hace que mis alarmas se activen —¡MIERDA!— dice y al recordar que estoy ahí, se disculpa con la mirada— ¿Tú vas también?— muerde su labio.

Enserio está pasando algo grave, él sólo hace eso, cuando algo verdaderamente lo preocupa.

Perfecto, nos vemos allá.

Luego de eso Cuelga.

—¿Qué pasó? —pregunto de inmediato.

—Tenemos que irnos—dice él sin dejar mirar mis labios.

—¿Qué pasó? —insisto.

Pero él no me responde, solo deposita un corto beso en mis labios para luego hacer que me levante de sus piernas. Él también lo hace y toma el libro para introducirlo en la bolsa. Lo miro esperando que me diga algo, pero ni una palabra sale de él.

—Me puedes decir ¿Qué pasa? —investigo cuando me toma de la mano y me obliga a caminar de vuelta al helicóptero.

Silencio es lo único que recibo de su parte. Al llegar al helicóptero me quedo parada afuera, no pienso entrar hasta que me diga lo que sucede. No puedo con mis nervios, mi mente ha comenzado a pensar lo peor.

—Vamos princesa, tenemos que irnos—intenta tomar mi mano nuevamente pero no se lo permito.

—No, no me voy a ir, hasta que me digas que está pasando.

—Te cuento en el camino.

—No, me lo cuentas ahora—digo con firmeza—¿Qué pasa?

—Louis fue elegido capitán de Basquetbol.

—¿Qué? —Esto no puede ser cierto.

—Y Gabriela organizó una fiesta en su casa

—¿Lunes?

¿A Gabriela le falta un tornillo? ¿Cómo se le ocurre hace runa fiesta iniciando la semana?

—Ángel se está emborrachando—agrega, vuelve a morder su labio inferior— Y sabemos que pasa, cuando Ángel se emborracha.

— ¿Y que estamos haciendo aquí? —digo subiendo al helicóptero lo más rápido posible.

Él sube atrás de mí, mi corazón se está acelerando, se está preocupando por aquel me ha tenido mal todo el día, pero es que todo enojo desaparece y viene a mí la preocupación, no quiero que le pase nada. Cada vez que Ángel consume alcohol, siempre significa problemas.

Solo espero que lleguemos a tiempo.

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Este capítulo fue dedicado a Bryan y a Celeste...

#BrycelForever ❤️😂

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