•CAPÍTULO 24•

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•CAPÍTULO 24•

SUEÑOS Y PROPUESTAS

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La joven pareja de esposos pasaron el resto del día en su habitación. Charles le leía a Elisa, quien se encontraba en cama estando bastante agotada emocionalmente. Él había decidido dejar de lado un poco sus tareas en la escuela para ayudar a reconfortar a su gran amor.

Elisa había querido insistir en que siguiera con lo suyo, que ella estaría bien, mas Xavier se había negado rotundamente a eso, de verdad buscaba asegurarse que ella pudiera mejorar, sabía que era algo complicado para ella, pero confiaba en que podría salir adelante.

Una vez que la dulce mujer que lo acompañaba cayó dormida fue cuando finalmente salió de allí y siguió con su trabajo. Tuvo algunas entrevistas con algunos estudiantes que lo necesitaban, así como también logró impartir su última clase del día antes que mandara a todos a alisarse para la cena.

—¿Cómo está ella? —preguntó Hank al ver a Charles.

Él no pudo evitar suspirar antes de negar con la cabeza.

—Hoy intentó otra vez, pero volvió a salir negativo —contestó.

Hank era al único al que Charles le contaba todos sus problemas, además que sabía mucho de Elisa porque ella misma también le confiaba cosas a él. Era algo así como un mejor amigo terapeuta.

Ese tema no lo habían jamás hablado con nadie allí que no fuera Hank, no era algo que quisieran ir esparciendo por doquier, sumando al hecho que con la suerte que parecían tener y el mal rato que ambos pasaban, era mejor evitar decir mucho para que la gente no preguntara luego.

—Lo lamento, amigo, sé que podrán hacerlo. —Palmeó un poco su espalda.

—No, creo que se acabó. No podemos, supongo que pronto le diré que de verdad se olvide del tema. —Charles dijo con cierto enojo en su voz. No estaba molesto con Hank, sino con toda la situación que estaban pasando.

—¿Crees que eso sea lo mejor para ella? —Con cierta cautela Hank le respondió.

Charles se pensó unos segundos eso, sabía que iban a pelear, que probablemente eso le haría mucho daño a ella, no obstante, debían seguir y pasar página, ya no valía la pena seguir perdiendo tiempo y ánimo en algo que no podrían conseguir.

—Lo he decidido. Solo voy a esperar a que ella pueda estar un poco mejor sobre el tema, siento que esto será una bomba para su salud mental —argumentó el profesor.

Hank no volvió a decir nada, por más que no estaba muy de acuerdo con lo que él haría, nada podía hacer. Se iba a tener que limitar a tratar de preparar un poco el terreno para ella, buscando así prevenir peleas mayores en la mansión. No le gustaba ver a ninguno de los dos mal, pero sabía que ella se llevaría la desilusión más grande.

Mientras todos cenaban Elisa daba vueltas y vueltas en la cama, sentía algo que no la dejaba dormir con claridad. Pareciera que alguien o algo estuviera molestando sus sueños.

La Muerte parecía estar divirtiéndose con ella, indagando en sus pensamientos más profundos. Necesitaba poder buscar algo que le fuera útil contra ella, algo que la haga quedar de rodillas y hacer lo que fuera su voluntad. Sabía que Elisa podía ser una aliada poderosa.

Entró a sus sueños, la pudo ver sosteniendo un bebé junto con Charles. Ambos se veían muy felices. Ella sabía que ellos dos no tenían ningún bebé, los había estado acechando desde hace mucho, ambos eran unos poderosos telépatas.

Ker, como a veces le gustaba llamarse, movió la mano e hizo desaparecer a Charles y al bebé. De inmediato Elisa se volteó sumamente desconcertada por lo que estaba sucediendo, le miró con el ceño fruncido al verla hacer eso.

—¿Qué crees que estás haciendo? Devuélveme a mi familia —gruñó muy enojada Elisa.

