Haz de Luz.

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Basada en la canción Haz de Luz, del cantante Rayden.

Todo inicio hace cinco meses, fue un accidente de auto que llego a arruinar vidas, mi mejor amigo Archie estaba en un viaje nocturno con su novia, el plan de esa noche era ir a la ciudad cercana para asistir a una fiesta y desde ahí trasladarse hacia una feria nacional de vinos donde se llevaría a cabo una enorme fiesta.

Pero las cosas no salieron como querían, durante su viaje por la carretera un camión los envistió con toda la intensidad, al parecer el conductor llevaba horas de trabajo encima y termino dormido delante del volante, pego ojo... hizo volar por lo aires el auto de Archie. Mi amigo termino seriamente herido, estuvo hospitalizado por al menos tres meses, pero entre todos los procedimientos que le salvaron la vida... hubo algo que no se pudo salvar.

— ¡Lárgate! ¡Vete de aquí! —las cosas caen con brusquedad al suelo — ¡Lárgate! ¡No te quiero aquí!

Su vista. Me mantengo en la alfombra frente a la puerta admirando el desastre de su apartamento, mirando el desastre que ahora es él. Archie era un chico muy animado, le era fácil conectar con la gente y tenia muchos conocidos a su lado, se iba de fiesta y era independiente viviendo con su novia en un pequeño apartamento en las orillas de la ciudad, claro que no era el mejor apartamento de la vida, pero ahora... esta hecho un desastre.

—Los vecinos —inicio con precaución —me han pedido que venga a verificar que todo este...

— ¡Todo esta bien! ¡AHORA LARGO!

Sus pasos se apresuran apenas logra situar mi voz, viene con pasos firmes que lo hacen tropezar y casi caer cada tanto, al verlo ir directo al descansa pies me apresuro para sostenerlo por los hombros, su cuerpo cae sobre mis manos... esta destruido, ya lo sabía, pero ahora que lo veo de cerca puedo confirmarlo.

—Arch...

Su boca tiembla al oírme pronunciar su nombre. Sus rizos color miel están hechos un desastre con pedazos de papel roto sobre él, tras los lentes obscuros puedo ojeras y su rostro y manos tienen ciertos hematomas... huele a alcohol, hay botellas de alcohol regadas por la habitación junto a todas las cosas en el suelo, basura. Sus lágrimas se deslizan por sus mejillas y siento que el alma se me encoge.

— ¿Qué quieres? —apartándose con empujón logra levantarse.

Siento mis manos frías y mi estomago encogido sigue ahí, sujeto mi brazo con inquietud mientras exhalo un enorme suspiro y él me da la espalda limpiando sus lágrimas.

— ¿Dónde está Flora?

—Se fue... —confiesa cortante.

— ¿Cómo que se fue? —avanzo cuidando no pisar algo.

—Se fue

Tragando grueso sujeto su hombro sorprendiéndolo un poco, su cuerpo esta en dirección a la enorme ventana de la sala, en su rostro pega directamente el sol y sus rizos se iluminar de aquel amarillo anaranjado que parece comerse cada uno de sus cabellos y volverlo una ilusión.

— ¿Cómo que... se fue?

— ¡Se marcho! —agacha la mirada apretando los puños — ¡Se fue, ya no esta aquí! ¡se llevó todo!

Mi cuerpo se estremece con sorpresa. Flora se marchó... Flora... lo dejo. Su mandíbula se aprieta intentando que no me de cuenta del dolor que eso significa para él, pero yo mejor que nadie lo sé, Flora era el amor de su vida, habían estado juntos desde la secundaría e iniciaron y dejaron la universidad al mismo tiempo. Fue por ella que se alejó de mí. Sin pensármelo dos veces cruzo mis brazos sobre sus hombros y lo abrazo manteniendo su espalda sobre mi pecho... él se tensa, luego tiembla, luego se encoge... y finalmente abre la boca emitiendo un ruido que busca iniciar el llanto, el aire se va y regresa en forma de sollozos.

