Tú tan de allí, yo tan de allá.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Doble D desapareció un día del callejón sin dejar huella alguna sobre el lugar al cuál se dirigía o si alguna vez podríamos volver a verlo. Es decir, no me encontraba realmente preocupado por él ya que sabía muy bien que entre el trío de tontos, él era el más inteligente y podría salir de lo que fuera con su estúpida inteligencia, mientras no entrará en pánico...

Cómo sea, mi preocupación aumento un día cualquiera mientras nos encontrábamos en la sala de mi casa viendo unas películas que Nath rentó, Nazz fue la primera en iniciar. Era una película de detectives y apenas íbamos a resolver el maldito caso que parecía no tener final, cuándo ella lo soltó sin más.

« — ¿Jamás... —vuelve la mirada sobre el chico a su lado —te has preguntando sobre lo que pasó con doble D?

— ¿Doble quién? —intervenía con una amplia sonrisa para estorbar en la visión del pelirrojo — ¿De quién hablas Nazz?

—Muevete Nath, ya están por descubrir al maldito culpable... —dirige una dura mirada hacia su amiga —no es momento para dudas estúpidas.

El silencio duró lo mismo que duraba el retener un gas, y las palabras de aquella chica fueron tan apestosas que fue imposible ignorarlo.

—Debiste pensarlo en algún momento, era obvio que él te importaba... —baja la mirada sobre las uñas de sus pies —hubo un momento desde el cuál parecías muy interesado en él.

—Yo... —rodea el hombro de su amigo haciendo un mohín con sus labios —necesito un poco de información sobre un tema tan interesante... —sonríe haciendo extender sus comisuras poco a poco —nuestro especial K muy interesado en alguien siendo que antes era mucho peor que ahora cuando se trata de socializar.

Gruñendo apartaba al chico para inclinarse hacia la mesa de centro tomando el mando y pausando el vídeo en su televisión, al volver su mirada a los lados podía ver qué ambos chicos estaban muy dispuestos a seguir con esa charla, Nazz estaba abrazada a sus piernas sobre el sofá mientras le dirigía una sonrisa cálida, y Nath... Estaba ahí, tan intenso como siempre sosteniéndose del borde del sofá mientras temblaba como si hubiera comido toneladas de azúcar.

—Si, joder. —pasa la palma sobre sus cabellos dejándose caer contra el respaldo del sofá manteniendo los ojos cerrados —Claro que me preguntaba sobre lo que había pasado con ese tonto... De un día para otro simplemente desapareció sin decirle nada a los otros dos tontos... —dirige la mirada al televisor delante suyo —sin dejar una mínima nota, simplemente.... Largándose.

—Entonces ese Doble d... —menciona con cierta burla —de verdad te importaba.

Analizando los ojos de su amigo simplemente bajaba la mirada, y aquella acción dejaba ver con claridad que aún en ese entonces podría ser posible que ese chico le importará.

—No tengo idea de lo que pudo pasar entre ustedes Kevin, —sonríe con tranquilidad uniendo sus palmas para estirar sus brazos sobre aquellas rodillas flexionadas —pero no puedes ocultar que Doble D de algún modo comenzó a importarte demasiado, aún ahora... Han pasado varios años y no hemos sabido nada de él, nadie lo ha mencionado en mucho tiempo porque no nos hemos reunido como antes... —fruncía los labios con un poco de disgusto al confesar aquello —y aún así, pareces seguir pensando en él, y hasta pareces algo traicionado con su forma de irse.  »

Las palabras de ese entonces taladraron mi cabeza toda la noche aunque Nazz no consiguió sacarme nada más sobre ello. Pero ciertamente había sucedido algo, bueno, en aquel entonces sucedieron muchas cosas... Pero hubo una ocasión especial en la cual las cosas entre Doble D y yo cambiaron. No necesitan una maldita explicación sobre ello, pero bueno... El tema es que ha vuelto.

— ¡Cabeza de calcetín!

— ¡Doble D!

Los dos tontos se asoman a la puerta de nuestra aula y, expandiendo su sonrisa deja ver el hueco en su dentadura junto al color rojo radiante que invade sus mejillas un poco regordetas. Los tontos se adentran y lo abrazan con fuerza sin decirle nada mientras él intenta tranquilizarlos. Mi mirada no se aparta de él aunque puedo sentir como Nazz aprieta mi brazo con fuerza.

