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Ya esta, era definitivo, ahora si se había jodido: Con tan solo escuchar "Corrida de autos" el estómago de Dipper dio más giros que una bailarina en plena escena y en un instante se sintió desfallecer. Definitivamente, su hora había llegado.

Bill se amontonó con su grupito, todos movidos por pura euforia, mientras a solo unos pasos el morocho se estaba por desmayar... Y es que si no podía soportar viajar con él cuando este manejaba normalmente, ¿¡como se suponía que lo haría en medio de una corrida?!
Las corridas de autos en el hipódromo abandonado cerca del río eran una cosa, ¡Las corridas en medio de la calle otra completamente distinta! El asunto era sumamente ilegal y todos en el país lo sabían, aun así no es como si el desobedecer la ley fuese algo nuevo y mucho menos para la banda que dependiendo desde donde la miraras podrían haber salido de un grupo de convictos o un grupo de ex-convictos.
A Dipper ninguna de esas dos opciones le causaban gracia.

La muerte no estaba lejos, y más si esos adolescentes parecían atraerla aún más con cada grito que daban. Fue entonces que mientras la banda planeaba ataques y lanzaba insultos a otro grupete de no muy buen aspecto que la brillante idea de huir cruzo su cabeza por décima vez en la noche.
Comenzó con un paso, luego otro, lento y con cuidado, tratando de no llamar la atención del rubio que estaba entretenido con sus amigos, dispuesto a correr y si la cosa se complicaba llamar a Stan que no tenía problema con cosas ilegales para que fuese a recogerlo.
Fue entonces, cuando ya estaba un poco alejado del grupo, que la única persona que sabía que era mujer en el grupo habló

- Esperen, ¿No debería el debilucho tener un apodo?

Todas las miradas se clavaron y el grupo estaba repentinamente encima suyo, gritando una serie de nombres tan o aún más raros que los suyos propios

- ¡Máquina de chillidos! - siguió uno de grandes dientes y unos braquets colgando
- No boludo, ¡Algo intimidante como "Rompetripas"! - propuso la chica
- No, no creo que suene intimidante, algo menos metalero - se quejó uno con sombrero - quizá algo como "corta cabezas"
- Vos cállate - le cortó la chica
- "Fideos" - aportó Zack

Un descontrol se armó en el grupo, y entonces Bill habló, casi como invocando el silencio
-Todos son terribles. Este chico - dijo mientras Dipper se moría por lo cerca suya que estaba el rubio de forma tan repentina - No tendrá algo tan tonto.
- ¿Y que sí no jefecito? - dijo el tal Kryptos
- Dippersito. No tenes ningún nombre copado, ¿no?
- Eeeeh... - Dudó - ¿Dipper Pines?
El rubio lo miró por unos segundos intensamente, apoyándose en su hombro de forma inconsciente mientras pensaba.
- ¡YA SÉ! soy un genio. - se adulo a sí mismo - A partir de ahora vas a ser... - dijo mirándolo de frente - ¡"Pine Tree"!
- Osea... Pino. Mi apellido. - hablo el morocho
- Pinito. - corrigió el rubio. - Y ya resuelto esto Banda, ¡Vamos que tenemos una corrida que correr!

Una ovación general se escuchó y así de forma rápida, ya se habían ido todos a sus respectivos autos; Algunos rojos, otros violetas, pero todos definitivamente golpeados. Se escuchó la voz de un anunciador y Bill se despegó del hombro del morocho y comenzó a acercarse a su auto nuevamente. Fue en ese momento que Dipper lo tomó de la mano.

- Bill, ¿¡Qué se supone que haga?! ¿¡Estas loco?! ¡¡No puedo manejar en una corrida!! - se desesperó el morocho
Bill pausó, se dió la vuelta y pestañó dos veces, confundido
- ¿No que sabías manejar? - preguntó
- ¿¡Y qué tiene eso que ver!? - grito mientras lo tomaba por los hombros y lo sarandeaba
- Okey, Okey - Dijo Bill, quitando sus manos, tomándolas en un intento de relajarlo - ¡Correrás conmigo! ¡Soy excelente manejando así que será divertido!

Dipper lo miró, y con una sonrisa le dijo

- Me voy.
Bill actuó rápidamente, y le tomó la mano.
- Nonono, no te vayas - rogó - Teníamos un trato
- El trato era una cita, ¡No morir!
- okey - suspiró, y tras pensar un segundo continúo - ¡Hágamos un nuevo trato!
- ¿Qué? - preguntó Dipper incrédulo
- Como penalización para anular el otro, ¡creamos uno nuevo!
- No tiene sentido - respondió
- Si lo tiene. - remató. -  Mirá, el nuevo trato es así, vos participas en esta corrida conmigo, no tenes que manejar, y prometo que no te vas a morir
- ¿Y si digo que no?
- Voy a llorar
- Me voy.
- Nonono - rogó, tomándole la mano otra vez - okey, solo esta vez - dijo y le soltó la mano - no tenés que volver a venir, y te juro que sí no te divertis ni un poquito, no te vuelvo a molestar.

Ojos chocolate y ojos amber se encontraron debatiendo por unos segundos. Bill rogaba sin pena ni gloria y Dipper comenzaba a caer antes sus trucos. La premisa de no volver a ser molestado le parecía algo tentadora...

- ¿Trato? - preguntó Bill
Esta fue la segunda vez que el menor tuvo la chance de escapar, huir, no volver a ver al chico de pelo rubio artificial que tanto plagaba sus pensamientos. Pero en esos momentos, algo, tal vez magia, lo movió a suspirar y responder

-Trato.

Bill sonrió, dió un saltito, y en segundos Dipper ya se encontraba en el Ferrari con Bill en el volante, rodeado por algunos de los miembros de la banda del rubio que se preparaban en su auto. Los otros junto a la gente que se amontonaba a su alrededor en la calle, todos esperando a que una chica no muy recatada diera la señal con un silbido, el amontonamiento contando desde el 3 para que el semáforo se pusiera en verde

- Dios, no sé que hice - comenzó con su monólogo Dipper mientras la cuenta llegaba a dos - Pero te odio

Y un grito agudo se escuchó en la calle, acompañado del ruido chillante de ruedas sobre el pavimento

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