Para cuando se calma el sol se ha ocultado, sus gafas negras han caído al suelo y su rostro blanco ahora se encuentra enrojecido entre tanto limpiar su llanto. Inhalando profundamente intenta recobrar su compostura, gira su cuerpo hacia mí y eleva el rostro como si supiera exactamente donde se encuentra mi cara.

—Hace bastante tiempo que yo no... —baja el rostro y una débil sonrisa sale —bueno, creo que ya nunca lo haré —exhala un suspiro pasando la mano entre sus risas —nunca más podré ver tu cara...

—No he cambiado desde que nos alejamos, estoy... igual.

Su sonrisa crece con más calma. Y yo me atrevo a tomar sus manos para guiarlas a mis mejillas, su sorpresa es clara pues sus manos se tensan un poco negando la cercanía, aun así lo hago tocarme, parece triste, pero... lo intenta, sus manos viajan cuidadosamente subiendo por mis cienes hacia mi frente, su mano derecha desciende por el tronco de mi nariz y viaja bajo mi parpado... su mano se cierra un poco y ahora son sus uñas las que suavemente viajan por mi piel dibujando mis labios y barbilla mientras su mano izquierda continua palpando con la yema de sus dedos. Su sonrisa crece.

—La barba... es nueva.

Nuestras risas salen suavemente y de pronto se unen en un coro amistoso, sus manos aterrizan sobre mi pecho y da pequeños golpes con el dorso de su puño, yo no me retengo y lo abrazo contra mi cuerpo.

— ¿Crees que me queda bien?

Su mejilla presiona mi pecho, sé que sonríe —Si, seguro que te queda bien.

Al dejar el abrazo me pide un momento y avanza, esta vez con cuidado, por la habitación hasta encontrar con las manos la pared... sigue avanzando sobre la pared y cuando su mano siente el apagador se detiene, sonríe.

—Quizá yo no veo, pero hace rato que el calor del sol se fue... ¿Ya la... encendí?

—El del recibidor.

Ríe apenado —Odio que haya tantos en uno solo.

—Es algo molesto, —le doy la razón —pero algo practico, solo debes recordar cual es cual.

—Eso es lo molesto.

La luz se enciende y él sonríe, inconscientemente doy un asentimiento y al segundo me arrepiento.

—Um, ya.

—Bien, —ríe alejándose de la pared —ahora ruega porque llegue a salvo hasta ti.

—Um... —expreso divertido —no hay pierde, el camino está despejado, solo tienes un montón de basura en el suelo... —él sonríe y parece perdido al dejar de oír mi voz —solo sigue mi voz Arch, siempre has sido bueno para seguir mis palabras.

Su risa sale, sabe muy bien que bromeo. Mi vista viaja por el lugar, todo esta hecho pedazos, floreros repartidos en varios pedazos, cuadros rotos, ropa hecha tiras, cojines sin relleno.

—Hueles a alcohol, debía de esperarlo con todas las botellas del suelo... de verdad estas hecho un asco.

—Lo sé, —toca mi pecho —llegue —sonríe —Um... ¿Hay espacio en el sofá? Si lo hay toma asiento, quisiera saber que haces aquí... ¿Cómo supiste donde vivo? ¿Cómo sería posible que mis vecinos te contactarán?

—Eso... —tomo asiento jalando su mano para permitirle tomar asiento a mi lado —no lo sé, la verdad... es que me tomo por sorpresa, me llamo la mujer del piso de abajo, simplemente me dijo que habías hecho un gran estruendo anoche y que hacia varios días que no te veía salir del apartamento... que viniera.

— ¿Por qué? —comenta dudoso manteniendo su sonrisa —ni siquiera conozco a esa mujer, es decir... fuimos una vez a la fiesta que organizo para su marido, pero... no la conozco ¿Por qué tendría tu número?

—No lo sé, se lo pregunte al llegar para confirmar tu apartamento... —entrelazo mis dedos —no me dijo nada.

— ¿Y cómo exactamente fue esa charla? —ríe ampliamente.

