•CAPÍTULO 13•

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•CAPÍTULO 13•

¿ESTO ES EL FINAL?

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La respiración de Elisa se hizo pesada, se estaba sintiendo muy nerviosa por aquella cercanía, más aún cuando Charles le decía tales cosas, pero ella no podía caer, no iba a ayudar a alguien que no la había ayudado a ella.

—Lo lamento Charles, yo necesité muchas cosas y tú no estuviste ahí —dijo y salió de la habitación.

No quería leer sus pensamientos, aunque podía saber que él si quería leer los de ella. Elisa se recostó contra la pared y suspiró frustrada al no entender las actitudes de Charles.

Él no puede ignorarla y pretender que corra a consolarlo porque dice necesitarla. Elisa salió de ahí lo más rápido que pudo caminando hacía los alrededores de la mansión con esa mala sensación en la boca de su estómago.

¿Qué habrá querido decir con que la necesita?

[...]

Tres días después...

La chica miraba el techo de su habitación con Andrew leyendo para ella. Claro que no prestaba atención a lo que decía, los pensamientos de King estaban en otro lugar, además que era demasiado aburrido cualquier cosa que estuviera diciendo.

—No estás escuchándome —Andrew cerró el libro y se cruzó de brazos.

—No pares, era relajante escucharte hablar con ese lindo acento —dijo y se sentó para mirarlo.

Andrew estaba leyendo para ella y aunque ya no tenía ni idea qué leía, encontraba aquello demasiado satisfactorio. Le ponía muy incómoda el silencio y con él allí leyendo para ella se sentía más cómoda.

—Si no me escuchas ¿para qué quieres que te lea? —preguntó.

Ella se encogió de hombros y se levantó de la cama.

—¿Crees que la escuela siga funcionando? —soltó de repente ella.

Era algo que estaba rondando la mente de Elisa, no podía evitar no pensar en algo así, más por como venían las cosas en la escuela. Parecía que todos querían evitar hablar de eso.

—¿Por qué lo preguntas? —frunció el ceño.

—Andrew, quedamos 7 personas, contando a Hank y Charles —dijo tratando de hacerle ver lo que ella estaba pensando.

—¿Crees que nos enviarán a casa?

Volvió a encogerse de hombros sin saber muy bien que pasaría después.

La mayoría de los que estaban fueron reclutados por el gobierno para servir en la guerra o sus padres los habían venido a buscar ya que perdieron a alguien o cosas similares.

Un golpeteo en la puerta hizo que ambos se sorprendieran y se miraran fijamente. Elisa abrió la puerta encontrándose con Georgia y su mirada triste.

—Charles nos manda a llamar —avisó y se fue tras decir eso.

Andrew se levantó de la cama y ambos siguieron a Georgia hasta llegar al despecho de Charles donde los otros dos estudiantes que quedaban estaban esperando ahí también.

Elisa se acercó a su amiga y acarició un poco su brazo, la otra chica sonrió un poco, se habían hecho muy cercanas en este último tiempo que pasaron juntas.

—¿Sucede algo? —preguntó la chica viendo a Charles de pie junto a la ventana bebiendo un vaso con lo que adivinaba sería whiskey.

—No podemos seguir con la escuela, sus padres los vendrán a recoger en un rato —dijo el profesor sin mirarnos.

Todos los estudiantes que quedaban no sabían que decir al respecto.

—Lamentamos que no podamos seguir con esto, pero no somos los suficientes además que estamos pasando por varios problemas —Hank habla mirando a Charles quien hace caso omiso de lo que él habla.

—Supongo que no podremos hacer nada al respecto —Georgia habla seria—. Gracias por todo —sale de la habitación.

Jamás nadie la había visto así, pero se debía a que ella no quería volver a casa. Si es que lo que tenía se podía llamar una "casa". Se sentía realmente destrozada y se esforzaba lo más que podía en guardar la calma.

