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La puerta de la habitación se cerró una vez más tras Eddo. En la estantería, los juguetes comenzaron a moverse, bajando de ésta y mezclándose entre ellos.

Bon estaba entre ellos, y buscó con la mirada a Joy y Mangle. Las distinguió a pocos metros, hablando con Springtrap. A paso ligero, se acercó a ellos.

—... entonces, cuando se va a clases, podemos hacer lo que queramos —estaba diciendo el chico, con las manos en los bolsillos de la sudadera.

— ¿Y sus padres? —pareció insistir Mangle— ¿No os han pillado nunca?

—Ellos trabajan, y cuando vuelven es con la chica. —Springtrap sonrió y guiñó un ojo—. Deja de preocuparte, muñeca.

Mangle se ruborizó ante ese comentario, pero mantuvo el rostro sereno y apartó la mirada, dando lugar a una leve carcajada por parte de Springtrap, a la que se unió Joy.

Bon los saludó con un gesto de la mano.

—Buenos días —dijo, sonriente—. ¿Habéis dormido bien?

Mangle y Joy asintieron.

—Hacía mucho que no dormía, me ha venido bien —dijo la rubia, con voz dulce—. Sobre todo tras estar toda la tarde jugando.

—Lo mismo digo... —respondió Mangle— Nada más cerrar los ojos caí rendida... ¿Tú has estado bien?

Bon asintió, recordando su escapada de noche. Quiso hablarle de ello a sus amigas, pero entonces se le pasó por la cabeza la posibilidad de que ellas quisieran acompañarlo esa noche (pues, claramente, pensaba volver) y, por alguna razón, no quería que nadie más estuviera con Bonnie y él por la noche.

—Dormí bien, también —sonrió, sintiéndose culpable en parte por mentirle a sus mejores amigas—. Puedo acostumbrarme a ello.

Un familiar "click" sonó entonces a su espalda. Se giró, viendo el baúl de madera abrirse lentamente.

De él empezaron a salir los muñecos con los que habían compartido juegos el día anterior. Al bajar al suelo, fueron recibidos con saludos y sonrisas por algunos juguetes, aunque la mayoría siguió a lo suyo.

Bon vio a Bonnie hablando con la bailarina y el zorro humanoide, y entonces miró a sus amigas.

— ¿Y si hablamos con ellos? —preguntó, señalando con la cabeza a los juguetes recién llegados.

Mangle alzó una ceja.

— ¿Por qué?

—Eh... —Bon quedó confuso ante esa pregunta. Era cierto, ¿por qué tanto interés de repente en esos juguetes estropeados?— Bueno, me gustaría hacerme amigo suyo, al igual que con todos los demás.

Mangle suspiró, con la sombra de una sonrisa en sus labios.

—Mira que eres... —dijo— Andando.

Tomó de los brazos a Joy y Bon y comenzó a caminar hacia Bonnie y el resto, arrastrándoles consigo.

Al llegar junto a los juguetes viejos, éstos se giraron hacia ellos, con curiosidad en sus ojos.

— ¡Hola! —saludó Mangle— Somos nuevos aquí, venimos a presentarnos.

Sin embargo, en vez de ser recibidos con saludos y sonrisas, el zorro pelirrojo frunció el ceño y se acercó a ellos con los puños cerrados.

— ¿Así que vosotros sois los culpables de que en una semana nos vayan a tirar? —gruñó.

Los tres muñecos abrieron los ojos como platos, sorprendidos ante esa reacción.

—Oye, nosotros... —Mangle retrocedió un paso, pues el Zorro se había acercado demasiado a ella.

— ¡F-Foxy! —La bailarina fue rápidamente hacia Foxy, haciendo chocar el metal unido a sus pies contra el suelo— ¡No seas bruto! ¡Ellos no tienen culpa!

Ante las palabras de su compañera, Foxy pareció calmarse. Aunque continuó con el ceño fruncido.

La rubia suspiró y sonrió levemente a los recién llegados.

—Disculpad a mi amigo —dijo—. Le duele el saber que nos iremos de este lugar en tan poco tiempo... Soy Chica, un placer.

—Mangle... —se presentó la peliblanca, aún alerta— Y ellos son Bon y Joy...

Bon miró disimuladamente a Bonnie, que se percató de esto y le saludó con una leve sonrisa. El de pelo celeste desvió la mirada, notando sus mejillas arder de nuevo. ¿A qué venía esa extraña sensación de repente? ¿Se estaría poniendo enfermo?

Los demás juguetes viejos se acercaron también. Todos sonreían, claramente de forma forzada.

—Soy Freddy —dijo el llamado Mr Osito.

—Yo me llamo Golden, un placer —se presentó el oso dorado, pasando uno de sus brazos de peluche alrededor de los hombros de Chica. Ante esto, ella se ruborizó, y Foxy frunció el ceño.

—Lo mismo digo —dijo Joy, viendo que ninguno de los de su grupo pensaba hablar.

—Y yo soy Bonnie. Encantado. —El pelimorado saludó con su mano, y Bon sintió su mirada roja dirigirse a él. Nuevamente, el ardor en las mejillas le atacó.

— ¿Bon? —Mangle le miró con una ceja alzada— ¿Estás bien? Te has puesto completamente rojo.

—A-ah... —Bon apartó la mirada— Creo que estoy enfermando, pero estaré bien...

Chica se apartó con cuidado de Golden, aún sonrojada, y carraspeó.

—Y... B-bueno, si necesitáis algo, ¡aquí nos tenéis! —dijo, temblando un poco.

—Fuimos los primeros juguetes de Eddo, lo conocemos todos sobre este sitio —afirmó Bonnie, sentándose de repente en el suelo.

—Eh... Sí, claro, gracias... —Mangle volvió a sujetarse a los brazos de sus compañeros— Noostros... Nos vamos.

—Adiós~. —Bonnie miró a Bon y sonrió— Nos vemos.

Bon sintió un nudo en su pecho de repente, y más calor aún. Temblando levemente, se dio la vuelta junto a sus amigas, y los tres comenzaron a caminar hacia su estantería.

Chica resopló y su sonrisa desapareció.

—No me puedo creer que nos reemplacen por ellos... —murmuró.

Foxy se atrevió a estrecharla con un brazo, con las mejillas ruborizadas.

—Eh, no te preocupes. Al menos, seguiremos todos juntos —la consoló.

Golden, Freddy, Chica y Foxy se sentaron, imitando a Bonnie, y se acurrucaron todos juntos, consolándose mutuamente.

—Tenemos que aprovechar el poco tiempo que nos queda —murmuró Freddy, mirando a sus amigos—. Debemos hacer a Eddo más feliz que nunca.

Todos asintieron ante esto.

—Haremos de nuestros últimos días junto a ella los mejores —dijo Golden, sonriendo con nostalgia.

Chica apoyó su mejilla en el hombro que Foxy, que aún la sujetaba por los hombros.

—Demostremos a esos juguetes nuevos que incluso nosotros podemos ser mejores que ellos —dijo con expresión seria.

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