La princesa y su nueva lacaya

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Misión fallida.


— ¡Tenias una sola misión!

La mujer de mirada fría y enorme estatura se inclinaba sobre su rodilla bajando la mirada al suelo mientras apretaba los ojos y el puño ante el fuerte regaño que estaba recibiendo.

— ¡Ésto es traición Ymir! Una traición sobre tu reino.

El hombre la miro por un momento, pero enseguida desvío la mirada molesto, con un nudo en la garganta ella abrió sus ojos sin dirigirlos a él.

—Lo lamento... Padre.

—No importa que te haya criado como a una hija... Serás llevada a la horca por traición.

Con los ojos bien abiertos mantuvo su mirada baja solo escuchado como los pasos de aquel hombre se dirigían a la salida.

—Te daré una ventaja... Si logras escapar, que bien por ti, pero... Si no lo logras tendré que verte morir.

Apretando los dientes la joven espero al estruendo de la puerta y con prisa se levantó tomando la cuerda con gancho de su costado la lanzo hacia las altas ventas de la habitación y logro sostenerla con firmeza, sin una pizca de duda comenzó a escalar con prisa, desesperada por ver aquella cara otra vez. Hace tiempo atrás había Sido enviada a un reino con el cual habían tenido problemas desde hace mucho tiempo, ella investigó el lugar por unos días, y una noche teniendo todo listo, inicio con su misión entrando a la habitación real de la única heredera de ese reino, su misión era matarla, pero le había resultado imposible.

— ¡Por la ventana, se está escapando!

Mirando por última vez a los guardias sujeto con fuerza la soga y comenzó a descender con la mayor velocidad posible, una vez tocando tierra subió la capucha de su armadura y comenzó a correr tratando de llamar la menor atención posible, pero los guardias la tenían en la mira; corriendo entre la gente del pueblo comenzaba a trepar entre carrozas y negocios mientras aquellos guardias le seguían el paso. Desde la lejanía la joven miro como los guardias de la salida apenas eran informados y dudosos sacaban sus espadas mirándola llegar, el más alto de los guardias miro aterrado a aquella joven... Esa chica se había criado con ellos en constante entrenamiento desde pequeños, eran grandes amigo, y además de eso... Conocían el poder del otro.

— ¡Ymir detente! —gritaba aterrado.

— ¡Sin piedad Berthold!

Sonreía entre su grito de guerra, con fuerza la joven avanzó pateando a un rubio por el estómago y recibiendo la espada contraria con fuerza, los filos de las armas y sus miradas se retaban mientras temblaban deslizándose de la otra, con las espadas separandose ninguno espero el movimiento del otro y volvieron a unirlas.

— ¡Basta Ymir! —rogaba el castaño.

— ¡Berthold no es momento para ésto! —reprendia el rubio.

Poniendose de pie se reponía de la patada recibida y se levantaba en espadas contra la chica que viajaba entre arma y arma defendiendose de la mejor forma, todos los guardias llegaban al lugar y ese par la tenía contra las rejas, buscando una salida con la mirada no pudo evitar sonreír al por fin verla.

—Sin piedad chicos.

Agachándose salió del cruce de espadas y corrió hacia unos barriles cerca de ellos, cortando la soga con su espada los barriles fueron hacia los demás guardias haciéndolos caer y detenerse, sonriente guardo su espada y pasando debajo del rubio que se volvía para golpearla se levantó con prisa saliendo del reino, entre los guardias caídos una mujer rubia de baja estatura apareció con un semblante serio sobre su caballo.

Con una leve sonrisa veía el desastre en el suelo —No por nada es la mejor.

Dando un golpe en el costado del caballo y blandiendo las sogas que lo sostenían se lanzo a la búsqueda junto con dos caballeros que la seguían de cerca; en el bosque de dispersaron siguiendo esas largas piernas que corrían en huida destrozando y esquivando todo a su paso.

— ¡Ymir estás acabada conmigo detrás tuyo! ¡No pienses que me voy a tentar el corazón solo porque nos criamos juntas!

Ante las últimas palabras aquel caballo blanco hizo su aparición sorprendiendo a la morena ante su relinchar y levantar en dos pezuñas, con un quejido se siente caer al suelo dolida de la muñeca; con una sonrisa en cara aquella rubia bajo del caballo blandiendo su espada contra aquella chica, sonriendo Ymir se puso de pie tomando el mango de su espada.

—Mano a mano nuevamente, Annie.

Molesta dirigía su espada al cuello de la morena — ¿¡Porqué nos traicionaste!?

— ¡Porque por primera vez he conocido a alguien que merece mi eterna protección! —saca su espada —Y no es el rey al cual he servido toda mi vida.

Molesta la rubio tiro el primer ataque que rápidamente Ymir detuvo, con una sonrisa la morena hizo presión alejando el ataque y metiendo una de sus piernas entre las de su rival la arrojó al suelo sin más, con una sonrisa victoriosa Ymir se levantó corriendo al caballo de su rival para huir.

—Nuevamente —acaricia al corcel —Te he ganado Annie.

— ¡Date por muerta! —Decia molesta golpeando el suelo con sus puños — ¡Te voy á buscar y te mataré Ymir!

La chica huyendo en el caballo sonrío al menos hasta ver llegar a otros dos caballeros que intentaban enboscarla, dando una patada a la pierna del primer jinete hizo detener el caballo y sujetando una rama espero el momento preciso para soltarla en la cara del segundo jinete.

[Reino Reiss, Norte]

En la habitación del trono la reina leía alegre a un grupo de pequeños mientras en silencio un grupo de tres caballeros llevaban amarrada de las manos a la guerrera morena de gran altura; haciéndola caer de rodillas en el suelo lograron atraer la mirada de la princesa que haciendo retirar a los niños subía su mirada más fría y severa hacia la mujer sudada y despeinada que de mantenía gacha frente a ella; dudosa Ymir levanto su agotada mirada sintiendo un escalofrío al notar aquella despiadada mirada sobre suyo, la reina sonrío complacida con tal reacción.

—Solo requiero al jefe y dos caballeros más, los demás pueden retirarse.

—Esta vez —avanza inclinando su cabeza —Me opondre a su petición mi reina —mirando a la morena prosigue —ésta mujer es Ymir Fritz, del reino suroeste... —observa a su reina —Mejor conocida como Agito no Kyojin, jamás deja ir a sus presas con vida... A duras penas pudimos contenerla en la entrada con todos mis hombres.

—Eso solo significa —exhala un suspiro.

Sujetando los descansos de su trono se pone de pie mirando con dureza a todos sus caballeros.

—Que nuestros guardias necesitan más horas de entrenamiento... ¡Los quiero fuera de aquí ahora! —observa a su caballero principal —A todos.

—Pe... Pero mi reina...

Elevando la mirada con molestia hizo estremecer a su guardia principal que poniéndose lo más firme posible se mantenía aterrado; la morena en el suelo se mantenía sonriente sumamente excitada ante el temor que aquella pequeña reina expandía ante sus caballeros; extrañada la reina noto aquella mirada depravada sobre la morena y molesta avanzó quitando el arma de su caballero principal para apuntarla al cuello de la morena.

—He dicho... Que todos salgan ahora —mantenia la mirada sobre la morena.

Tragando saliva todos agacharon la cabeza y sin rechistar más salen de la habitación. La morena sonríe de gran manera llamando asi la atención de la chica rubia que amenazaba su garganta.

— ¿Porqué sonríe caballero Ymir?

— ¡Mi reina! —lleva su mano derecha al pecho y la otra al suelo —Solo me encuentro extasiada ante su grandeza.

Ante esa mirada decidida y sincera la princesa se extraño un poco y quitó aquella mirada fría por un momento, esa chica parecía estar entregando su corazón fielmente al reino enemigo.

— ¿Que es ésto caballero Ymir? —volvia a empuñar la filosa arma con fuerza — ¿Quizá una táctica de su reino para matarme o raptarme? —avanzando cortaba levemente aquel cuello moreno —Porque lamento informar que eso no será sencillo, siempre mantengo un ojo abierto al dormir y sería imposible pasar a mis guardias.