—Algo así como... —recargo mi cuerpo del sofá —Um, buenos días, he venido por una llamada de la señorita Ester del cuatro cientos diez, —trato de fingir su voz —si soy yo, usted es el amigo de archiebald, mira, sube al siguiente piso, es la puerta sobre la mía, mejor dicho, la quinta puerta del pasillo. —vuelvo a mi voz —oh, esta bien, pero... ¿Qué ocurre exactamente y como consiguió mi número? —vuelvo con la voz de la mujer —eres su amigo ¿No? Creo que esta pasando un mal momento, deberías verificar que este bien...

— ¿De verdad? ¿Y le creíste? —toca mi hombro —Pudieron haberte secuestrado ¿Por qué viniste tan creído a palabras de una extraña?

—Porque dijo que estabas mal.

El silencio se hace de la habitación mientras Arch borra de poco su sonrisa, sus comisuras suben y bajan con inseguridad de como sentirse. Yo suspiro sintiendo su mano alejarse.

—Lamento no poder ofrecerte una bebida o algo, es que... no quiero enojarme más, si antes era complicado andar por el apartamento, ahora es una prueba imposible.

—Te puedo guiar sin levantarme del sofá.

— ¿Crees que llegue sin enojarme? —enarca la ceja.

—Oh... puedo apostarlo, ¿Cuánto quieres perder Arch?

—Quinientos, —frunce los labios con seguridad —ganar esto será sencillo.

Él se pone de pie entre nuestras risas, al calmarnos pongo mi mano sobre su muslo pidiéndole que iniciemos, él suspira y extiende las palmas al frente sin elevarlas tanto, mis instrucciones inician y con cada paso que le digo él avanza... al llegar a la nevera puedo sonreír y anunciarle que ha llegado a la cocina, pero desconozco donde tiene los vasos, él ríe y me dice el lugar, yo sonrío e inclinando el cuerpo sigo guiándolo. Al tener el vaso lleno lo hago regresar con mucho más cuidado que antes, pero sorpresivamente hasta se muestra más relajado. Toma asiento y me da el vaso.

—Bien, perdí.

Mi sonrisa sale y pongo el vaso en el borde de mis labios.

— ¿Cuándo se fue?

—Hace tres días... dijo que no podía con esto.

—Pues claro, ¿Quién podría soportarte? Eres realmente un dolor en el trasero, siempre yendo a fiestas y volviendo tan ebrio que te vomitas en los zapatos de la gente.

Su carcajada llena el lugar, me empuja — ¡Basta! Solo fue una vez —eleva el índice y luego vuelve la sonrisa al frente —No... —borra suavemente su sonrisa entre un suspiro —no puede con mi ceguera, dice que es complicado, que no puede guiarme siempre y no aguanta que pierda mi paciencia a cada rato.

—Mm... —ladeo la cabeza —eres muy impaciente, siempre lo has sido.

—Creo que ella no lo sabía.

— ¡Pero claro que lo sabía! La tipa siempre terminaba enfadada porque la hacías buscar por todos lados entre gritos ya que el señor estaba segurísimo de donde dejaba las cosas, aunque después ni él mismo las encontrará.

Su comisura izquierda se eleva en una sonrisa ladeada. De pronto se deja caer contra mi cuerpo en un suspiro.

— ¿Por qué nos alejamos?

—Ella te lo dijo.

— ¿De verdad?

—Oh... si, ella te lo dijo... —paso la mano entre mis cabellos —al parecer yo era muy... ¿Cómo dijo? No, no... ¡Ya! Era una chinche pegada a tu lado.

— ¿¡Qué!? —ríe ampliamente — ¡No! Claro que no, —deja caer un golpe en mi nuca — ¡Oh, lo siento! —tiende ambas manos hacia mí con preocupación —Yo no quería...

—Tranquilo idiota, no es nada.

Su incomodidad vuelve —Tú... más bien apenas y estabas a mi lado, siempre estabas estudiando.... —traga grueso — ¿Cómo vas con la escuela?

—Vacaciones, pero la llevo bien.

—Um... No sé qué horas sean, ¿Podrás volver al centro? Estamos muy lejos y los autobuses...

