•CAPÍTULO 17•

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•CAPÍTULO 17•

CONFESIONES

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Los ojos de Charles brillaron. Era algo único e inigualable, nunca ella había visto ojos así. Tan celestes como el mismísimo océano. Ella se perdió en sus ojos, así como él perdía lentamente la cabeza por ella. Charles iba a hablar, pero Logan volvió y ambos decidieron guardar silencio.

Elisa seguía tomando su mano, se sentía bien haciéndolo. Él por su parte no la soltaba. Eso la hacía sonreír levemente. En cierto momento el avión quedo sumido en un gran silencio, nadie hablaba, sólo respiraciones se escuchaban más el ruido que el vehículo aéreo producía.

Sin darse ella cuenta comenzó a quedarse dormida. Podía sentir como el pulgar de Charles acariciaba suavemente su mano, haciéndole sentir un millón de sensaciones distintas. Esto sólo la confundía más. No podía diferenciar un gesto amistoso de un gesto romántico.

¿Cuál de los dos sería?

La cabeza de King daba vueltas con esa interrogante. Charles nunca había mostrado señales de que le gustara. Tampoco quería irrumpir en su mente para saber eso. Luchaba consigo misma todo el tiempo tratando de no violar la privacidad de los demás. Tendría que aclarar sus dudas de una manera diferente, pero de eso se encargaría luego.

Ahora estaba al borde del sueño, necesitaba descansar, aunque sea sólo un pequeño rato. Eso podía aliviarla de una manera que otra cosa no podría y así lo hizo, se quedó dormida, pensando en el océano.

[...]

Al llegar a la mansión Charles estaba muy mal. El efecto de las inyecciones que Hank creó para que pudiera caminar estaba pasando, él comenzaba a abrumarse sintiendo voces en su cabeza. Se apoyó contra una pared mientras bajaba hasta quedar en el piso.

Hank corrió escaleras arriba a buscar más de esa inyección rara. Por otro lado, la chica se arrodilló frente a él corriendo los mechones de su cabello hacia atrás.

—Tranquilo Charles, todo estará bien —murmuró.

Él hizo una mueca de dolor, la estaba pasando muy mal, no le deseaba aquello a nadie.

—Las voces —llevó sus manos a la cabeza.

En ese momento apareció Hank con una inyección de un color parecido al ámbar. Logan miró a Charles y este le miró a él mientras Hank y Elisa miraban entre sí, todos bastante confundidos.

—Te necesitamos profesor —Logan le habló serio.

El profesor miró la inyección y otra vez a Logan antes de dejarla a un lado, había tomado la decisión correcta, luego de mucho tiempo había podido entender que habían personas que le necesitaban y que él debía ayudarles.

—Ayúdenme —dijo para tratar de pararse—. Es hora de la silla —murmuro mientras Hank le ayudaba.

Logan sonrió satisfecho, al menos había conseguido algo que era necesario para que el futuro mejorase. Siguieron todos a Hank quien ayudaba a Charles, él abrió un armario y todos los presentes pudieron ver la silla de ruedas que antes el profesor empleaba.

Las miradas de Charles y Elisa se conectaron, ambos sonrieron sintiéndose bastante tranquilos en aquel lugar. Después de todo ambos lo consideraban su hogar.

Ahora ella se preguntó a dónde irían ahora.

—A buscar a Raven —el telépata le habló a Elisa.

Ella trató de no reír ante eso.

—¿Has leído mi mente, ahora que tienes tus poderes de vuelta? —preguntó.

—Claro que no, lo note tu cara de confusión —habló.

Ella asintió tratando de ocultar su sonrisa, él parecía conocerla mejor de lo que ella pensaba, no creía que pudiera darse cuenta de esas cosas.

Continuaron caminando una vez que Charles fue colocado en su silla, él dijo que necesitaba un minuto. Hank y Logan asintieron antes de caminar hacia el búnker. Elisa estaba a punto de ir con ellos, pero la mano del profesor sobre la suya la hizo detenerse.

—¿Qué sucede? —preguntó con el ceño fruncido.

Él se tomó unos segundo antes de hablar.

—Te quiero —admito en un susurro.

—¿Qué? —abrió la boca sorprendida, pensando que no había escuchado tales palabras salir de los labios de Xavier.

Pero él sabía lo que quería decir y estaba ahora muy seguro de eso. No sabía cómo no lo había notado antes. Ella siempre había estado ahí, delante de sus ojos.

—Te quiero Elisa y si, es lo que escuchaste —sonrió mostrando los dientes.

Con esa confirmación la mente de Elisa había quedado con mucha más claridad.

—Charles... —ella no sabía que responder ante aquello.

Sólo se limitó a quedarse parada frente a él sin saber que hacer o decir. Eso le había tomado por sorpresa. Nunca lo vio venir. Las mejores cosas son las que llegan sin aviso de anticipación.

—Sólo quería decirlo, por si algo pasa. Me arrepentí mucho de alejarme de todos, en especial de ti. No debes decir nada, cuando estés lista para decir algo sabes dónde encontrarme —habló y movió su silla hasta el búnker.

La dejo con la palabra en la boca, ella seguía tratando de procesar lo que había pasado hace apenas unos segundos. Charles Xavier la quería y lo peor es que debido a su estado de sorpresa no le permitió decir nada, no le permitió poder corresponderle. 





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