Divertida Ymir río por lo bajo recordando cómo había pasado toda una semana viviendo en aquel reino sin que nadie notará su presencia.

—Pues... Yo lamento informarle, mi reina, que pase días viviendo en su reino sin ser notada, y estuve a punto de matarla.

— ¿Que dices? —retrocedia unos pasos.

—Sus guardias se relajan de más, y definitivamente no entrenan lo suficiente... —sonriendo con seguridad mantiene la mirada sobre ella —Conozco el horario de cambio y los huecos en su reino, también conozco su habitación real en al cima derecha.

Aunque sorprendida, bajaba el arma intrigada hacia aquella mujer sonreía alegre mostrando total tranquilidad.

— ¿Que es lo que quieres aquí?

—Quiero servirle, dar mi vida por usted—Decia con seriedad.

La mujer rubia se vio extrañada, pero esos ojos avellana iluminados no parecían mentir... No había pizca de duda en ellos.

— ¿Que hay con tu reino? —avanzaba a ella —Si no me equivoco, caballero Ymir, usted sería la próxima reina de su reino.

—Decidí dejarlo, quiero servirle.

—Te estás convirtiendo en una traicionera, estás dejando a tu gente por su cuenta... Esa gente que está pasando hambre y enfermedades.

Su mirada baja culpable ante mis palabras —Lo se... Pero no me importa —intenta volver a sonreír —Yo solo seguiré a la persona que merezca mi protección.

— ¿Y como sabe que la merezco? —sonrie dándole la espalda — ¿Mm? Caballero Ymir...

Tomando asiento en el trono mantenía la espada entre sus piernas sujetando el mango con ambas manos frente a ella, Ymir subió la mirada esos ojos cambiantes, y decidida sonrío.

—Porque sigue ocultando su verdadero Yo... Al igual que su servidora.

Aunque sorprendida, la joven rubia solo se puso de pie avanzando al caballero que bajaba la mirada ante el andar de su reina, tomando la espada por el filo se la tendió al caballero.

—Asi que solo... Estás protegiendo a tú yo interno, la persona que no se ha podido mostrar.

—Si...

—Muy bien —dandole la espalda sonreía —Desde ahora serás mi guardia personal... —mirandola con seriedad entrelaza sus dedos al frente —Asi sea de este reino, tú lo matarás si intenta dañarme ¿No?

— ¡Si! —mantiene con firmeza la mano en su pecho — ¡Mi reina!

Tomando asiento le dió permiso a la joven de levantarse, sonriente Ymir se levantaba con alegría dado leves saltos en su lugar mientras aprieta sus puños con emoción; realmente la reina no creía tanto en eso de "Su Yo interno" más bien... Era una corazonada sobre esos ojos que parecían decir la verdad.

[Tiempo después, Jardines reales]

Por los jardines reales de podía observar a dos jóvenes caminar tranquilamente entre las flores y arbustos, la chica rubia sonreía agachándose cada tanto para tocar los petalos de las flores y sonreír ante su delicioso aroma, mientras la morena intentaba disimular su sonrisa al verla hacer eso.

—Luces bien cuando sonríes Ymir —Decia sonriente mirando las flores frente a ella.

Avergonzada mantenía la mirada alta —Yo...

—No es necesario que repondas eso —se levantaba arreglando su vestido y regresando su mirada con una sonrisa la miraba — ¿A cuántos de tus anteriores aliados has matado por mi?

—Aproximadamente... Unos treinta.

—Y no hace mucho que te has unido a éste reino.

La siempre firme caballero bajo un poco la mirada ante su princesa que ya se agachaba a mirar otra flor tocando sus pétalos con delicadeza, sonriendo dejaba ver un tono rojizo sobre aquellas mejillas achocolatadad; apenas la princesa se ponía de pie podía observar claramente el sonrojo en su caballero, mirando un poco el alrededor del jardín termino volvió la mirada a la alta mujer a su lado; apenas y le llegaba al pecho a aquella caballero, pero esa chica siempre la hacia sentir superior.

— ¿Porqué estás aquí realmente?

Bajando la mirada la caballero Ymir se topo con esos demandantes ojos azules dirigidos a ella, su corazón latió al punto de sentirlo subir a su garganta y sin más se arrodilló mantiendo manteniendo la mano derecha sobre su pecho, sin dar la cara se mantuvo firme.

—Quiero la verdad Ymir ¿Que ocurrió con tu misión inicial?

—... Yo...

Se detuvo por un momento, pero sinceramente no planeaba ocultarle nada a esa mujer, no a ella.

—Me enamoré de la persona a la cual me asignaron para matar —Decia con las mejillas sonrojadas.

Sorprendida la chica rubia entre abrió los labios y sujetando sobre su pecho ante aquel latido extraño que la llenaba de dudas miro fijamente cada rasgo facial de la mujer a su pies.

—Estuve en el reino por una semana entera, siguiendo los pasos de su majestad en silencio... Mirando sus actos obscuros, mirándola ser realmente usted —una leve sonrisa se pinta en su rostro —el día que tuve que subir a su habitación real, cuando la mire ahí tan tranquilamente dormida, sin esa falsa molestia en su rostro... Llorando entre sus sueño —la sonrisa se vuelve cálida y pequeña —Me detuve de todo, nada importaba más que su bienestar... —subiendo la mirada la mira directo —Era como una joya preciosa que todos querían destruir, y yo supe en ese momento que debía ponerme en medio y protegerla, así tuviera que dar mi vida en ello, ese es mi verdadero motivo, la quiero proteger... Solo a usted, y no es algo que yo haya planeado, mi mente y cuerpo actuaron por cuenta propia haciéndome salir de su habitación con mi daga en la mano.

Los confundidos ojos azules de la rubia se encontraron con aquellos marrones que la miraban con sinceridad, y apretado los labios trataba de contener su conmoción; dudosa dejo avanzar su mano hasta la mejilla del caballero que aunque sorprendida trataba de mantenerse firme.

—Usted caballero Ymir, acaso... ¿Siente algo más que respeto y admiración por su reina?

Bajando la mirada al suelo el caballero Ymir pensó en lo que podría pasar a continuación y tragando grueso subió la mirada con decisión y franqueza hacia su reina.

—Si.

Sorprendía la reina estaba alejando su mano de la mejilla del caballero, pero Ymir fue más rápida y sosteniedo aquella mano depósito un beso en ella para enseguida mostrarle una sonrisa amplia a la mujer frente a ella.

—Mi corazón está montando una revuelta por ustedes su majestad.

Aún con el sonrojo en sus mejillas la rubia no intento alejar su mano, y por lo bajo con algo de sorpresa la morena pudo notar una leve sonrisa en los labios de su reina, quizá... Existía una posibilidad de que su corazón fuera bien aceptado.

—Bien, me gusta que me sea sincero caballero Ymir... ¿Le parece ir a tomar una taza de té de hierbas?

Soltando aquella mano, la morena se levantó con una sonrisa en cara mirándo la sinceridad en el rostro de su reina, esa sonrisa... Era algo que la complacía inmensamente.

[Primer noche, habitación real]

Cómo era costumbre después de su baño "a solas" la princesa salía de su enorme tina completamente desnuda, el caballero Ymir acerco la bata real y la coloco con delicadeza sobre el pequeño cuerpo de su reina admirando aquella piel blanquecina e intentando mantenerse quieta. Cada noche era la misma tortura, mirar esa hermosa piel blanquecina, esa espalda pequeña y hermosa, y finalmente... Esos ojos fríos que regresaban a ella, aunque... Algo había cambiado, ahora había una leve sonrisa seguida de esa mirada fría que se aliviaba.

—Mi té... —ajusta su bata — ¿Se encuentra ya en la habitación?

—Asi es mi reina... Me encarge de servirlo para usted cómo cada noche.