—Oh, no deberías preocuparte, de hecho... —doy una mirada a la puerta —traje mi mochila, ¿Recuerdas la cabaña de las montañas?

Da un asentimiento y simplemente espera mis palabras, yo me centro en analizar por un momento su rostro... la palidez que ahora adorna su cara, parece hasta haber bajado un poco de peso, sus mejillas siempre regordetas ahora son... están algo caídas, esta delgado, aunque su nariz que parece un botón sigue igual.

—Iré ahí por un tiempo, para las vacaciones... —analizo el apartamento relamiendo mis labios — ¿Y si vamos juntos? Ya sabes, como en los viejos tiempos.

La sorpresa es clara en su rostro, parece dudoso, agacha el rostro y luego gira hacia la derecha e izquierda como si analizara su situación, su sonrisa crece con algo de culpa. Inclina el cuerpo sobre su regazo y descansa los brazos en sus muslos mientras cubre su nariz y boca formando un triángulo con sus manos, cierra los ojos.

— ¿Cómo te enteraste del accidente?

—Nunca deje de estar enterado de ti Arch, siempre... estaba al pendiente de tus actualizaciones, y las de ella...

— ¿Las de ella?

—Floral... supe que iban de camino al festejo de los vinos en una ciudad vecina, su última actualización fue de camino allá, flora subió un video donde ambos cantaban en el camino en carretera... —trago grueso —solo lo deduje cuando vi las noticias el día siguiente, y tu madre me marco luego...

—Jamás le dije que dejamos de...

—Si, ella me dijo lo mismo, le ayude a... buscar tu hospital, nos encontramos en la estación y la lleve contigo...

— ¿Estuviste ahí? —eleva el rostro hacia mí.

—Si...

Su mirada baja con pena, al estar en el hospital tenía varías heridas, todo el cuerpo le dolía, se quejaba bastante, pero... lo que más le afecto fue cuando le informaron que era muy posible la perdida de la vista, se volvió demente por un segundo y se sacó la venda de los ojos... los rasguños ahora se han quitado casi por completo de su rostro, algunas marcas quedarán, pero... sigue vivo.

— ¿Irás?

—Si.

La mañana siguiente nos pusimos en marcha juntos, tomamos el tren, no limpiamos su apartamento ni le avisamos a nadie, solo nos marchamos... en silencio... aun ahora que hemos llegado a la cabaña él no me dirige la palabra. Detiene su andar manteniendo las manos en sus bolsillos, en mi mano tengo su bastón para guiarse, pero se niega a utilizarlo, solo... se ha mantenido andando a mi lado.

— ¿Qué tal esta? ¿Igual que la última vez?

—Bueno... —elevo la mirada a la cabaña —más vieja, algo polvosa... hay muchas hojas en el tejado y en las canaletas... el pasto está muy crecido... —tomo su pantalón de la pierna levantando un poco la tela — ¿Puedes sentir su altura?

Él sonríe manteniendo los ojos cerrados —Si... demasiado alto.

—Está todo muy verde Arch, —rodeo sus hombros —aunque ahora mismo no hay rocío de la mañana parece estar muy... fresco.

Su rostro vuelve hacia mí, sonríe suavemente sin dejarme ver sus blancos dientes.

—Vamos adentro Travis.

Sin dudarlo sigo el camino sin soltar sus hombros, él parece tranquilo... al menos hasta que llegamos a las escaleras del recibidor donde se detiene por mí, sin necesidad de que le diga algo parece saber lo que ocurre y estira las manos al frente mientras su pierna se eleva. Con una sonrisa guio mi pierna debajo de la suya, guio su pie y él sonríe, al sentir mi pie alejarse baja el pie y sube el primer escalón, con el siguiente lo hace por su cuenta. Al estar con la puerta abierta sujeta mi mano luego de buscarla un poco.

—Ya no recuerdo como era adentro...

—Amplio, puede guiarte con la mano por la pared, reconocer los muebles de las orillas... —tomo nuestras mochilas y chamarras para dejarlas a un lado —en lo que haces eso yo iré a poner leña en la chimenea.

— ¿Y para sentir los muebles del centro?

