Final

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Después de algunos meses estamos en la final. Sí, este era el final que tenia desde el principio. Por algunos retrasos y bloqueo de escritor no pude entregarlo tan rápido como me hubiese gustado.

Gracias por disfrutar este libro. Tal vez haga otro similar, Aunque obviamente no tratará sobre ojos.

Si hay una crítica y cómo se desarrolló pueden dejarmelo en los reviews.

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"¿Qué he hecho?", murmuró Marshall, tocando suavemente el contorno de sus ojos.

Pero no había tiemA la mañana siguiente, Skye y Marshall se despertaron temprano para su cita médica. Ryder los llevó al veterinario, donde el doctor los examinó minuciosamente.

"Bueno," dijo el doctor después de una serie de pruebas, "físicamente, sus ojos están en perfecto estado. El cambio de color es permanente, pero no afecta su visión ni su salud general."

Skye y Marshall intercambiaron miradas, una mezcla de alivio y aceptación en sus rostros.

"Sin embargo," continuó el doctor, "me gustaría que vinieran para chequeos regulares, solo para estar seguros. Y si notan algún cambio o molestia, no duden en venir de inmediato."

Ryder asintió. "Gracias, doctor. Nos aseguraremos de seguir sus recomendaciones."

De vuelta en el cuartel, el resto del equipo esperaba ansiosamente las noticias. Cuando Skye y Marshall les contaron los resultados, todos suspiraron de alivio.

"Estoy tan feliz de que estén bien," dijo Chase, con Everest a su lado asintiendo en acuerdo.

"Sí, amigo," agregó Zuma. "Sus ojos rojos son bastante geniales, en realidad."

Skye no pudo evitar sonreír ante el entusiasmo de sus amigos. Se dio cuenta de que sus miedos habían sido infundados. Sus amigos la amaban, ojos rojos y todo.po para lamentaciones. Ahora más que nunca, necesitaba encontrar a Skye. Con una nueva determinación, Marshall salió del laboratorio y se dirigió a su camión de bomberos.

Mientras conducía de vuelta a la ciudad, Marshall notó que su visión había cambiado. Todo parecía más nítido, más brillante. Podía ver detalles que antes pasaban desapercibidos. Pero junto con esta agudeza visual, vino una sensación de inquietud, como si algo en su interior estuviera luchando por salir.

"¿Es así como se siente Skye todo el tiempo?", se preguntó Marshall, comprendiendo por primera vez la magnitud de lo que su amada estaba pasando.

Skye estaba en el faro, el viento fresco de la noche acariciando su pelaje. Sus ojos rojos, escudriñaban el horizonte con determinación. Cada aleteo la acercaba más al cuartel, y con cada metro que avanzaba, su corazón latía más rápido.

Las palabras que había dicho a Marshall resonaban en su mente, cada una como un puñal en su corazón. "Quizás no te amo como creía", había dicho. Ahora, esas palabras le parecían tan ajenas, tan crueles. ¿Cómo pudo haber dicho algo así al cachorro que siempre había estado a su lado, que la había apoyado incondicionalmente?

Recordó la expresión herida en el rostro de Marshall cuando lo apartó bruscamente, cuando gritó que lo odiaba todo, incluyendo sus ojos. Esos ojos que ahora compartían el mismo tono rojo intenso. La culpa la invadía al pensar en cómo había huido, dejando a Marshall solo y confundido.

"Fui tan egoísta", murmuró Skye para sí misma mientras descendía hacia el cuartel. "Estaba tan centrada en mi propio miedo que no pude ver cuánto me amaba Marshall, cuánto me amaban todos."

Aterrizó suavemente frente al cuartel, sus patas temblando ligeramente. El edificio, que siempre había sido su hogar, ahora parecía imponente y un poco intimidante. ¿La perdonarían? ¿Marshall la perdonaría?

Skye tomó una respiración profunda, reuniendo todo su coraje. "No puedo cambiar lo que hice", se dijo, "pero puedo intentar arreglarlo. Marshall merece una disculpa, y mucho más."

Con pasos decididos, Skye se acercó a la entrada. Podía escuchar voces en el interior, el familiar bullicio de sus amigos. Por un momento, el miedo amenazó con apoderarse de ella nuevamente. ¿Y si la rechazaban? ¿Y si era demasiado tarde?

Pero entonces, recordó la sonrisa cálida de Marshall, su risa contagiosa, la forma en que siempre estaba allí para ella, incluso cuando ella misma no creía merecerlo. Ese recuerdo le dio la fuerza que necesitaba.

"Voy a arreglar esto", se prometió Skye. "Le diré a Marshall cuánto lo siento, cuánto lo amo realmente. Y a los demás también. Les mostraré que puedo ser mejor, que puedo superar mis miedos."

Con un último suspiro para calmarse, Skye empujó la puerta del cuartel. El ruido en el interior se detuvo de repente, y todos los ojos se volvieron hacia ella. Skye escaneó la habitación, buscando los ojos azules que más anhelaba ver.

Y allí estaba Marshall, sus ojos ahora tan rojos como los de ella, mirándola con una mezcla de sorpresa y esperanza. Skye sintió que su corazón se hinchaba de preocupación y arrepentimiento.

"¡Marshall! ¿Qué hiciste? Exclamó Skye.

Marshall se acercó lentamente, su mirada fija en Skye. "Lo que tenía que hacer para entenderte, para estar contigo en esto".

Skye se levantó, una mezcla de emociones cruzando su rostro. "No, Marshall. No deberías haber hecho esto. ¿Cómo pudiste?"

"Porque te amo, Skye", respondió Marshall con firmeza. "Y no podía soportar verte sufrir sola. Ahora entiendo por lo que estás pasando, y estamos juntos en esto, de verdad".

Skye lo miró fijamente, sus ojos rojos encontrándose con los de Marshall. Por un momento, pareció que iba a alejarse, pero luego, con un sollozo ahogado, se lanzó a los brazos del dálmata.

"Lo siento tanto, Marshall", lloró Skye, aferrándose a él. "No quise decir esas cosas horribles. Estaba asustada y confundida".

Marshall la abrazó con fuerza, acariciando suavemente su espalda. "Lo sé, Skye. Lo entiendo ahora. Pero no tienes que disculparte. Estamos juntos en esto, y juntos encontraremos una solución".

Mientras se abrazaban, el faro giraba sobre ellos, su luz atravesando la tormenta. En ese momento, tanto Skye como Marshall sintieron que algo cambiaba en su interior.

"Marshall", dijo Skye, separándose un poco para mirarlo a los ojos, "¿qué vamos a hacer ahora? ¿Cómo vamos a explicar esto a los demás?"

Marshall sonrió suavemente. "Se los explicaré, paso a paso. Primero, debemos volver al cuartel. Todos están preocupados por ti".

Skye asintió, pero la preocupación aún nublaba su rostro. "¿Y si nos quedamos así para siempre?"

"Entonces aprenderemos a vivir con ello", respondió Marshall con determinación. "Pero no perdamos la esperanza. Ryder y los demás no se rendirán hasta encontrar una solución".

Juntos, salieron del faro y se dirigieron al camión de Marshall. La lluvia había amainado, y el cielo comenzaba a aclararse en el horizonte. Mientras conducían de vuelta a la ciudad, Skye notó algo extraño.

"Marshall", dijo, su voz llena de asombro, "¿puedes ver eso?"

Marshall miró en la dirección que Skye señalaba. A lo lejos, podía ver una serie de patrones luminosos en el cielo, invisibles para los ojos normales. Eran como corrientes de energía, bailando en el aire.

"Es hermoso", murmuró Marshall, maravillado.

"Siempre lo he visto desde el accidente", explicó Skye. "Pero nunca supe si era real o solo mi imaginación".

“Bueno, si te consuela, parece que tenemos una nueva habilidad para nuestra lista. Podemos ver fantasmas durante la noche". Bromió Marshall, haciendo que Skye soltara una pequeña risa.

"Al menos nuestros ojos no son rojos por la hierba que fuma Zuma. Y esto que estamos viendo no son por alucinaciones". Respondió Skye observando continuamente el espectáculo de luces que solo podían ver ellos dos podían ver.

Cuando llegaron al cuartel, fueron recibidos por un coro de ladridos emocionados y gritos de alivio. Ryder corrió hacia ellos, abrazando primero a Skye y luego a Marshall. Pero su alegría se convirtió en shock cuando notó los ojos de Marshall.

"¡Skye!" exclamó Chase, siendo el primero en notarla. Su rostro reflejaba una mezcla de alivio y preocupación. "¿Dónde has estado? Nos tenías muy preocupados."

Antes de que Skye pudiera responder, Ryder se acercó, su expresión seria pero comprensiva. "Skye, me alegro de que hayas vuelto sana y salva. Pero hay algo que debes saber..."

En ese momento, la puerta se abrió y Marshall entró.

"Marshall, ¿qué ha pasado?" preguntó Ryder, su voz llena de preocupación.

Marshall tomó una respiración profunda y comenzó a explicar todo lo que había sucedido. Los otros cachorros escuchaban en silencio, sus expresiones variando entre la sorpresa, la preocupación y la admiración.

Cuando Marshall terminó su relato, hubo un momento de silencio. Luego, para sorpresa de todos, fue Chase quien habló primero.

"Marshall", dijo el pastor alemán, su voz llena de emoción, "lo que hiciste fue increíblemente valiente y estúpido al mismo tiempo. Pero demuestra lo mucho que amas a Skye y lo lejos que estás dispuesto a llegar por tu equipo. Estoy orgulloso de llamarte mi amigo".

Los otros cachorros asintieron en acuerdo, rodeando a Marshall y Skye con palabras de apoyo y afecto. Ryder, aunque todavía preocupado, no pudo evitar sentir un profundo orgullo por la unidad y el amor que mostraba su equipo.

Mientras el resto del equipo se acercaba para abrazarlos, Chase dio un paso al frente. "Skye, Marshall," comenzó, su voz cargada de emoción, "quiero que sepan que los apoyo completamente. Como amigo y como compañero de equipo."

Skye notó un cambio en Chase. Había una madurez en su voz que no había escuchado antes. "Gracias, Chase," dijo con sinceridad. "Significa mucho para mí... para nosotros."

Chase asintió, una pequeña sonrisa formándose en sus labios. "Saben, ver su amor me ha hecho reflexionar sobre mis propios sentimientos. Creo que es hora de que les cuente algo..."

Todos los cachorros prestaron atención, curiosos por lo que Chase tenía que decir.

"Everest y yo... hemos estado saliendo," reveló Chase, un leve rubor visible bajo su pelaje.

La noticia fue recibida con jadeos de sorpresa y luego con alegres felicitaciones. Skye sintió una oleada de felicidad por su amigo. "Chase, eso es maravilloso. Ustedes dos hacen una pareja increíble."

Marshall asintió en acuerdo. "Sí, amigo. Me alegro mucho por ti y por Everest."

Chase sonrió, claramente aliviado por la reacción positiva de sus amigos. "Gracias, chicos. Hemos estado manteniendo las cosas en privado, pero después de ver lo que ustedes han pasado, me di cuenta de que el amor es algo para celebrar, no para ocultar."

Ryder, que había estado observando el intercambio con una sonrisa, decidió que era el momento adecuado para compartir su propia noticia. "Ya que estamos compartiendo, creo que también tengo algo que decirles."

Los cachorros se giraron hacia su líder, expectantes.

"Katie y yo... bueno, hemos decidido dar el siguiente paso en nuestra relación," dijo Ryder, un ligero rubor tiñendo sus mejillas.

Los cachorros estallaron en alegría, ladrando y saltando de emoción. Rubble fue el primero en hablar. "¡Eso es genial, Ryder! ¿Significa que Katie vendrá a vivir al cuartel?"

Ryder se rió. "No exactamente, Rubble. Pero sí significa que la veremos por aquí más a menudo."

Mientras los cachorros celebraban las buenas noticias, Skye se volvió hacia Marshall. "Todo esto... me hace darme cuenta de lo tonta que fui. Estaba tan concentrada en mis propios miedos que no podía ver todo el amor que me rodeaba."

Marshall la abrazó con su pata. "No fuiste tonta, Skye. Estabas asustada, y es comprensible. Pero ahora estamos juntos en esto, y juntos superaremos cualquier obstáculo."

Skye asintió, sintiéndose más fuerte y segura que nunca. "Tienes razón. Y prometo que a partir de ahora, veré estos ojos no como una maldición, sino como un recordatorio de lo fuertes que somos juntos."

Al siguiente día, el cuartel se llenó de una atmósfera de celebración. Rocky y Zuma prepararon un festín improvisado, mientras Rubble decoraba el lugar con guirnaldas y globos que encontró en el almacén.

En medio de la celebración, Skye notó que Marshall parecía un poco pensativo. Se acercó a él, preocupada. "¿Estás bien? ¿Te duelen los ojos?"

Marshall negó con la cabeza. "No, estoy bien. Solo estaba pensando... ¿crees que deberíamos visitar al doctor para asegurarnos de que todo esté en orden con nuestros ojos?"

Skye se sorprendió por no haber pensado en eso antes. "Tienes razón. Deberíamos hacerlo. Tal vez el doctor pueda decirnos más sobre este... cambio."

Ryder, que había escuchado la conversación, se acercó. "Es una excelente idea. De hecho, ya he programado una cita para ambos mañana por la mañana. Quiero asegurarme de que estén completamente saludables."

Skye y Marshall asintieron, agradecidos por la previsión de Ryder.

Mientras tanto, Chase se había apartado un poco del grupo, hablando por su placa con Everest. "Sí, les conté sobre nosotros," decía. "Todos estaban muy felices... Sí, creo que deberías venir. Después de todo, eres parte de Paw Patrol."

No pasó mucho tiempo antes de que Everest llegara al cuartel, uniéndose a la celebración. Fue recibida con abrazos y ladridos de alegría, especialmente de Chase, cuyos ojos brillaban de felicidad al verla.

Skye observó a la pareja con una sonrisa. Era evidente lo felices que eran juntos. Chase había madurado mucho, y Everest parecía sacar lo mejor de él.

A medida que la tarde avanzaba, Katie también se unió a la fiesta. Entró en el cuartel con una gran sonrisa, inmediatamente buscando a Ryder con la mirada. Cuando sus ojos se encontraron, Skye pudo ver el amor que compartían.

"Me alegro tanto por ellos," susurró Skye a Marshall. "Todos merecen ser felices."

Marshall asintió. "Sí, y eso te incluye a ti, Skye. Mereces ser feliz y sentirte segura."

Skye miró a Marshall, sus ojos rojos encontrándose. "Contigo, me siento feliz y segura. Gracias por no rendirte conmigo."

Marshall volvió asentir con la cabeza.

A medida que la noche caía, los cachorros comenzaron a bostezar, el agotamiento de la búsqueda y la emoción del día finalmente alcanzándolos. Ryder sugirió que todos se fueran a dormir, recordándoles a Skye y Marshall su cita médica por la mañana.

Mientras todos se dirigían a sus casitas, Skye se detuvo frente a la suya, dudando. Marshall, notando su vacilación, se acercó.

"¿Estás bien?" preguntó suavemente.

Skye suspiró. "Sí, es solo que... no quiero estar sola esta noche. ¿Te importaría si duermo en tu casita?"

Marshall sonrió cálidamente. "Por supuesto que no. Ven, hay espacio suficiente para los dos."

Juntos, entraron en la casita de Marshall. Se acurrucaron uno junto al otro, sus ojos rojos brillando suavemente en la oscuridad.

"Marshall," susurró Skye, "¿crees que algún día volveremos a tener nuestros ojos normales?"

Marshall reflexionó por un momento. "No lo sé, Skye. Pero lo que sí sé es que, pase lo que pase, estaremos juntos. Y eso es lo que realmente importa."

Skye asintió, sintiéndose reconfortada. "Tienes razón. Buenas noches, Marshall. Te amo."

"Yo también te amo, Skye. Dulces sueños."

A la mañana siguiente, Skye y Marshall se despertaron temprano para su cita médica. Ryder los llevó al veterinario, donde el doctor los examinó minuciosamente.

"Bueno," dijo el doctor después de una serie de pruebas, "físicamente, sus ojos están en perfecto estado. El cambio de color es permanente, pero no afecta su visión ni su salud general."

Skye y Marshall intercambiaron miradas, una mezcla de alivio y aceptación en sus rostros.

"Sin embargo," continuó el doctor, "me gustaría que vinieran para chequeos regulares, solo para estar seguros. Y si notan algún cambio o molestia, no duden en venir de inmediato."

Ryder asintió. "Gracias, doctor. Nos aseguraremos de seguir sus recomendaciones."

De vuelta en el cuartel, el resto del equipo esperaba ansiosamente las noticias. Cuando Skye y Marshall les contaron los resultados, todos suspiraron de alivio.

"Estoy tan feliz de que estén bien," dijo Chase, con Everest a su lado asintiendo en acuerdo.

"Sí, amigo," agregó Zuma. "Sus ojos rojos son bastante geniales, en realidad."

"¡Oigan, se me ocurrió una idea!" exclamó Rocky. "¿Qué tal si les ponemos luces LED rojas en sus collares?"

Marshall y Skye aceptaron

A medida que pasaban los días, Skye notó que sus pesadillas se volvían menos frecuentes. La seguridad que encontraba en su relación con Marshall parecía fortalecer su confianza en sí misma. Ya no temía perder el control o no ser lo suficientemente buena. Sabía que, pasara lo que pasara, tenía a alguien que la amaba por quien era, con todas sus fortalezas y debilidades.

El equipo de los Paw Patrol notó el cambio en la dinámica entre Skye y Marshall, pero lejos de crear problemas, parecía fortalecer al grupo.

Una tarde, mientras observaban el atardecer desde la torre de vigilancia, Skye miró a Marshall y sonrió. "¿Sabes? Creo que finalmente entiendo lo que significaban esos ojos rojos en mi pesadilla".

Marshall la miró con curiosidad. "¿Ah sí? ¿Qué crees que significaban?"

"Creo que representaban mi miedo a ser vulnerable, a mostrar mis verdaderos sentimientos", respondió Skye. "Pero ahora, contigo a mi lado, ya no temo ser quien soy realmente".

Ambos se observaba con sus ojos rojos, los cuales reflejaba amor por parte de los dos.

Marshall la abrazó con ternura. "Y amo cada parte de quien eres, Skye. Tus miedos, tus sueños, tu ojos... todo".

Mientras el sol se hundía en el horizonte, pintando el cielo de tonos rojos, Skye se dio cuenta de que había encontrado algo más que amor en Marshall. Había encontrado la fuerza para enfrentar sus traumas, la confianza para ser ella misma, y la seguridad de saber que, pasara lo que pasara, nunca estaría sola.

Y el rojo solo significaría amor en su vida.

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