La misión más extraña

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[Lugar desconocido, Kurapika]

Entre misiones he viajado a muchos lugares para buscar joyas y objetos preciosos, creo que los últimos años los he pasado tan ocupado que no he tenido ni el más mínimo espacio en mi agenda para enviarles un mensaje a los chicos.

—Ya estamos llegando a la orilla señor.

Mi mirada se eleva hacia la isla Corvhe, una isla muy extraña y mayormente desconocida. Me han contratado para buscar una planta que crece únicamente en la tierra de está isla, sería el primer ejemplar mostrado en la subasta de su clase, algo sumamente caro... Los rumores dicen que tiene una sustancia sanadora de élite, puedes recuperarte casi de cualquier enfermedad con solo morder un pedazo pequeño de su hoja, pero... Es solo un rumor, las personas que han intentado venir a conseguirla regresan al segundo ya que al parecer existen monstruos terribles en el interior de la isla. Yo no estoy seguro de que información sea cierta y cuál no, pero me han ofrecido un gran monto de dinero e información valiosa por conseguir la planta.

—Como hemos quedado, regresaré en cinco días para recogerlo de esta horrible isla. Y... —analiza mi apariencia —Debería de tener cuidado, la gente que entra ahí pocas veces regresa como una vez fue.

— ¿Has traído a muchas personas?

—Al menos una docena, la mayoría regresan heridos de gravedad, y una parte mínima regresa en estado de completa confusión.

Doy un asentamiento. Sinceramente he visto tantas cosas en el mundo de los cazadores que no pienso dudar de las palabras que me dice este caballero. Caballero... Bueno, lo recordé desde que me hablaron de la planta curativa... Leorio por fin ha terminado sus estudios de medicina, escuche por algún lado que estaba comenzando a ir de misión por el mundo para pagar algunas cosas que debía... Sobre Gon y Killua... Creo que ellos siguen juntos, Gon ayuda a Killua con algunas cosas de su familia.

—Bien, señor Cazador, estamos aquí. Isla Corvhe. En cinco días vendré a recogerlo y no olvide... —sonríe tomando una caja negra pequeña —llevar ésto con usted.

— ¿Qué es esto? —tomo el pequeño maletín.

—Pistola de bengalas, la mayoría de las personas que vienen lo activan mucho antes de lo acordado con su barquero. Estaré no muy lejos de aquí, hay una basé militar no oficial cerca de está isla, ellos nos permiten estar ahí para esperarlos.

— ¿Cómo es eso? ¿Los militares que podrían hacer aquí?

—Básicamente sacar respuestas sobre la isla, en esta isla ocurren muchas cosas raras y ellos intentan comprender que es lo que causa eso.

—Pero... —observo la orilla —No hay letreros de precaución, tampoco cercas que eviten el paso... ¿Por qué dejarían entrar a quién le plazca si lo que buscan es obtener cosas de la isla al igual que todos los que venimos?

—Cuando regresé de su viaje ellos van a intervenir, le harán algunas preguntas antes de dejarlo ir.

— ¿Así como así?

—Lo entenderá cuando su viaje acabe.

Con una sonrisa en cara el hombre se aleja en la barca que me trajo y mi única forma de salir de aquí. Observo el pequeño maletín en mi mano y simplemente lo guardo en mi mochila por cualquier situación que me haga salir de aquí. Apenas dejó la playa me adentro a una... Jungla algo extraña; es medio día, pienso tomarme esto con calma... Mirando mi alrededor puedo estar de acuerdo que para mí primer día, lo más seguro es volver a un campamento en la playa, conseguir algo de madera para una fogata y analizar los alrededores.

[Unas horas más tarde]

La isla es grande, no pude recorrer ni un pequeño pedazo de ella en lo que restaba de día, pero...

— ¡Ey Kurapika! —sonríe elevando un montón de peces —Conseguí una buena cantidad en la cascada del sur.

—Genial Leorio.

Nunca pensé que me lo encontraría por aquí, de hecho, no pensé que lo vería tan pronto. Él se adelanta a la playa tomando asiento frente a una piedra mediana, saca su cuchillo y tranquilamente comienza a quitar las escamas y tripas de los peces que ha pescado.

—No pensé que fueras tan buen pescador.

—No puedo evitar querer mostrarte lo genial que soy, ya que tú siempre dices lo contrario sobre mi —ríe entusiasta — ¡Pero solo mira! —muestra los pescados con ambas manos — ¡Soy genial! —rie —aunque vaya suerte tuve... —susurra entre dientes.