—puedes usarme como bastón si no quieres utilizar el tuyo...

Seguido de eso nos pasamos el día entero analizando la casa, Archie subió y bajo las escaleras varias veces en busca de reconocer las medidas de la escalera a la perfección, de un momento a otro me dijo que ya no era necesario que lo ayudará, me puse a preparar la cena y al darme cuenta lo encontré contando pasos de una estancia a otra... analizando, tocando, hasta que llego a mí tocando mi espalda. La cocina era el único lugar que no había estudiado como los otros.

El desayuno esta listo y ahora mismo lo estoy esperando en la mesa, puedo escuchar que ya ha despertado y a juzgar por sus pasos no parece necesitar ayuda. Me sorprende un poco, al estar con Flora no pudo paciencia a su nueva condición, pero ahora mismo... él parece tan tranquilo. Lo veo bajar y "Accidentalmente" dejo caer un cubierto.

—Oh, estas despierto Travis, pensé que yo era el primero en levantarse... —aprieta los labios —aunque el olor de la comida debió delatarte también.

Mi sonrisa crece —Bueno... sabes que siempre he sido madrugador.

Toma asiento y con la yema de sus dedos identifica el plato y los cubiertos en la mesa, se inclina para oler la comida y luego acerca los cubiertos con algo de miedo, yo analizo sus movimientos, el medita por momentos.

—Ahora mismo deberías estar gritando y lazando todo al demonio, ¿Por qué estás tan tranquilo?

Ríe entre su masticar — ¿Estabas esperando eso?

—Definitivamente, así eres... era de esperarse.

—No lo sé, el lugar es tranquilo... y amplio.

—Estaba pensando en que salgamos a pasear... quizá hasta vayamos un rato al lago.

Su sonrisa crece y desde el desayuno comenzamos a hablar del pasado, nuestras risas se elevan. Al salir el se detiene en la entrada buscando con las manos su bastón, lo toma con calma y salimos, él avanza por su cuenta manteniéndose no tan alejado de mí. Me puedo percatar de que cuando me alejo llega a ponerse algo nervioso, aprieta con fuerza su bastón y busca algo de lo cuál sostenerse. Nuestras charlas continúan y entre las risas viejos recuerdos fluyen causando que hagamos idioteces juntos, bailar, empujarnos, abrazarnos... de pronto.

—Oye... —sonrío en su dirección.

—No hables más.

Él llega a mi lado luego de soltar su bastón, paso mi mano sobre su cabello despeinándolo un poco y luego lo abrazo por los hombros. Al llegar a la playa me mantengo parado cerca de la orilla sintiendo la frialdad del agua colarse entre mis dedos, de pronto lo escucho gritar, y al volver la mirada lo veo en el suelo, con las rodillas empapadas mientras grita mi nombre, me apresuro a llegar a su lado y él se aferra a mí con desespero.

Los días siguientes siento que cuido de un niño sumamente delicado, Archie me deja tratarlo como un infante, me deja consentirlo, viene a mi lado, no se separa de mi lado, me sigue... me sigue...

— ¡Trav!

Vuelvo la mirada hacia arriba, he prendido una pequeña fogata en el frente de la casa para que comamos un poco de malvaviscos asados, él se muestra en el marco de la puerta con una sonrisa, y baja sosteniéndose del barandal... se detiene ante el calor y extiende su mano en busca de encontrar la mía, sin dudarlo extiendo mi mano causando que nuestros dedos se entrelacen.

—Bien, guía mi trasero por favor.

Mi risotada lo sorprende, pero simplemente se deja caer a mi lado cubriéndonos con una frazada, al mantener la mirada sobre su rostro me puedo percatar de que nuestras manos siguen unidas, trato de apartarme con algo de incomodidad, pero... de pronto su cabeza cae sobre mi hombro.

—Quisiera quedarme para siempre aquí... a tu lado.

Mi sonrisa no crece —Sabes que no es así.

— ¿Qué? —eleva el rostro hacia mi cara.

—Preferirías que fuera flora.

