•CAPÍTULO 5•

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•CAPÍTULO 5•

SUEÑOS DEL PASADO 

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Eso definitivamente la tomó por sorpresa a Elisa. Charles enamorado y sufriendo por alguien. Eso no lo esperaba, nadie podría haberlo imaginado antes.

—La verdad no sé qué decir al respecto —admitió.

—Será mejor que no digas nada, el tema es aún bastante inestable para él —Hank dijo—. Aunque trate de hacerse el duro, él está roto. Demasiadas cosas pasaron antes de que llegaras que simplemente lo están destruyendo poco a poco —explicó—, ¿quieres ayudarlo? Hazlo, sé que después de todo él lo necesitará —me dijo y doblo por el pasillo.

No dijo ella nada más tampoco, no lo creía necesario.

Quien diría que el hombre al frente de todo este proyecto de escuela para mutantes, el que parece sobrellevar todo muy bien con una serenidad hasta casi hipnotizante se esté destruyendo por dentro poco a poco.

Ella quería ayudarlo, no sabía porque en realidad, pero quería hacerlo. Después de todo él estaba haciendo mucho por ella y por otro montón de personas. Alguien debía ayudarlo a él.

"Ayuda a crecer a los demás y cada día tu serás más grande".

[...]

—¿Así que sugieres que algún loco te está asechando aquí? —Alex preguntó recostado en la cama.

Elisa y Alex se encontraban charlando en el cuarto de ella, él demasiado cómodo acostado en la cama mientras ella se estaba paseando por toda la habitación bastante nerviosa.

Le estaba confesando aquello que le iba a decir a Charles, sobre que alguien podría estar vigilándoles o había quizá algún fantasma.

—Deja de mirarme como si estuviera loca —rodó los ojos—. Pero si Alex, lo creo —dijo—. Tal vez sea un fantasma o algo —se encogió de hombros.

El rubio soltó una gran carcajada, Elisa lo miró mal. Sabía que se escuchaba como loca, pero necesitaba a alguien que le dijese que eso no era cierto.

—Acabas de llegar y ya estás perdiendo la cabeza —rio.

La chica le arrojó una almohada justo a su cabeza. Él carcajeó.

—Para de reírte de mí —cubrió su rostro con otra almohada.

—Lo siento —dijo entre risas—. Sólo que, ¿te escuchas a ti misma cuando hablas? —preguntó burlón.

Rodó los ojos Elisa y le señaló la puerta. Él se levantó riendo y camino hasta allí.

—Mañana seguiremos está conversación de fantasmas —dijo apoyado en el marco de la puerta.

Hizo el intento de arrojarle otra cosa, pero él simplemente se fue aún riendo.

Ahora que estaba sola en su habitación se desplomó sobre la cama y suspiró.

¿De verdad se estaba volviendo loca?

Quitó esos pensamientos de su cabeza. Quizá Alex si tenía razón y sólo era algo tonto pensar en fantasmas. Trató de dejar eso de lado y se acostó en la cama, de inmediato extraño su hogar y a su madre.

¿Estará ella bien? ¿La extrañará tanto como Elisa a ella?

Decidió escribirle en la mañana cuando su cabeza esté mucho más tranquila. Por el momento sólo se preocupó en dormir, ya mañana trataría de resolver todo lo pendiente con su madre y el fantasma.

[...]

La tormenta estaba arrasando con todo el lugar.

¿Dónde se encontraba?

Todo en el exterior estaba volando, desde árboles hasta pedazos de algunas casas. Las pocas personas que ahí había se encontraban en un total pánico y desorientación. Nadie tenía idea de que hacer o a donde ir, todo lo que ahora estaba por los aires podía simplemente caer junto o arriba de ella.

La chica vio a su madre y reconoció la casa donde pasó su infancia. Se encontraba soñando con aquel día, el día del incidente.

¡Mami! —gritó con fuerza, pero ella no lograba escucharla.

Elisa vio a la pequeña Elisa de su sueño, reviviendo aquel día como si hubiese sido ayer. Quería correr hacía ella, pero el pie de la pequeña estaba atascado debajo de una rama enorme. Le dolía mucho pero el ímpetu de querer ayudar a su madre hacía olvidar aquella agonía que sentía.

A la chica King no le estaba gustando este sueño, podía verlo todo desde lejos, eso le hacía sentir incluso peor. Al igual que la pequeña ella, tampoco podía hacer nada por ninguna. Ambas pudieron ver una rama volando a hacía su madre.

¡Mami! ¡Cuidado! —gritó a todo pulmón, pero ella seguía sin escucharle.

Sabiendo lo que le esperaba Elisa mayor cerró los ojos como queriendo evitar ver aquello, pero no pudo. La pequeña Elisa levantó su mano y misteriosamente la rama se frenó antes de caerle encima a su madre.

La madre abrió los ojos asustada y vio a la pequeña con miedo reflejado en sus ojos. Miedo de ella. Eso le rompió el corazón a Elisa. Vio cómo su madre le decía algo, pero la pequeña Elisa no pudo escuchar. Ella cayó rendida mientras sangraba por la nariz debido al esfuerzo que había hecho.

Elisa grande pudo entender que había sucedido ese día, aunque seguía retorciéndose en su cama.

—Elisa, Elisa, Elisa háblame —ella sentía como la estaban moviendo.

Abrió los ojos asustada por lo que acababa de soñar y debido al repentino movimiento. Los objetos que estaban levitando por su habitación cayeron de golpe generando varios ruidos ensordecedores. No sabía ella que estaba provocando aquello.

Pude ver a Charles sentado en su cama con su mano en la sien, suspiró tranquila al saber que solo había sido un mal sueño. Nada de eso había pasado en el presente, sino en el pasado, podía estar tranquila de eso.

—¿Cómo te encuentras? —él preguntó.

Estaba realmente preocupado por la chica, y por lo que ella podría haber hecho. No quería recurrir a sus poderes, pero había tenido que hacerlo para poder despertarla y evitar una catástrofe.

—Estoy bien — murmuró.

Aunque se estuviera engañando a sí misma no quería aceptar que aquello le había afectado. Estaba intranquila, revivir los traumas de su pasado le habían tocado más que nunca. Además, que esa vez había visto cosas que antes no, detalles que ella, por algún motivo, no recordaba.

—¿Por qué lloras entonces? —Charles dijo con una pequeña sonrisa de lado.

Efectivamente estaba llorando, pero no lo había notado.

—¿Quieres hablar sobre lo que pasó? —inquirió suave mientras le acariciaba el cabello. Elisa no sabía cuándo él había comenzado a hacer eso, pero de alguna forma le gustaba aquello.

Negó. —Sólo fue un mal sueño —ella hizo el ademán de limpiarse las lágrimas, pero Charles se adelantó y lo hizo él.

Eso también le gustó a ella. Se sentía un poco mimada en ese momento, era justo lo que necesitaba. Que le dieran un abrazo, que se preocuparan por ella para no sentirse sola.

Y era justo lo que Xavier estaba haciendo en esos momentos, darle un poco de consuelo y cariño, él sabía que ella lo necesitaba.

—¿No herí a nadie, profesor? —preguntó temiendo lo peor.

Charles negó. —Sólo los objetos de tu habitación comenzaron a levitar —le aseguró.

Ella asintió quedando en silencio, los eventos traumáticos de aquel día se repetían en su mente, una y otra vez. Tratando de encontrarle una explicación al por qué estaba soñando eso.

— ¿Qué pasó aquel día? —se atrevió a preguntar tras un silencio él.

Charles había visto el sueño.

—Fue un día de huracanes, todo estaba volando por los aires. Creí que mi madre moriría, pero —respiró antes de continuar—, yo lo evité —dijo en un susurró.

—Ese día descubriste tu mutación—dedujo.

Él pudo entender por qué parecía no recordar aquello, fue un evento traumático y su mente simplemente lo evitó, todo por el estrés post-traumático.

—Tanta gente murió ese día, si yo hubiera podido —suspiró.

—Hey, eso no fue tu culpa. No había nada que podrías haber hecho. Eras una niña, no sabías lo que ocurría contigo misma —Charles corrió un mechón que caía por el rostro de ella.

Lo miró sin decir nada, directamente a esos ojos celestes que habían llamado su atención desde el primer momento. Varias lágrimas seguían cayendo por las mejillas al recordar el terror vivido aquel día, pero prontamente los brazos del profesor la reconfortaron al igual que sus palabras al decir que todo estaría bien.

—Lo peor fue la mirada de mi madre, vi terror en sus ojos, profesor —admitió lo que nunca le había dicho a nadie. Ni siquiera a su propia madre.

—Pero al final resultó que no te tuvo miedo, ¿acaso me equivoco? —ella negó y el procedió a continuar—. Siempre habrá personas que nos teman. Sólo tenemos que esforzarnos porque esas sean minorías y no mayorías —siguió acariciando su espalda.

Charles había entendido eso con el tiempo, no iba a gustar a todo mundo, pero trataría de que los mutantes sean bien recibidos por la mayoría que pudiera.

El mundo era injusto y él lo sabía. Pero debían tratar de adaptarse al mundo y no ir contra él. No ganarían nada con eso. Solo la destrucción de su mundo, un mundo donde todos podían llegar a convivir en armonía si así lo querían.

La cosa era que ellos ya se habían empezado a hacer conocidos y sabía que de momento había bastante gente que no les agradaban ellos. La mayoría de esa gente no tenía idea de quiénes realmente eran los mutantes, sólo les temían y no había nada peor que una persona con miedo. El ser humano podía llegar a ser realmente cruel, más aún si creía que los otros eran una amenaza para ellos.

Estrechada en sus brazos y con sus palabras como música en sus oídos fue como Elisa logró volver a dormir no teniendo miedo de lo que mi imaginación podría jugar consigo ahora. Charles por otro lado plantó un beso en su frente y la dejó allí antes de salir, pensando en lo raro que se sintieron los minutos que pasó allí. No entiendo del todo cómo verdaderamente se sentía al respecto. No podía encontrar ningún sentimiento en concreto, era una mezcla de varios. Tenía que ver si aquella mezcla sería algo bueno o no. 

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