No tan malo

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Todo le estaba saliendo terriblemente mal aquella semana, sus amigos se habían distanciado de él porque nuevamente había caído en la necesidad de obtener aceptación social, Paulina nuevamente le había hablado y está vez parecía que de verdad sería aceptado por ella y que posiblemente podría caber la posibilidad de una relación, pero... Cómo cada vez anterior, no fue así, la diferencia con esta ocasión fue que sus amigos de verdad se enojaron, que Sam terminará enojada era muy normal, pero que Tucker lo hiciera le decía muy claramente que algo estaba haciendo mal.

No bastando el hecho de que sus amigos se alejaran, Paulina lo humilló frente a toda la escuela, tristemente ya estaba acostumbrado y aunque sus ánimos bajaron enormemente, lo pasó por alto, pero... En casa su padre y madre pelearon al grado de que su madre abandonó la casa y se marchó, no con su hermana, con Vlad Masters. Su hermana se marchó en busca de hacer entrar en razón a su madre, y aunque Jazz y él no eran tan cercanos, sabía que si lo necesitaba, Jazz lo escucharía. Pero ante la situación actual solo podía estar encerrado en su habitación escuchando las canciones de despecho de su padre, pensando en la humillación y en como sus amigos lo ignoraban.

La gota que derramó el vaso cayó después de la clase de gimnasia, en los vestidores, Kwan quiso jugarle una broma después de burlarse de él sobre lo pasado con Paulina, el tipo no era muy listo para hacer cualquier cosa, en ocasiones hasta las bromas pesadas y ser un tremendo idiota le salía mal, pero toda esa semana había sido terriblemente dura para Danny, se sentía agotado y cuando comenzaron a burlarse de él empujándolo de cuerpo en cuerpo hasta hacerlo caer al suelo con la humillación de traer encima solo una toalla rodeandole la cintura... Fue su límite, gritó, lloró, maldijo a todos y cada uno de los presentes logrando que todos salieran totalmente sorprendidos con su actitud, aunque... Una persona se quedó en los vestidores.

La mano de Dash se encontraba sobre su hombro mientras el tipo musculoso e idiota que siempre lo molestaba sobre cualquier asunto, por primera y quizá única vez, trataba de consolarlo y escuchaba todo el desahogo de Danny entre sus brazos. Para cuando pudo controlarse, apenas se limpiaba la nariz cuando se percató de que estaba contra el pecho de aquel chico, se apartó cuidadosamente mirándolo.

— ¿Estás mejor? —cuestionaba dulcemente limpiando una lágrima en el rostro ajeno —Dime algo.

—Dash...

— ¿Si?

—Me consolaste.

El rostro cálido del chico se esfumó en segundos para mostrar sorpresa y enseguida enojo, en un movimiento rápido Dash estaba de pie.

—Nadie va a saber de esto Phantom, o voy a patear tu escuálido trasero.

Y así como así, nuevamente Dash se marchó. No era la primera vez que ese tipo se comportaba de ese modo, Danny jamás había intentado seguir la conversación normal que tendría con cualquier otra persona que no fuese Dash Baxter ante una situación como aquella, pero en ese momento, comenzó a cuestionarse sobre ello.

Apenas se levantaba del suelo cuando escuchó llamar su nombre por la inconfundible voz de Tucker, su amigo de gorra anaranjada se adentró completamente preocupado mirándolo de pies a cabeza mientras lo tomaba por los brazos.

— ¿Estás bien Danny? Dash nos dijo que estabas llorando en el baño después de hacer un espectáculo, bueno... Ya sabes que lo dijo más ofensivamente, pero ¿Estás bien?

—Sí solo... Tucker, de verdad lo lamento.

—Lo sabemos, siempre lo sabemos Danny —rodea los hombros de su amigo para llevarlo a su casillero —simplemente queríamos dejarte comprender, ya sabes cómo lo hace Sam. Debes dejar de preocuparte tanto cada vez que hacemos algo así.

Una risilla escapa de sus labios mientras busca su ropa — ¿Dash les aviso?

—Si, burlándose como siempre, pero lo hizo. Aunque Sam ya había escuchado algo antes, no lo entendió bien, pero ya estábamos buscándote, Dash nos dió la pieza final del rompecabezas aunque no lo sepa.

El resto del día la paso con normalidad al lado de sus amigos, y al llegar a su casa trató de convencer a su padre para que fuese a buscar a su madre, no pareció muy decidido pero después de unas horas salió en la camioneta.

