Una Esposa Infeliz

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Los dulces son buenos para mejorar el ánimo de la gente.

Mi madre siempre preparaba dulces y siempre me decía que si yo quería hacer feliz a la gente a veces solo bastaba con darles un postre casero, me funcionó varias veces, aunque eso no evito que mi hermano abandonará nuestra casa ignorando las exigencias de nuestro padre sobre nuestra empresa y sus decisiones de vida; Itachi nos abandonó, pero según he oído parece estar bien.

Después de perder a mi hermano mamá se aseguró de hacer que mi padre me dejará crecer libre y a mi antojo, que yo hiciera lo que quisiera con mi vida, y si así lo quería, que me juntará con quién yo sintiera fuese adecuado para mí. Salí con mucha gente, hombres y mujeres, pase tiempo con mi madre y para no preocuparlo también pase tiempo con mi padre aprendiendo del negocio familiar, pero... Al término de mi carrera en manejo de empresas decidí que me hacía mucho más feliz preparar postres con mi madre, y descubrí que en ocasiones ni siquiera necesito salir para encontrar situaciones muy raras e impactantes.

Claro que en una tienda de postres habrá clientes normales y días aburridos en los cuales ni siquiera veré personas, pero... Hay otros días.

—Buenos días. —espeta con una leve sonrisa y una inclinación —Tengo cierto antojo de algo dulce ¿Podría recomendarme algo?

—Claro.

Saliendo de detrás de la vitrina observó su ropa tan sencilla como siempre, una falda larga, una blusa un tanto suelta y una muy delgada sudadera encima, sus mocasines. Ella me sonríe ajustándose el cabello suelto a los lado de su rostro.

—Lamento lo del otro día. —comenta sin mirarme.

— ¿Te gusta el limón?

—No soy muy estricta con la comida.

—No es tan extraño como lo piensas, sucede una que otra vez.

— ¿De verdad?

—En los hombres es menos común, pero ocurre hasta con ellos. —señalo una pieza, un pequeño pastelito — ¿Que te parece este? Tan dulce como la miel.

—Me supongo que por eso el papelito tiene una abeja dibujada —comenta con gracia.

—Si. —rio a su lado.

Ayer está mujer llegó a la tienda hecha un manojo de nervios, venía tensa y frunciendo el rostro al borde de las lágrimas, pero no lloró hasta que tuvo su pedido en la mesa... Solo le bastó ver el trozo de pastel para soltar las lágrimas. Tuve que cerrar.

—Muy bien. Confiaré en tú palabra.

—Buena elección. ¿Desea alguna bebida?

—Un té de cualquier tipo.

—Enseguida lo llevo a su mesa.

Ella da nuevamente las gracias y recorre el sitio con la mirada mientras se dirige a una mesa libre cerca del fondo y muy lejos del ventanal. Al tener su orden lista puedo escuchar la puerta trasera abrirse, mi madre canturrea meneando bolsas en su andar.

— ¡Sasuke! Ya he llegado. —asoma el rostro entre la cortina —Tomare el turno tras la barra por si quieres salir.

—Ahora hay una clienta mamá.

— ¡Oh! —cubre su boca con su palma —Mi cielo, me hubieras dicho antes. Ve a darle su pedido mientras me arreglo par atender.

—No te apresures, no tengo intensiones de salir.

Tomo la bandeja con la orden y salgo detras de la vitrina para encaminarme hasta su mesa. Ella tiene un rostro serio y triste, muy perdido en sus ideas mientras admira el ventanal y el exterior solitario, pero apenas pongo la charola en su mesa ella me sonríe y agradece dejándome acomodar su postre en la mesa.

— ¿Por qué lloraba?

—Bueno... Hay días en los que no puedo con todo. Tengo dos hijos, son hermosos, pero en ocasiones llegan a ser un tremendo desastre entre sus clases y clubs después de ellas, no solo tengo la semana repleta de tareas del hogar y sus labores escolares, también tengo los fines de semana repletos de sus clubs, ir a dejarlo, ir a traerlos.

—Ser un padre suena complicado.

Ella me ofrece el asiente y luego de dar una mirada sobre la tienda vacía me decido a tomar el sitio libre.

—Me llamo Hinata.

—Un gusto. Soy Sasuke.

Sonríe — ¿Manejas todo este local solo?