Había estado luchando por controlar sus impulsos desde que llegó aquí y le enseñaron cómo hacerlo, no quería que todo ese tiempo practicando fuera desperdiciado por su tristeza.

—Gracias —Elisa también dijo y salió en busca de su amiga quien subía las escaleras de dos en dos.

La siguieron hasta su habitación junto con Andrew y entraron al ver la puerta abierta. La observaron haciendo su maleta enojada.

—¿Qué está mal? —se acercó Elisa tocando su hombro.

Ella se volteó y los presentes pudieron ver sus lágrimas cayendo por sus mejillas.

—Siéntense —pidió y ambos nos sentamos en su cama.

Ella se quedó parada aun llorando un poco. Eso les rompía el corazón.

Georgia no era una chica muy sensible y verla en ese esta impelente era desconcertante para sus amigos.

—El poco tiempo que estuve aquí fue de los mejores de mi vida —comenzó a contar—. Soy huérfana, ¿sabían? —ninguno dijo nada—. Charles y Hank me encontraron en el orfanato y les propusieron a las monjas que vendría aquí a estudiar tiempo completo hasta que tuviera la mayoría de edad... —colocó sus manos en el rostro—. Aquí conseguí grandes amigos —los miró a ambos.

Elisa no quería decir nada, sabía un poco sobre la historia, pero Georgia no le había contado todo, decidió simplemente dejarla hablar. Si estaba confiando en ellos no podía interrumpirla.

—Linda... —Andrew trató de hablar, pero ella lo frenó.

—Déjame terminar— pidió.

En este momento Elisa era un mar de lágrimas silenciosas. No podía imaginar lo que ella debía sentir, como seria no tener a nadie en el mundo.

—Ésta escuela significaba mucho para mí. Pero ya no más. Volveré a estar sola. No me malinterpreten, no quiero su lástima. Sólo busco que valoren lo que tienen, porque de un momento a otro todo puede acabar.

—No estás sola —sentenció mirándola Elisa.

Ninguno de ellos lo estaban, habían hecho una gran amistad durante el poco tiempo de su instancia allí. Ella ya estaba llorando también.

—No tengo a nadie más que ustedes para que se preocupen por mí.




—Georgia... —dijo soltando un sollozo.

—Está bien, nos mantendremos en contacto. Podemos escribirnos —Andrew trato de animarlas, aunque en el fondo también estaba destrozado.

Sabía que nada de lo que ninguno de ellos dijera podía hacer las cosas mejores, pero al menos se esforzaban por estar allí para los demás.

—Claro que si —Georgia les sonríe y los tres se abrazan.

[...]

Los pocos que éramos nos íbamos uno a uno de la gigantesca mansión. Un auto llegó por Elisa y ella se despidió de Andrew quien aún estaba allí esperando a sus padres.

—Escríbeme, no lo olvides —le dijo abrazándolo.

—Claro que no lo haré —él suspira.

Se separaron y ella camino hasta Hank quien estaba en la puerta. Le dio una media sonrisa y él hace lo mismo, sin saber mucho que decir.

—Gracias por los momentos aquí Hank —hablo dándole también un abrazo.

—Lamento que esto no haya funcionado, Charles tenía tanta ilusión sobre la escuela —suspira triste.

Él también se había ilusionado mucho, por fin tenía un trabajo que le gustaba y donde lo trataban como un igual y no como un fenómeno o alguien anormal. Además de grandes amigos y jóvenes a los que poder guiar, cosa que le hubiera gustado que le pasara a él hace tiempo. Ahora ya no tenía nada tampoco.

Elisa asiente y sale de ahí, sube al auto notando como Charles no estaba despidiéndolos, él se encontraba en su despacho bebiendo aún. No entendía que le estaba pasando, pero ella tampoco tenía interés en saberlo. Allá él con sus problemas.

Se despidió con la mano de los dos chicos ahí antes que el auto arrancara. Giró la cabeza por última vez viendo a Charles en la ventana de su despacho mirándola fijo, pero sin hacer nada.

Ya todo estaba perdido.  

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