— ¡Jóvenes por favor! —deja caer un grueso libro contra su escritorio —Les pido se retiren de mi clase ahora mismo —ajusta su bata de química.

—Por favor profesor, perdone la impertinencia de mis amigos... —dirige una mirada hacia los tontos acariciando la cabeza del grandote —sucede que no nos habíamos visto en bastante tiempo.

El profesor inhala profundamente entornando su mirada con ese rostro largo y viejo mientras que Doble D separa a ambos de su cuerpo.

—Es sumamente gratificante ver sus rostros nuevamente amigos míos, pero deberían hacer caso a mi profesor y dejarme incorporar a mi clase... —analiza a los presentes —tengo mucho con lo cual ponerme al corriente.

Aquellas palabras habían logrado romper el hechizo en un segundo, doble D era lindo... Cuando no hablaba de más. Lindo, claro que doble D era lindo. Su mirada terminó sobre mí y aunque me sentí paralizado, cuando su enorme sonrisa se mostró no pude evitar elevar un poco la mano en un pequeño saludo. Una suave risa escapó de su boca mientras se encogía de hombros.

— ¡Nos debes explicaciones! ¡Vamos a venir a buscarte para el almuerzo!

— ¡Adiós doble D!

Con los dos tontos fuera el profesor exhaló un suspiro agotado —Tome asiento junto al señor Dorm, por favor. —analiza los ojos de Edd —Parecen conocerse, y la señorita Bartonscheer está en la misma mesa y podrá ponerlo al corriente con la clase.

Una sonrisa entre ellos y un pequeño saludo para que comience a avanzar hacia nosotros, toma una bata de los ganchos en la pared y entre el ponérsela avanza hacia Nazz para darle un abrazo y recibir un beso en la mejilla como saludo, toma asiento al lado de ella mientras inician una charla sobre la clase, su mirada viene sobre mí por un segundo y con una pequeña sonrisa centra toda su atención en Nazz.

La clase transcurre y mi atención permanece sobre él todo el tiempo, mi mente está inundada de él por completo, su aparición, su apariencia, su estúpido gorro negro y esa maldita sonrisa encantadora que no ha quitado de su estúpida cara mientras toma notas de la clase y al mismo tiempo escucha la explicación de Nazz sobre más cosas de la clase. Al toque del timbre ni siquiera intento levantarme, me siento congelado en mi sitio mientras otros se estiran y Nazz se gira completamente hacia él.

— ¿Y dónde has estado desde que desapareciste sin dejar huella? De un día para otro tu casa estaba completamente vacía —golpea suavemente su brazo con el puño cerrado —Eddy y Ed estaban super desconcertados y preocupados... Nosotros también.

Brevemente dirige su mirada cían sobre mí, y yo bajo la mirada tratando de actuar tranquilo, aunque en realidad me está comiendo la duda y estoy haciendo todo lo posible por no ir a abrazarlo.

—Sucedió muy rápido, ni siquiera yo tuve tiempo de pensar en contarles lo mínimo... —entre abre los labios perdiendo la mirada y su suave sonrisa —Hubo un incidente en el lugar donde mis padres trabajaban, —recoge sus cosas tratando de mantener una sonrisa —mi padre tenía un turno nocturno en el hospital, y de pronto todo se desató, había balas y gente herida.... —observa a sus amigos —mi padre tuvo una herida muy grave, mi madre me dijo que posiblemente él no podría despertar... Estaba alterada y no podía explicar nada con claridad. —sonríe apenado —Tome mis cosas y me marche cuánto antes a la central de autobuses.

—Y las cosas de tú casa —intervine con prisa.

—Mi mamá siempre tiene las cosas claras, aun entre ese desastre decidió que se suspendería mi estadía en solitario mientras ella se encargaba de trabajar y buscar formas de ayudar a mi padre, así que yo tendría que cuidar de él y al mismo tiempo mantener mis estudios... Creo que el camión de mudanza llegó por la madrugada y pudo haber sido por eso que ustedes no se dieron cuenta de nada.