—Lo hace sonar como si fuese un sitio muy grande. Pero no, no lo manejo solo, de hecho el sitio es de mi madre, pero me gusta hornear así que ahora soy casi su empleado a tiempo completo. —ella asiente comprensiva palpando la asa con la yema de su dedo — ¿Hace algo más aparte de ser una madre y ama de casa?

—Um... —inhala profundamente para enseguida negar —Me embaracé accidentalmente y mis padres me obligaron a tener a mi primer hijo, así que después de mis últimos exámenes me retire para cuidar de mi bebé...

— ¿Y no pudieron ayudarte tus padres?

—De hecho, ellos me hicieron tenerlo, luego me echaron de casa para aprender de mis decisiones.

—Yo no creo que eso...

—Lo sé —ríe con calma quitando el papel del pastelillo —a mi tampoco me pareció bien. Sabía que me había equivocado, no tuve suficiente cuidado, pero... —muerde un bocado para tragar lentamente —eran mis padres, debieron... Ayudarme y no solo castigarme.

— ¿Y su marido que pinta en todo esto?

— ¡Bueno, él! Es un chico responsable, se hizo cargo de todo, consiguió tres empleos y todo lo que necesite, me dejó quedarme en su apartamento y nos acomodamos como pudimos... —suspira —era adorable como padre.

—Era... —suspiro, recargandome de mi palma — ¿Qué cambió?

—Después de los trabajos a tiempo parcial y nuestro segundo bebé, le llamaron sus viejos amigos para ofrecerle un trabajo fijo que... Que la verdad sobrellevo muy bien. Es bueno para acomodarse a las situaciones. Tú siempre... ¿Siempre escuchas a los clientes?

—Cuando lo veo necesario y ellos lo permiten.

Ella sonríe nuevamente y por fin toma un poco de té, me mirá directamente y agradezco que mi madre no haya vuelto a la barra aún, porque está mujer... Sinceramente me fascina.

—Um... Mi pareja comenzó a alejarse mucho de nosotros, mi hijo tomó resentimiento hacia él y... Para cuando se dió cuenta mi niño ya le faltaba al respeto, lo ignoraba o le echaba en cara las cosas. Eso lo molestó mucho. Ese día... —parpadea hacia el techo —él había llegado de una larga semana de trabajo, mi hijo lo ignoró en cuanto lo vió y no tengo idea de si ya estaba molesto o si acaso sucedió algo de lo que no me percaté, pero de pronto ya estaban peleando y...

Mi mano avanza sobre la suya al verla tan absorbida por su propio relato, pero está vez no me sonríe, está vez me dirige una mirada de agradecimiento.

—Estaba preparando la cena, tan solo lo saludé al llegar y volví a la cocina, yo no esperaba que se encontrará con nuestro hijo y mucho menos que pelearán a ese grado, pero él lo golpeó, pude escuchar claramente la bofetada que le dió y casi arruino la cena por correr a su lado, mi niño se sujetaba la mejilla y él... Él seguía gritándole. Boruto estaba tan... Tan... Decepcionado de su padre, ni siquiera molesto, estaba decepcionado.

—Boruto es... ¿Un adolescente?

—Sí.

—Mi madre dice que es la peor edad.

Ella ríe —Concuerdo con ella.

Luego comenzó a hablarme de su hijo, de lo difícil que era durante la adolescencia y de lo mucho que faltaba para que terminará esa fase, me habló de sus hobbies de las salidas y de lo buen hermano que era, de sus comportamientos con sus amigos y de como no comprendía la razón para que odiará o resintiera tanto a su padre. Terminó su pastelillo y té, y se marchó.

Al día siguiente volvió más animada contadome se su pequeña hija y el gran logro que había tenido en la escuela obteniendo un puesto de honor, me dijo que después de hablar conmigo se decidió por hablar con su hijo y tratar de comprender su molestia hacia su padre, pero que el chico era un tanto borde y se negaba a darle una gran explicación. El tercer día vino junto al grupo de amigas y amigos de su hija, lo dejó elegir el postre y su acompañamiento, ella se quedó en la barra hablando conmigo mientras ellos reían y nos saludaban de vez en cuando, al finalizar me presentó a su hija y yo...

—Mamá ¿Cómo decirlo...? Creo que me enamoré.

— ¿Perdón? —deja de acomodar pastelillos para mirarlo — ¿De quién?