La otra mujer se rio de forma cínica y oscura ante los ojos de la que recién había hablado, le pareció divertido que ella no supiera que todo era un simple sueño y que ella tenía más control de la situación, aunque no le diría, era algo que debía saber por sí misma.

—No puedo hacerlo, no son reales. Bueno, al menos no tu bebé —habló Ker con cierta malicia en su voz, le divertía ver la desgracia ajena.

Los puños de Elisa se apretaron e intentó no enloquecer. No sabía quién era esa extraña pero estaba segura que solamente buscaba problemas, quería provocarle pero ella necesitaba ser más lista de lo que ella podía ser.

Negó varias veces, era un tema que le dolía, mas se mostraría fuerte, con la capacidad de no ponerse a llorar por cualquier cosa que le molestase. Ya era una persona adulta, debía actuar como una y no dejarse intimidar por la primera extraña que se le apareciera, incluso cuando debía ser su propio inconsciente, ella estaba soñando, no podía olvidarse de eso.

—Vete —ordenó como si eso hiciera desaparecer a Ker.

Elisa vio como la persona parada frente a ella miraba a todos lados antes de reír, negó nuevamente y se fue acercando a donde estaba ella.

—Dime, Elisa Xavier, ¿qué es lo que más deseas en el mundo? —comenzó a hablarle, Elisa se rehusaba a contestar, aunque intuyó que ya conocía la respuesta—. Un hijo, sé que eso es lo que más quieres, dime, ¿qué dirías si yo pudiera darte uno? —preguntó.

Claro estaba que ella no quería confiar en las palabras de esa extraña, en su mente aún creía y aseguraba que ella no era más que producto de su imaginación, una manera de quizá obtener lo que quería o simplemente de torturarse aún más.

No era la primera vez que soñaba con tener un hijo, eran muchas las situaciones que se ponían en sus sueños cada vez que pensaba en eso, solo que, esta vez, las cosas eran distintas. Estaba esta misteriosa mujer que decía poder darle algo que Elisa no podía tener.

—No puedes hacerlo, nadie puede, mi cuerpo simplemente no lo debe permitir. —Fue todo lo que Elisa le respondió.

Ker siguió acercándose a ella cada vez más, le observó con detenimiento a los ojos. Elisa pudo notar que no tenía iris, aunque luego de parpadear sus ojos eran como los suyos. De seguro aún era su imaginación jugando una mala pasada.

—Yo puedo hacer cosas que los demás no. —Siguió tratando de convencerle.

Ese fue el momento, la duda estaba puesta en los ojos de Elisa Xavier, quien movida por sus propios deseos y creyendo en las cosas inexplicables cosa que no pasaba con el resto de las personas mundanas, puso un ápice de confianza en ella. Eso era suficiente para Ker, había puesto la semilla de la duda, Elisa misma la estaría haciendo crecer.

—Has visto cosas increíbles, cosas que la gente ordinaria no puede. Pero nosotras no somos gente ordinaria, querida Elisa, somos especiales. ¿Sabes lo que les sucede a las personas especiales? —preguntó y ella negó con la cabeza—. Mueren, le pasan las peores desgracias que nadie fuera capaz de imaginar.

Los nervios estaban puestos en Elisa y con ella la semilla de la duda parecía crecer más y más hasta crear una pequeña plantita, ella se estaba convenciendo de que no podía ser todo mentira lo que le decía, algo de verdad habría allí.

—Dime, Elisa, ahora que tengo tu atención, —finalmente la tenía donde quería—, ¿qué estarías dispuesta a hacer para cumplir tu mayor deseo? —preguntó esperando que cayera en la trampa. 





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¿están ahí mis vidas, están ahí? ¿me oyen?¿me escuchan?  ¿me sienten?

esta historia ha vuelto después de años, literal, espero que alguien la siga leyendo :( 



¿qué les parece? las cosas no solo sucederán como en Apocalipsis, este nuevo personaje tiene su propia fic, se llama "KER" (Wanda Maximoff)  y en el presente está molestando a Wanda Maximoff, por lo que pueden ir a ver esa historia para entender un poco más del personaje. 



los amo<3

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