Capítulo 26

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Nuevo conocido.

Mabel andaba por las calles con total tranquilidad entre su andar, el dia anterior había quedado en encontrarse con el pelirrojo del bosque, pero ahora estaría en la ciudad mirando si conseguía recuperar su cartera, así que ese era su destino, la comisaría del pueblo. Con entusiasmo la chica se detiene admirando desde fuera ese cabello rojo como el fuego y su rostro moreno que sonríe ante un oficial, ese chico... Le había dado el valor para enfrentarse a algo que le aterraba sin temer ni siquiera un segundo por su propia vida. El chico agradece una última vez y saliendo de la comisaría revisa sus papeles dentro de la cartera, pero se detiene al notar un suéter de hombliguero rosa con algunos dibujos hechos a mano y algodones adornando el contorno; sus ojos subieron hasta los ojos avellana que esperaban ser vistos con entusiasmo.

— ¡Hola! —expresa entre un grito.

La chica se sonrojo y cubrió con prisa su boca avergonzada de haber gritado al punto de asustar al pelirojo con eso; su mirada ahora estaba desviada hacia la acera del piso aún cuando Phill intenta verla a los ojos.

— ¿Por qué te estás escondiendo?

—Es que... Grité tan alto que te asusté —traga grueso volviendo a esa mirada —es vergonzoso, hace mucho que no hago eso porque decían que era molesto...

El chico ríe y solo guarda su cartera en su mochila para sacar su cámara y ponérsela al cuello.

—Yo no creo que sea molesto, me sorprendiste... Pero eso me pareció muy divertido —baja sus botas sobre la acera señalando el camino que seguir con la palma abierta — ¿Vamos?

Aunque algo sorprendida, Mabel solo traga saliva y asiente animada comenzando a andar al lado de aquel chico que era un atractor de miradas. Su altura, su piel morena, sus cabellos teñido de rojo y esa mirada tan penetrante y decidida, o quizá simplemente su ropa tan... Dura, como si de un chico rudo y peligroso se tratará, o todo en conjunto, pero algo era claro, todas las miradas estaban sobre ellos.

— ¿Cuánto mides?

— ¿Perdón? —se inclina dudoso a ella.

—Bueno, es solo que... Todas las miradas están sobre nosotros y es... Yo pienso —rie calmando se —que es por tu altura, eres muy alto.

—Pues... No tanto —posa la mano sobre su cabeza —uno ochenta y cinco... ¿Que tal tú?

—Uno setenta y... Algo —rie bromista —la verdad es que no recuerdo muy bien cuánto.

—Bueno, no lo sé... —apunta por lo bajo —podemos preguntar a alguien sobre el Porqué nos miran.

—Creo que solo te miran a tí.

—No no, nos miran a ambos —se detiene apuntando detrás suyo — ¿Quieres que pregunte?

— ¡No, claro que no! —rie sujetando su chaqueta de cuero —Phill.

—Venga, solo preguntaré un poco, hasta podemos apostar por ésto.

El Gong en su cerebro la hizo detenerse y emitir una amplia sonrisa, aunque dudoso por la actitud, Phill avanzó de frente encontrándose con esos ojos decididos.

— ¿Y que quieres apostar? —cuestiona seguro de si mismo.

—Algo divertido... —su mirada sube reluciente en una idea — ¡Saltar con ropa interior al lago! Solo ropa interior.

El chico cubre su cuerpo con las manos muy divertido con la escena y se retiene de esa necesidad de acariciar la mejilla de aquella chica.

—Bien —espabila asintiendo —solo ropa interior, apuesto a que nos están viendo a ambos.

—Apuesto a qué te miran a tí.

El chico asiente y con seguridad avanza al muchacho que solo aparta la mirada al verlo ir, comienzan a charlar y Phill apunta a la castaña que el chico observa, el muchacho termina sonrojado y solo lo apunta a él. Phill se gira sorprendido y luego de ver la cara sonriente de Mabel se despide del joven y avanza hacia ella.

—Bien, has ganado, pero si le preguntamos a más gente estoy seguro.

—No, no, el trato solo lo incluía a él —sonrie victoriosa manteniendo la mirada al frente —yo se que también me ven a mí, pero es solo por mi altura... Contigo a mi lado soy aún más llamativa —arroja su cabello hacia atrás con orgullo.