—Hay... Una clienta que ha venido últimamente.

Ella frunce el entrecejo — ¿La mujer con hijos? ¿Esta muchacha que hace algunos días trajó a su hija y hasta te la presento? Sasuke... —toca el brazo de su hijo — ¿Por qué?

—No tuvo las mejores oportunidades, ella... No es una mala persona, se preocupa por los demás y por su propia familia, intenta cada día dar lo mejor de ella, es... Es dulce, sencilla, risueña, comprensiva... Es una buena mujer mamá.

—Es una mujer casada con dos hijos y obviamente un marido. Sasuke, no es... No es decente. La gente te...

—Mamá, creo que siento algo por ella. Creo que me gusta y que me digas que la gente me verá mal no va a cambiar nada de eso. Tú me enseñaste que debo seguir aquello que me haga sentir... Vivo, feliz... Y ella me hace sentir así. Mamá, ella, esa mujer, de verdad me gusta.

La siguiente vez abandone por primera vez la tienda para ir a lado de esta mujer, llegamos al parque y luego de comprar un helado tomamos asiento en una banca.

— ¿No crees que es extraño? Es decir... Tenemos casi la misma edad —señalo su ropa —pero hay una gran diferencia entre tu ropa y la mía.

—Tú pareces un chico alocado.

—Y tú una señora de casa.

Ella ríe y yo hago el resto. Por primera vez no hablamos de su familia, está vez ella me habla de su juventud, las aspiraciones que llegó a tener y las clases que tomaba, yo le cuento las mismas cosas sobre mi y de pronto estamos caminando por el centro entre una charla y mirar cosas de escaparates, y entonces ella me pide que le escoja un conjunto y yo... Yo accedo.

—Es bastante ajustado.

—Quizá no sea tu talla correcta, podemos pedir uno más grande.

—No. Ya ha cerrado, lo que quiero decir... —corre la cortina sujetándose la pierna —es que se pega demasiado a mi piel. Normalmente utilizo ropa bastante suelta para mayor movilidad.

—Bueno... Te luce hermoso. Te ves guapa.

Ella me mirá con cierta vergüenza y sonríe —Gracias. La verdad es que va mucho con el estilo de las mujeres de mi edad, pensé que escogerías algo mucho más juvenil.

—De hecho, vi un vestido bastante hermoso que pensé te luciría muy hermoso, pero... No pensé que te lo quisieras probar.

— ¿Por qué no?

—Es... Muy escotado. ¿Quieres intentarlo.

—Hay que probar cosas nuevas en ocasiones.

Al volver le pasó el vestido sobre la cortina del probador y ella me agradece para decirme que ciertamente es bellísimo, pero me quedó sin palabras al verla lucirlo.

—Tú luces... Irreal, Hinata.

Ella ríe — ¿Qué dices? —se observa en el espejo dándose vuelta para mirarse el escote de la espalda, y frunce el ceño al mirarse las piernas —Las... Estrías son horribles.

—Son naturales. Ni siquiera las vería si te encontrará por la calle con ese vestido.

—Gracias.

Nuestras salidas aumentan, de pronto somos como amigos que charlan durante horas y horas sobre los días, de pronto reímos juntos y en secreto, de pronto su hija viene y vemos películas juntos divirtiendonos como si fuésemos familia. Y su hijo viene, solo.

—Buen día ¿Te ofrezco algo?

—Tú has salido con mi madre y mi hermana muchas veces. ¿Realmente eres solo su amigo?

—Somos amigos. Tenemos casi la misma edad y algunos intereses compartidos.

—Mi madre... Hace mucho que no la veía tan feliz, ahora luce... Radiante, estrenando ropa nueva y riéndose a carcajadas por películas con las cuales antes se contenía, a veces solo se sienta frente a la ventana observando el jardín, se detiene. Ella nunca se detiene. Pero ahora se detiene y respira, pasa verdadero tiempo con nosotros... Y se arregla y viene a verte.

—Bueno... Es mejor verla feliz ¿No lo crees?

—Si. —analiza mi rostro —Mi padre es un idiota. Se van a separar.

— ¿Qué?

—Ella dice que las cosas con mi padre no van bien, que ya no se siente feliz a su lado. Se van a separar porque ella lo quiere. Por ti, seguramente. Así que... —exhala un suspiro —espero que la hagas feliz. Y que nos conozcamos en un futuro.