Era extraño, al verlo podía jurar que había cambiado un poco. Pero no fue hasta al menos tres semanas después que decidí caer completamente en cuenta, los chicos del callejón decidieron hacer una fiesta de bienvenida para doble D... Traté de hacerme el duro como en el pasado y me rehuse cuándo Nazz me lo había comentado, pero... Aquel día estaba en el campo descansando en las gradas, el entrenamiento había terminado y estábamos enfriando el cuerpo antes de entrar a las duchas, y él llegó, con su amistosa sonrisa cerrando las palmas alrededor de la correa de su mochila, con ese tonto gorro sobre su cabello azabache que se asomaba por detrás de sus orejas.

« —Buenos días Kevin, y... Nath.

— ¡Mejillas dulces! —eleva los brazos gritando con emoción aún sin levantarse —Afortunados los ojos que pueden apreciar tú belleza.

Su sonrisa crece y decide asentir para únicamente dirigir de manera algo nerviosa su mirada hacia mí.

—Kevin, um... Verás... —observa de reojo a Nath.

— ¡Oh! Lo entiendo, —asiente para ponerse en pie de forma hábil —me adelanto a la ducha mientras ustedes charlan en... —baja con zancadas relajas para dirigirme una mirada antes de dar el último paso —privado.

Nath se larga con una amplia sonrisa en cara entre su carrera, y luego de mostrarle el dedo medio puedo verlo de reojo, él se mueve con algo de vergüenza, sube mirando sus pies entre cada grada. Señala el lugar a mi lado con su indice y una pequeña sonrisa. Meneó la cabeza hacia el lugar expresando que está bien y él sonríe un poco, saca unos pañuelos de su mochila para limpiar la grada... Guarda el pañuelo sucio en una bolsa plástica y toma asiento de forma recta con sus ánimos comunes.

—El mismo doble D —sonrio con la comisura derecha —parece que no has cambiado tanto.

— ¿Tanto? —ladea un poco el rostro.

—Haz cambiado. En lo mínimo. —declaro sin importancia dirigiendo mi vista al frente.

—Kevin sigues siendo muy llamativo, aunque... Creo que eres más calmado, al menos has aceptado está charla.

—Solo dilo.

Su sonrisa crece, sus manos se unen con algo de nerviosismo entre el jugueteo de sus dedos, y mantiene su vista del tono de una gema preciosa sobre el jugueteo de sus dedos.

—Nazz dijo...

—La fiesta. —interrumpo con un asentimiento, él me mira y da un asentimiento para dejarme seguir — ¿Quieres que vaya?

—No sería lo mismo sin ti, Kevin.

— ¿Por qué no lo sería? —inhalo profundamente para descansar los antebrazos sobre mis rodillas e inclinar un poco mi rostro en su dirección —No soy de charlar mucho, ¿Realmente se notaría si yo faltará?

Él duda, aprieta los labios bajando un poco la mirada... Cohibido como solía serlo, pequeño, delgado... Con solo bajar la mirada podría esconderse del mundo, pero... Sonríe con confianza y eleva su mirada para verme directamente... Sé que con una sonrisa es capaz de iluminar el mundo, mi mundo. Trago grueso mientras sus labios se disponen a escupir cualquier estúpida palabra que podría sonar como miel para...

—Yo lo notaría, yo... Sabría que no estás ahí.

Y su mano se acerca sobre mi brazo, y mi piel se eriza, trago grueso al mismo tiempo que aprieto la mandíbula en un intento de no mostrar todas las emociones que su simple toque...

—Entonces iré. Por ti.

Aturdido y confuso me levanto con calma para bajar las escaleras sin volverle la mirada... No sé como será su expresión, y no quiero saberlo, porque si acaso él estuviera sonriendo tan despistado como siempre, creo que... Podría equivocarme en mis pensamientos. »

Después de eso me fue tan sencillo darme cuenta que desde que había vuelto mi mirada seguía sobre él, lo seguía a todas partes con la mirada y aún sin estar cerca suyo comencé a darme cuenta de sus emociones a cada hora del día... Sonreía cuando él sonreía... Y supe, que aquellos sentimientos que despertaron en mí cuando aún era joven, seguían presentes en mi.

— ¡Ey! —sujeta mi hombro para tomar asiento a mi lado —Nath lo esta dando todo contra Rolf en la competencia de baile.

— ¿Qué? —aparto la mirada del lugar dónde los bobos se encuentran reunidos para mirar a mi amigo —Oh, si... ¡Muestrales quién manda Rolf!

— ¡Oye! —expresa quejoso señalándome para después mostrar el dedo medio.