—Muy bien —sonrie encogiéndose de hombros —si tu lo dices, pero... Definitivamente eres alguien lindo a quien se voltea a ver.

Ella ríe agradecida por tal elogio y tranquilamente siguen su camino mientras la castaña hace de guía de turistas para el pelirojo que le presta completa atención.

En la cabaña del misterio Dipper y Bill estaba terminando de arreglar el cuarto de invitados cuando Stan se adentro en la habitación.

— ¿Y bueno...?

Ambos giran la mirada algo sorprendidos por esa cuestión, Bill rasca su nuca dudoso y Dipper es quien se anima a contestar.

— ¿Que pasa tío Stan?

—Pues... Ya estoy un poco cansado de ésto —frunce el entrecejo cruzandose de brazos — ¿Me pueden decir que está pasando entre ustedes dos?

— ¿Perdón? —cuestiona Dipper.

—Hay algo entre ustedes dos, no trates de engañarme niño, lo tengo claro... Además Ford me ha hablado de las marcas y todo ese tema con los demonios y la unión entre ellos... Es confuso y no tenemos pistas, pero hay una unión interesante...

—Creo que la edad le ha hecho algo de daño señor Ford —bromea.

— ¿A si pequeño mocoso?

Enrollando sus mangas aprieta el puño dispuesto a golpear al rubio, pero Dipper se aproxima rapidamente metiéndose entre ambos con prisa.

— ¡Espera, espera, espera! Solo... Di lo que quieras decir, y Bill —se gira reprendidolo con la mirada —quedate quieto y callado.

El rubio elevó las manos hasta sus hombros en son de paz y tranquilamente tomo asiento en la cama dejando a Dipper frente a su tío que aún le dirigía una mirada de odio al rubio.

—Por favor tío Stan.

El hombre exhala un suspiro y solo asiente vencido ante la petición de su sobrino.

—Las marcas están unidas en pareja, y sorpresivamente tus amigos de la ciudad están unidos como tal, además... Sus marcas no se marcaron hasta que ellos decidieron convertirse en pareja, entonces por lógica... Sus marcas son visibles y ustedes dos...

— ¡Ha, no, no Tío! El tío Ford olvidó mencionarte que nuestras marcas eran claras desde antes.

El hombre se miró dudoso y parpadeó algo triste por esa contestación desesperada.

— ¿Tienes miedo de mi Dipper?

— ¿Qué?... No, claro que no.

— ¿Y por qué no puedes simplemente decírmelo? Decirme que ese chico y tú están saliendo.

El castaño traga grueso sorprendido por la calma en el rostro de su tío, y ese mismo desespero por escuchar esas palabras de su boca, lo sabía, pero quería escucharlo de la boca de su sobrino.

—Yo... —aprieta los labios dudoso —lo siento, es que yo... —une sus manos con nerviosismo haciendo vagar su mirada —No era miedo en si, es que yo... Bueno tú...

Su inquietud lo llevaba a arrastrar palabras y fruncir el ceño causando que el rostro del mayor decayera con tristeza entre un suspiro. Bill trago grueso y se levantó haciendo girar a su pareja hacia él, lo sujeto por las mejillas haciendo mirar sus ojos ámbar y suavemente sonrío.

—Dimelo a mí, ¿Por qué no quieres decirle a tu tío?

El chico dudo, inhaló profundamente sintiendo aquellas manos sujetarlo con cariño, Bill dirigió la mirada al hombre en la puerta que esperaba ansioso por saber.

—Él es... Un persona fuerte y genial a su modo —rie levemente —no es miedo a lo que vaya a pensar simplemente... No quiero ver la decepción en su rostro, se que cuando yo le diga que nosotros estamos en una relación  él me mostrará un rostro de decepción, lo peor no es que me diga cosas horribles sobre el tema... Lo peor sería que no me dijera nada, nunca más.

Bill sonríe apartando los cabellos de la marca de Dipper, y suavemente deposita un beso para hacerlo girar y ver ese rostro lleno de alivio sobre su tío.

—Nunca me verías con un rostro de decepción sobre tí —avanza acariciando su cabello —ese un chico único, aún ante tu debilidad exterior eres sumamente fuerte, valiente y capaz de cualquier cosa... Y estoy orgulloso de tí.

El chico se quedó en blanco, completamente sorprendido y perdido en esa mirada llena de orgullo, Stan lo abrazo con entusiasmo y Dipper sonrío incrédulo respondiendo aquella unión, pero de pronto se alejo con entusiasmo.