La simple mención de su nombre lo hace quedarse helado, él se aparta pasando la mano entre su cabello y soltando mi mano, el frío me estremece... ya recuerdo que, si fue así, yo... me mantenía pegado a él.

— ¿Qué tiene que ver Flora aquí?

—Lo tiene Archie no digas que no es así, ella no se cansó de ti y de la situación ¿Cierto? Fuiste tú...

El ritmo de su respiración aumenta, la furia se muestra en su rostro. Sin contestar nada se levanta y antes de que pueda pisar el fuego me apresuro a jalar su brazo causando una quemadura en mi pierna. Él regresa la mirada ente mi queja.

— ¿Estás...? —sus manos tiemblan en mi dirección —Tra... travis... ¿Estás bien?

—Me queme...

El pánico lo llena, lleva las manos a su cara con quietud y al segundo se pone de cuclillas haciendo que mi brazo rodee su hombro, me ayuda a ponerme en pie y yo le ayudo para que entremos a la cabaña, al dejarme en la sala se mueve con tanta prisa que llega a chocar contra las sillas y muebles, llega al fregadero y abre el agua para llenar una olla pequeña, viene rápidamente luego de tirar todo en la mesa para dar con un limpión.

—Bi... bien... —toca mi pierna.

—Basta, puedo hacerlo.

— ¿Te lastime? —cuestiona aterrado.

—No lo hiciste, pero yo puedo hacerlo.

—N... no...

Con mucho cuidado sube mi pantalón, temeroso, acerca su mano pasando la yema de sus dedos hasta que escucha mi suave quejido... comienza a asentir una y otra vez sin quitar la mano mientras moja el limpión con la otra mano. Con mucho cuidado sigue poniendo agua fría en la herida mientras yo no puedo apartar la mirada de él.

—Tú lo sabes, siempre lo has sabido.

— ¿Qué eres Gay? No es momento para hablar de eso... si lo sé.

—No... tú sabias que me gustabas, que me gustas.

Sus manos se detienen, tiene el botiquín abierto en el suelo, apretando los labios busca algunas cosas, vendas, huele los medicamentos, me ignora.

—Lo sabias.

—Lo sabía.

—No te alejaste de mí solo por ella.

Inhala —Me alejé de ti solo por ella.

—No hiciste Arch...

— ¡Lo hice! ¡Lo hice por ella porqué...! porque no podía terminarla solo por ti.

— ¿Qué?

Su rostro se frunce, su cara se aparta de mi vista, aprieta los parpados y cubre su cara dejando las curaciones de lado. Yo aprieto los labios y me dejo caer recargado contra el sofá frotando mi rostro con la palma de mi mano, aprieto mi nariz un segundo y luego suspiro tratando de calmarme, es tarde en la noche, una pelea nos llevará a querer regresar y hacerlo a esta hora es peligroso, yo no puedo dejarlo marcharse...

—Qué me gustabas más que ella... estuve a punto de dejarla por ti, y ella lo sabía, por eso ella te dijo que te apartarás... por eso yo me aparté.

— ¿Qué dijiste?

—Que me gustas más que ella.

Su cuerpo esta tenso, su mandíbula apretada, sus lágrimas caen. Dejando las malditas curaciones de lado me dejo caer de rodillas al suelo hasta poder besarlo... jadeo al separar nuestros labios y ahora es él quién se acerca sujetando mi rostro con ambas manos. Al terminar el beso ambos nos encontramos agitados, yo analizo su rostro y él mis manos... de pronto eleva las manos a mi rostro notando el temblor de mi boca. Estoy nervioso.

— ¿Estás... nervioso?

—Yo... no sé que demonios esta pasando aquí, yo... —aparto su mano y me quito —voy a dormir.

— ¡Oye! La herida...

—La curare en la habitación.

Subo sin más dejándolo solo en la sala. Al estar arriba me quedo pensando un segundo las cosas, luego me acerco a la ventana mirando como él sale y tomando la pala comienza a poner tierra sobre el fuego para apagarlo... su rostro se eleva al cielo, luego se deja caer sentado, sujeta su frente totalmente frustrado.

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