Inesperada Conexión.

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Era extraño, era jodidamente extraño, no podía creerlo, ¿Cómo era posible que ese chico tan engreído y frío pudiera caerle tan bien estando ebrio? Y en especial... ¿Cómo era posible que fuera tan sexy?. Hacia rato que habían abandonado a sus amigos y Kuro se había ofrecido a cuidar de Tsukishima. Ahora se encontraban en un hotel y Tsuki estaba riendo en todo su esplendor sobre el regazo de Kuro. Era increíble lo perdido que se encontraba abrazando aquel cuerpo que se descomponía sobre él.

—Ey Kei chan... —sonreia sobre su barbilla —Estoy realmente caliente... ¿Lo sientes? —lo presiona contra su cuerpo —me calenté al tener tu cuerpo encima Kei chan... ¿Que harás al respecto?

Atontado volvía su mirada sonrojada a aquel chico, su sonrisa relucía, y Kei solo se inclinó hacia aquel chico riendo mientras bajaba la mirada y frotaba sus caderas en el cuerpo ajeno haciendo sorprender a Kuro.

—Eres muy atrevido Kei chan...

—Tu eres quien está erecto —bromea deslizando su dedo por los labios ajenos — ¿Quieres besarme? ¿Quieres que nos besemos?

El alcohol llenaba las venas de ambos jóvenes que entre risas se hablaban más con las miradas que por palabras, poco a poco Kuro y Tsuki se unieron en un suave beso que al paso de los suspiros se volvía intenso y profundo. Entre el vaiven de sus labios las manos de Kuro viajaban entre la camisa de Tsuki y su piel, sumergiéndose bajo aquella fina camisa comenzaba a palpar su espalda acercándolo aún más a su cuerpo.

—Tsuki... —musitaba entre suspiros —Tsuki... Tsukishima...

El joven rubio suspiraba mientras los labios del azabache viajaban a su cuello y aquellas manos impacientes rompían los botones de la blanca camisa para liberar aquel cuerpo, era una locura, no podía soportarlo más, el rostro rojo de aquel joven de lentes, sus suspiros profundos y excitados, su piel sobre la contraria, su calor... Kuro se estaba volviendo loco del deseo mientras los botones de la camisa caían y esos ojos perdidos en aquel terminaban sobre los suyos, Tsuki suspiro contra sus labios y sujetando las mejillas del azabache solo sonrío.

—Kuro san está muy erecto... —se burlaba rozando aquellos labios con los suyos —Kuro san... Kuro san —suspiraba rozando los labios ajenos — ¿Acaso... Quieres tener sexo conmigo?

Las largas manos de aquel chico rozaban la piel ajena del azabache volviendolo loco junto a aquel llamado. Gruñendo, Kuro tomaba la iniciativa y recostando a Tsukishima en la cama se sacaba la camisa con la ayuda de las torpes manos del rubio. Con aquella prenda en el suelo Kuro sonreía orgulloso, mientras Tsuki sonreía por igual tocando el vientre trabajado de aquel chico que delicadamente deslizaba sus dedos por las piernas blancas del rubio, una sensación electrizante recorría el cuerpo de Tsuki mientras sus piernas eran manipuladas por su pareja; Kuro besaba aquellas piernas bien formadas mordiendo ciertas áreas hasta llegar al muslo del rubio que excitado solo reía con locura sacándose las gafas para arrojarlas lejos.

—Wow... Kei chan es más lindo sin gafas... —se inclina sobre él —Ey, Tsuki... —sonrie sobre su pecho — ¿Te gusta tocar el mío?

Posando su mano sobre la del contrario lo hacía acercarse aún más a su miembro erecto, Tsuki hacia rato que tocaba levemente esa parte, había Sido sin querer, pero... Ahora podía sentirla plenamente, lo cálido y palpitante, lo húmedo... Con las yemas de sus dedos palpaba la punta de aquel miembro y todo su largo, obteniendo los suspiros de Kuro sobre el pecho blanquecino de su pareja mientras besaba cada parte de él.

—Debimos ir... A un Love Hotel, ahí tienen lubricantes y lo necesario —muerde levemente el pezón —para hacer ésto.