Mis risa fluye levemente y simplemente le permito jactarse de aquella mentira. Leorio es bueno para muchas cosas, y yo mejor que nadie lo sé, cuando lo intenta puede ser alguien muy útil, pero... Tiene muy poco autocontrol y explota ante la primera situación que no es como quiere, por lo que veo... No podía atrapar peces, por esa razón ha venido sin su camisa y su pantalón está totalmente empapado. Dirijo mi mirada al interior de la isla; se que si voy a ese lugar seguramente la cascada estará hecha pedazos.

—Pero bueno... Venimos por la misma misión. —sonríe siguiendo con lo suyo —Encontré algo de información sobre esa planta, no se que información hayas encontrado tú, pero...

—Por cierto Leorio. ¿Cuál es tu interés en esa planta? Porque yo necesito llevarla a un comprador millonario, así que dejemos ésto claro desde el inició... ¿Somos aliados o enemigos?

—Exageras como siempre Kurapika —exhala un suspiro mirándome con el entrecejo fruncido — ¿Piensas atacarme si es que venimos en busca de lo mismo?

—No atacarte, posiblemente solo robarte la plata Leorio.

—Oh, eso es mejor. —sonríe para después negar entornando la mirada —Venimos por la misma planta, pero no para utilizarla de la misma forma.

—Muy bien. —lanzo mi poncho sobre su cabeza —Usa eso, o terminarás enfermo.

—Gracias, siempre preocupándote por las personas que te gustan. —ríe entre el ponérselo —Verás, escuché los rumores de la planta por simple coincidencia, es... Para un doctor como yo, ciertamente un milagro, solo imagina todo lo que podría ser curado con simplemente una hoja de esa planta. Yo... —borra su sonrisa —necesito ver las condiciones de esa planta, si no es la única en existencia puedes llevarte las que quieras, pero... No pienso permitir que te lleves una planta única en su especie.

— ¿Estás amenazandome en este momento?

—Correcto. —ajusta sus gafas —Te dejaré totalmente fuera de juego si eso significa proteger a una planta única y tan especial.

Elevo la comisura derecha entre mi sonreír —Bueno, una revancha por nuestras antiguas batallas. Podemos ver quién deja fuera de juego a quién.

—Si.

Nuestras miradas se cruzan retadoras, y poco a poco él aparta la mirada para volver a lo suyo.

—Pero mientras tanto Kurapika, la verdad creo que nos sería mucho más sencillo buscar esa cosa juntos, el lanchero que me trajo hasta aquí me contó que muchos otros han venido antes de nosotros y regresan gravemente heridos o... En un estado de completa confusión.

—Es lo mismo que me dijeron a mí —suspiro tomando los peces para comenzar a freírlos — ¿Crees que sea verdad?

—Pude ver la base militar de la que aquel hombre me habló, así que creo que puede ser cierto... —observa la isla —lo que sea que haya allá adentro, puede ser peligroso.

— ¿Tienes miedo Leorio? —bromeo con una sonrisa.

— ¿¡Qué dices!? ¡Claro que no tengo miedo!... Pero me preocupa que haya plantas o animales venenosos y... Tú vayas por tu cuenta.

—Sabes que puedo con los animales...

—Lo sé Kurapika. —toma asiento mirando la fogata —Solo digo que es una isla desconocida, los venenos podrían ser muy peligroso y no sabemos de dónde podrían provenir... Ante todo soy doctor y debo atender a quién lo necesite, así que...

—Lo entiendo, deja de buscar excusas ridículas. —río volviendo la mirada sobre él —Gracias por preocuparte por mí.

— ¿¡Preocuparme por ti!? —ríe exageradamente elevando el rostro al cielo — ¿¡Pero que dices!? Es solo por mi profesión, ¡He hecho una promesa! ¡Promesa!

Sus palabras ridículas siguen saliendo una tras otra, al menos hasta que lo corto y le digo que deberíamos comer. Leorio... ¿Cómo es que siempre terminamos en situaciones así?

[Tres días después]

— ¡Maldita sea Kurapika, haz que está maldita ave se detenga de una vez!

Mi risa fluye por todo el lugar a nuestro alrededor. La isla es grande, muy grande, y nuestras informaciones son similares así que nuestro punto de partida para la búsqueda de esa planta es la misma, salimos al día después de llegar y ahora es nuestro tercer día aquí y vamos... Galopando un avestruz extraña que desconocemos lo que hace en este lugar, pero según lo que pudimos ver, hay muchos animales que no deberían estar aquí, y muchos otros que desconocemos.

— ¡Kurapika maldita sea!

Vuelvo la mirada por sobre mi hombro admirando el rostro aterrado de Leorio, desde que subimos a esta cosa ha estado aferrado con pies y manos a mí. Pero esto nos está haciendo avanzar más rápido y así evitamos muchos peligros, él lo sabe. Aunque creo que preferiría enfrentarse a cualquier peligro antes de seguir aquí arriba de está ave extraña.

— ¡Deja de gritar y diviértete Leorio!

— ¡Eso es algo que solo Gon diría!

Mi risa fluye —Tambien Killua...

—No... —eleva la mirada sobre mí hombro —Killua diría algo hacia Gon mientras me insulta en el proceso, ese mocoso... —aprieta el puño con enfado —Solo de pensarlo me dan ganas de...

Mi sonrisa sigue inmensa y de un momento a otro nos vemos siendo lanzados lejos. Giro en el aire y al segundo me las arreglo para caer de pie sobre la rama de un árbol, el ave nos observa y se marcha corriendo mientras Leorio aterriza contra el suelo para levantarse y maldecir al ave.

— ¡Maldita sea! ¡Cosa inútil y tonta! ¡Has rasgado mi traje nuevo! —sacude su ropa —Solo mira este desastre... ¡Ugh! Al volver tendré que mandarlo a la tintorería... —encoge el cuerpo con desgana —eso saldrá tan cara que de solo pensarlo duele...

—Ahora eres cazador Leorio, solo necesitas cumplir unas cuantas misiones y tendrás más dinero, y así podrás volver a pedir prestado.

Bajo de un salto y observó los alrededores, debe de haber algo por aquí que haya asustado al ave como para hacerla detenerse así... Debemos estar alerta. Apenas saco mis espadas puedo escuchar como él saca su cuchillo y se aproxima a mi lado.

—Algo huele extraño.

Sorprendido por sus palabras comienzo a olfatear percatandome de que tiene razón. Es...

—Un olor desconocido Kurapika, es mejor que no respiremos y salgamos de aquí cuánto antes... ¿Hacia donde?

—Debemos seguir adelante.

Él asiente y nuestro andar se mantiene en una carrera. Mi mirada y la de Leorio van en todas direcciones mientras avanzamos comunicándonos únicamente con señas. Cuando pensamos que hemos salido ambos soltamos el aire para volver a respirar y... De un momento a otro un humo denso comienza a rodearnos, Leorio se saca la corbata y rápidamente cubre mi boca y nariz, yo no puedo ni siquiera voltear a mirarlo.

[Horas más tarde]

Él humo se disperso al mismo tiempo que Leorio cayó al suelo noqueado, no espere para nada y como pude lo saque de aquel lugar hacia un lugar con agua para lavarle el cuerpo. Ahora mismo tiene fiebre, me tomé la libertad de tomar medicinas de su maletín y lo trate lo mejor que me fue posible con mi poco conocimiento médico.

—Vamos Leorio... —suspiro tomando su mano —mejorate, dijiste que estarías allí para curarme...

No puedo evitar estar preocupado por mi buen amigo.

[Mañana siguiente]

— ¡Haaaa! ¡Con un demonio! ¿¡Qué diablos a pasado aquí!? ¡Kurapika, maldita sea Kurapika! ¡Despierta maldito!

Enfadado abro los ojos, pero antes de poder decir nada hacia el hombre que estoy seguro me ha dicho aquellos insultos.

— ¿¡Pero qué...!?

Me aparto con prisa, Leorio no es quien me ha llamado así... O...

— ¿¡Qué acaso no lo ves!? ¡Soy yo Kurapika! —toca sus pechos — ¡Dime qué esto es una ilusión, dime qué estoy soñando maldita sea! ¡Mira esto! Mi pene... Mi pene no está donde debería estar. ¡Solo mira esto maldita sea!

Abre la camisa dejando ver sus pechos y al segundo desvío la vista. Debe ser Leorio, estoy seguro de que debe ser él por su forma de hablar tan brusca, y además tiene su ropa y... Su cabello es del mismo modo y todo... Debe ser él.

— ¡Maldita sea! ¡Intenta controlarte Leorio! Al menos estás entero... —musito entre el analizar de la zona.

— ¿¡Enteró!? ¡Me falta lo más importante con un demonio! —señala su entrepierna con ambas manos y luego toca sus enorme pechos — ¡Y me sobran dos!

— ¡Qué! —desvío la mirada a prisa — ¡Deja de tocarte los senos!

—Yo no debería tener senos por si no lo has notado.

Mi desición más sabía es ignorar las constantes palabras sin sentido de Leorio para seguir buscando la razón de su transformación... Me inclinó sobre el suelo donde lo había dejado durmiendo y empiezo a analizar las plantas de todo el alrededor mientras él... Él continúa lloriqueando sentado en el suelo con las piernas creando un rombo casi perfecto y los brazos colgando entre ellas.

— ¿Qué voy a hacer ahora? Mi vida está acabada... Seguro tendré que cursar nuevamente mi examen de medicina y... —baja la mirada — ¡Ese pequeño demonio de Killua comenzará a reírse aún más de mi! —suspira desanimado dejando caer su rostro al frente mientras sus largos cabellos lo cubren —Aunque... —comienza a reír levemente —Bueno... —extiende sus manos al frente entre el retorcer de sus con dirección a su pecho —podría tener sus puntos buenos...

— ¡Leorio! —expreso avergonzado entre el levantarme en su dirección — ¡No seas ridículo y ayudame a buscar la razón de tu transformación!

Su mirada se eleva, pero sus manos aún así avanzan a su pecho y no puedo evitar sentir estás inmensas ganas de golpearlo, aunque... Parece estar pensando en algo...

—Lo último que recuerdo es ese humo denso que nos rodeaba, quizá logré respirar un poco de él... —asiente para ponerse en pie y soltar sus senos — ¿Encontraste algo raro aquí?

—Nada. Son plantas conocidas.

—Entonces definitivamente tiene que ser ese humo.

—Si. Es lo más probable. —suspiro sujetando mi mentón — ¿Tienes algún artefacto para tomar una muestra de ese humo?

— ¿Él humo que desapareció luego de noquearme? —cruza los brazos entre el elevar de su ceja.

—Si, Leorio. Él humo que parece solo activarse ante la presencia de las personas.

Él... O ella... Frunce el entrecejo y entre maldiciones en tono bajo comienza a dar zancadas para ponerse en cuclillas frente a su maletín y buscar bruscamente entre sus cosas.

—Por suerte vine aquí para obtener muestras de cualquier planta que pareciera medicinal en cualquier sentido... Traje de todo para obtener muestras, hasta... —muestra con orgullo un pequeño tubo de cristal —comprobante de olores.

— ¿Para obtener venenos de las plantas? —tomo el tubo.

—Sí, no creerías cuánto pagan los asesinos por venenos nuevos, además aquellos tipos que los utilizan para tortura.

Le dedico una leve sonrisa y me ofrezco a ir a conseguir la muestra del gas que posiblemente lo transformo, él accede convencido de mi hipótesis sobre la activación del gas ante una persona que no ha sido transformada antes.

[Horas más tarde]

Nuestra caminata en busca de la flor que cura varios males continúa con la esperanza de que al morderla Leorio pueda volver a ser un hombre.

—Esto es totalmente ridículo. —suspira con enfado —He mordido varias plantas y ninguna parece ser la correcta, estamos buscando a ciegas Kurapika... —gruñe guardando las manos en sus bolsillos —nuestra información es la misma, nadie tiene conciencia exacta sobre la apariencia de esa planta... ¿Qué demonios estamos buscando entonces?

—Pues una planta extraña nunca antes vista...

— ¡En esta isla todas las plantas son extrañas! Muchas de estas ni siquiera las había visto...

Aún entre sus quejas toma unas pinzas pequeñas y frascos de muestras además de revisar cuidadosamente las hojas y flores para asegurarse de que sirvan para algo.

—Al menos el viaje te ha servido de algo Leorio, y por lo que veo cada tanto... —vuelvo la mirada de reojo mostrándome disgustado ante su manoseo de pechos —no te disgusta tanto el tener un cuerpo de mujer.

— ¡Es muy relajante! —acercándose toma mis manos — ¡Deberías intentarlo! ¡Tócame! !Tócame sin miedo, te lo estoy permitiendo estando en todo mi estado de consciencia!

— ¿¡E... Estás loco!? —forcejeo — ¡Déjame ir!

Al soltarme de sus manos me puedo sorprender, él por otro lado parece completamente fuera de sí mientras observa sus manos entre un creciente temor... Su boca se abre y un fuerte grito escapa mientras brinca de un lado a otro sujetando su cabeza entre el repetir negativas, al verlo solo puedo suspirar comprendiendo que no me queda otra elección más que tratar de calmarlo mientras avanza sin sentido.

—Leorio... ¡Leorio por favor! ¡Leorio! ¿¡A dónde demonios estás yendo!? ¡Leorio entra en razón y recuerda qué...!

Él cae de golpe al suelo y puedo sentir una planta que sujeta mi tobillo haciéndome caer de igual modo; me es imposible sacar mis armas debido a una pendiente que nos hace caer entre golpes y vueltas. Al terminar en el suelo puedo sentir algo blando bajo mi rostro, y de pronto escucho su quejido... Me levanto cuánto antes totalmente en pánico por haberlo tocado, por tocarle los pechos... Nuestra mirada se encuentra y ambos elevamos la mirada al notar un movimiento sobre nuestras cabezas.

— ¿Qué demon...?

La planta libera un gas de color púrpura que nos hace cerrar los ojos al instante. Ambos tomamos asiento en el suelo limpiando nuestros rostros y al poder volver a ver... Todo se ve... Raro... Borroso...

[Su linda Escritora Narrando...]

Él calor comenzó a invadir el cuerpo de ambos hombres qué mantenían las manos sobre sus propios cuerpos, presionando el pecho y el vientre mientras se quejaban en voz baja.

Las respiraciones iniciaron a volver jadeos necesitados y sus miradas se elevaron para encontrar los ojos delante suyo. Leorio fue el primero en  dejarse caer al frente con las palmas al suelo para gatear hacia su compañero de viaje. Kurapika intentaba contenerse alejándose de él, podía comprende lo que esa planta les había hecho, pero... Era difícil resistirse cuando su pecho estaba encendido en calor y su estómago helado en deseo; delante de él estaba una chica hermosa con una larga y sedosa cabellera negra que se deslizaba desde sus hombros hasta llevar si atención a aquella grandes pechos que sobresalían de la camisa de su... De su amigo...

Sus ojos se elevan hacia los ojos negros de aquella chica deseosa de ayuda, su rostro estaba enrojecido en necesidad y sus labios semiabiertos en búsqueda de una unión.

—Kurapi... —jade desabrochando su camisa —Kurapika ayudame, hace calor... Es muy... —desliza su mano hasta su entrepierna —es tan sofocante....

El joven rubio trago grueso sintiendo como su cuerpo se tensaba. Esa mujer, esa mujer era su amigo, pero... Pero esa mujer, esa mujer era endemoniada mente sexy. Lanzándose sobre ella logró taclearla hasta poder tenerla bajo su cuerpo, sus ojos se buscaban con desespero y sus cuerpos irradiaba un calor irreal.

— ¡Ugh! Lo lamento Leorio...

La chica se estremeció y suavemente deslizó sus manos por los hombros de aquel chico hasta poder abrazarlo sin acercarlo.

—Necesito que me ayudes...

Debajo de él aquella chica abriera sus piernas a la par de su cuerpo, Kurapika se estremeció y tragando grueso hizo bajar su mano hasta poder aferrarse a aquella linda y curva cadera. Leorio se contraía apretando los labios. Todo se sentía tan intensamente....

—Kurapika...

Las palabras salían en jadeos clementes de ayuda, y ellos no podían resistirse más. Kurapika comenzó a quitarle el gran pantalón a aquella dulce muchacha que era en verdad su amigo, y Leorio no esperaba más mientras desabrochaba el pantalón de Kurapika. Los movimientos rápidos y desesperados terminaron en la camisa rota de Leorio quien ahora tenía los pechos al aire atrayendo aún más la atención de su amigo.

—Vamos Kurapika, solo... Solo mételo, estoy tan... Mojado...