Y así como así ese chico de dieciocho años sale de la tienda marchando con la madurez de un adulto. Para cuando ella viene tres días después, ni siquiera lo pienso y cierro el local, ella duda un poco pero me sigue hacia una mesa en donde nos miramos frente a frente.

—Tu hijo mayor vino hace unos días, dijo que estabas pensando en divorciarte. ¿Ha pasado algo?

—No del todo. Quizá es un cúmulo de tantos años. Naruto es... Una persona increíble, dedica y comprometida, pero... Creo que ahora es más dedicado y comprometido con respecto a su trabajo que con respecto a su familia. Hablamos después de lo sucedido con Boruto, él... Él me dijo que se le fue de las manos, que no supo cómo actuar, que... Que la responsabilidad había sido demasiado grande para lo chico que él era. Y yo me enfadé. Yo también era una niña tonta en ese entonces, no tenía idea de que hacer con un bebé, pasé por demasiadas situaciones que quizá sean diferentes a las que él vivió, pero que también fueron tan duras y exigentes, difíciles. Me enfrente a ello dos veces con diferentes armas de defensa... Luché, luché tanto como él lo hizo, trate de estar para él y para los niños. No estábamos listos para esa situación, y ahora... Creo estar lista para esta nueva situación, para tomar está decisión.

— ¿Y qué decisión es esa? Hinata, yo...

—Yo... No viví mi juventud, ya tengo treinta años y aún ahora no vivo para mí, he entregado todo este tiempo a apoyarlo y cuidar de nuestros hijos y no he tenido ni un solo instante para vivir por mí y para mí. No desarrolle hobbies ni gustos, no conozco nada más de lo que conocía en ese entonces... No viví, no he vivido. Me he saltado tanto. Quiero vivir.

Y decido creerle. Pero un ego muy enraizado a mi centro me dice que no lo haga, que lo está haciendo por mí, que va a dejar a su esposo por mí. Y ese pensamiento me hace feliz.

— ¿Podemos vernos más tarde? En la noche.

—Sí. Si eso quieres.

—Nunca dudas al responderme.

—Creo que he tenido suficiente tiempo para dudar. La mitad de mi vida.

Para cuando llega la noche mi madre me mira con cierta tristeza, me despide en la puerta y yo salgo con el corazón galopando en la idea de esa mujer dejando a su marido para... Para darme una oportunidad en su vida; me ha presentado a sus hijos, me ha hablado de sus gustos, siempre viene y me sonríe y yo... Yo creo que le atraigo, que le parezco atractivo.

Mis pasos se detienen al verla ajustarse el cabello tras la oreja, se encuentra con un chal cubriéndole gran parte del pecho y torso, tiene un mayon negro y unos tenis cómodos, y me sonríe al verme. Se acerca hasta mí con su bolso entre las palmas.

—Hima me ha pedido que pase por un bote de helado, Boruto aprovechó y me pidió algunas frituras así que decidí venir preparada y comprar algunas provisiones para la semana.

—Hinata...

—Sasuke. —toma mi manga inclinándose un poco para mirarme —Es claro para mí que las palabras de mi hijo te han alterado, desconozco lo que te dijo porque se negó a decírmelo, pero... Si es sobre mi matrimonio. —posa la palma contra su pecho —Quiero que entiendas que lo hago completamente por mí. Eres un hombre atractivo, Sasuke, y has vivido como te ha gustado y... Es justo por eso que me has dado la fuerza para vivir, me has dado la confianza, me has inspirado. Quiero intentarlo...

Su sonrisa se expande y pronto se aleja para comenzar a elevar la mirada al cielo inhalando profundamente el aire nocturno, ella gira sobre sus talones en una risilla y comienza a avanzar, solo se detiene para mirarme y señalarme el camino a seguir con su barbilla.

—Naruto me quiere, y quiere a nuestros hijos... Pero también quiere vivir. Nos hemos decidido por una custodia compartida, tendremos días acordados para que los niños estén con nosotros, él se mudará a un apartamento en el centro de la ciudad donde podrá recibirlos, pero la mayoría del tiempo estarán conmigo. Dividiremos todo, fiestas, días escolares, nos adaptaremos. Y yo... A decir verdad. —abro la puerta de la tienda dejándola entrar —me siento feliz. Nuestro matrimonio no iba a ningún lado, él estaba alejado, y yo ya me había cansado de intentar tanto.