Mi risa sale igual que la de todos los presentes, y entre las miradas que se dirigen sobre mí... Puedo verlo, sus ojos color cían y esa dulce sonrisa que deja al descubierto sus dientes faltantes. Y luego vuelve la mirada al frente, y me siento vacío, como si algo me faltará...

—Estas perdido por él.

— ¿Qué? —vuelvo la mirada hacia Nazz.

— ¿Qué? —frunce el entrecejo para después reír con gracia —Solo dije que doble D a cambiado mucho en el tiempo que se marchó, ahora se expresa mucho mejor y me habla sin titubear, además habla como una persona normal sin toda esa palabrería rara.

—Oh, si... A cambiado mucho —y vuelvo la visita hacia él con una excusa perfecta —Se le ve mucho más relajado, hasta logró hablarnos cuando lo mandaste a pedirme que viniera, y luego le habló a Nath para decirle que estaba invitado.

—Si, lo escuché de él, no paraba de decir lo lindo que era "Mejillas dulces" me recordó al pasado, Doble D también me parecía alguien muy lindo, era tierno el como se volvía todo nervioso y comenzaba a tartamudear.

—Con Nath no tartamudeo, saludó a los chicos y aunque parecía algo nervioso, se mantuvo mirando a Nath mientras hablaba, él entendió así que se alejó con Eddward para que le hablará más tranquilamente... Y Edd se mantuvo fuerte, le habló, se disculpó y lo invitó a venir.

—Es raro, yo no escuché que tú estuvieras cerca en ese momento, Nathan no paraba de contarme esa historia y tú no aparecías en ella, Nathan nunca olvidaría mencionarte.

Tragando grueso me inclino sobre la mesa para tomar un vaso de licor, Rolf consiguió un poco y Shara con Jimmy se han hecho cargo de diluirlo con una bebida dulce, sabe bien, pero... Prefiero el licor solo. Mucho más ahora. Nazz lo sabe.

—Te gusta.

—No es... —trago el licor de golpe —que me... —aprieto los ojos bajando la mirada.

—No puedes ni negarlo Kevin. Sé que te gusta, hace bastante que no mirás a alguien como lo ves a él, y créeme que se de eso, porque yo fui la última a la que miraste así... —resopla con cansancio tomando unos panecillos — ¿Quieres saber la verdad? No me molesta ni me importa, joder Kevin, deja de preocuparte por lo que piensan los demás... Eres el especial K, adorado y fuerte... Y él también te observa de un modo distinto.

— ¿Qué?... —balbuceo volviendo la mirada hacia ella con sorpresa.

—Oh, por dios. ¿Qué, qué, qué? ¿No sabes decir otra cosa? Si, es obvio... —tiene ambas manos al frente mostrándome a doble D —Te ve distinto, te espera, te pone atención, sonríe como un completo idiota cuando tú estás charlando como el mayor macho con tus amigos. Doble D te ve, Kevin, él te ve.

— ¿¡Ahora mismo!? —exclamo en un susurro nervioso inclinándome hacia ella.

Un gruñido de desespero al cielo, y luego me golpea la cabeza con su puño — ¡No imbécil, no de ese modo! Él te ve, sabe que estás ahí, ahí entre una maldita multitud de gente que le viene importando un comino porque tan solo quiere verte a ti, escucharte a ti.

Y en un segundo lo veo posicionarse al lado de Nazz, su sonrisa se dirige primero sobre mí y luego vuelve la mirada hacia Nazz.

— ¿Pasa algo amigos?

—El imbécil de Kevin bebió de un trago toda su bebida, —cruza los brazos descansando la espalda contra el respaldo de la silla —quería vomitar así que lo golpeé para que volviera en sí.

—Oh, no... —viene hasta mi, analiza mi rostro y sus manos vienen sobre mis mejillas causando mi vergüenza —pareces un poco... Bueno... —posa el dorso de su mano contra mi frente — ¿Tienes fiebre? No se siente como si... Quizá la bebida te cayó mal, ¿Estás acostumbrado a beber ese licor?

—Creo que fue muy fuerte para él —declara Nazz con una sonrisa maliciosa — ¿Y si lo acompañas a su casa? Sé que es tú fiesta, pero no me gusta tratar con ebrios idiotas, y... —señala a la pista improvisada con su vaso —allá tengo que encargarme de otro imbécil.