La pequeña mujer asintió y comenzó a caminar con la mujer morena siguiéndola a su espalda, deteniendose en la puerta, la reina mantenía la vista al frente.

— ¿No te molesta tener que atender mis necesidades hasta tan tarde?

—No realmente, de hecho... —sonrie agradecida —Estoy agradecida de ser de confianza.

Sin verla la princesa solo asintió levemente siguiendo su camino hasta su habitación; la noche ya entraba y ella se encontraba en una pequeña mesa al lado del ventanal observando la inmensidad del cielo y aquellas luces nocturnas de su pueblo... Por un momento dirigió la mirada a su caballero que de mantenia alerta a cualquier movimiento de las afueras.

—Es lindo ¿No lo crees?

—Su poblado es pacífico, es hermoso no ver muerte y hambre por doquier.

—Nos esforzamos racionando con cuidado y debidamente, además los ladrones son aprendidos rápidamente y los cultivos son vigilados las veinticuatro horas.

—De igual forma mi reina —observa el paisaje —Me parece hermoso lo que ha logrado.

—Esta vez no te puedo contradecir.

Levantándose con seriedad se dirige a su cama, con tranquilidad suelta la cinta que sujeta su cabello.

—Yo logré todo ésto sola...

Esos ojos, cuando esos azules se dirigían con tal intensidad a ella, la caballero Ymir no podía evitar bajar la guardia por completo, tragando saliva intentaba mantenerse sería ante la hermosa criatura que a una lentitud de tortura soltaba suavemente las cintas de su bata real.

—M... Mi reina... —balbuceaba al borde de su cordura.

—Ymir... —sin mirarla mantenía su mirada en alto —Te ordenó que te quites le armadura... Y vengas a mi espalda.

Sumamente nerviosa Ymir no pudo contestar más que con un asentimiento; dejando la armadura en el suelo comenzó a avanzar entre pasos lentos y el autocontrol destruyéndose a pedazos, nuevamente la castaña miro esa piel blanquecina frente a ella.

—Quitame... La ropa —ordenada entre inhalar con profundidad.

Era suficiente, sacudiéndose las ideas la castaña decidió no seguir más, nunca antes había hecho eso ¿Porqué ahora mismo la reina pedía aquello?

—Pero su majestad, pescara un resfriado si duerme...

—Ymir... Solo quitala por favor.

Rendida cerro sus ojos por un momento y dejo avanzar sus dudosas manos hacia aquella fina prenda, deslizandola por la piel de su reina tocó sin querer con la yema de sus dedos aquellos hombros causando el estremecimiento de su majestad, Ymir noto con prisa lo tensa que había puesto a esa gran mujer y tragando saliva sentía como su cordura escapaba, verla así solo le causaba más ganas de faltarle al respeto. Tocando con presión aquella piel deslizo la prenda hacia los brazos donde cayó al suelo por su propia cuenta; la princesa respingo y tratando de mantener su respiración normal bajo la cabeza cerrando sus ojos, Ymir no pudo resistirlo más y volvió las manos a aquella cintura haciéndola estremecerse, sus dedos subían por toda la espina dorsal y palpaban cada fibra de aquella piel, la princesa mordía su labio excitada, su respiración era irregular y entre sus suspiros se escuchaba el sonido sonoro de su corazón latiendo con fuerza, esos sonidos la estaban volviendo loca; cerrando sus ojos Ymir intentaba detenerse, pero aquella piel entregada a sus manos frente a ella era demasiada tentación, y con su altura era claramente visible la dureza y color tan fino de aquellos pezones que podían ser tocados a placer; gruñendo ante esa vista se pegó aún más al cuerpo de su princesa abrazándose a aquellas caderas desnudas y descansando su frente en aquellos pequeños hombros, la princesa se estremecía y cerrando sus ojos cubría su boca con su mano, los labios de Ymir acariciaban aquella piel y poco a poco su respiración termino en el oído de la rubia mientras sus morenas manos viajaban por el vientre de Historia causando leves corrientes eléctricas en todo el cuerpo de la rubia... Un pequeño quejido logro escapar de los rojizos labios de la rubia apenas aquellos dedos subían a su pecho.

—Lo siento mi reina...

Decía sin realmente sentirlo, una de sus manos comenzaba a bajar a la parte íntima de la joven rubia, Historia mordía sus labios descansando su cabeza en el cuerpo de su caballero detrás de ella mientras las corrientes eléctricas hacían temblar sus piernas, los largos dedos de Ymir se adentraban en aquellos labios bajos explorando cada zona hasta hacerla casi caer y gemir por tocar su clítoris, entre leves masajes en la parte baja Ymir apretaba los pechos de Historia al mismo tiempo causando una ola de placer en la rubia.

—Y... Ymir... —se aferraba al brazo de la joven —No tienes porqué... Sentirlo...

Ante su gemido de pronto dejaba caer todo su peso en aquella joven que además de masajear su parte privada y jugar con sus pezones había mordido con brusquedad aquel blanquecino cuello... ¿Cuan brusca podía ser esa mujer que la tocaba a placer? Pero Historia no la defendía y solo se dejaba hacer ante los besos, mordidas y lamidas de Ymir sobre su cuerpo, Ymir por otra parte ya no podía mantenerse en control, quería tenerla en ese mismo instante, sus pezones estaban tan duros como los de la joven delante suyo, pero... Seguramente era la primera vez de ambas. Con cuidado la más alta adentro una de sus piernas entre las temblores de la rubia quien se lo permitió sin dudar, tragando grueso Ymir mojó sus dedos aún más en aquellos fluidos y adentro el primer dedo en la vagina de su chica que se aferraba con fuerza a sus brazos. La habitación de hundía en el calor de ambas, los suspiros cada vez más notorios de historia y su búsquedas por mirar a Ymir de frente.

—Ymir... —Decia dulcemente.

La atención de la morena fue atraída rápidamente hacia su amante, mirando esos ojos comprendió que ella quería otra posición y tragando grueso la llevo hasta la cama recostandola mientras se sacaba la blusa y se quitaba las vendas de los pechos quedando semi desnuda.

—Ymir... —tendia su mano hacia ella —Te amo.

La imagen de esa joven en cama con sus cabellos regados por la seda, con esas marcas en su cuerpo y ese desastre en su entrepierna, además de esas palabras, con su corazón latiendo desesperado no pudo evitar ir a esos brazos que la esperaban para brazarla, entre una risilla subió la mirada y sosteniedo el mento de su reina veo por primera vez esos labios, Historia sonreía más feliz que nunca respondiendo aquella acción.

—Tambien, te amo Historia.

Era la primer vez que la escuchaba llamarla por su nombre, felizmente la rubia atrajo nuevamente a su chica besándola mientras sentía que nunca se iba cansar de eso... En especial de esas manos que la tocaban... Ymir sostuvo con fuerza la pierna de Historia acariciando su muslo con lentitud, le gustaba ver a esa chica retorcerse del placer. Entre besos y lamidas en aquellos duros pezones comenzó a descender por su vientre que no dejaba de contraerse ante el juego sensual.

— ¿Te gusta? —la miraba de reojo siguiendo con los besos.

—Ymir... —sus piernas se levantaban a los costados de la morena —Sigue...

La pierna blanquecina de Historia subió al hombro de la morena que entre besos y pequeños mordiscos veía a la rubia contraerse y contener suspiros... Ambas estaban al borde de la exitacion, pero la castaña quería ver disfrutar a su pequeña compañera... Entre besos fue hasta aquella caliente y húmeda parte comenzando con el trabajo rudo, el vaiven de aquella larga lengua hacia soltar gemidos sonoros de la pequeña rubia que se sostenía con fuerza de aquellas sábanas ya completamente desarregladas, sus piernas luchaban entre si, no decidiendose si cerrarse o permanecer abiertas al placer... Ante el alejamiento y disfrute de vista que se daba Ymir, Historia se incorporó a duras penas atrayendo la cara de su pareja para besarla, sonriente Ymir no se negó a la acción sintiendo como las manos de la rubia se aferraban con fuerza a su cuerpo como no queriendo dejarla ir, nuevamente las manos de Ymir sujetaban aquellas blanquecinas caderas, pero esta vez era Historia quien hacia disfrutar a su pareja besando su cuello y bajando a sus pechos, Ymir parecía disfrutarlo mucho, pero sabía controlarse, aún así Historia quería verla disfrutar aún más... Excitada llevo sus manos al estorboso pantalón de su pareja y metió las manos en el apretando el trasero de su chica y sorprendiendola en el proceso.

—Hi... Historia —Decia avergonzada.

— ¿Puedes quitarlo Ymir? —Rogaba con la mirada.

—Cla... Claro, pero... Solo —la alejaba de encima suyo —Recuestate un poco por favor.

La morena se sentía nerviosa, siempre había pensando que esa princesa la dejaría hacer todo, pero esa chica parecía querer hacerla sentir bien por igual. Sacando su pantalón miraba a Historia sobre la cama, era hermosa, y como fuera quería estar a su lado de esa forma tan íntima... Subiendo nuevamente sobre ella comenzó a besar su pecho y seguidamente sus labios, las manos de ambas tocaban el cuerpo ajeno con deseo mientras sus partes íntimas comenzaban a frotarse, besos, suspiro y gemidos... La habitación estaba hecha un desastre, pero ellas se sentían felices de sentir a la otra sobre su cuerpo.

La luna estaba alta en el cielo y aquella luz lunar iluminaba levemente la habitación de la princesa dónde dos jóvenes miraban el rostro de la otra con alegría, Historia estaba sobre el brazo de Ymir uniendo con su dedo las pecas del pecho contrarió mientras sonriente Ymir acariciaban el brazo de su pareja con cariño, ambas estaban felices con todo lo que había ocurrido.

—Parece... —sonrie al deslizar su dedo hasta el abdomen de la morena —Que de verdad te ejercitas mucho, tu cuerpo está en muy buena forma.

Entre una risa se abrazaba a aquella rubia escondiéndose entre esos cabellos rubios.

—Me han entrenado desde mis cuatro años.

—Eso es mucho tiempo...

—Siempre te lo quise preguntar Historia, pero... ¿Por qué... Esa vez les dijiste a todos que salieran? —cuestiona alejándola levemente — ¿Que tal si yo hubiera estado mintiendo?... Si te hubiera atacado aquel día.

Los ojos azules de la joven subieron junto a una sonrisa, Ymir sonreía y solo acepto el beso de su pareja junto a un nuevo abrazo.

—Lo pude ver en tus ojos desde el primer momento, además —sonrie orgullosa —No eres la única que fue entrenada desde pequeña, al principio no querían que la cara de la siguiente heredera fuera revelada así que tuve que ser criada por unos campesinos —exhala un suspiro ante el recuerdo —En mi adolescencia me uní a la corte de los caballeros donde fui entrenada arduamente... Más tarde, ante el viaje de los anteriores reyes me ví obligada a tomar el trono.

— ¿No querías tomar el mando del reino?

—La verdad es que no, pensé que sería difícil, y asi fue... Me costó mucho cambiarlo a como es ahora, además... Mis padres murieron por tomar la corona, siempre lo he visto como algo maldito —con tristeza mira el techo —La persona que lo obtiene poseé riquezas y seguidores, pero también obtiene enemigos, así sea un buen o mal rey... Siempre tendrá enemigos.

El tono de su vos había cambiado, y al notarlo Ymir exhaló un suspiro aferrándose a aquella joven.

—Siempre te voy a proteger Historia, nunca dejare que nadie te dañe, Porque de verdad te amo...

Sonriente se aferra al cuerpo desnudo a su lado —Gracias Ymir.

—Ahora deberíamos dormir —sonrie besando los labios de su pareja —Mañana tenemos mucho trabajo supervisando el pueblo.

La rubia asintió y cerrando los ojos se acurrucó en el cuerpo de su pareja dispuesta a dormir, Ymir por otra parte pensaba en todo, en su vida, en la vida de su pareja, en su pasado, y en como su relación debía parecer imposible para todo el mundo, pero... Aún así se sentía feliz de tener a esa mujer a su lado.

Segunda parte.

Las semanas habían transcurrido y apesar de los intentos por matar a una traicionera, la chica en cuestión sonreía entre un paseo con la princesa de su nuevo reino que alegre le dedicaba una sonrisa.

— ¿Que te parece estofado?

—Suena bien, seguro a los niños del albergue les gustará, quizá... Si le añadieran un poco de carne sería mejor.

La princesa sonrío de gran manera asintiendo y comenzó a pedir las cosas que serían llevadas al albergue de niños sin padres más tarde. Con tranquilidad ambas chicas hablaban de diferentes cosas hasta que notaron acercarse a dos caballeros con prisa, la princesa se sorprendió ante la apariencia de uno de ello y esa fue la señal de Ymir para tomar cartas en el asunto poniéndose firme a ellos con un rostro molesto

— ¡Sasha Bluse!

— ¡Si! —poniendose recta llevaba su mano al pecho en espera del regaño — ¡Mi segundo capitán al mando!

Aunque un poco divertido el chico a su lado decidió apartarse unos paso del regaño y acercarse a su majestad que sonreía sin sorpresa por esa actitud de su caballero.

— ¿¡Comó puede comer a estas horas!? —con enojo sujetaba la mejilla de la chica y se acercaba amenazante —Se supone que está en entrenamiento pequeña glotona —con un suspiro exhausto dejaba la mejilla libre y cansada sujetaba su frente — ¿Robaste comida de nuevo?

Ante la inquietud de la joven la caballero Ymir giró hacia ella presionando su puño contra los cabellos avellana de la chica entre una mirada aterradora.

Dolida trataba de mantenerse firme — ¡No... No fue así segundo caballero al mando! —encogiendose levemente del dolor fruncía el ceño —E... El pan... A... Apareció... —subia la mirada al sentir la mano agresora alejarse — ¿Fuera de mi puerta?

Ante esa leve sonrisa dudosa y ese ridículo intento de excusa  la vena de la frente del caballero Ymir estaba por estallar en irá, pero todo su enojo se disipó ante aquella dulce vos bien conocida.

— ¿Cómo que para casarme? —cuestionaba con preocupación.

Cubriendo levemente su boca la rubia se percató del tono algo alto de su vos y apretando la mirada conflictuada decidió dar la cara a aquella mujer que con el semblante fruncido avanzo lentamente esperando que lo escuchado no fuera real.

— ¿Casarla? —Dirigia su dudosa mirada al chico frente a ellas — ¿Con quién? ¿De qué hablas Connie?

Tragando grueso el chico tomo posición de firmes y entre un asentimiento abrió los labios listo para el enojo de su caballero mayor, aunque Historia era una cosa distinta, la rubia deviaba la mirada al suelo y cruzandose de brazos permanecía pensativa y preocupada; Ymir por su parte miraba las acciones de su amante con el ceño fruncido tratando de obtener respuesta de esos ojos vacilantes y temerosos que no la querían mirar por mucho tiempo, inquieto por la reacción de ambas Connie trataba de buscar ayuda en su compañera que rápidamente desviaba la mirada.

—Es él... —dudaba de su hablar ante ambas miradas directas a él —Principe del reino... Oeste... Los... Los Akerman están llegando al reino para contraer al príncipe Levi y la princesa Historia en Matrimonio... —apretando la mirada bajaba la cabeza manteniendo la mano en su pecho —Al parecer el reino Akerman está teniendo problemas y necesita ayuda —hablaba con rapidez.

Sin apuros a sus espaldas una vos les hizo voltear —Los reyes la ofrecerán siempre y cuando reciban algo a cambio... —Decia muy sinceramente mirándola —Y la extención de un reino sería algo fantástico para nosotros, además de la fuerza de batalla y armas experimentales que van muy bien en el reino Akerman.

El caballero Connie quedó en blanco ante esa fría y sería explicación que su compañera había dado aún cuando él le había hecho mil señas para que no dijera nada, quedándose boquiabierto solo miro como su compañera sacaba una pierna de pollo de su bolso para comenzar a comer; lo normal hubiera Sido que la caballero al mando ya la estuviera regañando por comer en horas de guardia, pero ella se encontraba con la mirada baja, perdida y triste, simplemente no queria creer esas palabras.

—Historia —cuestionaba confundida.

—No es eso —negaba con prisa —No pienso... Yo no... —se detenía al mirar la duda en aquella cara.

Deteniendose dirigió la mirada a los caballeros a su lado que discutían con la mirada y luego de un suspiro observo la cara sería de su amante que exigía, no, más bien, imploraba una respuesta. 

Sin regresar la mirada hablo con vos firme —Quiero que se retiren a sus puesto, y... Espera una plática conmigo más tarde caballero Sasha.

Un escalofrío invadió la espina dorsal de la nombrada quien prefirió guardar su comida por el momento, Connie comenzó a reprenderla hablándole de la extraña atmósfera que tenían aquellas dos chicas. Tomando la mano de su confundida caballero la princesa Historia comenzó a alejarse del centro de la ciudad hasta llegar a un lugar más solitario.

Inquieta la mira directo —No tenía pensado casarme... —mordiendo su labio juega inquieta con sus manos —Ellos viajaron por negocios sobre las armas experimentales ¡Pero jamás me dijeron ésto!

Aún molesta y cabizbaja la mira — ¿Y que harás? Ellos vienen en camino.

Sintiéndose dolida ante aquella mirada dura que se dirigía a ella solo podía cerrar los ojos, parecía que esa chica la culpaba... Con un nudo en la garganta observo esos ojos dudosos de ella, y solo camino hacia el castillo con decisión, con molestia Ymir apretó la dentadura junto a sus puños y tomo camino hacia la entrada del reino dónde Sasha y Connie montaban guardia, pero ella ni siquiera les tomo atención y solo tomo asiento en un barril manteniendo su semblante molesto y los brazos cruzados.

Molesta la princesa se vio llegando al salón principal donde con furia azotó las puertas de entrada, con paso directo llegó a su trono mirando como todos los caballeros entraban dudoso.

— ¡Quiero ver aquí al caballero principal ahora mismo!

Ante tal grito los caballeros se vieron sorprendidos y con prisa se retiraron fuera de la habitación en busca del caballero principal; con paso rápido el hombre entro poniéndose de rodillas cuanto antes ofreciendo su respeto.

—Si, mi reina.

— ¿Que es eso de que los Ackerman vienen con los reyes? —daba un fuerte golpe a los descansos de su trono — ¿¡Cuando pensaba usted decirme eso!?

—Yo... 

Conteniendo su furia el hombre se levantó tratando de mantener su ceño lo más tranquilo posible, bajando la cabeza en una leve reverencia termina encontrándose con los fríos y demandantes ojos de su princesa.

—El mensaje acaba de llegar no hace mucho, me estaba encargando de que los caballeros tuvieran todo listo y por ello... No la puse al tanto —fingia arrepentimiento.

— ¿Y que hay del segundo caballero al mando? —indagó aún enfadada — ¿Por qué no mando por ella? Ella le pudo ayudar a organizar todo ¿Por qué no mando por ella?

—Sabe... —bajaba la mirada inquieto —Que no confío en ella mi reina.

— ¿Aún no? —sonrió incrédula.

Molesta asintió levantándose de su trono para avanzar hacia el hombre; tomando posición de firmes el hombre evitó el contacto visual, la princesa sonrió molesta y quitando nuevamente la espada del caballero de su funda comenzó a deslizar sus dedos por el metal comprobando su filo.

—Ella ha tenido bastantes oportunidades para matarme... Ninguna herida, ni siquiera por error, ha manchado mi piel... —sube la mirada a él —Le recuerdo caballero principal, durante aquel entrenamiento descuidado sobre los nuevos reclutas, la espada que voló hacia mi...

Él hombre trago grueso ante esos pasos que lo rodeaban, ante el ruido de aquella espada deslizandose en la piedra del suelo.

—Ni por un segundo el segundo caballero dudó en cubrirme dando su vida por mi, aunque claro, por suerte otro caballero también estaba atento y le brindo un escudo antes de que fuera demasiado tarde...

Deteniendose frente a él mostró su autoridad subiendo su mirada a los ojos de él sin miedo alguno, el hombre era más alto, más musculoso, pero aún así, el miedo por el poder de aquella mujer lo doblegaba un poco.

—Quiza es... —indagaba nervioso —Un plan más profundo, en espera por secuestrarla o hacerle algo que dañe al reino.

Sonriendo comenzó a alejarse —Esa mujer es sincera... Y vaya a hacer, lo que vaya a hacer, le aseguro que ella lo detectará.

Extrañado busco la mirada de esa mujer quien no le dedicó más que una mirada de furia y descontento.

— ¿De... Que habla? 

—Has sido fiel al reino desde siempre, pero cuando yo lo recibí te mostraste descontento, tu disgusto fue aún peor cuando la nombre segundo caballero... —inspecciona la espada con la mirada —Su mirada ha cambiado caballero, al momento en que me nombren reina, lo más posible es que usted se atreva a querer matarme.

—Eso... —susurra sorprendido — ¡Princesa yo jamás... !

—No mienta —lo mira directo.

Mirándola con odio el hombre exhaló un suspiro en un intento de calmarse, esa mirada sería frente a él era sin duda alguna lo que lo hacía enfurecer.

—Bien, es la verdad —escupe rendido —no estoy de acuerdo con su decisión, pero sinceramente —lleva la mano al pecho —Jamas me atrevería a traicionaria, la crié desde pequeña y he servido a su familia desde siempre.

—Las personas cambiamos de ideas muy rápidamente, es verdad... Quizá no mancharia sus manos, pero... Jamás es imposible mandar a alguien más.

Ante aquello el hombre se dejó caer sobre su rodilla y con la cabeza gacha no quitaba la mano del pecho en señal de disculpa y lealtad; poco a poco entre su disculpa comenzo a expresar que todo aquello había Sido verdad, que por un momento aquella idea paso por su mente; exhalando un suspiro la princesa desvío la mirada triste de saber que tenía razón, a veces de verdad odiaba tener razón.

—Ya no importa... ¿Han arreglado mis ropajes?

—Apenas, no hace mucho avisé a las sirvientas.

—Tengo que ir a alistarme y... Espero que éso de que la caballero Ymir es de otra reino, quedé entre nosotros.

Bajando la mirada hizo comprender que mantendría la petición de la princesa, Historia suspiro y solo salió de la habitación real con rumbo a su vestuario; al cerrarse la puerta el guardia al lado de está exhaló un enorme suspiro relajando su cuerpo, las personas cercanas a esa familia sabían que esa princesa tenía un don especial para juzgar a la gente con una simple mirada, con solo mirar sus ojos unos cuantos minutos podía saber si esa persona era de confianza o no, y eso causaba inquietud en el caballero principal pues el gran hombre no podía confiar por completo en aquella joven y eso significaba que ella tampoco cerraría los ojos hacia él.

En la entrada del reino un par de guardias se empujaban entre sí susurrandose para avanzar hacia la segundo caballero Ymir quien con la mirada fija a las afuera permanecía sin moverse de su lugar.

—Di... Disculpe segundo caballero al mando Ymir —se acercaba con una sonrisa temerosa — ¿Está esperando a alguien?

Volviendo la mirada al chico suspira — ¿Por qué bajan la guardia preguntándome cosas tontas? Deberían estar atentos a la entrada —mira por sobre el hombro del joven frente a ella y poniendo los ojos en blanco lo aparta —Sasha, por amor de todo lo divino, deja de una vez ese trozo de carne.

La nombrada detuvo su morder y separando la carne de su boca le dirigió una mirada de cachorro a la caballero que sin importancia desvío la mirada volviendo su concentración hacia las afueras del reino.

—Pero caballero segundo, me costó mucho freírlo sin que se dieran cuenta —rogaba con las manos juntas palma con palma — ¡Además si no lo como ahora se va a enfriar! ¡Y es delicioso!

Con molestia Connie golpeaba la cabeza de su compañera y poniendo su dedo sobre sus labios le pedía que se callará con la mirada, Ymir miro de reojo la pelea entre susurros de sus menores y solo rio levemente volviendo toda su atención a la lejanía mientras pensaba que dentro de poco, alguien le robaría a la mujer de su vida.

—Pero... Ahora que lo pienso —mantenia su posición de firmes al lado de la caballero Ymir —Si la princesa no tenía idea... ¿Puede ser que la forcen a casarse? —bajaba levemente la mirada en busca de respuestas —e oído que así era con los reyes anteriores.

—Siempre es así... Se que parece genial estar en el trono, tienes la comida que quieres y todas las comodidades, pero... Manejar un reino no es nada sencillo, siempre tienes que ver con tus súbditos y enfrentarte a aquellos que quieren tu mal... Y a veces tienes que hacer sacrificios.

— ¡UM! —golpeaba el brazo de su amigo —Es cierto, la segunda caballero al mando estaba destinada a gobernar.

— ¡Cierto! —deja caer su puño contra la palma de su mano —Escuche algo así —se acerca dudoso — ¿Que paso segundo caballero al mando?

Bajando la mirada observaba a aquel chico que preguntaba con curiosidad y tomando un respiro profundo solo se levantó mirando como los primeros caballeros se mostraban en el orizonte.

—Eso es algo que les contaré después —oberva a la castaña —Sasha toma un caballo y ve a informar al primer caballero al mando... Que nuestras visitas han llegado.

— ¡Si! —poniendo su mano al pecho se alejaba a seguir órdenes.

—Connie, ve con los guardias de la torre, quiero oír las trompetas de aviso para el recibimiento.

— ¡Si, enseguida!

La mujer tomo la lanza que aquel chico había dejado y se colocó en posición de firmes en la gran puerta de madera, las trompetas sonaron y todo el pueblo entro en desespero comenzando a apresurarse sobre las órdenes antes dadas por el primer caballero, niños y adultos arreglaban la entrada lo más rápido posible mientras entre un relinche un caballo se detenía frente al gran caballero.

— ¡Primer caballero al mando, el carruaje se acerca!

— ¿¡Que!? ¿¡Tan pronto!? —se apresura a avanzar — ¿¡Ya están los preparativos en la puerta!? —gruñendo avanzaba lo más rápido posible —Los aldeanos debieron ir lento ante mi pedido de no llamar tanto la atención.

—La segunda caballero al mando esta aguardando en la puerta y a pedido el toque de las trompetas, así que todos deben estar alistando la entrada.

La chica bajo del caballo tendiendoselo al primer caballero que aunque dudoso se subió al corcel.

—Los guardias de ls trompetas... —musitaba avergonzado de su confesión —Asegúrate de que lleguen a la entrada.

— ¡Enseguida! —se ponía firme con la mano en el pecho.

Apenas la joven corrio hacia los adentros del castillo el hombre gruño por lo bajo apretando su propia oreja no desespero, pero esta vez las trompetas de llegada lo hicieron levantar la mirada y blandiendo las correas del caballo comenzó a avanzar con rapidez; lista para recibir a sus invitados la princesa se miro una última vez en el espejo y se puso de pie lista para salir.

En la entrada al igual que todos los aldeanos la segunda caballero al mando hizo una reverencia.

—Rey, reina —le tendía la mano a la mujer.

Dudosa tomaba su mano — ¿Y tú eres?

—Un simple caballero, el caballero al mando esta viniendo en camino... —se acerca susurrando —Al parecer el mensaje tardo más de lo debido.

Con algo de sorpresa ambos reyes se acercaban a sus invitados explicándoles la situación mientras pedían disculpas, el rey vecino decía que la culpa fue del mensajero y que posiblemente algo se le cruzó en el camino, esa charla atraía la mirada de Ymir quien obervaba primeramente a aquel Rey de cabello algo largo y barba no tan larga que lo hacía parecer un vagabundo, del otro lado un príncipe de corto cabello raro y al parecer baja estatura que le causaba gracia y finalmente una princesa de fina mirada fría, de labios rojos como el carmín y cabello corto pero de un color carbón muy fino.

— ¿Los príncipes quisieran seguir el viaje en el carruaje? —se acercaba al carruaje —Soy nueva aquí, por eso disculpen el atrevimiento —agachaba levemente la mirada —pero siempre es bueno conocer a tu reino aliado de cerca.

Los reyes de mayor edad se sorprendieron preocupados, pero el rey de los Ackerman comenzó a reír animado tocando la pierna de un joven castaño que con la mirada baja solo se sorprendió por el toque en su pierna.

— ¡Si, si! —salia del carruje el mayor —Seria bueno caminar, mis piernas están realmente entumecidas por el viaje —le dedicaba una sonrisa al príncipe.

Sonriente el rey se acercaba agradecido tocando el hombro de la caballero mientras comenzaba su camino con su Reyna y el Rey Ackerman, los reyes avanzaron presentando a los jóvenes con sus caballeros mientras en la parte de adentro del carruaje un joven tronaba la lengua molesto y su hermana suspiraba mirándolo.

—Vamos Levi, sabes que es una buena idea —salia del carruaje esperándolo —Ademas también estoy entumida, hubiera preferido venir en caballo, viajar en carruaje es cansado y aburrido... —le tendía la mano —es mejor caminar.

El joven la ignoro, pero al notar la mirada de aquel chico sobre si solo hizo tronar su lengua de nueva cuenta.

 —Como sea, vamos de una vez, a final de cuentas no pienso casarme.

Dirigió su fría mirada hacia el caballero Ymir que lo miraba con odio desde la parte de afuera, el príncipe pareció sorprenderse un poco, pero solo volvió la mirada al joven que colocándose unos guantes blancos lo miraba sonriente y tendiendo su mano a él, con sorpresa Ymir noto aquella acción y solo los miro bajar del carruaje, el joven castaño parecía un sirviente y aquel príncipe parecía muy contento a su lado poniendo de lado su fría cara.

—Caminemos Eren, y que no se te ocurra separarte de mi lado mocoso.

—Nunca, mi príncipe —le dedicaba una leve sonrisa llevando sus manos a la espalda.

La chica azabache solo exhaló un suspiro avanzando tras los reyes para hablar con ellos mientras ambos jóvenes avanzaban detrás de ella y el caballero Ymir se unia a sus reyes en su caminar.

—Pero... —cuestiona la reina buscando con la mirada — ¿Dónde se encuentra el caballero principal?

—Esta... —se acerca apuntando por lo bajo —Llegando.

Bajando del caballo el hombre avanzó con rapidez dándole una reverencia a sus reyes para enseguida ponerse en pose de firmes y llevar su mano al pecho.

—Esta bien —sonrie sujetando a la caballero por el hombro —Has entrenado bien a esta chica, ahora vamos al palacio por Historia.

—Si, su majestad, por favor continuemos.

El sirviente del rey avanzaba sonriente llamando un poco la atención de los aldeanos ante sus ropas de calidad y la sonrisa que dirigía a su principe quien aunque con rostro serio bromeaba de vez en cuando con el rey y su padre.

— ¡Bien, quiero un recorrido completo! —rie con animos dejando fuertes palmadas en su espalda —Luego tendrás que darte una vuelta por el reino para devolverte la visita.

—Claro, claro, no lo dudes.

Con el caminar Ymir podía escuchar una leve plática entre el príncipe y su sirviente, el chico más alto le decía al príncipe lo hermoso del poblado mientras la princesa hacia su mejor esfuerzo por tener una plática tranquila con la reina. Al llegar un guardia dió el aviso de la llegada de la princesa, Ymir junto al caballero principal avanzaron a los costados de la escalera en su espera, al verla Historia sonrío desde el primer momento y solo continuo bajando con su largo vestido azul sumamente elegante mirando con una sonrisa a los invitados, al final de la escalera fue recibida por dos manos, sonrío disimuladamente a Ymir quien sin cambios en su mirada no mostró nada hacia su princesa, aunque triste Historia solo prosiguió con una leve reverencia al rey.