Al llegar el siguiente día Danny se armó de valor para acorralar a Dash mientras se encontrará solo, sucedió después de una de sus clases al tener cambio de salón, Dash se separó del grupo para ir a la máquina expendedora y Danny lo siguió.

—Oye Dash...

— ¿Que quieres Phantom? —espetaba con enfado.

—Gracias.

No necesitaba preguntar el porque, no lo miró ni dijo nada, pero Danny sabía al ver su ceño menos fruncido, que Dash lo entendía.

—Se formarán en pareja, y no, no a como les plazca, ya he organizado las parejas, dictaré los nombres así que permanezcan sentado hasta que acabe.

Al finalizar de la lista Dash observó a Danny parado al lado de su pupitre con una media sonrisa chueca y dudosa, Dash encogió los hombros.

— ¿En tú casa?

—Si quieres.

—Bien. Llegaré al rededor de las cinco, hoy tengo entrenamiento con el equipo.

—Entonces nos ponemos de acuerdo más tarde. Um... ¿Crees tener tiempo para trabajar de verdad o...?

—Puedo hacer la tarea por mí mismo Phantom.

—Bien. —eleva las palmas en son de paz —No quería ofenderte, simplemente digo... No quiero perder tiempo esperándote.

La mirada baja de Dash que permanecía sobre su lápiz con el cual jugaba, sube hacia el joven de cabellos negros y rostro estúpido, lo analiza un segundo mientras Danny se pone cada vez más nervioso por su mirada directa.

—Nos vemos más tarde, Phantom.

Y con eso Dash toma sus cosas y se marcha. Danny inclina el rostro analizando su andar y su rostro serio que cambia apenas se encuentra con sus compañeros de equipo, pero el silbido de Tucker atrae su atención, sus amigos se detiene a cada lado negando.

— ¿Cuál prefieres que sea la inscripción sobre tu lápida? La tarea puede ser la muerte, o un bravucón en casa no es compañero de equipo.

Sam ríe por lo bajo, pero al segundo empuja el hombro de Tucker y por su cuenta empieza a bromear siendo más discreta.

El reloj ya marchaba las cinco y le había costado un trabajo tremendo limpiar todo el desastre que su padre había dejado, además de que por cualquier circunstancia había limpiado y escondido todo aquello que podría ser merecedor de burla, en su habitación. El timbre suena poniéndolo nervioso, se limpia el sudor de las palmas contra su pantalón y avanza hasta abrir la puerta tratando de mostrarse normal, no genial, solo normal. La mirada cielo de Dash viaja hacia el interior como buscando algo.

—Mis padres no se encuentran, tampoco mi hermana. Todos han salido así que tenemos la casa para nosotros solos.

Dash se frota la oreja con cierta incomodidad —Bien, entonces.

—Oh, si. —sonriente se aparta del camino —Vamos a quedarnos en la sala, para que me quede más cerca ir a conseguirte bocadillos. —explica entre el guiarlo — ¿Quieres algo para beber?

—Agua estaría bien. —deja la mochila sobre el sofá — ¿Qué haces mientras tus padres no se encuentran?

—Casi nada —contesta tranquilamente entrando en la cocina —quiza rompa un par de reglas de mi madre, comiendo en el sofá o subiendo los pies a la mesa de centro, no cerrando correctamente la pasta de dientes y cosas así.

Al regresar se encuentra con la sonrisa de Dash, pero cuando el futbolista se percata de su presencia frunce los labios mostrándose desinteresado; entrega el vaso de agua y Dash lo toma haciendo imposible el que sus manos no se rocen.

—Estuve pensando en los posibles temas que podíamos tomar para trabajar ¿Quieres oírlo o ya has decidido que haremos?

—No, dime.

Mientras Danny hablaba Dash bebida observando toda la estancia entre el removerse sutilmente en el sofá, no se sentía cómodo, y no era a causa del sofá.

—La quinta suena bien.

—Y no es tan complicada, así que seguramente muchos la harán, tenderemos que lucirnos con la presentación para obtener una nota alta.

—Entonces escojamos la más pesada, no tendremos mucha competencia y seguramente nos darán puntos extra por el intento.

—En eso tienes razón. —ríe admirando su libreta —Bien, entonces está —señala.