— ¡Mngh! —suspira aferrándose al cuerpo contrario —Kuro...

— ¿Mm? —besa su pecho —te escucho atentamente.

—Condones... ¿Tienes condones?

— ¿Um?...

Alejándose algo dudoso comenzaba a buscar en los bolsillos de su pantalón mientras Kei se incorporaba un poco mirándolo con los ojos entre cerrados buscar lo pedido.

— ¿Dónde los... Deje? Estoy seguro de que tenía un par —musitaba molesto.

Una leve sonrisa se mostraba sobre el rubio que entre su alcoholismo posaba la mano sobre el vientre del azabache haciéndolo subir así su atención, con una leve sonrisa sobre sus labios podía sentir viajar las manos ajenas por sus bolsillos, Tsukishima lentamente sacaba un par de condones del bolsillo trasero de Kuro mostrandolos con una sonrisa complacida, Kuro lo veía sorprendido mientras aquel chico abría los condones con sus dientes, era sorpresivo verlo tan animado y las dudas lo llenaron, ¿Ese chico sabía lo que era el sexo anal?

—Oye Tsuki.

Se inclina sobre él acariciando su mejilla, levemente besa los labios contrarios y baja hasta su cuello en un camino de besos suaves y caricias a su costado.

— ¿Alguna vez lo has hecho? —aprieta su trasero —aquí, que aquí metan algo...

Con un suspiro dirige la mirada a los ojos negros del rubio quien sonrojado solo sonríe entregando los condones para atraerlo a su rostro.

—Si... Lo he hecho, estoy... Preparado...

La sonrisa del azabache se borra un poco y besando aquellos labios con profundidad deja los condones de lado para aferrarse a aquel chico.

—Tsukishima... —sujeta su rostro — ¿Algún tipo te ha tocado ahí?

—No —rie — ¿Kuro San está celoso? —continua riendo —fui yo, fui yo... Yo me tocó ahí.

La sorpresa lo llena y entonces suspira aliviado, Tsukishima ríe y levantándose solo toma los condones sacándolos para dárselos, aunque atontado Kuro asiente colocándoselo mientras Tsuki vierte el resto del lubricante en su entrada. Asombrado Kuro lo observa prepararse. Era una locura, ese chico tan engreído y orgulloso le estaba mostrando su parte más vergonzosa sin miedo alguno.

—Kuro San —tendia su mano a él — ¿Vamos a hacerlo Kuro San?

Atontado asentía y permitía que aquel chico se abrazara a su cuello mientras poco a poco insertaba su miembro en el interior del rubio.

— ¡Mngh... Kei!

— ¡Aah! ¡Kuro San! —se aferraba con fuerza.

Sus labios estaban a centímetros del contrario, sus respiraciones chocaban y entre profundos besos los vaivenes iniciaban lentos y profundos. Los gemidos de Tsikushima llenaban el lugar entremezclandose con los suspiros y leves quejidos del azabache. Era extraordinario, sus cuerpos eran perfectos juntos, el sudor resbalando por sus pieles y ese sonido obsceno obtenido por su unión, entre suspiros y gemidos no paraban de tocarse, de besarse, de mirarse atentamente y perderse en los ojos contrarios.

—Kei... Kei... —embestia con profundidad uniendo su rostro al pecho del nombrado —Kei... Es tan bueno estar dentro de ti... Moriré de placer a este ritmo... El interior de Kei... ¡Mngh! El interior de Kei me... Me aprieta con fuerza —suspira sobre su cuello —es como si... No quisiera que me alejara.

Riendo levemente sujeta las mejillas del azabache para unir sus labios, era sorprendente ver a ese chico rudo completamente sonrojado y perdido en el éxtasis.

—Kuro san... ¿Te vas a venir?

Apretando la dentadura Kuro suspiraba sobre aquellos labios y asentía dócilmente sujetando el miembro del rubio para ayudarlo a venirse primero. Al terminar en el interior de su pareja, Kuro salió mirando a un cansado Kei que cerraba los ojos abrazándose a una almohada, él sonreía y animadamente se recostaba a su lado mirándolo caer dormido y abrazándolo un poco. Era extraño, le gustaba ese Tsukishima.

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