—Rey Ackerman, es un placer por fin conocerlo —tendio su mano al hombre.

—Historia Reiss —beso sus nudillos —Bellisima tal cual te describieron tus padres.

Sonriendo asintió y se acercó a sus padres besando sus manos para enseguida dedicarles una sonrisa tranquila.

—Es bueno tenerlos de regreso, padre, madre, cuide debidamente del reino en su ausencia, aunque... Su llegada nos tomo de improviso.

Mientras ellos hablaban la mirada de Ymir seguía clavada sobre el ceño fruncido de aquel joven príncipe, ella sabía que no debía hacerlo... Pero aún así seguida viendo como el hombre le contaba algunas cosas a su sirviente en el oído, asintiendo el joven sirviente avanzó directo a ella  sin vergüenza y acercándose a su oído susurró.

—El príncipe Levi me ha pedido que revise la comida real antes de que sea servida ¿Me lo permite?

El primer guardia la miraba atento así que ella se acercó tratando de no interrumpir la plática entre la realeza.

—El sirvintiente del príncipe desea ser llevado a la cocina para inspeccionar ¿Quiere ir usted o llamo a Sasha?

—No, está bien... Deberías ir tú... Y, gracias por encargarte de todo afuera.

La mujer dió una pequeña reverencia y avanzó hacia el sirviente dándole una señal con la mirada para que la siguiera, con paso rápido el chico entro junto a ella al área donde tomarían el té... Observo como el chico pasaba aquel guante blanco sobre la mesa y sobre un solo asiento insepccionando la suciedad, de pronto saco un pañuelo de su manga y comenzó a limpiar solo un lugar específico.

—Espero no les parezca un insulto ésto que hago, el príncipe Levi tiene un problema con la suciedad.

—No, está bien... La comida está por este lado —se mueve para dejarle paso —Si no me engaña mi olfato son pastelillos de fruta y té de yerbas ¿Que suele beber él? Quizá no sea de su agrado.

—Tengo su té especial —sonrie —lo prepararé rápidamente, pero si ellos llegan antes ¿Podrías mostrarle su lugar?

—Claro...

El chico avanzó tomando lo necesario mientras el caballero tomaba pose de firmes al lado de la mesa.

— ¡Por cierto, mi nombre es Eren y es un placer conocerte!

— ¡Ymir... Un gusto...

El chico sonrío desde el marco de la puerta dejando algo sorprendida a Ymir pues antes parecia un completo estirado, pero justo ahora sonreía amigable, aún así los sentimientos de odio iban más dirigidos al príncipe de aquel chico que ahora entraba junto a la princesa Historia por la gran puerta de madera; haciendo una leve reverencia el caballero Ymir jalo levemente la silla.

—Su sirviente dijo que prepararía algo especial para usted príncipe Levi, también... Limpió este lugar.

El chico avanzó sin habla y con una sola mirada hizo comprender al caballero que debía alejarse, los reyes se pusieron algo tensos al mirar como sacaba un pañuelo para limpiar dónde anteriormente la caballero había tocado, pero ella solo mantuvo la mirada firme sin importancia recibiendo una mano en su hombro.

— ¡Lo siento, lo siento! Mi hijo tiene un problema con la limpieza...

—No hay problema alguno Rey.

Entre la ayuda de algunos sirvientes todos tomaron asiento a la mesa, una vez servidos los aperitivos el rey dió permiso para que se retirarán mientras Eren apenas entraba con el té y galletas para su príncipe.

—Eren se quedará.

—Levi ésto es una plática secreta —decia con seriedad su padre.

—Eren se queda.

—Tio no luches, Levi no retrocedera a su palabra.

El hombre suspiro y solo movió la mano para que siguiesen con todo, los caballeros príncipes asintieron y dando una última reverencia avanzaron a la salida.

—Caballero Ymir —se gira a ella —Por favor haga compañía al joven Eren —observa al joven moreno —Debe ser incómodo para tí quedarte solo en temas de este tamaño.

El chico sonrío y ante la aprobación de su rey la chica avanzó hasta el joven mientras escuchaban a la mesa entrar en discusión sus miradas se mantenían a las paredes por respeto.

—En fin —sonriente dirige la mirada a la chica —Solo venía a conocerte y a terminar algunos acuerdos con tus padres —suelta algunas palmadas en la espalda del rey —Estoy muy feliz de que mi gran chico se vaya a casar con alguien como tú —su sonrisa se dirige al joven en la esquina de la habitación — ¿No estas feliz Eren?

Nervioso el joven miro a su principe y rápidamente regreso la mirada al rey sonriendo con levedad, molesto el rey golpeo con sus palmas la dureza de la mesa, ambos de pie se sorprendieron ante aquella, pero solo mantuvieron su mirada al frente, Historia cerraba sus ojos con tranquilidad esperando lo que fuera.

— ¡Lo he dicho viejo! ¡No pienso casarme!

—Deja de decir tonterías —lo reprende con levedad poniendose de pie —Ya está arreglado después de todo —observa a la princesa con desespero — ¿No es así Historia?

Ymir no pudo evitar bajar la mirada, todos mantenían la mirada sobre esa chica quien tomando un respiro levantaba la mano haciendo señas a su caballero que atendió rápidamente a su llamado avanzando a su lado, sus padres se sorprendieron, pero seguían esperando la respuesta.

—Tu también Eren.

— ¿He?

Dudoso dirigió la mirada a su principe quien asintiendo lo dejo avanzar al llamado, con una sonrisa Historia se levantó de la mesa mirando a los invitados.

—Hablare con el príncipe en los jardines, solo será un minuto —observa al príncipe —Si no te molesta claro está.

Mirándola de arriba a abajo el chico asintió una sola vez

—Hablaremos más tarde viejo —se dirigió a su padre.

Historia avanzó hacia afuera tomando la mano de su caballero quien enseguida siguió a su princesa con los otros dos avanzando detrás de ellas. Una vez en los jardines Historia borro por fin aquella sonrisa falsa y apretando el tronco de su nariz observo al principe quien cruzado de brazos se mostraba molesto, sin mas la princesa tomo asiento en una silla al aire libre.

—Yo tampoco quiero casarme —expreso sin dudas.

Eren avanzó con prisa al lado de la princesa limpiando la silla y mesa donde su príncipe tomaría asiento; con el ceño fruncido y no muy convencido Levi tomo asiento manteniendo sus brazos cruzados junto a sus piernas.

— ¿Por qué?

—No te conozco de nada...

—Yo tampoco te conozco... ¿Pero eso es todo? —la mira más seriamente —Estamos hablando de obtener la mitad de nuestro armamento experimental.

—Somos el reino mejor abastecido —declara sin pena —estamos hablando —sonrie con superioridad —de la entrada a nuestras raciones cuando les haga falta.

Con un suspiro la princesa miro de reojo a su caballero que aunque mantenía su papel no podía evitar mirar a su princesa de reojo; ambos sirvientes se sorprendieron pues de pronto sus príncipes los apuntaron.

—Tengo a alguien que me gusta.

—Este tonto me gusta.

Ambos sirvientes se sorprendieron ante las declaraciones y avergonzados no pudieron evitar ponerse rojos, Eren cubrió su cara completamente ante el notorio sonrojo mientras Ymir solo cubría su boca tratando de mantener la compostura, los príncipes miraron a sus parejas con una sonrisa y volviendo la mirada al frente se miraban incrédulos.

—Espera —apunta al caballero — ¿Ella te gusta?

— ¿Él te gusta? —apuntaba con la mirada.

Preguntaban al únisono poniendo más avergonzadas a sus parejas, lleno de vergüenza Eren avanzó hacia Levi tocando su hombro.