Eddward sonreí incómodo con ese llamado y vuelve su mirada a mí, por un momento puedo sentir el suave deslizar de su pulgar sobre mis mejillas, y cierro los ojos...

—Oh, dios, no duermas Kevin.

Y pasa mi brazo por sobre sus hombros, me ayuda a ponerme de pie y decido fingir que estoy ebrio solo para poder... Para poder.... Me pierdo en su rostro, en su preocupación sincera y en el sonrojo que pinta sus mejillas.

—Te llevaré por un poco de medicina. —vuelve la mirada hacia nuestra amiga —Si es que no se encuentra muy mal voy a volver a la fiesta Nazz, pero si debo quedarme a cuidarlo... —me observa —Bueno... Sigan sin mí.

—Bien. —eleva el vaso sin mirarnos.

Luego me tomaré el tiempo de agradecerle, pero por ahora solo puedo concentrarme en su cuerpo junto al mío, en su forma de tomarme por la cadera y sujetar firmemente mi mano, en sus labios diciéndome cosas a las cuales no les pongo atención. Y en un segundo ya estamos entrando a la sala de su casa... ¿¡Qué!?

— ¿Dónde? —balbuceo entre en intento de apartarme de su lado — ¿Qué?

—Tranquilo Kevin, —deja caer mi cuerpo en su sofá —te traje a mi casa para darte un poco de medicina, pero si gustas luego de darte el medicamento puedo llevarte a tu casa.

Yo me quedo totalmente idiota, sin saber que decir o hacer... Y él sonríe dulcemente, se acerca doblando las mangas largas de su camisa, me toma del hombro y la cabeza... Quita mi gorra con una suavidad increíble antes de que me acueste en su sofá... Se pone de rodillas y solo puedo permanecer perdido en su rostro.

—Voy a... —detiene sus manos cerca a mi rostro —volver a tomar tu temperatura... Umm... O si prefieres un termómetro, —observa en otra dirección —tengo uno en mi botiquín.

Lo detengo por la muñeca y aunque se sorprende no hace intento por apartarse, me permite guiar su mano hasta mi pecho y la deja ahí mostrándose apenas un poco sorprendido, sus dedos se contraen un poco contra la tela de mi camisa como si quisiera tocar mi piel.

—Ahora me acuerdo de ti. —sonrío siguiendo con mi actuación de borracho —Tú, te robaste mi primer beso...

— ¿Tú...? —balbucea con algo de miedo —Yo... Yo no, pensé... Pensé que habíamos dicho... —su voz disminuye el tono —que había sido un error... Que nadie tenía la culpa...

Y soy incapaz de pensar con claridad. En un segundo me levanto tomando aire. Nuestros rostros estan a un avance de distancia y puedo ver el nerviosismo sobre sus labios.

—Quiero otro.

— ¿Otro?... ¿Otro qué?

—Beso.

—Be... —sus ojos se cristalizan por alguna razón — ¿Qué? Eso... Es imposible que pueda darte otro primer beso Kevin.

—Si puedes... —susurro.

Me acerco lo suficiente para que nuestros labios se rocen, y entre cada pestañeo me aseguro de encontrar su mirada...

— ¿Cómo?

Su susurro lascivo, entregado, el cerrar de sus ojos y la forma en que busca mis labios cuando un roce entre nuestras pieles se da... Su mano aferrándose a mi playera.

—Doble D... No estoy borracho.

Y antes de que la sorpresa lo haga abrir los ojos y apartarse de mi, yo me aferró a su cintura y nuca para hacerlo acercarse hasta ser capaz de poder reclamar sus labios como míos, y él no cede... No duda, me sigue... Me sigue... Sus manos se deslizan por mi pecho hasta mis hombros, se cierran a mi cuello, acarician mi barbilla... Y luego lo siento descansar sus brazos sobre mis hombros hasta que se abraza a mí, hasta que sube a horcajadas sobre mi regazo mientras nuestros labios continúan encontrándose en suaves deslices y nuestros cuerpos se funden con el contrario. Mis manos aferradas a su fina cadera y subiendo por momentos con la esperanza de palpar hasta el último centímetro de su torso... Nuestros jadeos y resoplidos mientras tomamos aire, su rostro atontado y enrojecido de vergüenza. Atraigo sus caderas a mi erección y aunque da un respingo sorprendido, se mantiene sobre mí... Mirándome directamente con su rostro un poco inclinado hacia abajo, jadeante, lascivo. Y yo aprieto la mandíbula, los músculos, el trasero.

—Quiero tener sexo contigo Eddward Marion.

Y él sonríe con suavidad hasta relamer sus labios y morder levemente su labio inferior, analiza mis ojos.

—No estás borracho.

— ¿Lo harías si estuviera borrado?

Y sonrió dirigiendo mi mano derecha a su mejilla para darle una dulce caricia, él cierra sus ojos permitiendo el toque hasta acercar su mejilla a mi palma como un pequeño gato necesitado de afecto.

—Por que... —trago grueso —si quieres hacerlo de ese modo, puedo beber cuánto quieras.

Y sus ojos se abren llenos de gracia — ¿Tan desesperado estás?

—No tienes idea, te he esperado mucho tiempo... —deslizo la mirada sobre su cuerpo cercano al mío —y lo que acaba de pasar solo me deja claro que... —acaricio su mejilla —existe algo entre nosotros.

El silencio nos invade por muy poco tiempo, su mano se desliza sobre la que sostiene su cadera y... Y aunque me sorprende, me guía bajo su camisa dejándome tocar su calida piel... Subiendo por su pecho hasta subir y salir por el orificio del cuello... La camisa se ha levantado, su pecho está desnudo ante mí, sus pezones de un tono roza obscuro... Y me estremezco.

—Eres un poco distinto al chico vergonzoso de antes... —acerco mi boca a la piel de su cuello —podría jurar que no eres él... —jadeo sobre su pecho, cerca a su pezón izquierdo —pero... —y lo observo —podría jurar que sigues siendo él.

Y su sonrisa avergonzada se muestra. Yo me acercó a su pecho, beso suavemente su piel apartando mis labios con pesar... Suspiro, y vuelvo a ello, pruebo cada centímetro de su torso besando, lamiendo y mordiendo su delicada piel. Él desliza sus manos por mi nuca, atrapa mi cabello algo corto y trata de aferrarse a él mientras me abraza contra su pecho. Nuevamente me atrevo a atraerlo contra mi erección creciente, él gime, suspira y jadea... Su mano desciende adentrandose bajo mi camisa para palpar mi espalda desnuda, y me vuelvo malditamente loco gruñendo contra su piel... Apartandome me saco la camisa con prisa obteniendo su leve risa, por esta vez cubre su lindo hueco entre los dientes.

—Llevas mucha prisa —menciona con su dulce mirada clavada en mí.

—Claro que la tengo, ésto puede ser un maldito sueño y no tengo idea.

Eddward vuelve a reír, lo sostengo de la cadera y me observa provocativo... Su mano derecha se desliza sobre mi erección palpando con su pulgar el caliente bulto de mi pantalón, y yo me estremezco apretando la dentadura. Al verlo puedo sentir como aleja su mano, la aleja para sujetar el borde de su camisa y sacarla dejándola caer en el suelo... Su torso completamente desnudo se muestra ante mi, parece algo avergonzado de mostrarse de esa forma, pero sus lindos hombros huesudos son completamente irresistibles, me dan ganas de comerlo completo, de lamer cada parte de su cuerpo y terminar con él como si fuese una paleta helada que se derrite con cada lengüetada.

— ¿Estás listo para ésto? Es decir, —trago grueso —Deberíamos dejar las cosas claras Eddward.

— ¿Aunque sea un simple sueño?

—Ni en mis sueños me atrevería a hacer algo que no te gusta.

Y ante mi seriedad sujeta mi rostro con ambas manos para acercarse y depositar un beso sobre mis labios, riendo deslizando sus manos a mis pectorales... Yo cierro mis ojos dejando que las sensaciones me llenen por completo, al menos hasta que abro los ojos con sorpresa de sentir sus manos desabrochar y bajar el cierre de mi pantalón. Antes de que le diga nada se inclina sobre mi oído, y en un susurro, exhalando las palabras en la finura de un hilo ardiendo...

—También fue mi primer beso... Y desde entonces no dejo de pensar en ti.

Mi estremecimiento es tanto mitad por sus palabras como por la frialdad de sus manos al tomar mi miembro con sus manos frías... Sus manos que rodean la carne palpitante de mi cuerpo, que dan caricias largas y placenteras... Sus muñecas hacen el trabajo pesado en un suave movimiento firme en contorno a mi miembro. Yo jadeo, muerdo mis labios y gruño cuando su palma pone presión sobre la punta haciendo un movimiento circular. Me aferró a sus caderas con fuerza... Y al abrir mis ojos me percató del enrojecimiento sobre su piel algo pálida.