—Hinata, si te soy sincero, comprendo lo que dices. Expresas muy bien tus emociones, pero... ¿Cómo pude haberte inspirado en algo? Yo no creo que tú separación le haga algún bien a tus hijos...

—Al verte puedo ver a alguien libre, pleno. Hemos salido muy poco, pero en esas ocasiones te he visto... ¿Cómo decirlo? Solo es... Es como quisiera verme a mi misma. Ya no quiero ser la madre preocupada y siempre ocupada, la tan cansada como para poder disfrutar una película con sus hijos, la que da todo de si para tratar de mejorar la relación con su marido. Quiero... Por un segundo, ser yo. Ser genuinamente feliz. Y he hablado con mis hijos... —comenta tranquilamente analizando las cosas de los estantes —Boruto es feliz con verme relajada y más "despierta" eso me dijo él —ríe —y Hima... Mi pequeña dice que hasta su padre parece prestarles más atención ahora, y eso que aún no hemos asentado nuestro acuerdo.

—Yo... —froto mi nuca liberando el aire de mis pulmones —es que... Hinata.

—Sasuke ¿Qué es lo que realmente te molesta? Es que... Lo lamento, pero creo que la situación con mi familia es buena. Mis hijos están bien y tanto mi exmarido como yo estamos bien y muy de acuerdo en lo que haremos.

— ¿Piensas...? —traga grueso — ¿Probar a conseguir una nueva relación?

— ¿Relación nueva? Por el momento no. Quiero estar sola por un tiempo. Me siento feliz.

Toma las últimas cosas en la canasta y vamos a pagar todo, yo la veo de pies a cabeza observando cada rasgo de su cara. Antes de pagar su mirada aperlada viene sobre mí, y me quedo helado.

—Gracias señor. Vamos Sasuke.

—Oh, déjame cargar eso por ti.

—Te lo agradezco. Por cierto, Boruto espera que vayas hoy para conocerlo, si tienes tiempo.

—Hinata. —exclamo en una inhalación — ¿Que planeas que seamos?

— ¿Qué seamos? Bueno... —gira de frente hacia mi —Somos amigos ¿No es así? Yo pensé que lo eramos ¿Qué pensabas que éramos?

—Bueno... Nuestra forma de conocernos no fue usual Hinata. Nuestros siguientes encuentros no fueron usuales y eres una mujer ciertamente encantadora y atractiva y... Ahora dejas a tu marido por... Básicamente por mi.

—Lo has malentendido Sasuke. Yo... Era muy reservada de joven, jamás interactúe demasiado con otras personas de mi edad, yo... No tengo muchos amigos, la mayoría de ellos decidieron hablar conmigo porque eran cercanos a mi marido. Me hice malentender, y lo lamento. Cómo ya he dicho, eres un hombre atractivo, y tenemos cosas en común y les agradas a mis hijos, pero... No es el momento para pensar en una relación, y tenemos muy poco tiempo de conocernos. No te mentiré, me atrajiste, pero... —niega lentamente —no quiero hacerlo nuevamente a prisa.

—Me gustas.

Las palabras fluyeron estúpidamente por mi boca. Hinata Hyuga, me gusta. Una madre de dos chicos recién divorciada.

—Y tú a mí. Pero no es el momento, no ahora que finalmente estoy empezando a ser yo. Quiero que conozcas a la verdadera yo, a la nueva yo. Antes de pensar en gustar completamente de mí.

—Entonces... —tomo sus manos entre las mías — ¿Crees que podríamos darnos una oportunidad en el futuro? Siento que... Que tenemos una conexión Hinata Hyuga.

Ella me sonríe tan lentamente que por un momento me siento inquieto y pienso que quizá ella no se siente tan enamorada de mí como yo de ella, pero entonces me aprieta las palmas.

—No era plenamente feliz, hasta que te conocí, así que si, definitivamente me gustaría pensar que en el futuro quizá se podría dar algo entre nosotros. ¿Estás dispuesto a esperar?

—Y a conocerte. Y a conocer a tus hijos.

Ella ríe y, aunque no tenemos planeado salir en este preciso momento, caminamos tomados de las manos con dirección a su casa.

No quiero tener el ego tan alto, pero quizá y solo quizá, quizá yo pueda hacerla feliz.

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