— ¡Ahora iré a echarle en cara a Ford que me lo has dicho primero!

El hombre salió con prisa haciendo reír a la pareja que solo tomaba asiento en la cama disfrutado el buen sentimiento de ser aceptados con tal normalidad.

Al llegar a la cabaña Mabel lo detuvo de su andar y con entusiasmo le hizo sacar una foto del lugar con ella al frente, él reía divertido y le pedía mantenerse quieta para tener una buena foto, Mabel sonreía manteniendose en un pie y elevando las manos con entusiasmo.

—Bien... La tengo.

La chica asistía con entusiasmo al lado de aquel chico para admirar aquella foto, y solo sonreía haciéndolo seguir con su camino.

—Bien, esa es mi casa así que... Necesito que me pases luego esa foto, la quiero enmarcar y ponerla cuando... —su rostro entristece —todo ésto desaparezca.

—Me supongo que nadie del pueblo se va a rehusar contra el movimiento de tala ¿No? Los veo muy tranquilos... A menos que...

— ¿Qué? ¿Crees que planean rehusarse por sorpresa?

—Bueno, si, es una posibilidad —rie —pero más bien pensaba que podría ser que no se les haya avisado aún... El camino en el que me encontraste ayer, tu tío había dicho que lo iban a talar de todas formas ¿No?

—si, eso me dijo.

— ¿No crees que quizá estén haciendo todo en secreto? Talando de a poco, poco a poco sin levantar dudas hasta que no quede más.

—Amm... Pues, la verdad puedo dudarlo un poco, conozco a la persona con mayor inversión en Gravity y ella no haría algo así... Mentirles para cambiar este... —su sonrisa se borra —pueblucho...

El chico regreso la mirada ante el tono bajo de la voz de aquella chica, y se encontró con la duda en ese rostro, la chica parecía triste y un poco inquieta.

— ¿Ocurre algo?

— ¿Ha? —vuelve la mirada sorprendida —No es que... Tienes razón, puede ser que eso haya sucedido...

—Oh —pone su mano al frente de ella —Mira allá, ese claro... —sonrie tomando la cámara —ese lugar es perfecto.

Ella sonríe y lo acompaña buscando un lugar perfecto para tomar fotografías mientras viajan por todo el bosque sin encontrarse ninguna criatura extraña que los moleste. Al llegar al cañón de Gravity Phill Inhala profundamente admirando la escena del lugar y de reojo a aquella chica que observa con entusiasmo todo el paisaje.

—Es lindo, ¿Cierto?

—Si, de verdad es hermoso... Pero mira esa parte horrible dónde han talado... Estando ahí abajo no se nota lo horrible de esa escena, pero desde aquí puedo verlo.

Por su desanimado el chico moreno se mantiene pensativo de su actuar y al notar su duda Mabel se pone de pie sujetandose a su hombro mientras apunta la cámara.

— ¿Y si nos sacas una foto desde aquí?

— ¿De verdad?

— ¡Si, si, claro que sí! —se aleja divertida —cuando era más chica yo salía tener una cámara a mi lado, tomaba fotos de todo y creé muchos álbumes de recuerdos... Pero eso cambio un poco cuando me marche de aquí... Mi cámara quedó en el olvido y ya no hay más recuerdos —toma su cámara admirandola —quiero un recuerdo nuevo.

El chico la admira con duda y solo suspira tomado la cámara entre su aceptación, Mabel sonrie animada y se pega al pecho de aquel chico para terminar bajo su mentón, Phill sonríe y la sujeta por el brazo alistando el temporizador y posicionando la cámara. La foto es tomada, y al verla la chica se emociona tanto que da un paso más hacia atrás entre su brinco de estusiasmo.

— ¡Phill!

El mundo se le va en un abrir y cerrar de ojos cuando la orilla se derrumba haciéndola caer junto a la cámara que se suelta de sus manos mientras el aire contra su cuerpo le evita escuchar el llamado temeroso de aquel pelirojo que tiende su mano en un intento de alcanzarla, Mabel grita llena de terror cubriendo su rostro mientras sus cabellos chocan en un desenfreno total. Con enfadó, Phill gruñe haciendo salir sus alas demoníacas para lanzarse al precipicio detrás de ella, apenas pudiendo tocar su cintura la toma con fuerza uniendola a su cuerpo en un fuerte abrazo, Mabel sollozaba y al abrir los ojos ante el fuerte aleteo que ahora puede escuchar... Podía admirar unas alas largas y temibles, rojas como el fuego; se separaba tragando grueso y podía admirar esos ojos felinos de color carmesí que se abrían ante ella con alivio, sus labios temblaron, el pánico la lleno... Creía conocer ese rostro que se desfiguraba ante ella, pero...