En un movimiento brusco lo tengo tirado sobre la alfombra de su sala, él se queja un poco ante el fuerte movimiento, pero solo sonríe para tomar mi cara con su mano derecha y atraerme a su boca.

— ¿Dónde quedó.... mi dulce y angelical... Eddward Marion?

Su sonrisa interrumpe nuestro beso, y yo sonrió igual para volver a dejar un beso sobre sus labios.

— ¿Quieres hacerlo completamente?

—Lamentablemente, Kevin... —delinea mi clavícula —No tengo lubricante ni condones en mi casa, tampoco me he preparado con anticipación así que, creo que será imposible hacerlo ahora mismo... Por completo.

Yo sonrío —Muy bien.... Entonces vayamos con calma... —desciendo sobre su cuello dejando un camino de besos.

—La próxima estaré listo.

—La próxima... —repito con un tono de completo idiota anhelante —Eso es algo dulce de oír.

Su risa se funde con la mía y entre cada caricia con la cuál llega a contraerse, yo me lleno de felicidad. Tenerlo bajo mi cuerpo siendo mío, todo mío... Vuelvo sobre sus labios, y nos quedamos en silencio manteniendo la mirada sobre el otro, me ocupo de unir nuestros miembros y masturbarnos mientras él gime con la más hermosa tonalidad que jamás hayan escuchado mis oídos, nos miramos jadeando... Y puedo sentir que estoy a punto de llegar, puedo ver qué él también lo está.

Entre nuestro respirar agitado lo veo con los labios entre abiertos, su antebrazo cubre su ojos mientras su mano derecha se mantiene sobre mí vientre.

Lo siguiente que recuerdo de aquella noche es nuestra plática estúpida sobre nada en específico, yo le contaba historias sobre lo que había pasado cuándo se marchó y él retomaba el pasado halagando cada cosa que en su momento no pudo halagar, y así nos quedamos, tal cuál anoche lo hicimos. Con su cabeza sobre mi brazo mientras me escuchaba hablar al mismo tiempo que reía, con su rostro cerca de mi cuello. Y al verlo bajo la luz de la mañana solo puedo perderme un poco más en su rostro.

— ¿Seguirás mirando? —sonríe permitiendo la belleza de su mirada —Kevin...

— ¿Si? —sonrío de estúpida manera para acercar mi mano a su mejilla en una suave caricia — ¿Qué pasa?

Él cierra sus ojos permitiendo mi toque y mientras mi mano se desliza por su mejilla dibujando el contorno de su cara, puedo verlo abrir sus ojos lentamente.

— ¿Qué harás?

— ¿Sobre qué?

—Nosotros...

—Nosotros...

Como un idiota, como un maldito idiota que se avergüenza por una estupidez. Me escondo sobre su gorro que huele a desinfectante y puedo escucharlo reír. De pronto se aparta, se endereza delante de mí.

—Solo digo, sinceramente no me molesta lo que pasó anoche así que no planeo fingir que nada paso... ¿Y tú?

—Por mí... —analizo su rostro —sinceramente no me arrepiento de nada.

— ¿Y eso significa? —ante mi risa exhala un largo suspiro —Kevin, quiero que comprendas lo que está ocurriendo aquí, nosotros nos ayudamos mutuamente con el placer sexual la otra noche... ¿Somos solo eso? Un descanso a la sexualidad contenida o...

—Más. Quiero más.

— ¿Más de... Qué?

—De ti. No eres, y jamás has sido solo un gusto sexual. Me gustas, te quiero, quiero salir contigo.

Y él sonríe radiante. Se fue del callejón sin salida y vivió algo muy fuerte, volvió como el mismo, pero con algunos cambios, y sé que no importa lo mucho que cambie seguiré queriéndolo como lo quiero desde que me percaté de él. Somos dos polos opuestos, dos partes que quizá nunca se hubieran tocado de no ser porque un día... Un idiota jugó con nosotros y terminamos más cerca de lo pudiéramos haberlo pensando nunca o... Porque simplemente bastó un momento a su lado para darme cuenta de que era una persona increíble.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro