¿Neko no Jutsu?

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Las últimas semanas habían Sido un completo caos para los Ninjas de la aldea oculta entre las hojas, unas semanas antes ocurrió el primer incidente con un tendero al cuál no se tomo mucha importancia, luego siguieron más civiles y la búsqueda tuvo que dar inicio. No fue una guerra o un ataque hasta qué comenzaron a desaparecer Ninjas.

— ¿Alguna idea de a lo que nos enfrentamos? —cuestionaba con enfado dejando caer los documentos sobre su escritorio —O nuevamente no han podido encontrar pista alguna.

Los presentes en la habitación se dieron una mirada de reojo a sabiendas de que ninguno había sido capaz de encontrar absolutamente nada, pero Iruka no miró a nadie y en cambio dió un paso adelante.

—Creo que podría no ser un ataque, solo una prueba.

— ¿Una prueba? ¿De quién, para qué?

—Quizá hasta un experimento.

— ¡Iruka! —azota las palmas contra la mesa — ¡Habla claramente!

—Bueno... Recientemente ha habido un incremento en la población de gatos a lo largo de la aldea.

— ¿Gatos? —cuestiona Shizune.

—No hemos encontrado ninguna pista que apunte a secuestro o ataque, pero he notado este sorpresivo aumento en la cantidad de gatos que hay en la aldea, además de que muchos de ellos... —señala la ventana detrás de ambas —parecen intentar comunicarse.

Ambas se dan una mirada de reojo y giran hacia la ventana para admirar al tercio de gatos que maullaban en la ventana tratando de entrar. Tsunade vuelve la mirada hacia Iruka.

—Es lo más cercano a una información que hemos recibido. Muy bien, tú y Kakashi se encargarán de buscar información sobre tu pista, los demás seguirán buscando en los alrededores. —todos dan una reverencia para salir —Partan mañana, no hay necesidad de apresurarse con esa información que no creo que sea muy... Certera.

Kakashi asiente al igual que Iruka y ambos salen de la oficina principal para caminar hacia la planta baja.

—No pensé que fueses a decirle.

—A desaparecido Naruto, claro que iba a decirle si eso nos acercaba a cualquier cosa.

—Tambien me preocupa Naruto, pero... Es un poco irreal pensar que la villa de los gatos nos está utilizando como sujetos de prueba, ellos no tienen nada en contra de nosotros.

—Bueno... Nuestra villa le da hogar a los Inuzuka. El clan con perros es claramente un enemigo para ellos.

—Sí, pero...

—Kakashi, no necesitas ir conmigo, iré solo. Quédate con los demás y sigan buscando pistas en los alrededores, no olvides que también soy un ninja experimentado que ha salido en bastantes misiones y sabe cómo manejarse en los alrededores.

—No quería ofenderte —detiene su andar.

—Lo sé. —sonríe, girando para verlo —No me has ofendido ni nada así, pero de verdad me siento ansioso por no encontrar ninguna otra pista, no quiero detenerme por más tiempo.

—Iré contigo.

Él da un asentimiento y al segundo vuelven a seguir adelante. En contra de la recomendación de Tsunade ambos salen unas horas más tarde luego de haber tomado algunas provisiones y armas por si acaso realmente ocurría algo; su camino fue tranquilo y silencioso, y a petición de Iruka no acamparon. Al llegar a la muralla que resguardaba la ciudad de los gatos Kakashi saco un par de orejas de gatos, unas con pelaje blanco para él y unas con pelaje marrón para Iruka, ambos se la colocaron y se presentaron a la puerta.

—Hemos venido de vacaciones. Quisiéramos un pase por una semana y si tuvieran la recomendación de un lugar para quedarnos.

—Miau. —observa los pescados secos como soborno —Oh, forasteros que vienen a tomar un descanso —toma los peces y el dinero para ajustar los documentos —bueno, conozco el sitio más caro y mejor con yerba de gato en cada ventana, puedo llevarlos si gustan.

—Se lo agradeceríamos.

El gato avanza por delante charlando sobre el lugar al cual los llevaría mientras ambos ninjas observan los alrededores de reojo tratando de mantener una charla nada rara. Al llegar al hotel el gato los despide deseándoles unas buenas vacaciones. Ambos se registran en una habitación compartida y se acomodan como pueden en aquella habitación medianamente reducida y bastante deteriorada, el reino de los gatos no era extremadamente rico así que sus edificios no estaban en la mejor posición; al caer la noche Iruka se levantó del alfeizar de la ventana observando a Kakashi despegar la mirada de su libro Icha.

—Iré a investigar.

—En ese caso te acompaño.

—De verdad que no es necesario Kakashi, yo puedo hacerme cargo.

—De verdad no quise ofenderte Iruka.

—Kakashi... —musita con dulzura —no estoy ofendido. No me molesta que creas que es una locura, yo mismo lo creo un poco, pero hay un gato que me ha seguido por toda la aldea maullando y jalándome hacia el Ichiraku o hacia todos esos lugares en los cuales normalmente Naruto se encuentra. Necesitaba creer en algo, tener algo, así que... Así que lo tome.

— ¿Estás seguro de querer hacerlo solo? Puedo acompañarte.

—Estoy bien. Y como sabes esto podría no ser más que una inmensa perdida de tiempo.

Desde la ventana de la habitación Kakashi observó como Iruka se alejaba del hotel saludando a algunos gatos mientras se dirigía al mercado nocturno. Iruka regresó a la mañana siguiente causando un gran estruendo, la puerta se abrió con el peso de su cuerpo que removió el mueblecillo al lado de ella, Iruka parecía ebrio, se tomaba la cara con cierta brusquedad tambaleándose hacia las camas.

— ¿Qué tienes?

En un segundo Kakashi salió de la cama para encontrarlo contra su pecho, y en la claridad de la mañana pudo verlo con unas orejas que no eran las que le había conseguido, y una cola que se removía entre sus propia piernas. Kakashi le palpó el rostro tratando de encontrar una respuesta, su cabello se encontraba suelto no acordé a como había salido de aquel apartamento, y su piel se sentía extremadamente caliente. Al obtener su mirada pudo comprenderlo, al sentir su rasposa lengua lamerle desde el mentón hasta los labios pudo comprenderlo, no tuvo que tocarle las orejas o tomarle la cola para saberlo, había sido transformado

—Iruka...

Las manos del hombre surcaron los hombros ajenos hasta que pudo aferrarse a aquel cuello atrayendo al Hatake hacia la orilla de la cama, hasta que pudo hacerlo caer sobre él en aquel colchón, pero de pronto el rostro antes acalorado de Iruka se frunció en dolor, Kakashi se apartó enseguida tomándole la mano para levantarlo.

— ¿Estás bien?

Iruka lo observó ladeando la cabeza como si fuese incapaz de comprender lo que le decían, y Kakashi retrocedió apretando los labios bajo su máscara de tela; Iruka de pronto se encontraba en cuclillas en el suelo lamiéndose el dorso de la mano para frotarse las orejas, su cola ondeaba cuál bandera, y sus ojos más humanos que felinos se mantenían grandes y atentos al ninja presente en aquella habitación.

— ¿No me comprendes?

La boca del hombre moreno se abrió en intento de decir algo, pero de aquella boca solo emergió un maullido suave como una pregunta. Kakashi se acercó con la mano extendida hacia él, Iruka lo observó removiendo las orejas entre su duda hasta finalmente depositar el puño contra aquella palma.

— ¿Serías capaz de guiarme al lugar al que fuiste?

Iruka sonrió, y Kakashi pensó que eso era una respuesta, pero en cambio Iruka comenzó a emitir sonidos de satisfacción gatuna y a frotarse contra la clavícula y el cuello del Hatake; Kakashi suspiró sintiendo el cabello ajeno frotándose contra su rostro causándole comezón, se tuvo que sacar la máscara y eso pareció traerle la completa atención del Umino. Dando un arreglo de voz Kakashi tomó asiento en la orilla de la cama mirándolo volver a ponerse de cuclillas frente a sus rodillas, ahí Iruka lo veía recargando su menton de la rodilla ajena, Kakashi no se resistió a acariciarle la melena frotando momentáneamente las orejas delicadas del hombre medio gato que se removía extasiado en el masaje sobre su piel.

—Esto es suficiente prueba para pensar que tenías razón. No hay necesidad de buscar más, y estás indispuesto. —deja de acariciar la melena castaña —Será mejor que volvamos e informemos. ¿Cuánto irá a durar tú transformación?

Con los nudillos sobre cada rodilla del hombre de melena plata, Iruka de pronto se montó a horcajadas en un sencillo salto sobre él obteniendo apenas un atisbo de sorpresa de su parte. Kakashi se mantuvo quieto observando esos ojos marrones atentos a los suyos, observó por un segundo la boca que lamió la suya mientras las manos del Umino se deslizaban por su playera pegada sin mangas hasta llegar a sus hombros, el trasero del Umino descendió sobre su regazo brindándole la calidez de su piel mientras aquel rostro atento se acercaba más y más a su rostro. Un parpadeo de sus inmensos y llamativos ojos, lento y brutal, brutal porque lo hizo tragar saliva de golpe.

—Iruka no creo que... Que seamos tan cercanos como para esta posición.

Pero el Umino no parecía comprender las palabras que abandonaban aquella boca. Un segundo después justo cuando Kakashi le tomaba los muslos en un intento de apartarlo, Iruka le lamió la mejilla para frotarse contra su rostro, luego le mordió el labio inferior levemente para finalmente besar aquellos labios.

—Kakashi... —murmuró en un susurró contra su boca —Kakasshi...

Aquel nombre apenas y le salía de la boca, pero lo decía, lo decía y eso volvía loco al Hatake, la necesidad en aquella voz... Podría ser cualquier cosa, pero la situación... La situación le encendía los sentidos al Hatake. Tenía a un hombre un tanto mayor sobre su regazo lamiéndole la boca y los labios, murmurando su nombre con necesidad; Kakashi le apretó la cintura con fuerza e Iruka se estremeció emitiendo el más lindo jadeo que jamás hubiera llenado los oídos del ninja de melena plata. Iruka abrió los ojos, tenía rubor en el rostro y una mirada por más lasciva; Kakashi tragó duramente y de manera delicada comenzó a palparle el vientre subiendo por su pecho hasta obtener que sus colmillos gatunos fuesen vistos.

—Iruka... De verdad me... Me vuelves loco.

—Kakashi... —murmuraba.

Sus ojos se encontraron e Iruka fue quién avanzó a sus labios, Kakashi no se quedó atrás tomándole del mentón para guiar aquella unión, sus labios se encontraban en profundos roces que les hacían inhalar profundamente por la nariz, y sus separaciones eran veloces y ciertamente frenéticas. Las manos del Umino se aferraron a la camisa que cubría los hombros del Hatake, y la mano de él se sumergía en aquella piel morena subiendo poco a poco aquel suéter negro que comúnmente el profesor utilizaba.

—Kakashi... —murmuraba nuevamente.

La erección del ninja era sumamente evidente para ese entonces, palpitante y caliente al roce del cuerpo ajeno que se mecia lenta y acompasadamente contra él. De pronto Kakashi le arrancó el suéter removiendole un tanto las orejillas mientras aferraba aquella delicada cintura y sus labios apresaban el cuello ajeno en besos y lamidas que dejaban fluir sus gruñidos y suspiros entre cada nuevo roce, Iruka se aferraba a él permitiéndole marcar su piel con mordidas y chupetones mientras le jalaba la camisa dejando apenas una tenue vista de su espalda blanca.

—Kakashi...

Él nombrado se mordió el labio inferior extasiado en la pronunciación de su nombre en boca ajena, y mordió duramente el cuello de aquel hombre moreno que gemía a su toque aferrando su larga cola marrón a la pierna del ninja. Tomándole la quijada en su palma Kakashi dirigió un profundo beso dejando que su mano libre frotara sobre el glúteo ajeno.

— ¡Mnm! ¡ka... Kakashi! ¡Aah..! ¡Espe...!

Las orejas de su cabeza comenzaron a achicarse, las palabras fluían mejor por su garganta, la calentura que anteriormente lo había llevado a lamer a su acompañante descendía y la cola se desenroscaba para volver a su sitio en la inexistencia, pero Kakashi estaba tan absorto en saborear la piel achocolatada de aquel hombre que no podía escucharlo, ambas palmas le palpaban el trasero introduciendo en suaves caricias una sensación tan nueva que Iruka no entendía lo que sentía. Kakashi lo tomó de los muslos y segundos después lo tenía contra la cama presionando su erección contra el trasero aún cubierto del moreno, Iruka se cubría los labios con el dorso de su mano tratando de contener el avance ajeno con la mano libre, pero Kakashi le besaba el pecho mordiéndole los pezones mientras su mano intrusa se adentraba por el camino natural del vientre hasta poder palpar la erección creciente del hombre bajo su cuerpo.

— ¡Basta! ¡Mngh!

Su cuerpo se curvó en una contracción, jamás le habían tocado el miembro, sus manos se aferraban a las mantas y sus piernas se encontraban flexionadas en sorpresa, casi temblando.

— ¡Kakashi! ¡Basta! —la boca experimentada del ninja descendía por su vientre — ¡Por favor basta! —las manos ajenas lo despojaban de su pantalón y ropa interior — ¡Hatake Kakashi!

Él nombrado elevó la vista con sorpresa por tal llamado nada sexy, vió la respiración rápida del Umino y la sorpresa mezclada con miedo en su mirada, se detuvo de golpe cubriéndose la boca y apretando los labios.

—Yo lo...

— ¡No, no...! Sé que he sido yo quién... —aparta la mirada cubriéndose el vientre —Yo sé que he sido yo quién inició... No tengo idea de lo que me hicieron —confesaba recogiendo las piernas hacia su cuerpo en un intento de cubrirse consigo mismo —pero me sentía muy... Muy excitado... Apenas y pude pensar en llegar aquí contigo, y al verte los instintos de gato fluyeron y yo... —cubre su boca —yo lo siento... Lo siento bastante Kakashi...

—No... —retrocede en la cama bajando para buscar con la mirada sobre el suelo —No, yo he seguido...

—Eso estuvo bien. ¡Eso me devolvió a mis sentidos! Um... Tengo, tengo la información.

Kakashi se palpaba la erección ajustandola bajo sus pantalones mientras le pasaba el suéter al hombre en cama, Iruka tragó grueso mirándolo ajustarse la erección y simplemente agradeció tomando la prenda.

—Volvamos a la villa, Kakashi.

Por un segundo el de melena plata se estremeció, pero finalmente asintió buscando su propia camisa para distraerse mientras Iruka se vestía notando las mordeduras sobre su piel.

Al volver a la villa Iruka explicó que había un grupo clandestino de gatos que parecía hacer experimentos en algún tipo de venganza contra los perros, hablaban de un suero que convertía a los humanos en gatos, y más que una venganza sería solo una broma para molestarlos, una treta contra algún suceso pasado entre los clanes, obviamente el experimento había sido llevado en la villa que resguardaba a sus enemigos. Así que Tsunade envío a una delegación especial para tratar aquel tema tan escandaloso con quién regia en nombre de los gatos.

El día que los habitantes de Konoha fueron vueltos a su forma natural Naruto se abalanzó a los brazos de su antiguo profesor exclamando por los cielos que él tenía razón y que Iruka los salvaría tal cual había ocurrido. Kakashi se acercó al antiguo profesor del chico mientras Naruto peleaba contra todo aquel que no le había creído.

—Lo que paso aquel día...

—No quisiera hablar de eso, pero... Si te soy sincero solo fue la expansión de una reacción natural intensificada por el cambio sobre mi cuerpo.

—Si, yo... Estoy bien no hablando de eso.

—Pero... —dirige su mirada sobre él —Una parte de mi lo hizo porque quería hacerlo. Así que no te sientas incómodo ni culpable.

— ¿Querías? —sonríe bajo su máscara — ¿Tú querías hacer eso?

— ¿Besarte? —expone con el rubor expandiéndose por su rostro —Bueno, si, todos quieren besarte, no soy el único Kakashi, así que no es una locura decir que lo quería... Eres... Bastante experimentado según dicen...

— ¿Y... Cumplí las expectativas?

Iruka aparta la mirada para centrarse en su viejo alumno —Con creces. Las... Las marcas sigue un poco aún visibles —inhala profundamente ajustando su pose —si, eres justo como te pintan.

—Espero que eso sea en extremo bueno.

Una risa escapa de sus labios cuando voltea a mirarlo —Lo es.

—Entonces... —gira de frente a él — ¿Aceptarías salir conmigo en una cita quizá el... Próximo viernes?

— ¿He? Bueno... —observa los alrededores rascándose detrás de la oreja —Si, supongo que si.

—Genial. Tenemos una cita.

—Si.

Sobre su máscara se podía apreciar la silueta de una sonrisa, y aunque el hombre moreno a su lado se mostraba más avergonzado que feliz  la verdad era que no podía sacarse de la mente su apariencia en aquel momento tan precioso cuando su cuerpo se tensó ante su toque. Le gustaba ese hombre, lo sabía desde antes, pero jamás había pensado que Iruka Umino sentiría lo mismo por él.




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