— ¿Phi... Phill?

—Lo siento.

Suavemente unía sus labios con los temerosos labios confundidos de aquella chica que poco a poco se desvanecía en un sueño.

Dipper se adentraba con prisa luego de tocar la puerta, y sentandose al lado de la chica comenzaba a sacudirla por el brazo.

— ¡Ey, Mabel! Que es hora de la cena... Es hora de la cena.

— ¿Qué... Qué? —aturdida abría los ojos.

—La cena, el tío Ford ya la ha servido, anda —la levanta por los brazos —vamos ya que se enfría.

La chica se puso de pie aturdida, se miró de reojo en el espejo dándose cuenta que esa era la ropa que tenía esa mañana, y curiosa parpadeaba intentando recordar. Toda la cena se la paso aturdida, pensativa, pero ellos parecían actuar tan normal, tan animados y sonrientes, era confuso. Al ser más tarde se colo a la habitación de su gemelo recostandose sobre su cama mientras recordaba lo pasado en el día, era extraño, recordaba estar con ese chico gran parte de la mañana y tarde, pero... Después de llegar al risco no podía recordar nada... Solo esos ojos.

— ¿Mabel?

El chico se adentraba cerrando la puerta detrás suyo mientras seca su cabello, toma asiento en su silla giratoria y solo admira a su gemela que permanece perdida en sus ideas.

—Me supongo que ya lo sabes, pero ya que no hemos tenido tiempo de hablar por todo lo que hacemos estos días... Bueno, quería aclararte que Bill y yo estamos en una relación, o algo así... Somos como pareja.

—Si, lo sabía... Ummm... Pacífica y yo por igual, somos novias... Fue raro, de pronto solo... No lo sé, ella despertó algo en mí, un deseo o algo así... Su cuerpo me llamaba.

—Eso está siendo mucha información para mí, pero sigue diciéndome... Quiero saberlo todo, bueno —rie divertido —no todo, pero un poco de ello.

Ella sonríe girandose hacia su gemelo, Dipper sonríe tranquilo en espera de sus palabras, y ella sonríe más tranquila admirando sus ojos.

—Bueno, no lo sé, pasó de repente... Un día solo me abalance sobre ella para romper mis dudas, fue extraño porque toda mi vida siempre pensé que los chicos eran lo mío... —sonrie —pero cuando la ví ahí, tan indefensa... Siendo cuidada entre mis manos... está extraña duda me lleno, me hizo querer tocarla más, verla más... Y volver a conocerla por completo, hacerla sonreír... Y cuando la bese, me volví loca —sus mejillas se enrojecen —no importaba nada más que verla a ella por sobre todo... Se escucha algo demente, ¿Cierto?

—No... Creo que es algo que puede pasar, es... Una comodidad sorprendente que solo sientes con esa persona, sin darte cuenta puedes estar hablando con él por horas sin importar lo privado que sea el asunto... Y las cosas simplemente suceden.

— ¿Me confiesas —rie incorporandose en la cama —que has tenido sexo con ese chico Bill?

—Pues... No, realmente no lo hemos hecho —confiesa avergonzado — ¿Y tú con Pacífica?

—Nosotras ya, ella es muy activa en eso ya que se mantiene muy ocupada y solía no hacerlo seguido —sonrie orgullosa.

El chico sonríe entre el fruncir de su ceño con algo de desagrado ante lo que contaba su gemela, Mabel sonríe divertida ante las acciones de su hermano y solo suspira quedándose pensativa con todo lo ocurrido.

— ¿Ocurre algo Mabel?

—Hoy... ¿A qué hora llegué a casa? Recuerdo que estaba con Phill, el chico pelirojo del auto, y de pronto... Me despertaste.

Preocupado se levanta con prisa tomando a aquella chica por los hombros lleno de terror.

— ¿Te sientes rara? ¿Te duele el cuerpo? Tú... ¿Sientes algo raro... Contigo?

—No, no es eso en absoluto, me siento bien, simplemente... —pasa la mano entre sus cabellos —no recuerdo cómo es que llegué hasta la cabaña, lo último que recuerdo es que estaba en el risco con Phill y luego... Todo es blanco.

—Bueno... —toma asiento más tranquilo —él llegó corriendo contigo a cuestas, dijo que estaban tomando fotos en el risco cuando te desmayaste, dijo que corrió por todo el bosque lo más rápido que pudo, pero no sabía dónde llevarte... Recordó que le mostraste éste lugar y le dijiste que era tu casa, el tío Stan te recibió y lo amenazó un poco...

— ¿Amenazar? ¿Por qué?

— ¡Es un chico extraño Mabel! No lo conocemos, y saliste con él a un bosque solitario dónde nadie puede decirnos que verdaderamente solo te habías desmayado... Pensamos que pudo ocurrir otra cosa y todos nos pusimos algo histéricos.

—Pero lo dejaron irse... ¿Cierto?

Ante la incomodidad en la mirada de aquel castaño, Mabel se levantaba con prisa corriendo sin dudar hacia la sala donde debía encontrarse Stan. El hombre la mirá tranquilo y solo suspira.

—Esta junto a la exhibición del hombre lobo adolescentes...

Mabel le reprede con la mirada y se adentra en las exhibiciones notando como Soos "cuida" de él entre su siesta; apenada la chica le quita la mordaza y suelta las sogas de su cuerpo.

—Lo lamento, de verdad lo lamento mucho Phill... Ellos son algo... Exagerados a veces...

Riendo solo se pone de pie estirando un poco su cuerpo por el dolor de las sogas contra su cuerpo, Mabel suspira profundamente avergonzada y lo guía fuera tomando las llaves de repuesto que tenía Stan bajo la registradora.

—Vamos, te llevaré al pueblo vecino.

—Oh, de verdad te lo agradecería, a esta hora dudo mucho que vaya a haber algún autobús.

—De verdad lo siento mucho —le abre la puerta —nadie me dijo nada y estaba tan perdida que no podía recordar nada de eso —toma su lugar —lo siento, lo siento tanto —lo mira directo —de verdad lo lamento mucho.

El chico ríe enternecido por la actitud de aquella chica y solo observa esos ojos arrepentidos, pero evita decir algo al ver a su tío de lentes salir con un suéter en manos.

—Mabel, antes de que vayas a dejarlo... —saluda al chico —por cierto, lo sentimos, pero es nuestra niña y es difícil confiar en una persona extraña.

—Lo comprendo, no se preocupe, y le agradezco que soltará un poco los amarres.

El hombre sonríe y le pasó un suéter a la joven —Vas en Pijama, cubrete un poco.

—Gracias, vuelvo pronto.

— ¡Oye, oye! —sale con prisa su gemelo —Bill te estará esperando fuera del camino, se que irás con tu amigo, pero el regreso será en solitario, es mejor que vayas con alguien.

—Si, si —enciende el coche —bien, gracias a ambos, iré con cuidado y con Bill... Así que dejen de preocuparse tanto.

Al arrancar el auto el pelirojo miraba con duda la vergüenza en el rostro de aquella chica.

— ¿Bill?

—Es el chico rubio que iba con mi hermano en la bicicleta la primera vez que te ví, es su novio.

—Oh, bien... La cámara se estropeó un poco con la caída, creo que me tomará un rato revelar las fotografías, pero cuando las tenga te pasaré las tuyas.

—Si, te lo agradecería, y... Estoy dispuesta a pagar la cámara ya que fue totalmente mi culpa que se dañará... —lo observa de reojo —de verdad lo lamento, nunca antes me había pasado algo así, normalmente soy buena con el ejercicio.

—Puede que solo estuvieras cansada, o el sol era muy fuerte, son cosas que pasan.

— ¡Ha! Allá está Bill.

El chico asiente con tranquilidad, y al detener el auto observa de reojo a aquel chico que los saluda entre su sonrisa, Bill sube en la parte de atrás mientras Mabel se coloca el suéter algo ligero que su tío le había dado.

—Espera, ponte mi chaqueta —la entrega —aun debes estar algo débil por el desmayo, no quiero que te vayas a enfermar por llevarme a casa.

La chica pensaba negarse, pero esa mirada sería le hacía detenerse y solo le permitía acomodar es chamarra sobre sus hombros mientras iniciaban su camino entre la música de la radio.

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