El chico se estremecía al sentir las manos de aquella dulce mujer mayor tocar su miembro erecto, era una locura, era una completa locura, pero mientras besaba los lindos labios de aquella mujer no podía detener sus manos de jugar sobre los senos expuestos delante de él, duras caricias que enmarcaban el deseo y la desesperación de poseer aquel cuerpo. Sus caderas se encontraban entre vaivenes lentos llenos de lujuria aún cuando ni siquiera se encontraban unidos por completo, Leorio aún tenía sus enormes calzoncillos encima. Su ropa no había cambio.

— ¡Mm! —abre los ojos embelesada en su anterior unión —Besame un poco más —sujeta el rostro contrario —besame más...

Las fuertes piernas de aquella mujer rodeaban la cintura de su compañero hasta poder atraerlo nuevamente a sus labios; la pelvis de Kurapika no podía evitar ese roce deseoso del cuerpo ajeno que le provocaba tanto placer en su erecto miembro, era una locura, aquel roce era tan... Magnífico, sentir la piel ajena, caliente, palpitante y húmeda... Su mano comenzó a presionar el seno derecho de Leorio haciendo que sus dedos acariciaran por momentos sus pezones erectos. Sus cuerpos estaban unidos en un abrazo mientras Leorio acariciaba el rubio cabello de su amigo e invadía su boca por completo, era claro que ese chico era virgen, Leorio lo sabía, Kurapika siempre había estado más interesado en la venganza que en cualquier otra cosa.

—Demonios... —musita apartando al chico por el hombro —Creo que ya me cansé.

De un empujón Kurapika caía sentado en el suelo de golpe, y Leorio no perdía la oportunidad de subir a horcajadas sobre él mientras limpiaba de manera seductora la saliva que había escapado de sus labios para probarla entre el chupar de su dedo. Kurapika se estremeció al verla hacer eso y enseguida se aferró a sus muslos fuertes y suaves, ella sonreía y lanzando su cabello sobre su hombro se inclinaba clavando levemente sus uñas en el pecho blanco debajo de ella... Le encantaba ver cómo con un poco de presión el cuerpo de aquel chico se marcaba; suavemente comenzó a besar el mentón de Kurapika y luego comenzó a descender besando su cuello entre dejarle un par de marcas y pellizcar sus pezones...

— ¡Mngh! —contrae el cuerpo.

Perdido en placer cubrió su boca y permitió que la hermosa chica azabache siguiera con lo que hacía. Leorio tomó la oportunidad y muy tranquilamente sostenía sus cabellos detrás de su oreja mientras comenzaba a lamer y chupar los pezones de aquel chico que se contraía debajo de él; la presión entre sus cuerpos los volvía locos a ambos, pero sentirse tan dominante sobre ese chico engreído le encendía demasiado como para dejar pasar la oportunidad. Su mano descendió por el vientre blanco de aquel joven, y mientras levantaba sus caderas se permitía masturbar al chico rubio mientras seguía con la boca pegada a sus pezones. Kurapika jadeaba y gemía aferrando las manos a los muslos ajenos y al pasto bajo su piel, estaba fascinado, podía comprende eso al ver su rostro...

—Ey... —sonríe sujetando el mentón ajeno —lo voy a meter en mí.

—No... No lo hagas yo... Le... Leorio...

Ella no esperó las palabras finales de aquel muchacho y enderezando su cuerpo sobre él, abrió un camino entre su ropa interior hasta lograr meter el miembro ajeno bajo su ropa y, seguido de eso, separar sus labios vaginales para posicionar al chico en su entrada... Suaves caricias entre sus cuerpos los hacían estremecer, Leorio cerraba los ojos mordiendo sus labios entre el dejar ir su cabeza hacia atrás, y Kurapika gemía aferrando sus manos a los muslos ajenos. Para cuando comenzó a entrar ambos sintieron un leve dolor, jadeando, inclinaban el cuerpo hacia el otro sintiendo como el dolor poco a poco disminuía.

Cuando sus cuerpos se complementaron Leorio se sostuvo del pecho de su amigo para comenzar a elevar las caderas, y poco a poco, comenzar las embestidas profundas y lentas. Kurapika gemía y se aferraba a las piernas de aquella chica, hasta que su mirada se elevó sobre los senos grandes que rebotaban entre cada embestida. Más relajado puso toda la tensión en su vientre trabajado y elevó las palmas hasta tomar aquellos senos para masajearlos.

— ¡Mngh! ¡Aah! ¡Kurapika!

Él chico sonrió y comenzó a mover las caderas haciéndola contraerse, ella jadeaba posando las manos sobre la tierra al lado de la cara de aquel chico engreído, ambos se miraban entre esa sedosa cabellera negra que caía cuál cascada. Sus labios se unieron y Leorio cedió el control dejando que Kurapika siguiera con las embestidas profundas y lentas que le robaban cientos de suspiros. Sus cuerpo dejaba fluir ruidos obscenos mientras seguían uniéndose una y otra vez.

[Media hora después]

Ambos desviaban la mirada entre el acomodarse la ropa, Leorio tenía el poncho de Kurapika amarrado con unas lianas para utilizarlo como blusa, y ambos se encontraban avergonzados.

—Leorio... —la chica se estremeció — ¿Te parece si nunca hablamos de ésto?

—Um... —observa de reojo a su compañero —supongo que... Si eso quieres... —frunce los labios.

Su camino continúo entre el esquivar la mirada ajena y seguir revisando cada planta que parecía extraña en aquella isla. La noche estaba por llegar, ambos estaban juntando madera para poner su pequeño campamento y entonces, entre su pensar sobre lo ocurrido aquella mañana, Leorio fue capaz de ver algo y en la cima de un risco.

— ¡Kurapika!

El chico tiró su leña para correr con las armas en mano, y al llegar admiró el rápido señalar de su amigo.

— ¡En la cima Kurapika, es una planta!

— ¿He?... —entrecierra los ojos —Oh...

Las nubes recorrían el cielo cubriendo la luna por poco, y cada vez que una nube detenía la luz lunar se podía apreciar como aquella cosa que brillaba en la cima risco era... Una planta.

— ¿Quieres probar suerte Leorio?

— ¡Pero por supuesto que sí maldita sea!

El chico sonrió y le pidió que lo esperara ahí mientras escalaba con total facilidad. Al estar en la cima tomo una hoja de la planta con mucho cuidado, y luego descendió para entregarla a su compañero.

—Bien... —analiza la hoja —no huele raro, no parece tener veneno... —traga grueso —voy a probar.

—Si, adelante...

Leorio apretó los labios y al segundo acercó la hoja a sus labios para después morderla. Se miran apenas traga la hoja.

—Probemos suerte por la noche Kurapika, él humo raro hizo efecto durante la noche así que podría ser que esto también dure ese tiempo...

— ¿Piensa que puede ser?

—Si... No solo lo siento, puedo sentirlo... —posa la mano sobre su vientre —mi cuerpo se está alterando, es como... Si me sintiera con un poco más de energía...

Él chico sonríe y enseguida proponen que duerman en el risco para que Leorio pueda comprobar el estado de la planta.

[Dos días después, Kurapika]

Encontramos la planta con éxito, y no solo eso... Leorio volvió a ser el mismo a la mañana siguiente. Además descubrimos que en ese risco hay unas cuantas más de esas plantas así que... Yo tengo mi espécimen, y Leorio las hojas que creyó necesarias tomar, además de que plantó unas cuantas más.

Ahora mismo estamos al lado del otro en la arena, y aunque nuestra relación volvió a sentirse algo normal después de tener éxito en nuestra misión... La verdad es que no puedo olvidar lo que pasó... Estar dentro de Le... Dentro de Leorio fue... Indescriptible, no lo sé, no puedo sacar esa imagen de mi mente.

—La barca está llegando. —menciona entre el levantarse —Sabes Kurapika... —frota su cuello —si no te molesta... Quisiera intentarlo...

— ¿Intentar qué... Leorio?

—Volver a tener sexo contigo, esta vez como hombre... —exhala un suspiro —quiero comprobar algo.

Ni siquiera le puedo preguntar qué es ese algo porque, porque yo también quisiera volver a hacerlo con él.

— ¡Ey chicos! —eleva la mano con entusiasmo — ¡Es bueno verlos enteros y bien!

Observó a Leorio levemente mientras le sonríe al barquero.

—Por mí está bien.

— ¿¡De verdad!? —vuelve la mirada con prisa — ¿¡Hablas enserio!? Oye yo, yo puedo ser el de abajo si eso es...

—Podemos turnarnos, yo también quiero comprobar algo.

Y así, la misión más extraña que he tenido ha llegado a su final, o... Quizá comienzo. Nuestras miradas se encuentran mientras nos alejamos de la isla, y ambos sonreímos con complicidad.
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Okey, pedido especial por, y para: xxBlackSwan__

Espero te guste, estuvo... Interesante hacer esto.

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