Día opuesto.

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—No lo sé Kakashi, preferiría avisar que estaré enfermo antes de mostrarme con ésto en la escuela...

Con el rostro enrojecido el chico de coleta se escondía detrás de la pared en una esquina mientras Kakashi sonreía tranquilo dejándose ver fuera del pequeño callejón muy lleno de calma a pesar de la falda que adornaba su parte baja.

—Iruka... Estás exagerando, tus piernas se ven muy bien con esa falda.

— ¡No mires! —se cubre con su maletín.

—Oh vamos, —rie levemente cubriendo su boca —todos en la escuela estarán vestidos igual que nosotros, las chicas pantalón y los chicos falda... Sería peor si esa falda se viera fea en tí, pero la luces muy bien.

— ¡No estoy feliz de escuchar eso!

kakashi regresaba exhalando un suspiro hasta adentrarse al callejón para tomar la mano de su amigo, y aunque la vergüenza tiñera las mejillas del moreno, Iruka decidió salir junto a Kakashi observando con vergüenza las miradas que no paraban de viajar sobre ellos.

—Tienes que dejar de tomar importancia a cosas tan triviales, ésto es solo... —golpea la falda con el dorso de su mano —una tela más, un pantalón recortado y unido de otra forma... —suspirando vuelve a tomar su mano —no es nada por lo que avergonzarse.

Aunque su indecisión seguía presente Iruka dió un asentimiento y manteniendo los hombros a la altura de sus orejas siguió los pasos que le guiaban a la escuela. Al llegar al instituto Konoha todas las miradas viajan sobre ellos, los chicos admiraban con sorpresa la gran forma de lucir un uniforme femenino que poseía el albino mientras que las chicas sonreían tontamente entre susurros grupales hablando de lo sexy que aquel chico era.

Con los pasos que seguía Iruka se percató de algo, no era él a quien veían; sus hombros dejaron de estar tensos y poco a poco mejoró su postura al caminar dejando fluir su sonrisa en saludo a sus amigos. Al percatarse de la sonrisa de aquel moreno Kakashi apretó el agarre sobre su mano haciéndolo percatarse de la unión entre ellos.

—Oye Kakashi... —se acerca entre una risa — ¿Puedes soltar mi mano?

El chico lo estudió con la mirada y simplemente siguió su camino sin soltar su mano; y aún que la duda siguiera sobre su cuerpo Iruka seguía su camino saludando con la mano a sus amigos y comentando graciosamente sobre la actitud de Kakashi que parecía llevar mucha prisa en su andar. Al final del pasillo Kakashi se detuvo haciendo entrar a su amigo en un salón solitario, cerró la puerta corrediza y con el disgusto pintado en su entrecejo admiraba las piernas desnudas de su amigo.

—Tienes razón, luces raro.

Entre una risa baja descendió su mirada hacia la ropa — ¿Pero que dices? No me veo más raro que todos los demás... —sube la mirada manteniendo su sonrisa aún entre la duda — ¿Qué pasa? El único que está raro en esta habitación eres tú Kakashi.

—Te ves raro.

La incomodidad lleno al moreno que simplemente agachó la mirada Sujetando su falda azul con una vergüenza creciente. Kakashi permanecía firme a su palabra y actuando tan frío como le era normal, pero un suspiro enorme le hizo dejar su pose; abriendo la puerta del armario salía una chica de cabello negro y ojos carmesí delineados con cansancio e indiferencia, dió una mirada sobre el par de chicos y cubriendo su rostro exhaló un nuevo suspiro mientras detrás suyo un chico algo robusto cubría su entrepierna debajo de su falta dedicándoles una sonrisa nerviosa y apenada.

—Kurenai, —menciona Kakashi — ¿Qué demonios le hacías al pobre de Asuma?

El chico del armario se estremeció y sumamente avergonzado elevó la mano en saludo al moreno del aula para después salir corriendo.

—Eso no te incumbe, ¿Qué haces tú molestando al pobre Iruka?

—Eso no te incumbe.

Una lucha de miradas se desató en la pequeña aula mientras Iruka dudaba sobre permanecer en aquel lugar o simplemente marcharse. Ambos dieron un paso al frente deseando continuar su lucha, pero entonces Iruka se metió entre la mirada de ambos para interceder por su raro amigo.

—No deberías preocuparte Kurenai, muchas gracias, pero Kakashi... —admira de reojo a su amigo —No lo decía de mal modo, me... —cubre su boca con el dorso de la mano en un intento de cubrir su vergüenza —recomendó usar medias largas y... Por eso lo ha dicho.

— ¿Ha?... —elevando una ceja observa con disgusto al albino que ignora su mirada, y después vuelve al chico castaño Sujetando su hombro —Oh, no le hagas caso... —analiza la falda —la verdad es que tus piernas lucen muy bien así.

—Um... —desvía levemente la mirada con vergüenza — ¿Gracias?

—No es nada —palmea su hombro —bien, me voy a buscar a Asuma —retrocede con una amplia sonrisa —tenemos un par de cosas que arreglar.

Iruka asintió con una sonrisa mirándola marcharse del aula mientras Kakashi permanecía con el ceño fruncido dándole la espalda a la puerta.

—No es la falda. Te queda hermosa.

— ¿¡Qué!? —exclama avergonzado cerrando la puerta en pánico ante tal declaración — ¡No puedes decir algo así, de ese tipo, tan... Tan... Tan a la ligera!

—No lo estoy diciendo a la ligera. —gira hacia él —Siempre soy sincero contigo.

— ¡Calla! ¡Es vergonzoso! ¡Ya lo sé, sé que siempre me dices la verdad!

Él joven moreno permanecía con las palmas tras su espalda sujetando el picaporte de la puerta para evitar a cualquier intruso mientras Kakashi lo veía directamente a los ojos mostrándose tan tranquilo como era su costumbre, una costumbre que Iruka odiaba, él era nerviosismo e inseguridad mientras ese chico era... Calma y seguridad.

—Me gustas.

Calma y seguridad.

—No me gusta que todos noten lo hermoso que eres.

Calma y serenidad.

—Ni que te ruborices cuando te digan que eres lindo.

Calma y sinceridad.

—No me gusta que les sonrías. Ni que ellos te sonrían a ti.

Calma y... Verdad.

—Me gustas. No puedo evitar sentirme celoso cuando todos te ven solo a ti, si hubieras entrado todo nervioso te hubieses ocultado detrás mí todo el tiempo y nadie te hubiese visto, pero comenzaste a saludar y todos comenzaron a verte y pensar en lo lindo que...

— ¡Nadie piensa que soy lindo!

— ¡Yo pienso que eres lindo!

Entre sus palabras Kakashi se había acercado lo suficiente para acorralado contra la pared, y en ese preciso instante inclinando sobre su rostro moreno, Kakashi podía gozar del nerviosismo que desprendía el rostro de aquel chico, podía gozar tanto de ello que ni siquiera fue consciente del momento exacto en el cuál le tomó el mentón y comenzó a delinear su labio inferior con su pulgar, el momento en qué los ojos de Iruka se mantuvieron plenamente atentos a él entreabiertos... Pero fue consciente de las emociones que lo llevaron a inclinarse sobre sus labios, de las respiraciones lentas de Iruka y de la forma en que cerraba los ojos ante su cercanía... Fue consciente de su mano deslizándose entre la blusa blanca y la piel desnuda de su compañero y claro que fue consciente de como aquel chico se erizó ante su toque.

— ¡Mm! Kakashi —susurró contra sus labios.

Las manos de Iruka estaban contra sus hombros mientras sus labios susurraban su nombre en un tono tan... Lascivo. Le fue imposible no acudir a la súplica de sus labios, no excitarse al probar su boca, no tocarlo más plenamente acunando su mejilla y aferrando su cintura, ambos respiraban entre sus besos para no detenerse, y cuando Iruka por fin decidió que un beso más lo llevaría a una erección, Kakashi lo entendió y se detuvo jadeante para mirarlo directamente.

—Me gustas.

—¡Cierra la boca!

—Me gustas.

— ¡Kakashi!

—Me gustas. —sonríe con su comisura izquierda inclinándose hacia los labios ajenos —Y yo debo gustarte, sino... ¿Por qué cierras los ojos y me permites besarte? ¿Por qué esperas por mí?

Iruka abrió los ojos con vergüenza para mirarlo dedicándole cierta molestia, pero Kakashi estaba tan sonriente y tranquilo como siempre.

—Por que... Me gustas.

—Bueno... Ya era hora de que me dieras una respuesta. —retrocede tomando asiento en una banca libre, mirándolo de frente con sus piernas levemente abiertas —Me habías evadido tanto.

—Eres demasiado directo.

—No es malo ser directo en algunas cosas.

—Lo sé, pero... Me da tanta vergüenza escucharte.

—Bueno... Me gusta verte rojo y avergonzado ante mis palabras. —ríe levemente — ¿No piensas que yo me vería lindo en ese estado?

Por un segundo Iruka dejó de lado su constante vergüenza para imaginarse ese escenario tan irreal, tan irreal que amó. Con una leve sonrisa en labios Iruka avanzó hasta Kakashi dejándole caer ambas palmas contra los hombros, el peliplata sonrío con gracia ante tal emoción, pero se paralizó al sentir la pierna del moreno subir sobre el espacio del asiento, su falda azul marino se levantó y la suya misma se corrió hacia arriba, pero eso no era todo.

— ¿Qué haces?

Iruka sonrío orgulloso de ponerlo nervioso y siguió adelante rodeando aquel cuello entre sus brazos mientras subía a horcajadas sobre su regazo, y ahí estaba Kakashi, congelado, sin tocarlo porque no sabía cómo actuar ante tal situación. Iruka avanzó lentamente sobre los labios ajenos rozando los suyos contra ellos, y siguió hacia el oído del peliplata.

—Me gustas.

Kakashi dió un brinquillo de sorpresa e Iruka besó el sentido de aquel chico que de pronto se aferró al cuerpo ajeno escondiéndose en el hombro ajeno.

—Me gustas mucho —volvio a susurrar, está vez contra su nuca —Me gustan tanto Kakashi.

Kakashi elevó el rostro manchado de anhelo y felicidad, además de un poco de incredulidad mientras lo miraba, e Iruka se acercó a sus labios comenzando un beso algo torpe y lento que con ayuda de Kakashi tomó un camino más firme. De pronto las manos de Kakashi palpaban aquellas caderas desnudas bajo la blusa blanca y suelta mientras Iruka se aferraba al rostro ajeno aferrándole el hombro y la mejilla entre el guiar del beso, sus suspiros compartidos se elevaron hasta que Iruka fue consciente de un bulto caliente y erecto debajo y contra su ropa interior.

—Kakashi... —jadeaba.

—Lo siento, es que... Lo siento.

—No. No. Esta... Esta bien... Te entiendo.

Y sabía que eso era verdad, pero le avergonzaba de sobremanera haber perdido tanto el control sobre si mismo, así que lo único que pudo hacer fue esconderse contra el pecho de aquel chico que no estaba erecto como él.

En una risilla Iruka acarició aquel cabello platino delineando la oreja del joven contra su pecho, Kakashi se estremeció aferrando el cuerpo ajeno con cierta vergüenza pues su erección seguía muy vigente.

—No hagas eso...

— ¿Hacer qué?

—No me acaricies el oído.

—Pero luces tan lindo cuando estás avergonzado. Tu oreja está toda roja... —ríe levemente —eres tan lindo...

—Calla...

—Ahora si que es el día opuesto —bromea.

Ante tal broma Kakashi eleva la mirada con un pequeño puchero en labios que Iruka sobrelleva al darle un beso rápido, Kakashi quita la leve molestia de su rostro y al segundo vuelve a acercarse sobre aquellos labios, sus besos vuelven a dar inicio.

— ¿Qué haces ahí? —cuestiona en un susurró apareciendo por el pasillo —No has ido a buscarme así que regresé.

Ella eleva el índice sobre sus labios —No es nada, vámonos. Sabía que vendrías Asuma, por eso no fui a buscarte.

—Bueno... ¿Y que estabas escuchando?

—La sinceridad saliendo a flote.

— ¿De que hablas?

—No puedo decirte. Pero oye, te dije que el día opuesto sería muy divertido, deberíamos hacerlo el próximo año también.

—No lo sé Kurenai... Lo de la falda no me convence.

—Terminaras acostumbrándote.

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