— ¡Levi!... Qui... Quiero decir... Príncipe Levi, por favor.

— ¿Pueden llegar al punto de una vez?

Ambos regresaron la mirada a Ymir quien aunque trataba de mirarse calmada no podía ocultar el sonrojo de su morena cara, historia sonrío complacida y volvió la mirada al príncipe frente a ella.

— ¿Que planea hacer entonces príncipe Levi? Su padre no aceptará un No como respuesta.

—Si usted tuviera un hermano sería mucho más fácil, así Mikasa sería la que se casaría...

Mirando la duda en el rostro de su princesa Ymir avanzó llamando la atención de todos.

—Quiza si Historia y yo huyeramos por un tiempo... A un pequeño pueblo lejano quizá, yo me encargaría de traerla de regreso cuando todo estuviera arreglado.

— ¿Y como planeas que yo lo arregle? —cuestionaba con dureza.

—Quiza buscando una falsa amante en su reino, diciendo que está enamorado de ella y que por ello no puede contraer matrimonio con la princesa... Al final pensarían lo mismo de ella, que ha huido con alguien más.

— ¿Y tú desaparición no sería rara? —cuestiona dudoso.

—Todos los guardias del castillo saben que yo entregaría mi vida por proteger  a la princesa, no necesito más excusa para irme cuando ella se marche.

Los tres se encontraban pensativos, pero Eren interrumpió el silencio con el arreglo de su voz.

—Entonces... —la mira retador —quizá podrían decir que tú la has secuestrado... Ahora lo recuerdo —sonrie por lo bajo —en mi última visita a aquel reino para visitar a mi hermano... Te pude ver, la gente susurraba... Que eras la siguiente monarca, Ymir... Fritz.

La chica se sorprendió al igual que los presentes, en especial su príncipe Levi al cual no le había comentado nada de aquello.

—Mi nombre completo —posa la mano en su pecho con seriedad —Es Eren Jeager.

— ¿Jeager? —fruncia el ceño sorprendida.

El asombró en la cara de aquella joven puso aún más curiosos a ambos príncipes, Levi fue el primero en llamar la atención de su lacayo atrayendolo con dureza por la camisa.

— ¡Oí mocoso! ¡Si la conocías y era alguien importante! ¿¡Por qué no me hablaste de ella!?

—Ah... —avergonzado sujetaba su nuca —lo lamento... Pero no tenía completamente claro quien era —rie sujetando su brazo —el nombre me era familiar, pero no podía recordar con claridad, mi último viaje a aquel lugar es de hace mucho tiempo.

—Los Jeagers —da unos paso al frente—el reino entero los creyó locos... Tu familia se rehusó a tomar el trono real que la primer familia les ofrecía ante la perdida de su hija...

—Bueno —se encoge de hombros divertido —Mi madre solo deseaba una vida normal.

Divertido el castaño recordaba aquellas eras de su niñez; entre una pequeña plática sobre el abandono del trono ambas parejas se vieron por fin separandose con el pensamiento de como evitar aquella boda en mente; en la habitación real Ymir se encontraba abrazando a Historia por la espalda frente a aquel enorme ventanal.

—Entonces —miraba las manos morenas que la rodeaban —No eres hija legítima del rey...

—No, fui adoptaba por la familia Fritz que no podían tener más hijos, no solo yo, habían otros tres chicos... Al abandonar el trono todo el reino pasa a manos de Annie, la otra chica adoptada por ellos, ella me odia por ser mejor que ella en la lucha.

Cerrando los ojos Historia se aferró aún más a aquellos brazos que al sentir su toque la sujetaron con más fuerza.

—Mis padres... Ellos murieron en un asalto durante un viaje, mis tíos enseguida quisieron hacerce cargo de mi, pero... Dijeron que sería peligroso si algún asesino me viera, por ello me enviaron a vivir con unos campesinos que me criaron hasta que ellos necesitaron sentarme nuevamente en el trono, ya no... Recuerdo tan claramente sus caras...

Con un beso cuidadoso Ymir se aferraba a la joven frente a ella, el sol comenzaba a ocultarse y desde la ventana podían ver cómo sus invitas despedían a alguien.

—Estaba pensando Historia, cuando tomes tu lugar en el trono... Yo, realmente quisiera pedirte matrimonio... ¿Me aceptarías?

La rubia se alejo de entre aquel abrazo sorprendiendo a la morena que dudosa la miraba atenta, pero las dudas de Ymir se desvanecieron ante tal sonrisa entre la mirada vidriosa de Historia, sin contenerse se abalanzó sobre la morena abrazándola entre una risa.

— ¡Por supuesto! ¡Claro que sí lo aceptaría! Claro que sí, sería tan feliz... Tan, tan feliz...

—Historia... De verdad te amo.

Con cariño tomando a la chica por las mejillas besaba profundamente aquellos labios, sin dudarlo sus cuerpos se relajaron, la mano de Ymir viajo a la cintura de Historia quien se abrazaba a su cuello ¿Que importaba el cansancio de la chica alta con esa postura? Con tranquilidad ambas se deshacían de la armadura estorbosa de la morena y apenas la última pieza de metal cayó Ymir sonrío con radiante tomando a su pareja por debajo de aquel pomposo vestido cargándola sobre su cintura entre besos animados, ambas terminaron sobre la cama, Historia se encontraba sobre el regazo de Ymir mientras está le quitaba el vestido tocando su cuerpo en el proceso.

— ¡Ymir!

Gimió por lo bajo aquel nombre ante la presión sobre su seno, Ymir se detuvo ante aquel llamado perdiendo cualquier poca sensatez sobre su cuerpo y arrojó a su pareja en la cama mirando aquel vestido estorboso regado sobre las sábanas arrugadas y aquel rubio cabello regado al alrededor de esa pálida cara; sin dudarlo más ambas mujeres comenzaron a sacarse los ropajes por su cuenta, Ymir apenas sacaba su prenda superior cuando el estruendo de la puerta las sorprendió a ambas.

— ¡Oi tenemos una...

Curioso su acompañante se asomo detrás suyo en la puerta y con la vergüenza subiendo por su cara tomo a su principe por los hombros jalandolo fuera.

— ¡Oh, dios Levi san! ¡Le dije que era buena idea tocar!

—Yo no pensé... —intenta defenderse algo apenado.

—Debe aprender más modales Levi san —sujetaba las manijas de la puerta —Es muy descuidado con estás cosas....

La puerta se cerró y los ojos marrones de la caballero se dirigieron a su princesa que congelada cubría su rostro llena de vergüenza.

—No puede... —dice molesta levantándose — ¡Oye enano, ya que nos interrumpiste! —abre la puerta — ¿Cuál es el increíble plan?

Sin vergüenza comenzaba a ponerse la blusa frente a ellos que atontados miraban su morena piel muy avergonzados.

—Historia y yo debemos casarnos...

Las dos chicas se miraron sorprendidos ante aquello y apresurada la rubia se levantó casi cayendo ante el desastre de su vestido, pero logro llegar a su caballero sosteniéndose de su brazo para ver al hombre de baja estatura.

—Principe Levi —sujetaba su brazo confundido — ¿Que está diciendo?

Desviando la mirada del joven volvía a las mujeres —Uniremos nuestros reinos a través del matrimonio, una vez tomado el control...

—Que sería casi inmediatamente —completaba la rubia.

—Entonces podríamos romper el matrimonio y seguir unidos solo como reinos aliados con un acuerdo de paz, así... —por lo bajo sujeta la mano del chico a su lado —podriamos lograr no separarnos de las personas que queremos... Y —las mira con seriedad —complacer a nuestros familiares de momento.

Eso no sonaba totalmente como una mala idea, sin más ambas chicas se sonreían ante la idea de una salida y con ese asunto cubierto Ymir se encargó de correr al príncipe y su sirviente para seguir en lo que estaba con su princesa, entre risas casi parecía haber un festejo dentro de aquella habitación, estaban animadas ante la idea de borrar ese secreto y besarse con libertad.

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