Dash se inclina mirando la caligrafía del chico a su lado, su mirada vira hacia aquel rostro bobo que sonríe en su dirección.

— ¿Por... Dónde empezamos?

—Nos tomará un tiempo. Te propongo  que nos ayudemos mutuamente con las tareas de otras asignaturas para no tener inconvenientes.

—Me parece bien. ¿En tu casa cada día?

—Si gustas que vayamos a tu casa, por mi bien. Pero ahora que mis padres no se encuentran podemos estar aquí sin mayor problema, una vez que lleguen habrá mucho ruido, tendríamos que estar en mi habitación.

—Me agrada el silencio.

—Eso es extraño —comenta con gracia —siempre te encuentras rodeado de ruido.

Su comisura izquierda se eleva —Por eso mismo me agrada el silencio.

Por un segundo permanecen mirándose fijamente a los ojos, Dash abre los labios e involuntaria mente Danny posa los labios sobre esa boca, entonces una sonrisa se estira por la cara del chico que se había vivido la adolescencia molestándolo.

— ¿Por dónde empezamos?

A la mitad de la segunda semana ya había algunas discusiones y puntos de vista distintos, también acuerdos y risas, entre su estudio tomaban limonada y comían frituras o comida frita, bromeaban y charlaban, y al término de ese bendito trabajo escolar habían conseguido una nota aprobatoria y chocado los cinco frente a toda la clase, se veían unidos y contentos.

Las manos de Tucker y Sam cayeron contra la mesa duramente causando su sorpresa y atragantamiento, ante él se pintaban dos rostro molestos que tomaban asiento.

— ¿Que sucede con ese choque de cinco?

—Con la cercanía entre ustedes dos.

—Con esas miradas desde sus asientos.

—Con los dos, Dash parece encantado de estar a tu lado, estuvimos ahí cuando te saludo al salir de clases. Al salir de clases, fuera del proyecto.

Danny se encoge terriblemente intimidado por tantas cuestiones y desliza la mirada por la habitación observando como en la otra punta de aquel comedor Dash era interrogado por sus compañeros de equipo luciendo de lo más relajado, su mirada regresó brevemente encontrándose con Danny y por un segundo percibió la sonrisa de aquel chico, un calor le escaló desde la nuca hasta las orejas. Sam golpeteo con su palma sobre la mesa.

— ¿Qué sucede contigo? Estás todo rojo. —dirige la mirada atrás.

—Quizá tienes fiebre o algo así. Pero eso no importa ahora, me muero de la curiosidad así que dinos algo Danny. ¿Un fantasma salió del portal y se metió en el cuerpo de Dash convirtiéndolo en un buen tipo o algo así? La verdad es que parecía muy relajado.

— ¿Sinceramente?... Pues Dash y yo hemos hablado mucho no solo del proyecto.

—Si... —comenta Sam en un lento asentimiento —se nota que han hablado. ¿De que han hablado?

—Bueno... Cosas. Um... Comentamos cosas del pasado, de nuestros gustos en comida y cine, de música, me hablaba un poco de deportes... —picotea su comida entre su sonrisa —aunque yo no le entendía mucho.

—Suena como si fueran amigos, y eso es imposible porque Dash es... Un jugador de Fútbol americano, el tipo de persona que no se juntaría con alguien como nosotros.

—Solo... —expresa Sam con dulzura —ten cuidado. Ya hemos visto que actúen así antes, y... Ya sabes, se empiezan a llevar contigo y luego dicen pestes sobre ti con sus amigos o... Fingen ser tus amigos para finalmente burlarse en tu cara. No lo digo para que dudes de él, quizá es diferente a muchos otros, pero... —toma la mano del chico —ten cuidado Danny.

Con esas palabras en mente Danny regreso caminando hacia su casa, y para su sorpresa, se encontró con Dash esperándolo sentado frente a su puerta, el deportista sonrío levantándose.

—Ey... —frota su nuca desviando la mirada —Um... ¿Jugamos en tu habitación?

Traga duramente — ¿Que juego quieres?

Al ver la sonrisa de Dash se vuelve imposible mantener la desconfianza que se le había generado, y ambos se adentran hundido en la charla de como su proyecto había sido por bastante superior al de los otros. Dash toma asiento en el suelo mientras Danny enciende el aparato de videojuegos y entrega los posibles juegos para que elijan juntos, se sienta a su lado hombro con hombros y ambos toman videojuegos en manos.

—Danny...

Avergonzado y sorprendido vuelve la mirada sobre el chico —Dash, es la primera vez que me llamas por mi nombre.

Ríe —Danny... —traga saliva —tú sabes todo ese tema de los estatus en la escuela, y... En el almuerzo este día los chicos... Ellos vieron algo extraño entre nosotros. Yo no quiero seguir molestándote, me agradas, me gusta pasar tiempo contigo, pero... —inhalando profundamente se observa —soy el mariscal de campo, el mayor bravucón...

—Me agradas también.

— ¿De verdad?

Danny sonríe en un asentimiento, casi estaban de frente al otro y al ver qué Dash bajaba la mirada por su desánimo, Danny había inclinado un poco el rostro en un intento por encontrar sus miradas, lucía lindo, lucía terriblemente lindo.

—Danny... —traga duramente inclinándose un poco al frente —quizá te enojes al escuchar algo como ésto, pero... —acuna la mejilla ajena —me gustas mucho.

— ¿Cómo... Pareja?

No eran tontos, de verdad se sentían atraídos por el otro, así que Dash sonrió en un asentimiento y de pronto ambos estaban allí sonriendo mutuamente, hasta que Dash avanzó sobre sus labios, Danny le correspondió y de pronto los videojuegos fueron echados aun lado, Danny se encontraba recostado con Dash sobre él mientras su beso proseguía. Las manos de Danny se encontraban contra el pecho de Dash y de pronto al rededor de su cuello, mientras Dash le acunaba el rostro aferrándole la cintura. En un jadeo Dash se detuvo tratando de tranquilizarse, Danny también respiraba agitadamente, sus miradas volvieron a encontrarse.

— ¿Quieres... Salir conmigo? Oficialmente, frente a todos, que se vayan al demonio Phantom, me gustas y no pienso reprimirme de besarte cuando me plazca. Seamos novios.

Entre su sorpresa y su ánimo, Danny se incorpora con los antebrazos y Dash se aparta notando su incomodidad, se observan.

—Es... Algo grande, no solo porque eres tú, sino porque soy yo. Posiblemente te molestaran.

— ¡Soy Dash, puedo con una bola de idiotas! Y puedo —toma dulcemente la mano ajena —estar por ti.

Dash, el siempre rudo e idiota Dash, el terror de los nerds, era romántico y dulce y... Y un poco caliente.

—Uh. Si tú estás dispuesto a soportar lo que vaya a pasar, puedo... Puedo intentarlo.

— ¡Si! —abraza efusivamente el cuerpo delgaducho de Danny — ¡Y ni hablar de la mejor parte! Si salimos juntos Paulina quedará humillada al doble, piénsalo, salió conmigo y fingía salir contigo, pero al final los que estamos en una relación somos tú y yo. Ella arderá en furia.

—Mas por ti que por mí, pero... Si.

En un nuevo abrazo ambos reían juntos hasta que sus labios volvieron a tocarse, entonces estuvieron más calmados y más juntos tomándose las manos en silencio hasta que recordaron que iban a jugar videojuegos juntos.

Al lunes siguiente Dash espero en la entrada hasta verlo llegar, se sonrieron para la sorpresa de los presentes, y luego se tomaron la mano atrayendo susurros por todos lados mientras avanzaban por los pasillos de la escuela. Pero a Dash no le importaba, y si a Dash no le importaba ¿Por qué debía importarle a Danny? Aún así Sam se mostró preocupada y alerta todo el día, no fue hasta la campanada final que sus dos amigos jadearon en sorpresa observando como Dash salía junto a Danny en una amena plática, no había intimidación ni mentira, de hecho Tucker mismo había presenciado como el mariscal de campo amenazaba a todos sus jugadores para que no tocaran a su actual pareja, pareja oficial. Y para el gusto de Sam, Paulina ardía en llamas por las bromas que las chicas hacían sobre los dos chicos que habían intentado salir con ella y que ahora la ignoraban completamente.

—Bueno... —encoge los hombros cruzándose de brazos — ¿Qué más da? Mientras Danny sea feliz.

—Dash no parece tan malo en su versión novio, y Danny sonrío todo el día.

—Solo tratemos de estar atentos a cualquier cosa.

—Hecho. —choca puños con su amiga — ¿Vamos a tu casa a burlarnos de la ropa que te compra tú mamá?

—Pero claro.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro